Unhealing Person

By Midna_Night

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En el mundo existe una delicada línea entre el amor y la obsesión, entre la locura y la demencia. Dos chicos... More

Chapter I: Fantasmas
Chapter II: Acción
Chapter III: Propiedad
Chapter IV: Los dos Unhealing
Chapter V: Despertar
Chapter VI: Odio
Chapter VII: Libertad Condicional
Chapter VIII: Gas Venenoso
Chapter IX: Sin esperanza
Chapter X: Palpitar
Chapter XI: Hasta la Muerte
Chapter XII: Demonios del Pasado
Chapter XIII: Noble Tradición Pirata
Chapter XIV: SasuHina: Por Ella
Chapter XV: SasuHina: La culpa de un Criminal
Chapter XVI: SasuHina: Esclarecer
Chapter XVII: SasuHina: Te elegí a ti
Chapter XVIII: NaruNae: Una Promesa
Chapter XIX: Ladrón roba Ladrón
Chapter XX: Pactos entre Demonios
Chapter XXI: Enferma
Chapter XXII: El Malo
Chapter XXIII: El Enemigo
Chapter XXIV: El Lidér
Chapter XXV: Imprevisto
Chapter XXVI: Nuevos Inicios
Chapter XXVII: Apertura del primer Acto
Chapter XXVIII: Where...
Chapter XXIX: Butterflies...
Chapter XXX: Never...
Chapter XXXI: Die.
Epilogo: Healing Song

Chapter XXXII: Días en Prisión

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By Midna_Night

-Uzumaki Naruto. Uchiha Sasuke, ¿Cómo se declaran?—Decía un juez, mirando a ambos muchachos desde el estrado donde estaba. Su mirada tan fría y su voz grave, que no hacia otra cosa que indicarles a esos dos lo mucho que los detestaba.

Aquel juez era amigo de Hiashi Hyuga, y Padrino de Hinata. Un hombre que movió sus influencias de manera sucia para tener acceso a ese caso tan importante, mismo que tras algunas sesiones, donde escucharon testimonios de la Familia Hyuga, de otras víctimas que ellos no recordaban haberles hecho daño, de los Oficiales, y de un albino de ojos turquesas, estaba por concluir apenas ellos de declararan...

-Culpables—Dijeron casi al mismo tiempo.

El Juez reprimió su sonrisa al escucharles decir eso. Las cosas pudieron haber ido mejor si aquellos dos tuvieran sus miradas en él y le miraran con repudio, pero Naruto y Sasuke mantenían sus miradas en algún punto. Dando la impresión de estar bastante resignados a lo que les pasaba.

La mirada de ese Juez se centró en la Familia de los Hyuga, mirando a la pequeña Hanabi quien tenía su atención en esos dos, mirándolos con un odio demasiado grande para una niña tan pequeña como ella; Neji les miraba más que con odio, con una sensación de satisfacción absoluta; La esposa de Hiashi solo tenía tristeza en sus ojos. Su mirada siguió hasta llegar con el patriarca Hyuga quien se veía satisfecho por lo que iba a decir su amigo.

-Les condenó a cadena perpetua sin libertad condicional—Fue difícil ocultar la alegría en sus palabras. Tomo el mazo de madera con su mano derecha, lo levanto y después lo dejo caer con fuerza un par de veces.

Dos oficiales pasaron por ellos, colocándoles las esposas en las manos, para acto seguido llevárselos.

La Familia Hyuga había hecho por fin justicia al daño que esos dos monstruos les hicieron, y se pudrirían en la cárcel. Porque si, ellos no quisieron llegar a la pena de muerte, porque aquello sería una muestra de compasión de su parte, y eso era lo que menos querían. Ellos querían que pagaran no solo por lo que hicieron a su querida hija, sino también por haberles involucrado en sus sucios negocios.

Algunos que miraron el caso, los supuestos "dañados", mostraron sin pena y pudor su alegría al verles siendo llevados y esposados, sabiendo que pasarían el resto de sus miserables vidas en la cárcel, donde se pudriría hasta su muerte.

Toneri había estado en la corte ese día, y había mirado la grandiosa escena. Ojala su amigo estuviese vivo para ver eso y ambos disfrutar de lo ocurrido.

Gracias a sus influencias, al dinero, y a la corrupción que existió en ese juicio, hacerles parecer auténticos monstruos a los ojos del juzgado, fue pan comido.

Todo había salido bien después de todo para él... el único problema era que aún no podía encontrar a su amada Hyuga, sin importar cuantas personas contrato para buscarla, nadie había dado con ella.

--

Habían pasado casi tres meses desde lo sucedido. Tres meses donde la mayor parte del tiempo estuvieron en un Hospital recuperándose de las heridas, y siendo sometidos a interrogatorios, mismos donde jamás dijeron una sola palabra sobre su organización. Solo habían dicho sus nombres, su edad, lugar de nacimiento y nada más. Aunque les ofrecieron un buen trato por algo de información, ellos se negaron a cooperar.

Y ahora, tras algunas horas después del juicio, iban en un autobús de color negro, con rejas en cada ventana, y una rejilla que les separaba del conductor y de los oficiales que acompañaban el transporte, junto a otros hombres que parecían charlar entre ellos sobre los crimines que cometieron. Vestían esos trajes de overoles en color gris oscuro, con sus nombres y números de reclusos.

Sasuke miraba por la ventana, esperando ver un convoy a los "Rápidos y Furiosos" para sacarlo a él y Naruto de ese nuevo destino al que se dirigían. Pero por más que estuvo mirando, nada apareció. Él mismo sabía que aquello era imposible porque ninguno de sus hermanos era capaz de mantener un auto a velocidades elevadas sin volcarlo.

Se dirigían a una prisión de máxima seguridad en alguna parte del desierto que custodiaba a Suna y otra ciudad, donde los criminales peligrosos de ambas ciudades eran olvidados en ese lugar.

Pensó en muchas cosas durante ese transcurso, pensaba en donde estaba Kakashi y su hermano para sacarlo, donde estaban sus hermanos, pero más importante aún para él, era Hinata.

¿Que estaría haciendo ella ahora mismo? De seguro estaría preocupada por él. Se sintió culpable por hacerle eso. Ella no merecía a un hombre así, un hombre que solamente le estaba metiendo los sustos de su vida a la pobre, un hombre que si tuviese segundo nombre sería "Peligro", y que ahora, para añadirle, un hombre que se encarroñaría en prisión.

--

Tras pasar por todo el trámite, dos guardias les llevaron a una celda donde ambos se quedarían por el resto de su vida.

Avanzaban por las celdas, donde los demás reos les gritaban la clase de cosas que les harían apenas tuvieran oportunidad, otros les soltaban blasfemas bastantes interesantes, incluso hubo algunos que gritaron a ambos que terminarían por convertirse en sus perras.

Nada mejor que un reo gritando la clase de sartas sexuales que tenía pensado hacerles para darles la Bienvenida.

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Tres meses después...

Era quizá la tercera pelea de la semana donde ambos chicos se vieron involucrados para defenderse de esos que no hacían más que acosarlos noche y día con la intensión de cumplir alguna de las muchas cosas que querían hacerles.... Entre ellas hacer a Sasuke el novio de uno solo por el hecho de que le gustaban los morenos.

Ambos eran buenos luchando, por separados ya eran peligrosos, pero juntos eran una amenaza total. Sin embargo, toda lucha al cabo de unos quince a treinta minutos era detenida por los guardias.

Y todos los involucrados llevados a aislamiento.

Una zona de celadas con anchas paredes de concreto y puertas de acero que solo tenían una ventanilla por donde pasaban la comida y el agua. Las celdas eran de un gris mucho más oscuro que el resto, y no poseía ninguna ventana, ni una sola cama, solo un retrete sucio.

A simple vista no era el mayor castigo de todos, pero la sensación de aislamiento que esas paredes traspiraban era sofocante. Eras capaz de sentir como la oscuridad te tragaba, de cómo entrabas en un estado donde solo eras tú contra tu conciencia, y claramente aquellos que estaban en un lugar como ese, cumpliendo cadenas perpetuas, tenían mucho de qué hablar.

Según los rumores que otros reos decían, habían existido hombres que se volvieron locos, incluso decían que a cierto momento de la noche, cuando escuchas el silencio, puedes apreciar las voces de los hombres que perdieron sus cabezas, murmurando cosas sin sentido.

Pero aquello solo era eso... rumores.

¿Verdad?

--

Sasuke estaba sentado en aquella habitación. Miraba la oscuridad de una esquina. No sabía que era más oscuro, si su cabello y ojos o esa esquina de la cual, llegando a lo paranoico, creía que saldría alguna de esas bestias de cuentos de terror para matarlo y terminar con su vida.

Sacudió la cabeza al instante en forma de negación. Ya estaba enloqueciendo. Pero como no hacerlo, ya lo habían metido más veces a aislamiento que incluso tenía una celda especial.

Lo peor, era que el frio en esas épocas ya estaba pegando bastante fuerte, sobre todo en el desierto, y como el Alcaide de la prisión no pasaba las noches y días en esas celdas, no invertía en nada para poder disminuir aunque fuese un poco la temperatura.

Se tenía que abrazar a sí mismo para sobrellevar el frio. Y ni eso era suficiente, los peores momentos donde el frio realmente pegaba tan crudo, era en el lapso de la madrugada, donde gracias a ese frio era casi imposible conciliar el sueño o mantenerse caliente.

Momento así, solo deseaba la compañía de Hinata... Pensar en ella le valía para mantenerse a sí mismo en un estado óptimo, pero... ¿le serviría solo pensar en ella el resto de su estadía?

--

Su celda se abrió, mostrando a los guardias que le indicaban que saliera, que ya había cumplido con su castigo.

Al salir, y ser esposado de manos y pies como siempre a la hora de moverlos, vio a su amigo salir de la celda que estaba a un lado suyo. No se veía mejor que él, pero al menos esa sonrisa pequeña que le dedico le indico que estaba bien.

Las demás celdas se abrieron, pero cuando una de ellas fue revisada por dentro por los guardias, estos informaron que uno de los reclusos estaba muerto. Tal parecía ser que murió de hipotermia.

Otra víctima más que se cobraban esas celdas...

--

La hora del almuerzo era tranquila la mayoría de sus veces. Otras era testigo de peleas por robos de comida o por simples pleitos de pandillas.

Pero esta vez, ellos estaban almorzando tranquilos en una mesa junto a otros tipos que no les hacían el más mínimo caso.

-¿Crees que estén planeando algo?—Hablo Naruto moviendo esa extraña pasta gris que les servían de comida, junto a un pedazo de pan y un sencillo vaso de agua.

-No lo sé... quizá sí, o quizá no—Respondió Sasuke, de igual forma, moviendo la pasta de un lado a otro esperando no encontrar uñas o vello.—Siempre decía que si terminábamos en este lugar, jamás nos sacaría—

-Si... lo recuerdo—Acompaño su afirmación con el movimiento de su cabeza. —En ese caso... si vamos a pudrirnos aquí—Sasuke afirmo en silencio.

Continuaron comiendo en silencio después de eso. Recordando cada uno por su lado las palabras de Kakashi.

Siempre diciéndoles que si llegaban a caer en una prisión, él no se molestaría en sacarlos de ahí en un buen rato o nunca, ya dependía de su estado de humor.

Si, así era él.

--

Al día siguiente, les dejaron salir al patio. Sasuke caminaba por los alrededores en busca de alguna abertura o algún punto débil que pudieran explotar para poder salir de ese maldito lugar. Pero por más vueltas que daba, no encontraba nada que pudiera serle de ayuda.

Las torres donde estaban los vigilantes con rifles, paredes de concreto sólido, alambres de púas, y cemento en lugar de tierra o pasto. Aquello estaba diseñado de forma que nadie pudiese salir, no a menos que tengan a alguien dentro que les echara una mano. O que tuviese un arma...

Y claramente no poseían ninguna arma. Solo conocían a un tipo que traficaba cosas dentro de la prisión.

Como cigarrillos, algo de comida de mejor calidad, droga, entre otras cosas más. Más sin embargo, no podía conseguirles ningún arma. O al menos eso siempre decía ese sujeto a cualquier otro que quisiera comprarle algo.

Esa clase de personas que estaban dentro de la prisión era mejor tenerles como amigos. Y una de las cualidades de Naruto era hacer amistades, en menos tiempo del que pensó Sasuke, su mejor amigo/rival, y ese tipo se hicieron amigos.

El tipo decía que hasta que no pudiera ganarse la confianza de un oficial, no podría contrabandear una simple y sencilla navaja. Así que por el momento solo les quedaba esperar...

--

La noche llegaba tan solitaria como siempre. Fría y oscura. El silencio solo era roto por las pisadas de los guardias que hacían sus rondas nocturnas, o el sonido de los coyotes y cuervos sonando a la lejanía.

Esa noche sin querer, el moreno había guiado su mano hasta su entre pierna. Era un hombre con necesidades, mismas necesidades que no podían ser satisfechas en ese lugar. No a menos que quisiera a un hombre haciendo ese trabajo.

Porque si, durante su estadía, había un grupo de hombres que se dedicaban a hacer felices a otros hombres. Y a él le llegaron muchas propuestas.

Pero regresando al tema, esa noche su mente se dispuso a divagar en sus memorias. Al grado de llegar a una donde estaba con su hermosa Hyuga, siendo castigada con un látigo. Gracias a eso, ahora necesitaba urgentemente ayudarse a bajarse lo que cobro vida en sus pantalones.

Debajo de las mantas feas y rancias que les daban para dormir, metió una mano dentro para abrirse su ropa de interno y poder llevar una de sus manos hacia esa zona. El movimiento de la tela de su bóxer que movió para liberar su pene fue sublime.

Respingo al sentir su fría mano tocar su ya erecto miembro que estaba hirviendo por ser atendido. Aquel choque de temperaturas fue divino.

Debía ser lo más silencioso posible para no despertar a Naruto, y terminar rápido con lo que le estaba quemando.

Y así empezó. Moviendo su mano de abajo hacia arriba lentamente, mordió su labio inferior para evitar dejar escapar cualquier suspiro, pero aquello no serviría de mucho cuando fuera su respiración la que iniciara irregular.

Su mente se concentraba en ese recuerdo donde castigaba a Hinata. Ver las marcas rojas que dejaba sobre sus nalgas y muslos, los jadeos que escapaban dulcemente de sus labios al igual que algunos gemidos, la pose de cuatro en la que estaba donde la dejaba más que expuesta a él, sino que también dejaba ver todo lo que era de su propiedad.

La sensación de penetrarla, de escucharla gemir solo para él, de escucharla gritar de placer. Su cuerpo sudoroso, el rebote de sus senos, y la forma en la que su espalda se arqueaba una vez alcanzado su orgasmo.

Gracias a todo eso su mano se movía más y más rápido en toda la extensión de su masculinidad, dejando sentir como el líquido pre-seminal escapaba de la punta deslizándose hacia abajo. Se estaba conteniendo en dejar salir cualquier sonido que le comprometiera, pero le resultaba casi imposible, y lo peor era su respiración que se hacía irregular cada vez más.

Tenía bastante tiempo sin haber tenido acción ahí debajo, que aunque fuera atendido por sí mismo era muy placentero.

Paso algunos minutos con la misma velocidad, misma que fue aumentando a medida que más recuerdos llegaban a él con Hinata.

Nunca se debe subestimar el poder de la mente humana. Puesto que al momento en que el moreno llegaba a su tan necesitado clímax, podría jurar que escucho la voz de Hinata gimiendo su nombre.

Tuvo que llevar su mano libre a su boca para atrapar su propio gruñido de placer al momento en que todo su semen escapaba en una potente descarga, acompañada de espasmos musculares y una descarga eléctrica que traspasaba por todo su cuerpo llenándolo de un relajante placer.

Se quedó con la mano en su boca, haciendo lo posible por contener sus jadeos. Incluso se quedó quieto, esperando. Sentía la calidez de todo su semen manchando su mano y su ropa, misma que ahora debería de lavar apenas amanecería. Eso solo significaba que debería aguantarse así toda la noche. Sería lo más incómodo del mundo, pero valió completamente la pena.

Hubo silenció después de eso. Mismo que le dejo pensando si su amigo escucho algo.

Tal parecía ser que Naruto no se había despertado, pero eso era porque él rubio no estaba dormido. ¿Cómo lo supo Sasuke? Fácil. Observo una orilla de la cama de arriba donde estaba la mano del Uzumaki, misma que tras unos minutos había apretado con fuerza.

-¿Naruto?—Interrumpió Sasuke el silencio.

-¿Qué?—Fue la respuesta del Uzumaki tras unos minutos.

-¿Te has...?—

-No lo menciones—

Sasuke frunció los labios, y se quedó en silenció. Escucho como el colchón de arriba rechino, anunciando que el Uzumaki cambiaba de pose.

-Recordé a Naemi—Dijo Naruto tras ello. —No fue porque te escuche—

El Uchiha volvió a quedarse callado.

Sin comentarios.

--

El resto del tiempo, sino estaban luchando contra otros reclusos para defenderse, se la pasaban haciendo otro tipo de cosas. Algunas veces se ejercitaban, peleaban por diversión, o molestaban a los guardias.

Naruto decidió entrar a unas clases de pintura que les daban a los reos para controlar su ira. El no la necesitaba, era capaz de controlar su ira dando golpes a la pared, sus nudillos y la pared lo respaldaban, pero tenía que mantenerse ocupado. Según su nuevo amigo, "el traficante" o "Rata", como el mismo se llamó, mantenerse ocupado le ayudaría a sobre llevar el tiempo de estar en ese lugar. Lo debía saber él a quien ya habían metido más veces de las que podía contar con las manos.

Sasuke por su lado, decidió pasar algo de tiempo en la biblioteca. Nunca fue un gran fan de leer, ni siquiera terminaba los libros que Kakashi o su hermano le regalaban, siempre llegando a la mitad, o menos. Sin embargo, haciendo caso al mismo consejo, empezó por leer y por primera vez en toda su vida terminar un libro.

--

Una tarde, en la que el Uchiha y el Uzumaki estaban en su celda, jugando un juego de palabras que constaba decir palabras que tuvieran relación entre ellas. Un ejemplo; Si Sasuke decía agua, Naruto decía Hielo.

No era el juego más divertido de todos, pero era algo que les mantenía ocupados.

-¡Oigan, Oigan!—El traficante llegaba hasta la celda de ambos, se veía bastante contento o bastante animado. — ¡Les tengo una sorpresa!—

Naruto se sentó sobre su litera, mirando al tipo entrar. Sasuke continúo acostado sin prestarle atención.

-¿Qué pasa, Rata?—Dijo el Uzumaki.

-Miren, mi contacto acaba de darme este periódico—El hombre mostro el periódico.

-Vaya, jamás había visto un periódico antes. Gracias, ahora puedo morir tranquilo—Soltó con sarcasmo el Uchiha.

-Bueno, si a ti no te importa, a Naruto si—El tipo le entrego una hoja del periódico al rubio quien al verla sintió a su corazón saltar alegremente.

Sasuke extrañado por el mutismo de su amigo, se levantó de la cama para verlo. Naruto sostenía el periódico mientras que sus ojos mostraban un inusual brillo que solo había visto cuando Naemi estaba con él.

-¿Pero...?—Señalo Naruto.

-Fue después de que les metieron aquí, un guardia me pidió tirarlo, pero apenas leí el encabezado, supuse que les interesaría—

Naruto entrego la hoja del periódico a Sasuke, misma donde venía de título "Extravagante Mansión a las afueras, quemada hasta los cimientos" Bajo el encabezado, venia la información de los cuerpos carbonizados que se encontraron, lo que los bomberos tardaron en apagar todo el fuego, identidades, etc. Pero lo que provoco la sorpresa del Uzumaki, era una fotografía de Naemi y una de Obito, donde señalaban que el Padre había muerto y la hija estaba desaparecida.

Antes de continuar leyendo, el tipo le paso a Sasuke el resto del periódico. Donde fue su turno de quedarse callado como idiota.

Venia una fotografía de la Familia Hyuga, junto a una donde solamente estaba Hinata. La noticia abarcaba muchas más páginas, donde se exponía el caso y lo que los medios exageraban sobre lo sucedido con sus teorías locas. Pero ahora entendía porque llegaba contento aquel tipo.

Ninguno de ellos tenía una fotografía de sus adoradas mujeres, y un recorte de periódico era mejor que nada.

-Tomen esto como agradecimiento por protegerme—Dijo el tipo.

-Gracias, Rata—Le sonrió el Uzumaki quien empezaba a hacer dobleces al periódico para cortar la fotografía de Naemi.

El tipo le regreso la sonrisa.

-Bueno, me voy, tengo que recibir la nueva mercancía, les dejo—Se dio media vuelta, dispuesto a irse.

-Gracias—Escucho decir de Sasuke. —Un recorte es mejor que nada—

-No tienes nada que agradecer. Estoy seguro de que ella te extraña igual—No dijo más y solo salió de la celda, dejándolos solos con aquellos recortes.

Sasuke se quedó mirando el recorte, pensando en lo que dijo Rata antes de irse.

Ella también le extrañaba... debía hacerlo, era su novio, su prometido y amante. Debía extrañarlo tanto como él la extrañaba a ella.

Si tan solo pudiera verla una vez más...

--

Un momentooo **

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