CAPITULO 91 ME IRÉ SOLA

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En las sombras de la noche, con un revolver en la mano y en la otra una botella de agua ardiente que recién robo a un hombre que en la cantina cuando se descuido para ir al baño.   En el pecho odio y maldad, deseos de vengarse, asechando como un gato herido que solamente desea matar....



*****




Estas son ya mis últimas horas,  no importa lo que haga o a donde quiera irme, si no fuera hoy, sería mañana,  aún no puedo creer que todo termine de esta manera,  cómo siquiera yo lo hubiese adivinado,  cuando era una niña, cuando crecí y me enamoré, todo empezó desde que le quité la vida a Sergio, desde que mi papá murió porque su corazón no pudo resistir la crueldad humana que hubo en mi, desde que manche mis manos con la vida de Toya, y seguí, llevo en mis espaldas la injusticia, el horror y la maldad.



Todos estos días han transcurrido normalmente, nunca me sentí tan ajena y extraña a la vida de mi entorno, no puedo creer que estuve tantos años confinada a mi dormitorio, con medicamentos y mis delirios propios,  nadie lo hizo por mi, lo hice yo misma, al final y al cabo siempre he hecho todo sola, por eso hoy volaré sola a cumplir lo que me ha tocado.



He cumplido con todo lo que la gitana me pidió, desde lo lógico hasta tragarme el orgullo, ya no importa, lo que más alegría me da es que en mis últimos días pude tener a mi hija, y escucharla llamarme mamá, nunca había querido verlo pero la cara de Sergio, y hasta alguno de sus gestos están grabados en su rostro,  aún recuerdo cuando nació y que la repudié desde ese instante, era tan bonita, inofensiva,  pero también el recuerdo latente de mi dolor.  Pobre Leonor, le arruiné la vida,  siempre luché por tenerla lejos, hacerle el mal, y creo que después de todo lo conseguí. 



Yo se que no logro nada con haber pedido disculpas,  clamar a las entrañas de la tierra para que los muertos me perdonen, ya no remedio nada. Por momentos pienso que todo eso que algún día vi no eran fantasmas verdaderos, pero si los fantasmas de mi culpa que no me dejaban en paz por los remordimientos.



Todo luce tan efímero para mi ahora, esas cosas banales que a todos preocupan, para mi hoy ya no valen nada,  ahora si puedo decir cambio mi reino por un poco de tiempo para vivir.



En la gaveta de mi ropa contemplo la botella de veneno que me dieron,  me eriza la piel pensarlo, a nadie le agrada planear su muerte.  Mi dormitorio esta limpio, tengo inquietud de cómo vaya a ser ese momento, no quiero sufrir, aunque cualquier cosa es mejor que la horca. 



Me he bañado tan bien como pueda ser posible, y escogido ropa limpia, modesta, pulcra, el reloj de mi pared dice que son las ocho de la noche, me siento tranquila después de todo,  aún faltan cuatro  horas para el plazo que me indicaron,  No es cierto, estoy nerviosa e inquieta, pero no es por el veneno, no es por mí, algo en mi corazón me dice que esta por suceder.... No se qué....

EL ALMA QUE ACOMPAÑA A LA MUERTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora