Pablo y Adela [EN EDICIÓN]

By elvientoadentro

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La primera vez que la vi, pensé que el diablo me perseguía para llevarme al infierno. Literalmente. Adela es... More

Sinopsis
Prólogo
1. De cuando el diablo y yo nos volvimos a encontrar
2. Las rubias siempre vienen bien
3. El diablo no deja de perseguirme
4. De indecisiones y advertencias
5. Definitivamente Adela está loca
7. Prometo que le ayudaré
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Entrevista a Adela por @UnDemonioRadioactivo
Capítulo 18
Entrevista a Pablo por @Andsig4
Capítulo 19
Entrevista a Lucía por @Romi_Arias
Entrevista a Adela por @Andsig4
Capítulo 20
Entrevista a Pablo por @Undemonioradioactivo
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
ESTO NO ES UNA ACTUALIZACIÓN
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
IMPORTANTE
Capítulo 46 (penúltimo)
Capítulo 47 (y final)
AVISOS IMPORTANTES

Capítulo 41

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By elvientoadentro

41

La siguiente semana avanza ligeramente tranquila. De hecho, mucho más tranquila que la anterior luego del intenso y macabro correr de hechos, en los cuales casi muero. Nadie realiza ningún atraco a la tienda y ningún Moriarty aparece para tratar de matarme de los nervios otra vez.

Lo demás que ocurre es simple, obvio y responde a lo normal: Adela sigue siendo Adela dentro de la tienda, Johnny continúa siendo irritante y Lucía me sigue observando despectivamente, pero a ratos parece que me ha olvidado por completo. Es como si no se hiciera problemas por mí.

Por otra parte, Adela sí me toma atención, pero es una verdadera molestia que Johnny siempre esté siguiéndole a todas partes. ¿En qué momento pasó de ser despreciable a patético?

—Ya dile que deje de estar encima de ti todo el día—le digo a la muchacha, mientras estamos sentados en una mesa en la parte de atrás de la tienda, almorzando—. Adela, te prometo que es terrible ver su nariz asomada por todas partes todo el día.

La sala de comida es, de hecho, una bodega, donde rebosan cajas y cajas de productos que yo (¿quién más?) debo reponer. Arrugo la nariz cuando me llega una pequeña brisa con aroma a detergente para ropa.

—Lo hablaré con él, Pablo. Quédese tranquilo.

—Y cuando se lo digas, ¡hazle todo el daño que puedas! ¡Destrúyele el alma con tus palabras!

—¡Pablo!

—Está bien, está bien. Ya sé que tú no eres así, pero, mira, mientras más claro se lo dejes más lo va a entender.

—Pablo...

—Okay. Ya entendí.

Adela termina por soltar una de sus risas, negando con la cabeza. Seguro piensa cómo puedo ser tan insistente y sí, también me pregunto lo mismo. Fernanda seguro ya se estaría riendo de mí.

—Así que... —digo para cambiar un poco la cara de desesperado— ¿Cuál es el siguiente paso, Holmes?

Su rostro cambia en un segundo. Pasa de risueño a concentrado. Muerde la cuchara que sostiene en la mano (está comiendo una especie de tarta que se ve tan deliciosa, la puta madre) y se queda mirando un punto fijo, en la distancia. Aguarda así un momento hasta que finalmente murmura:

—Debemos unir los puntos.

¿Ah?

—¿Qué puntos?

—¡La conexión entre las cosas que han sucedido, Pablo! Si nos detenemos a pensar los hechos, hay muchas cosas que tienen conexión—dice con una voz suave, pero muy bien articulada y firme—. Por ejemplo, ¡Perro estando en la banda malvada de Lucía! O ellos dos siendo amigos de Inter y Samuel. O los mensajes. Todo tiene una conexión, pero debemos unir los puntos para entenderlo. Por lo pronto, solo podemos asegurar que los malos en todo este asunto son Lucía, Perro (aunque no estemos del todo seguros) y... —de pronto, pone una cara rara, mirando hacia el infinito— ¡Johnny!

Frunzo el entrecejo, sin entender por qué. Pero tan pronto como saboreo la idea de que sea un mentiroso, sigo la mirada de Adela hacia la puerta que está atrás de mí y resoplo.

—Era obvio—murmuro.

Johnny nos observa desde la puerta de entrada del comedor, con cara de pocos amigos, entrando lentamente. Rodea la mesa suavemente, y se acerca a Adela protectoramente.

—¿Qué anda pasando, mi amor? —le dice a Adela.

Presiono los puños bajo la mesa, porque sé que es la decisión más sabia que podría tomar. Adela abre los ojos como platos y se gira hacia Johnny para mirarle, pero él tiene su mirada puesta fija en mí.

—¿Mi amor? —dice Adela con la voz trémula y con el rostro tan sorprendido que parece como si hubiera visto un fantasma.

—Sí. ¿Te molesta que te llame así? —le dice todavía mirándome con una sonrisa maliciosa. Es como si me estuviera preguntando a mí si aquello me molesta.

Claro que es así, así que suelto una mezcla de suspiro y resoplido, enterrándome las uñas en las palmas de las manos para no salir a golpearlo. Adela sigue la mirada de Johnny y se da cuenta sin ninguna dificultad que él, en realidad, me está mirando a mí.

De pronto, su expresión se transforma a una de rabia. De aquellas que le he visto poner muy pocas veces.

—Johnny, ¿por qué no me está mirando? —pregunta ella, observándole directamente al rostro.

Él parece sorprenderse de lo que ella dice y la calma acariciándole la espalda.

Qué gran mierda.

—No es nada. Solo miraba a Pablito. ¿No ves que parece contento con lo nuestro?

—Es suficiente, Johnny—escucho fuerte y claro, y me sorprende que no haya sido yo el que haya dicho aquello.

De hecho, es Adela quien lo hace.

Ambos nos la quedamos viendo, porque diría que es la voz más fuerte que ambos (o cualquiera) le hayamos escuchado usar.

—¿Ah? —pregunta Johnny como si le hubieran dado un golpe en la cabeza.

—Que ya es suficiente—dice ella, poniéndose de pie—. No sé qué especie de juego macabro haya entre ustedes, pero la verdad es que no me agrada para nada. Ahora, si usted me dice que la verdad es que le gusta Pablo (porque lo mira mucho más a él que a mí cuando está presente), solo dígamelo, Johnny. Es normal si le gusta, pero tal vez sería feo si me usara de pantalla solo por eso.

Ambos nos quedamos demasiado atontados como para responder, pero termino cortando el silencio con una risa estruendosa que sale desde lo más profundo de mi ser. Sé que Adela habla en serio, pero no puedo evitar reírme.

Johnny se pone rojo como un tomate y noto lo profundamente enojado y avergonzado que está, pero también mira a Adela con rostro de disculpa. Ella me dedica una mirada de enojo también, porque piensa que las palabras que ha dicho son ciertas. Sin embargo, no puedo controlar la risa y tengo que pararme del asiento en cuanto escucho la voz de Johnny diciendo:

—No es así, Adelita. Yo... soy un hombre tradicional. Esas cosas de las que usted habla son...

—Totalmente normales—suelta ella con los brazos cruzados.

Sigo riéndome cuando la puerta de la bodega se abre nuevamente y entra Lucía por ella. La risa se me va al carajo. Miro su larga cabellera rubia y veo cómo hace caso omiso de mí olímpicamente. Se quita el delantal de trabajo, quedando con una camiseta blanca con las letras U2 en el frente. Me pregunto si será fan de U2, aunque lo dudo, porque la banda no es como para una chica de su edad.

Deja el delantal colgado sobre el perchero que está a un lado de la puerta, toma su bolso y me quedo de una pieza. ¿Por qué no me ha dicho nada sobre el arma? Luego caigo en cuenta: ¿no sería asumir que es una ladrona si me dice que tenía un arma?

Por el rabillo del ojo observo a Adela mirándonos a Lucía y a mí. Johnny también se queda callado, justo en el momento en que Lu me dedica una mirada tan asesina que peligro con derretirme igual que el helado.

—Adiós—nos dice a todos con voz fuerte y clara, y sale de la sala de comidas/bodega pisando fuerte.

Se arma un silencio entre los tres, hasta que Johnny murmura:

—¿De qué rayos iba todo eso?

Con un suspiro, me doy la vuelta haciéndole un gesto de despedida a Adela. Sin embargo, cuando se despide de mí con un ademán de la mano, su expresión me parece curiosa. Como si estuviera calculando algo.

***

Por la noche, me voy otra vez a la casa de Adela, porque convenimos que lo mejor es que pase unos días más en su casa. De modo que me encuentro en su habitación, con la puerta abierta y sentado a lo indio sobre su cama, mientras observo como ella va escribiendo nombres, hechos y relaciones sobre una pizarra que ha instalado sobre su habitación. Garabatea el nombre de Lucía, de Inter, de Perro, incluso de Samuel. También escribe nuestros nombres a los lados, seguidos de los eventos que han ido ocurriendo con el pasar de los días. Remarca sobre todo los nombres de Mauricio y Jota, el nuevo par de integrantes de todo el montón de hechos que han sucedido.

Cuando ha terminado, da dos pasos hacia atrás y mira la pizarra con los brazos cruzados.

—¿Alguna idea de cómo hacer que todo esto tenga sentido? —le pregunto, sobándome la barbilla.

Adela se queda en silencio durante un tiempo, hasta que finalmente deja caer los brazos y niega con la cabeza.

—No entiendo. Samuel está en la operación solo porque es amigo de Perro y Lucía. Inter es mucho más sospechoso que él—dice, caminando hacia atrás, hasta sentarse a mi lado en la cama—. Jota y Mauricio son los sospechosos número uno. Y la pregunta finalmente es: ¿cuándo van a atacar?

—No lo sé—le digo—. Por cierto, ¿tienes idea de por qué Lucía se fue así del trabajo hoy? ¿La despidieron?

Adela sigue observando la pizarra con detenimiento, pero sacude la cabeza, en negación.

—No. Pidió el día. Así como va no tendrá ningún día disponible para vacaciones.

—¿Y por qué no me lo dijiste antes? —pregunto yo, ciertamente herido.

Ella me devuelve la mirada y levanta el brazo para acariciarme la mejilla, pero antes de llegar a ella, se da cuenta de lo que está haciendo, por lo cual se sonroja y la deja caer antes de llegar a mí.

—No se lo dije porque creo que lo justo es que usted descanse. Usted y yo. No debemos exponernos del modo en que lo estamos haciendo. No puedo permitir que usted se arriesgue como lo hizo.

Yo suspiro, acercándome a ella y reposando mi mano sobre su hombro más alejado de mí. Se tensa, como suele hacerlo, pero cada vez deja de estarlo más rápidamente.

—Avísame siempre que sea necesario, Adela. Pero no te preocupes, confío en que sabremos cuándo asaltarán. Esos hijos de punta (y disculpa que lo diga así) no se van a escapar de nosotros. Somos Holmes y Watson. Gente invencible e imparable.

Ella me mira y me dedica una sonrisa cansada, pero feliz.

—Espero que sea así—dice.

Termina apoyando cabeza sobre mi hombro, en una especie de abrazo de medio lado. Un abrazo muy tibio, paciente y tranquilo. Nos quedamos así unos segundos, mirando la pizarra, hasta que Adela habla:

—Nos falta algo importante. Algo que logre unir todo esto.

—¿Como poner a Johnny en el centro de todas nuestras desgracias? —le digo en son de broma. Ella me mira entrecerrando los ojos, pero con una sonrisa entre los labios.

—Entonces, Lucía debería tener un puesto más grande en esa pizarra, ¿no cree?

Me quedo en silencio durante dos segundos hasta que sonrío. Y tengo que esforzarme por no poner una sonrisa tan grande como la del gato de Cheshire. Adela siente celos y creo que no hay nada que sea tan malo y bueno a la vez como eso; porque me entibia el corazón de una manera que parece increíble.

Estoy a punto de preguntarle si está celosa, cuando su abuelita se asoma por la puerta con dos vasos llenos de jugo en una bandeja junto a dos sándwiches.

—¿Llego en mal momento? —pregunta.

La verdad es que sí. Pero hay momentos esenciales en la vida en que uno tiene que decir todo lo contrario, así que Adela y yo negamos con la cabeza, mientras recibimos la comida que nos ofrece de buena gana.

Después de todo, ser detectives amateurs también da hambre.

___________________________

¡Hola, Pablelian@s!

Al finnnnnn. ¿Pueden creerlo? Al fin tuve tiempo de escribir algo decente y de sorprenderles con un capítulo de Pablo y Adela que hará que el corazón nos vuelva al pecho y sobre todo a latir otra vez (ok, ok, estoy exagerando mucho jsjsjs). En fin. La cosa es que estoy emocionada porque esto volverá a renacer!!!!!!!!!!!!!!!!

Ya salí de la Universidad (lo que aumenta mi tiempo libre al 80% ), por lo cual voy a estar escribiendo esta historia que me encanta con mucha más regularidad.

Novedades: ¡Habrá sorpresas! No solo dentro de la historia, sino también para el final de la novela. Estoy planeando varias cositas para que nos entretengamos antes de tener que decirle adiós a estos personajes que amo con la vida.


PREGUNTAS:

1) ¿Qué tal te parece el regreso de la novela a las pistas?

2) ¿Ya me estabas empezando a odiar por no actualizar nunca? *se esconde de los tomates*

3) ¿Te encuentras feliz o triste de que se acerca el final de los finales?

4) Deje su comentario de felicidad, tristeza, sugerencias o reclamos. Me gusta leer lo que opinan.

5) En toda la emoción me olvidé de varias cosas: a) TENGO PÁGINA DE FACEBOOK, para que le den me gusta y todas esas cosas. El link está en mi biografía de Wattpad o se los puedo dejar directamente en los comentarios. <3 Ahí estaré actualizando curiosidades y todas esas cosas. b) CUMPLÍ UN AÑO EN WATTPAD AYER. Desde que publiqué la primera novela hasta ahora. Así que espero que me feliciten. (?)


Con todo el amor de la vida,

-Youngbird93

J. García.

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