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|Capítulo 19|
Harley's POV
¿Harleen?
¿Por qué?
¿Por qué?
¿Por qué él, Harleen?
¿Por qué él?
¿No vez que él te hace daño a propósito?
¿No has dado suficiente de ti a alguien que no lo merece?
¿Por qué sigues imaginando un futuro al lado de él?
¿Por qué eres tan estúpida, tan tonta, tan tú?
¿Intentas ser fuerte sabiendo lo inestable que eres?
¿Por qué lo sigues amando?
¿Obsesión o amor, Harleen?
¿Vale la pena vivir por él?
¿Vale la pena sufrir por él?
¿Él merece de tu cariño, de tu amor?
¿Desde cuando eres tan dependiente de un hombre?
Nacemos sin traer nada, morimos sin llevarnos nada y aún así seguimos luchando por ser dueños de algo, de alguien.
Shh...
Shh...
Shh...
¡Basta, basta!
Entre jadeos me desperte, me encontraba atada a una silla y enfrente mia había un oficial, observándome obviamente, no podía ver claramente el rostro del que me acompañaba, miraba todo borroso, estaba mareda.
Mi alrededor, una habitación en mal estado, con solo una puerta y ninguna ventana.
¿Qué era todo esto?
¿Qué sucedía?
La humedad y el polvo habían tomado posesión del lugar. Un hedor el cual yo no conocía se presenciaba en el lugar, todo a su alrededor daba vueltas, quería vomitar. Un sabor nauseabundo se presenciaba en mi lengua haciendo que las ganas de vomitar fueran intensas.
—Que bonito es estar loco y suelto.
Toda mi atención fue captada por mi acompañante.
Frunci el ceño al no reconocerlo.
—¿Quién ere... —fui interrumpida por la otra persona presente.
—¿Qué quién soy yo?—rió irónico —soy el que asesino al murciélago, soy la pesadilla en carne y hueso, soy el miedo—una sonrisa egocéntrica apareció en él.
Terminadas esas palabras empecé a gritar, gritaba por ayuda, los amarres me hacían desesperar. Lágrimas se retenían con recelo en mis ojos.
"Es el Joker" susurro una voz en mi cabeza.
—Nadie te escucha, querida—al tenerlo presente en frente escupí en los zapatos de este, Joker hizo una mueca de desagrado y con brusquedad me abofeteo.
Gritos espantosos salieron de mi boca.
—Yo no lo vi como un asesinato, lo vi como una limpieza en este mundo, el murciélago ahora descansa en paz.—rió por lo ultimo.—eres cómplice del asesinato, me duele que te lleves toda la victoria, pero no me queda de otra. Esta es la consecuencia de tus actos, te trate como la misma basura que eres, ¿y que hiciste? Seguiste ahí.
Mis pensamientos me atormentaban, él tenia su mirada en mi, se podía presenciar la atención que tenia a cada uno de mis movimientos, me hacia sentir una gran incomodidad.
—Amarte fue como mi mayor acto suicida—dije de golpe, él con una mirada inexpresiva rozo sus labios con los mios, sentía como mis mejillas ardían, mi corazón palpitaba cada vez mas rápido.
—Aun me amas, querida.
Él suspiro pesadamente mientras que repetidas veces se encogía de hombros. Chasqueo la lengua y sin mas se fue de la habitación dejandome completamente sola y sin ninguna escapatoria.
Yo me sentía sola, incomprendida, enojada y asustada.
Me enamore de él, ¡como hoy ya nadie lo hace! Pensarlo es mi obsesión, amarlo mi locura, no verlo mi desgracia y no tenerlo mi amargura.
Un hombre robusto apareció en la habitación, poco a poco me sentía mejor, las nauseas desaparecieron y con gran esmero sonrei, una sonrisa falsa obviamente.
Yo no formule ninguna palabra, permanecí en silencio, quieta.
—¿Sabe la razón por la cuál esta aquí?—no respondí—asesino a alguien importante. ¿De qué le sirve ser mala persona? Si los malos siempre pierden.—Su voz era tan grave que llegaba al punto de irritarme.
—Solo pierden en el cine.—pronuncie con fastidio. Mi acompañante tosió disimuladamente. Había demasiada tensión—Yo no lo asesine.
Los dos permanecimos en un total silencio, no sabia la hora ni el día que era. No tenia control de mi cuerpo, mi estomago rugía, tenia mucha hambre.
El unico sonido que podía presenciar era la respiración de mi acompañante. Por un momento cerré mis ojos, la respiración de mi acompañante me tenia harta.
—Encontramos evidencia que delata que usted fue la asesina de Bruce Wayne. No lo puede negar.
Negué con la cabeza, era obvio que el Joker lo había planeado desde el comienzo. Y yo como siempre estaba ahí, dispuesta a llevar toda la carga de sus malos actos, yo recibía el castigo de sus juegos.
Saboreo mis labios, al parecer están sumamente resecos.
—Es obvio que este no es el Asiló Arkham. Este es el infierno en la tierra misma.
—¿Por qué?
—La sociedad ya esta cansada de la mala hierba, tú asesinaste a Bruce Wayne, Batman.
Abrí los ojos como platos, no quería esto.
La puerta de la habitación se abrió haciendo que un sonido horrible se presenciara.
Quitaron toda atadura de mi, estaba débil y mi aspecto de seguro era enfermizo.
¿Mi vestimenta? Arapos.
Mis piernas no respondían, alguien detrás mía posicionó sus frías manos en mi espalda, al parecer una pequeña parte de mi espalda estaba al descubierto haciendo que el tacto de la persona que posicionaba sus frías manos en la misma me estremeciera, ahogue un grito al ser bruscamente empujada al suelo, callendo de rodillas y obviamente lastimandome las mismas.
Risas atormentaban mi mente, siluetas salían a la luz, hombres y mujeres con batas blancas se acercaban hacia mi persona.
Torpemente empecé a caminar, mi cuerpo estaba adolorido y no sabia la razón del porqué.
Hombres los cuales no reconocía tomaron de mis muñecas con brusquedad, gemí del dolor.
"Ellos son los monstruos en carne y hueso, nunca debiste invertarte un mundo con él, rompió tu corazón en más de mil formas y a pesar de eso lo quisiste demasiado." dijo una voz en mi cabeza, yo asentí a la nada.
Fui adentrada a una habitación, el lugar estaba en mal estado. El hedor de la suciedad huma me sobrecoge, trato de no vomitar, pero eso es inútil, vomito sin previo aviso, cierro mis ojos esperando que todo sea una pesadilla pero al abrirlo mi esperanza desaparece, esto es real y no tengo escapatoria.
—Acuestate—me ordena uno de los hombres presentes señalando una cama de metal oxidada y rota.
No me muevo a lo que una mujer robusta me agarra con brusquedad mi pelo, no se en que momento me empujaron, me encontraba tirada en el suelo mugriento.
—Que perdida de persona, una mujer bella.—frunci el ceño ante las palabras.
Tenia los ojos llorosos y la mirada perdida, pero siempre sonreía, por él sonreía.
—Tanto tiempo perdido, ¿para qué amarlo?—pregunto una mujer, era hermosa, no sabía la razón del porque trabajaba aquí.
—Yo no perdí mi tiempo, yo si ame, yo si quise, yo si sentí. Y aún lo sigo haciendo.
Nadie dijo nada, en un instante todos los presentes en la habitación se fueron, me dejaron totalmente sola. Supongo que ya debería de acostumbrarme a no ser importante para él. Me advirtieron de él y aún así lo ame como nadie mas.
—Para destrozar a tus enemigos primero debes conocerlos—esa voz, salte del susto al percatarme que no había nadie en la habitación.
Definitivamente era una de las voces en mi cabeza.
—Y no, no soy una de tus voces de tu cabeza si es lo que piensas, soy Romeo.
Reí al escuchar el nombre del dueño de la voz.
—¿En donde estas? No te veo.
Él rió, su risa era contagiosa.
—Soy tu vecino, si así se podría llamar, estoy en la habitación a la par de la tuya.
Con cuidado me acerque a una de las paredes de la habitación recostandome a la vez. Mis pies descalzos hacen que mi caminado sea torpe.
—¿Tú eres Harleen Quinzel?—no respondo —Te preguntarás el porqué se tu nombre. Es fácil conseguir información clasificada, bueno para mi—supiro al tranquilizarme—tú asesinaste a mi padre—estoy confundida—¿Como lo sé? Yo estaba ahí, presenciando la horrible escena. Tu padre te obligo, ¿recuerdas?
Ignoro todo lo dicho.
—¿Por qué estas aquí?—su risa me hace estremecer.
—Es obvio, estoy loco. Desde el asesinato de mi padre yo cambie.
—Lo siento—digo con una gran sonrisa en mis labios.
—No, tú no lo sientes, ya no importa, ya es pasado. Supongo que gracias.
Estoy confundida.
—¿Por qué agradeces?
—Tras el asesinato de mi padre todo fue mas claro para mi, vivimos en la época de lo roto y lo superficial, en donde las mentiras son mas creíbles que la verdad. No entenderás, pero gracias a ti soy diferente a los demás, supongo—en un momento él empezo a gritar—para destrozar a tus enemigos primero debes conocerlos—agrego.
Camine a la que ahora seria mi cama, hice una mueca y me recoste, era incomodo, dolía, no quería dormir en el piso, al parecer el piso estaba mugriento, con heces.
Definitivamente este era el lugar mas horrible que había pisado.
—Ten una buena noche—dijo el hombre de la otra habitación, Romeo.
No, esta no hiba a ser una buena noche. Gritos se escuchaban afuera de mi habitación, demasiados para ser precisa, gritos desgarradores. Muchos estaban sufriendo al parecer.
—¿Como rayos pensé que iba a tener una oportunidad con él? Mirame, es ridículo—él rió a lo que yo me enoje.
—Tonta, no te puedo ver.
Estaba cansada así que me fue fácil quedar en un profundo sueño, la incomodidad estaba presente.
Pero gano el sueño y poco a poco cerré mis ojos. Me dormí profundamente.