CAPITULO XIII LA FELICIDAD AVECES ES SOLO UNA CHISPA NO UNA LLAMA

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-      Minerva…. Minerva… Minerva…

Minerva despertó, eran las tres de la mañana, envuelta en un sudor frio, el ambiente era como estar en un congelador, al abrir los ojos y encontrarse totalmente consiente, se incorporó en la cama y prendió la luz, trató de encender la lámpara pero la llama no quería responder

-      Minerva….

-      Quién eres? Qué quieres de mi

-      Jaja, no seas petulante Minerva, no tienes nada que yo pueda querer

-      Sal a la luz, muéstrame quien eres!

-      Soy quien soy, he existido antes que tú y los tuyos, y estaré mucho después de las generaciones, no me hables con prepotencia, solo eres una altanera…, yo puedo causarte más daño y dolor del que imaginas…

En ese momento Minerva sintió como una presión terrible en el pecho, se quedaba sin aire, comenzó a tratar de hablar o gritar pero no era posible, se retorcía en la cama, las lágrimas le brotaban por los ojos..

-      Sientes eso? Sientes como se te va la vida? Te agrada esa sensación?

Minerva cayó de rodillas en el piso, mientras que en su mente suplicaba no morir, tenía pánico, algo que jamás había sentido de esa manera,

-      Te es familiar todo esto?

Ante sus ojos pudo ver la imagen de su madre, agonizando, luego se sintió en tierra fría, y vio la imagen de Sergio muriendo por el peso de las rocas y la herida en su vientre, repentinamente pasó de eso a la imagen de su padre muriendo en su despacho.

-      Sientes eso?, se llama muerte… estas maldita Minerva, para no ser feliz jamás, pero eres la única que puede romper ese conjuro, el día que decidas perdonar y dejar ser feliz a tu hija! Pero eres mala, egoísta y cruel, no lo harás porque también sabes que en ese momento liberaras el alma de ese hombre nunca perdonas, por eso no quieres romperlo.

Que risa me das, tan frágil es la vida humana, tan pequeña, mírate no puedes respirar, menos suplicar por tu vida, pero tranquila, te quedan muchos años aun, no te llevaré todavía conmigo, tienes mucho que pagar, mucho que pagar, mucho que pagar… además tienes algo que yo deseo, que escogí para mi desde antes de los tiempos, será mi compañía y tú misma harás que sea así…

De pronto la voz se quedó callada, el ambiente cambio y Minerva despertó, todo parecía ser una pesadilla, pero era demasiado vívida, temblaba del miedo, y aun sentía frio y la sensación de no poder respirar, se levantó y miró por la ventana, todo parecía normal.

-      No me voy a dejar ganar… no me interesan todos los muertos, ni que se estén retorciendo en su tumba!

Pensando en esto, se quedó mirando fijo al valle, y a la finca, desde su ventana,  hasta que llegara el amanecer.

EL ALMA QUE ACOMPAÑA A LA MUERTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora