No hay nada más peligroso que una mujer llena de envidia y malos sentimientos, es más fría y cruel que un asesino a sueldo para cobrar deudas pendientes, quitar de su camino lo que le estorba y hacerlo con guantes de seda impecables, así como una terrible sonrisa de naturalidad femenina.
- Buen día Doña Minerva, supongo que busca al Licenciado, él no se encuentra, está con su yerno en la finca, no lo vio?
- Sí, pero no es con él que quiero hablar
- Entonces dígame en que le puedo ayudar
- En mucho
- Cómo?
- Mira no voy a andar por las ramas, iré al punto, necesito de tu ayuda, y tú de la mía
- Disculpe no creo necesitar nada de usted
- Si, porque yo sé algo que si los padres de esa hermosa jovencita con la que te tuviste que casar se enteran, te mataran
- Señora, con todo respeto, no me gusta este jueguito, mejor dígame que quiere
- No estás en posición de hablarme así muchachito insolente, te odio desde que pusiste tus ojos en mi hija, soñabas alto, ahora ella si tiene a alguien digno
- Claro, un hombre que le dobla la edad prácticamente
- Eso no significa nada, pero tú eres una basura
- No le permito me hable de esa forma
- No? Pedro Ramírez?
- Cómo ha dicho
- Ya, deja de hacerte el estúpido, que estoy enterada muy bien de la rata que eres, te hiciste para por un tal Pedro Ramírez por mucho tiempo, defraudaste a muchos, estuviste preso dos años en la frontera del Florido, y encima, te buscan por traficante de especies animales, quieres que siga?
- Todo eso es mentira, me está difamando
- Mira esto, te es familiar? Sí Guillermo, Pedro, o como te llames, es tu fotografía, hay una orden de captura del Florido, donde pagan quinientas monedas de oro al que diga algo de tu paradero
- Es mentira, todo esto es mentira, usted mandó a hacer esto
- No, si quieres puedes mandar un telegrama al pueblo ese para que te informen si buscan a alguien de ese lugar, yo siempre supe dónde estabas, y por qué nunca volviste a buscar a Leonor, porque eres una rata inmunda, estafador de cuarta, que ni para eso serviste, eres el inútil que siempre le dije a Camilo.
- Mi papá no sabe nada de esto, se moriría de vergüenza
- Lo sé, nadie aquí sabe nada, basta que yo diga algo para arruinar tu vida y regreses a esa horrible prisión en la frontera, si es que no te mata antes la familia de esa jovencita, Marcela, pobrecita, hasta tu pequeña hijita cargará con la vergüenza de un papá presidiario
- Señora, se lo ruego no diga nada
- Por qué he de no hacerlo?
- Haré lo que usted me pida
- Eso era lo que yo quería escuchar, las palabras mágicas para tu salvación
- Qué quiere
- Quiero que pongas esto en el dichoso café de Izaguirre
- Qué es
- Veneno
- Lo quiere matar? Qué le ha hecho
- Eso no es de tu incumbencia, vamos a dejarlo en que me está estorbando su presencia, lo necesito muerto, y para mañana
- Señora yo no soy un asesino, jamás he matado a nadie, el Licenciado me dio un hogar, me dio comida, me ayudo a estudiar no puedo traicionarlo
- Eso no es mi problema, tú sabrás si antepones tu sentimentalismo estúpido, o tu futuro, él es un anciano, ya vivió, y ahora ya es necesario desaparezca, tu eres joven, tienes porvenir, una familia, quieres la desgracia de tu esposa, de tu hija, volver a la cárcel, o en el mejor de las fortunas, que tu suegro te mate
- Qué me ofrece además del silencio, claro
- Bueno, te ofrezco el doble de la recompensa, mil monedas de oro, para que te largues de esta ciudad con tu familia,
- Señora la vida de un ser humano no vale eso, lo siento pero por mil monedas de oro no pienso matarlo ni a él ni a nadie
- Eres un perro, cuánto quieres
- Tres mil monedas
- Bien lo decía mi papá, todos tienen un precio, mayor o menor, pero lo tienen
- Tres mil monedas o nada
- De acuerdo, si es ese tu precio, de acuerdo, pero lo quiero muerto a más tardar mañana
- Qué tengo que hacer
- Poner una cucharadita de esto en su café, no tiene sabor alguno, le causará un infarto, y con eso de que ya está viejo, nadie va a pensar que fue causado, los viejos mueren de eso,
- Entiendo
- Mañana cuando me den la noticia de la muerte, te estaré esperando en la quebrada, para pagarte el dinero, y esta misma semana te vas a largar lejos de aquí
- Si señora
- Así me gusta, sabes algo?
- Qué
- No me equivoque contigo, eres peor de lo que pensaba, la porquería más baja
- Yo tampoco, usted es una arpía
- Pero yo no he traicionado la mano que me dio de comer niño estúpido
- Cómo voy a estar seguro de que no va a traicionarme y me pagará cuando esté hecho el trabajo
- De la misma forma en que yo confiaré que tu harás tu parte y no me vas a delatar tu a mí porque te salga el lado sentimentalista.
- No, le he dado mi palabra, cumpliré
- Yo también, te espero mañana en la quebrada
- De acuerdo
Minerva salió de la oficina con una enorme sonrisa por su triunfo, era una piedra menos en su camino, ya era hora de matar a ese anciano que era un total peligro, tenía mucho que decirle a Leonor, y no pensaba arriesgarse, si en más de veinte años logró ocultar lo sucedido, no iba a exponerse a estas alturas de su vida, solamente le quedaba Camilo, pero ya vería como deshacerse de ese, algo se le ocurriría.
El pequeño detalle que Minerva no pudo notar, es que Patricia Siguió sus pasos desde que salió de la finca, y que escuchó toda la conversación entre ella y Guillermo, existía un testigo, un testigo muy peligroso, que guardaría su secreto hasta que le fuera útil decirlo.
- Buena tarde Emilia, se encuentra el señor Diego
- Si joven, ya lo anuncio, está en la biblioteca
- Gracias
- Pase adelante, gusta un café o algo, no gracias, mejor háblele al señor es urgente
- Claro
- Buena tarde Guillermo, en qué te puedo ayudar, cuéntame, qué es eso tan urgente
- Vengo a traerle una mala noticia
- Dime muchacho, qué es?
- El Licenciado Izaguirre, falleció
- Disculpa, cómo dices?
- Si señor, falleció hoy
- Qué sucedió, cómo
- Llegó temprano como siempre, y más o menos como a las once de la mañana escuché un golpe muy fuerte de algo que había caído en el suelo, traté de entrar, pero él había cerrado con llave la oficina, lo hacía muy seguido, tuve que ir por un cerrajero, cuando volví estaba tirado en el suelo, muerto.
- Lo siento tanto, esto si es desconcertante, y porqué hasta este momento me avisas
- Perdóneme, pero tuve que llevarlo a la morgue, el médico dictaminó que había sucedido un ataque, lo más seguro por su edad, ya era muy mayor, tuve que llenar papeles, trasladarlo a la funeraria, y dar los avisos para enterrarlo mañana
- Entiendo, no te preocupes, hace falta algo?
- Pues no, él tenía todo arreglado, era muy precavido,
- Esto si me da mucha tristeza, no puedo creerlo, pero es verdad, era un hombre mayor, a pesar de parecer tan sano.
- Sí, es muy triste
- No hace falta nada de verdad? Ya tiene donde lo enterrarán, tenía familia?
- Si señor, ya él tenía hasta su sepulcro listo, era viudo, y no dejó hijos
- Perdona que te diga esto, no es el momento más adecuado, pero que sucederá con sus inversiones, era mi socio
- El Licenciado dejó un testamento con uno de sus colegas, lo leerán dentro de unos días,
- Entiendo, gracias, ya le avisaste a Camilo
- No, primero vine aquí, ahora que me vaya lo haré
- Bueno, no te preocupes, le avisaré a mi esposa sobre esto y nos vemos en la funeraria
- A dónde lo llevaste?
- A la funeraria Londres
- Ya, la que está cerca de la iglesia de la escuela de Cristo
- Si, esa misma
- De acuerdo, le diré a Leonor, le dará mucha tristeza
- Buena tarde, qué pasa que me dará tristeza
- Mi amor, no sé cómo decirte esto, el Licenciado Izaguirre falleció esta mañana
- Cómo!
- Si, tuvo un ataque, ya era un hombre mayor, hoy lo velarán
- No puede ser, no lo puedo siquiera creer, hablé con él antier, teníamos una cita pendiente, que quería hablar con el de algunas cosas
- Cuáles
- Te platico luego, iré a cambiarme y que Patricia cuide a las niñas, para irnos lo antes posible a la funeraria
- Yo me retiro, iré a darle la noticia a mi papá, y a vestirme para el duelo
- Nos vemos allá, gracias muchacho, nos vemos en un rato
- Con su permiso señor, doña Leonor
- Propio
Leonor rompió a llorar en el pecho de Diego, era una gran tristeza, pero más que nada, frustración, con la muerte del Licenciado Izaguirre su mayor fuente de información de su familia, de su pasado, y de los secretos que en esas tierras se escondían, ahora se había extinto, era demasiado injusto, se sentía perdida, desorientada y muy asustada si no podía encontrar respuestas antes de que lo malo que presencia, sucediera.
Tras el pilar de la sala Minerva escuchó la noticia, y en un momento fugaz, cruzó una mirada asertiva y complaciente con Guillermo, se había cumplido lo que ella quería, subió rápidamente a su dormitorio, se puso los guantes de seda blanco, y tomó una bolsa de terciopelo roja, mientras Diego y Leonor se encontraban en el dormitorio cambiándose de ropa para la ocasión, salió a hurtadillas de la casa hacia la quebrada, y tras sus pasos de asesina, Patricia, sigilosa como gato, para comprobar el pago de la muerte que acontecía.
- Cumplí mi parte señora
- Lo sé, aquí está mi parte, lo que pediste está completo, cada centavo
- Me iré después que lean el testamento, el Licenciado siempre me dijo me había dejado una beca de estudios en el extranjero para especializarme
- Muy buena coartada, eres listo después de todo, no solamente un ampón
- Hasta nunca Doña Minerva
- Hasta nunca, espero no volver a saber siquiera de tu nombre, yo soy una arpía como dijiste, pero tengo mis motivos, tu no mereces llamarte siquiera perro, porque ellos no muerden la mano que los alimenta
Minerva se giró y regresó tan pronto como pudo a la casa, debía alistarse para hacer su acto de presencia en el funeral de su víctima, reírse por dentro, había vencido una pieza más del infortunio, Patricia se escabulló entre los arbustos para tomar delantera para llegar sin despertar sospechas, todo aquello era un maravilloso secreto que le sería útil en el momento indicado. Todo a su tiempo.
- Patty te recomiendo mucho a las niñas, estaremos en la funeraria Londres si algo se llegara a ofrecer, espero que no
- Claro señora, vayan sin pena, aquí todo estará bien
- Disculpa no sabes dónde está mi mamá, la estuve buscando para darle la noticia y nos acompañara a la funeraria
- Aquí estoy Leonor, ya estoy lista
- Cómo, si no te he podido decir la noticia
- Ah eso, la escuché, yo iba pasando por la estancia para la cocina cuando escuché a Guillermo, hice unas cosas y me arreglé para ir con ustedes
- Claro, bueno, vámonos
- Adiós Patty, no sé a qué hora regresamos, ya que lo más seguro también iremos al entierro de mañana
- Claro señora
- Adiós