Sin saber lo que somos (Homoe...

By zeusdehera

2.5K 177 758

Los protagonistas de la novela, Shion y Sikamaru, viven en un mundo en el que demonios y ángeles se odian a m... More

Él
Primera parte: Conociéndote
Primera parte: Algo nuevo
Primera parte: Volverte a ver
Primera parte: Un comienzo y una despedida
Primera parte: Lo mejor que podría pasarme
Primera parte: Idiota
Primera parte: El dolor y los recuerdos siempre son pareja
Primera parte: Salvajes
Primera parte: Cuando tus temores aparecen...
Primera parte: Padre e Hija
Primera parte: De leyendas y nombres
Primera parte: De nieve y amor
Primera parte: Ya no estás tú
Segunda parte: Juntos
Segunda parte: Un San Valentín especial
Segunda parte: Un viaje inesperado
Segunda parte: Un libro y una rosa
Segunda parte: Ciegos
Tercera parte: Contigo
Tercera parte: Destrozados
Tercera parte: Sincericidio
Tercera parte: Contigo
Epílogo: Principio
Extra 1. Sam
Extra 2. Rojo y Naranja
Extra 3. Rukia

Primera parte: Por los amigos

73 7 43
By zeusdehera

                                                                                                                 Even if you're miles away

I'm by your side

So don't you ever be lonely

Love will make it alright

Anytime You Need A Friend. Mariah Carey

Shion

—¿Y estas cajas?—preguntó Jessica mientras las inspeccionaba.

—Son mías—dije acercándome a ellas—Son libros—mi amiga suspiró decepcionada y se alejó de ellas. Era de aquellas personas a las que coger un libro les producía urticaria. Cogí una y la llevé a mi habitación, una vez allí la dejé encima del escritorio y volví a por otra encontrándome con una agradable sorpresa—¡Ari!— exclamé al ver a mi amigo en la puerta, corrí a abrazarle y él me correspondió—¿Qué haces aquí? ¿Ha pasado algo?— pregunté alarmado. Él negó con la cabeza.

—Vengo a hacerte una visita—dijo mientras despeinaba mi pelo. Jessica salió de su cuarto preguntando quién era el que armaba tanto escándalo y que quería dormir, se calló al ver a Ari— Hola, hermanita.

—¿Qué haces aquí?—preguntó furiosa.

—¿Es tu hermana?—cuestioné desconcertado.

Sabía que Ari tenía una hermana con la que no se llevaba demasiado bien. Mejor dicho llevaban sin hablarse, por lo que decían en el Cielo, unos trescientos años más o menos.

—He venido a veros—respondió cohibido ante el tono de Jessica.

—Ya nos has visto, ahora vete—ordenó mi amiga cruzándose de brazos. En aquel momento supe que algo iba mal entre ellos. No sabía qué era pero me lo iban a contar.

—Jessica, al sofá—ordené, ella estuvo a punto de darse media vuelta pero se lo pensó mejor y me hizo caso. No sé si porque al ser yo su superior debía hacerlo o porque quiso. Nunca me lo dijo—Ari, al sillón—mi amigo dejó de abrazarme y se sentó en el sillón—Y ahora me vais a contar de qué va todo esto.

Jessica bufó y mi amigo se pasó la mano por el pelo, durante cinco minutos se formó un silencio incómodo en el que estuve a punto de mandarles a que cogiesen las cajas que faltaban y las llevasen a mi cuarto pero Jessica habló.

—Es mi hermano y un completo imbécil—Ari estuvo a punto de contestarla pero yo la pregunté por qué decía eso—Porque me robó a mi pareja.

—Oh venga, Mike era gay—protestó él ante la atenta mirada de su hermana— perdía más aceite que Shion—ese fue mi turno de mirarle mal a él. Se enzarzaron en una discusión sobre quién había visto primero al chico y yo no pude más que reírme, aquella situación era absurda. Los dos me miraron—¿Qué es tan gracioso?

—Que os peléis por alguien que acabó en mi cama—dije alegremente pues gracias a la descripción que habían hecho de él, supe perfectamente quién era. Era uno de los muchos ángeles que habían pasado por mi cama y se habían quedado a pasar una temporada en ella. Fue bastante corta la verdad, duró un mes o dos hasta que le mataron en una misión. Una pena—Además lleva años muerto. No entiendo la discusión—me levanté del sofá y fui a por un vaso de agua.

—La cosa es que no fue solo con ese— protestó Ari—Tú me quitaste a Nire.

Retomaron su discusión mientras yo les veía como si fuesen dos gallos peleándose por ser el macho alfa del corral. Miré las cajas diciéndome que tenía que llevarlas a mi cuarto. Entonces una idea cruzó mi mente y sonreí. La ocurrencia era bastante rastrera pero no era mala del todo. Tiré el vaso de cristal al suelo, el estruendo les hizo girarse y venir hacia mí.

Les dije que de repente mi muñeca había empezado a doler haciendo que perdiese fuerza en la mano. Jessica recogió los cristales mientras que Ari me miraba la muñeca y me preguntaba por si me había dado un golpe o la había forzado, le dije que no y que tenía pinta de ser una secuela de habérmela torcido tantas veces a lo largos de los siglos. Era muy patoso en cuanto a mis extremidades superiores se refiere.

Él sonrió con tranquilidad y me dijo si había algo que pudiera hacer, les miré a los dos y les pedí que cogieran las cajas y las llevasen a mi cuarto. Una vez que los dos estuvieron dentro, cerré con pestillo pues esa era una de las ventajas de aquel piso, que todas las habitaciones tenían llave, escuché un par de maldiciones y a Jessica exigiéndome que abriese la puerta. Pasé de ellos y les dije que o arreglaban lo suyo o se quedarían allí a vivir y que yo no daba ni pan ni agua. Le mandé un mensaje a Sikamaru y le pregunté si podía invadir su casa alegando que la mía había sido asaltada por dos imbéciles lo cual no era del todo mentira.

***

—¿Ósea que tu compañera de piso tiene un hermano que resulta ser tu mejor amigo y con el que no se habla desde hace diez años porque se fueron quitando los aspirantes a novios?—resumió Rukia desde el ordenador. Asentí—Menuda gilipollez.

—Eso mismo he pensado yo—dije sentándome en el sofá que tan bien conocía—Estoy esperando una llamada de Jessica que me diga que lo han arreglado.

—Pues yo me quedaría a pasar la noche—comentó Rukia alegre—Las discusiones familiares suelen tardar.

Suspiré y recé para que aquello no pasase. Sikamaru estaba haciendo la cena atento a nuestra conversación. Llevaba puesto el delantal que le regalé hace un par de días como muestra de agradecimiento por ofrecerme su casa. Recordé la conversación, en ningún momento nos vimos forzados a hablar de ello, simplemente le pedí que me acompañara a mirar unos pisos tras contarle la razón y él me ofreció la suya ahorrándome un montón de papeleo.

Llevaba unas tres semanas viviendo allí y solo iba a mi piso, en el que había dejado cosas poco comunes, cuando Jessica necesitaba hablar de algo relacionado con la misión o a por libros. Mi amiga me había llamado por la tarde para que fuese a revisar unas cajas que habían llegado pero que supuestamente deberían llevar varias semanas en mi poder. El correo angelical no funcionaba muy bien.

—Eso es lo que va a hacer—dijo feliz Sikamaru mientras daba vuelta a la tortilla de patatas sin cebolla que estaba preparando.

—Me voy a quedar porque sé que quieres hacer otro tipo de cosas—insinué.

—Ver una película de Disney seguro que no—comenzó a reírse Rukia. Sikamaru y yo nos unimos a su broma y nos miramos cómplices— Entonces, ¿sois pareja?

—No—afirmó en rotundo Sikamaru. A pesar de que ya estaba más que acostumbrado a sus negativas en cuanto a mantener una relación seria (lo que no me negaba nunca era el sexo), no pude no fingir que aquella palabra me dolía. Un poco más cada vez porque me iba enamorando más de él. Y algún día tendría que decírselo— Solo mantenemos una relación de amistad y sexual.

—Vamos que sois amigovios—resumió Rukia.

—Que palabra tan fea—exclamé horrorizado.

—¿Follamigos entonces?—preguntó esperando mi respuesta.

—Déjalo en que somos dos personas que se acuestan porque se atraen y se caen bien—aclaré rememorando la conversación mantenida después de que Eduardo invitase amablemente a Sikamaru a volver con él. El moreno me dijo que deseaba olvidarse de él y yo le propuse acostarnos juntos ya que los dos necesitábamos ese alivio físico y era mejor hacerlo con alguien de confianza.

Rukia frunció el ceño dándome a entender que aquello significaba lo que ella había dicho y se cruzó de brazos. Nos habló de su trabajo y cortó la conexión poco después.

—¿Vas a quedarte a dormir?—me preguntó Sikamaru queriendo asegurarse una vez que estuvimos sentados en la mesa.

—No concibo mejor plan—dije cortando un trozo de tortilla—¿Qué vas a hacer en Navidad?

—Nada—comió un trozo—¿Y tú?

—Nada—respondí sonriente—Mis padres se van de viaje a Mali y al no tener hermanos, estoy solo—menuda sarta de mentiras que acababa de soltar.

—Podríamos ir a esquiar—comentó—Conozco un sitio, no está lejos y tiene unas instalaciones estupendas.

—Eso que me estabas proponiendo suena a cita—afirmé.

—Lo es—sonrió con picardía y yo alcé una ceja—Oh, venga, ahora es cuando me dices que nuestra primera cita fue cuando te ayudé a limpiar tu ex casa—reí ante su ocurrencia, nuca me había planteado que aquello pudiera considerarse una cita. Negué con la cabeza.

—Menuda cita más polvorienta—comenté, durante un rato ninguno de los dos dijo nada.

—¿Dónde se va a quedar tu amigo?—preguntó interesado.

—Ni idea, las únicas palabras que he cruzado con él han sido para meterlo en mi cuarto— no me di cuenta de lo mal que había sonado la frase hasta que Sikamaru se puso a reír—Mierda—acabé riéndome yo también.

—Puede quedarse aquí—dijo mientras recogíamos la mesa.

Le sonreí a modo de agradecimiento.

Sikamaru

Ari era molesto.

Al día siguiente fuimos al piso de Shion y nos encontramos con su amigo y Jessica durmiendo abrazados. El rubio les sacó una foto mientras sonreía satisfecho. Íbamos a coger las cajas e irnos sin hacer mucho ruido cuando aquellos dos se despertaron. Lo primero que hicieron fue agarrar a Shion y tirarle al suelo, éste se revolvió cuanto pudo hasta que el que supuse sería el amigo, le tocó el pelo. Shion se relajó y dejo que Jes se sentara encima de su tripa. Arrugué el morro ante aquel gesto de complicidad y comencé a sentirme fuera de lugar.

Me había quedado en el umbral de la puerta observando mientras Jes le echaba la bronca por encerrarla y el otro chico se reía. Mi amigo consiguió quitarse a la mujer de encima y se levantó del suelo. Salimos de la habitación y Shion hizo las presentaciones oportunas.

—Sikamaru, este es Ari—señaló a su amigo—Ari este es...Sikamaru—le vi dudar un momento, no encontrando la mejor forma de definirme; la nuestra no era una relación que la gente consideraría normal pero era suficiente para nosotros.

Al menos eso creía. Le tendí la mano a Ari y él me la estrechó. Me fijé en su rasgos: masculinos, con una barba de dos o tres días, el pelo corto, moreno y unos preciosos ojos color chocolate. Debió de fijarse también en mí porque sonrió y pude ver una pizca de deseo en sus ojos. Volví a mirarlos antes de darle la mano porque juraba que conocía a Ari de algo, aunque no lograba recordar de qué.

—Encantado—dije tras soltar su mano. Hizo un gesto con la cabeza y Shion le preguntó dónde iba a quedarse, respondió que ya se buscaría la vida pues solo iba a quedarse hasta el domingo al amanecer. Shion se enfadó con él y puso pucheros, era muy adorable en ese momento—Puedes quedarte en mi casa. Shion vive ahora allí.

—Lo sé—respondió con suficiencia—Jes me lo ha contado—la aludida sonrió y al darse cuenta de la hora nos echó a todos de casa pues Manuel iba a venir enseguida y no le haría gracia encontrarse con tres "hombretones tan guapos".

Salimos a la calle y Shion comentó que sería buena idea enseñarle las maravillas de nuestra ciudad y me eligió a mí como maestro de ceremonias. Le enseñamos el puerto, el rompeolas (por supuesto Shion obligó a Ari a darle una patada al muro, una vieja tradición), las ruinas romanas donde me entretuve hablando con una de las arqueólogas que trabajaban allí ya que mi señor había enterrado algo importante que no debía ser descubierto por los humanos. Rukia y yo lo protegíamos.

Mientras yo hablaba con ella, Ari y Shion tomaban algo. El rubio no había dejado de sonreír en toda la mañana, ni dejó de hacerlo en todo el día, su amigo debía contarle cosas divertidas. Me molestaba la familiaridad con la que se hablaban y se sonreían pero lo que de verdad me traía de cabeza era el hecho de que Ari lo tocaba con cualquier excusa.

Me mantuve al margen todo el día, observándoles desde las sombras mientras Shion le llevaba a todos los lugares importantes pero no le enseñó los verdaderamente preciosos. No le enseñó los sitios escondidos, la playa nudista o las vistas que había desde el acantilado. No supe por qué no le quiso enseñar esos lugares y Shion no me lo dijo hasta tiempo después.

Volvimos a casa a la hora de la cena, la cual hicimos entre todos, fue muy divertida. Ari amenizó la velada con historias sobre sus viajes pues era piloto de aviones y recorría el mundo transportando gente de una punta a otra. Yo seguía dándole vueltas al asunto de que le conocía de algo. Intenté imaginármelo con un traje de piloto del último viaje que realicé en avión o de azafata mas mi mente le puso alas y armadura. Rechacé aquella visión porque si Ari era un ángel, Shion debía serlo. Los ángeles no se relacionarían con humanos por gusto. Eran todos unos orgullosos y egocéntricos.

Les observé y recordé una conversación mantenida con Rukia hacía mucho tiempo.

—¿Quieres saber cómo se comportan dos personas que se acuestan?— asentí—. Lo ves en sus ojos, en su lenguaje corporal y en su forma de comportarse. Se sonríen a escondidas, sus ojos se desvían hacia donde saben que han dejado una marca la noche anterior, saben los puntos exactos donde deben tocarse para producir un escalofrío pero lo más importante es su mirada porque se miran pensando que están desnudos y entregándose al placer.

Y me pregunté si Shion y yo hacíamos esas cosas.

Ari comenzó a elogiar a Shion por su trabajo y su contacto se volvió más cercano, agradecí que mi móvil sonase apartándome de aquellos dos.

—Sika...—la voz de Alex sonó rota.

—¿Alex?—pregunté preocupado y alterado. Shion y Ari me miraron—¿Dónde estás?

—En el pedregal.

—No te muevas—ordené. Cogí el abrigo y tras despedirme de ellos diciendo que tenía algo urgente que hacer, salí del piso. Corrí hasta llegar al lugar en el que Alex estaba—¿Qué ha pasado?—pregunté sentándome a su lado mientras veía su rostro lleno de moratones y algunos cortes en sus brazos.

—Karen. Nos vio el otro día por la calle y se pensó que le estaba engañando— todo su cuerpo temblaba—Cuando he vuelto del bar estaba esperándome en el piso con un bate de béisbol en la mano—durante un rato Alex me relató lo que aquel cabrón le había hecho y me pidió que no fuera tras él porque ella, armada con un zapato de tacón, le había dado una patada en las partes bajas y luego le había pisado con la punta la mano hasta traspasar la piel—Reconozco que me he pasado un poco.

—No—alegué—Ese cabrón tiene lo que se merece—me levanté y le ofrecí mi mano, intentó ponerse en pie mas tenía el tobillo roto y tuve que llevarla en la espalda hasta el ambulatorio donde al ver la gravedad de sus heridas la mandaron en ambulancia al hospital.

Aquella noche fue horrible. Primero porque estaba el imbécil de Karen con dos policías que se acercaron a mí porque el chaval me señaló. Mantuve una charla de lo más entretenida mientras les contaba verdaderamente lo que había ocurrido, presenté una denuncia en nombre de Alex y esperé. Esa fue la segunda razón. Me pasé toda la noche aguardando a que alguien del personal sanitario me dijese cómo estaba Alex. Recibí varios mensajes de Shion, le contesté que había tenido que ir al hospital porque a una amiga le habían dado una paliza. Me preguntó si era necesario que fuese y le contesté que no.

A eso de la una y media de la mañana, una médico rubia llamada Kati preguntó por la persona encargada de Alex. Me explicó que tenía dos costillas rotas, el tobillo torcido, los dos labios partidos y algunos cortes sin importancia en los brazos. Me tuve que quedar a pasar la noche con ella. La habían llevado a uno de los pabellones y dormía cuando llegué a su cuarto.

Aproveché para mandarle un mensaje a Shion pidiéndole que disfrutase con su amigo y que iba a quedarme a pasar la noche en el hospital. No obtuve respuesta y aquello creó varias imágenes visuales en mi cabeza que deseé no fueran ciertas. Rukia seguía despierta por lo que pude ver, la saludé y ella me devolvió el saludo. Cuando la dije que estaba en el hospital me llamó sin más demora.

—¿Estás bien?—su voz sonó angustiada.

—Sí— afirmé—Es Alex.

—¿Qué ha hecho?—preguntó a la defensiva.

Rukia y Alex no se llevaban bien por tener ciertos puntos de vista distintos pero se respetaban porque sabían que las dos representaban pilares de mi vida y que las necesitaba.

—Esa no es la pregunta acertada—indiqué mientras recorría el pasillo de arriba a abajo—Su ex novio le ha dado una paliza—Rukia no dijo nada durante unos segundos que a mí se me hicieron eternos—Tiene algunas lesiones bastante graves pero nada que no se arregle con medicación y reposo—se escuchó una débil risa. No era de burla.

—Eso si consigues que se esté quieta en una camilla de hospital—sonreí—.¿Estás con Shion?

—No—negué—Él está con un amigo—Rukia no dijo nada pero cuando habló supe que ella sabía algo que yo, en ese momento, desconocía.

—¿Shion sabe lo de Alex? ¿Se lo has dicho?—negué—Hazlo.

Y sin decir nada más, me colgó. Entré de nuevo a la habitación, Alex seguía durmiendo, me senté en el sillón para invitados y miré por la ventana. Tal vez debería decírselo.

Shion

¿Quién es Alex?

Era la pregunta que llevaba atormentándome toda la noche. Tras la salida apresurada de Sikamaru, Ari propuso ir a bailar, se iba al día siguiente y yo no se lo iba a negar. Bailamos hasta la hora del cierre de las discotecas y nos fuimos a pasear por el puerto. Ari me contaba que había pedido permiso en el trabajo como maestro en el Cielo, donde educaba a las futuras generaciones de soldados a matar demonios, me preguntó por la misión y le dije que teníamos todo controlado.

—¿Qué tal todo por allí arriba?—le pregunté mientras parábamos en la pastelería que abría por la noche, que poseía dos nombres. Uno por el día "Sweet day" y otro para la noche "Sweet night". La persona que tuvo la idea acertó de pleno.

—Bianca va a casarse—alcé las cejas y miré a Ari sorprendido—Es broma— dijo cuando empezó a reírse. Le miré con el ceño fruncido y me alejé unos cuantos pasos— Shion, para—paré y esperé hasta que se situó a mi altura—Están todos bien. Bianca está super orgullosa de que te hayan dado una misión y no deja de preocuparse por ti, en cuanto a tu padre, ha conocido a una mujer que dicen que le hace mucho bien. También he oído que está preparando una macro operación para invadir el Infierno y que en cuanto acabes tu misión la llevará a cabo.

—Mi padre siempre tiene un plan que luego fracasa estrepitosamente—reí—Me alegra que haya superado a mi madre aunque yo no participaré en la invasión, me quedaré protegiendo el Cielo.

—No te negaré eso—afirmó Ari—, pero a mí me gustaría que luchases a mi lado. Tu padre me ha pedido asesoramiento porque sabe que estuve encerrado en el Infierno.

—Me alegro por ti—suspiré—Ya maté a muchos y no quiero seguir aumentando la lista—mi amigo iba a decir algo pero no le dejé—No voy a cambiar de opinión.

Seguimos andando hasta llegar a mi parte favorita del puerto donde Ari comenzó con las preguntas incómodas. Me cuestionó por Sikamaru y mi relación con él, por Jessica y su relación con Manuel hasta que dio con la cuestión inevitable.

—¿Has superado lo de James?—nos detuvimos en una de las vallas del paseo y miramos al mar. Asentí con firmeza. Le relaté que mi amiga me había ayudado a superarlo con unas palabras mágicas y él no dijo nada, simplemente se quedó ahí mirándome, como si yo fuera la persona más maravillosa del mundo. Lo que hubiera dado porque en vez de esos ojos chocolate me observasen unos soles—Es una noche sin luna—comentó mientras mirábamos los dos al cielo— Shion, hay algo que necesito decirte—aquello me descolocó durante unos segundos pero luego pensé que iba a decirme que la persona de la que estaba enamorada le correspondía—¿Te acuerdas de que te dije que me había enamorado de un chico de mi escuadrón?—asentí—Te mentí. En realidad...—recé con todas mis fuerzas para que simplemente se hubiera equivocado de rango o que el chico fuera una mujer. Recé para no ser yo. Su brazo me rodeó y me atrajo hacia él. Nuestras caras quedaron muy juntas una de la otra y supe lo que me iba a decir en cuanto me miró a los ojos y nuestros alientos se cruzaron—Estoy enamorado de ti.

Y me besó. Fue un besó lento, de esos que hacen que se te caigan los esquemas, las ideas preconcebidas y desees quedarte a vivir en él porque sabes que te lo dan desde lo más profundo de su corazón. Sabes que ese beso significa la noches que han estado pensando en ti, las personas a las que, por amarte, han rechazado. Las preocupaciones, los mensajes a las tres de la mañana, las visitas inesperadas, las sonrisas, los momentos que ha pasado contigo cuando aún no erais nada. Sabes que es perfecto, que no lo cambiarías por uno dado en cualquier bar a las cinco de la mañana porque es el que llevas esperando toda la vida. Es el beso que decide. El que significa todo o nada. Sabes que para la persona que lo ha empezado significa su mundo, que en ese momento, eres tú. Y puede que para ti, no signifique nada. Y eso puede ser incluso más doloroso que rechazarle.

No lo hice porque pensé que le debía algo, que después de todos estos años de amistad desinteresada yo le debía al menos un beso dado a las orillas de un muelle en una noche sin luna. Cuando rompió el contacto supe que debía decírselo. No se merecía aquello.

—Ari—me puse nervioso, miré sus ojos castaños y me pregunté si, con mi respuesta, el brillo que tenían en aquel momento se apagaría—Yo...—no sabía cómo seguir y mentirle no era buena idea—Estoy enamorado de otra persona—sus ojos se apagaron invadiéndole la sorpresa y el desconcierto. No supe si abrazarle o pedirle perdón.

—Estás enamorado de Sikamaru, ¿verdad?—preguntó con furia. Asentí.

—No lo planeé—dije triste, giré la cara para el lado contrario y miré al cielo estrellado—No planeé enamorarme de un humano—confesé. Ari me abrazó por detrás.

—No planeamos de quién nos enamoramos—sonreí triste—Fíjate en mí. Más de trescientos años enamorado de la misma persona sin atreverme a dar el paso y ahora que sé que su corazón vuelve a ser suyo, resulta que ya está ocupado—le miré a los ojos y le di un abrazo—¿Por qué me has dejado besarte?

—Porque pensé que merecías eso al menos.

Llegué a casa solo a las ocho de la mañana y tuve la suerte de encontrarme con Sikamaru en el portal. Los dos presentábamos un aspecto horrible. Sin decir palabra nos metimos en la cama juntos y dormimos hasta el mediodía. Comimos comida precocinada que Sikamaru siempre guardaba para casos como este. Días en los que estábamos tan destrozados que no podíamos agarrar un instrumento de cocina. Ninguno de los dos habló de la noche anterior.

Yo porque no me sentía emocionalmente bien y Sikamaru porque se volvió a ir en cuanto recogimos los platos. No supe a donde iba, solo sabía que iba a ayudar a Alex que aún no tenía claro si era un chico o una chica. No me preocupaba especialmente su género pero si quería saber qué tipo de relación tenían.

Me pasé por mi antiguo piso para recoger las dos cajas que me faltaban de libros. Jes, que me abrió la puerta, se ofreció a ayudarme porque quería hablar conmigo. Manuel estaba tirado en el sofá viendo el futbol con una cerveza en la mano. Me ignoró por completo y yo hice lo mismo. Una vez que dejamos las cajas en la mesa de la cocina, mi amiga se remangó y pude ver que tenía una marca en el brazo. No le di importancia porque ella no la mencionó y yo tampoco, sus intereses estaban puestos en otra cosa.

—¿Qué tal anoche?—preguntó mientras se calentaba un cola cao en el microondas. Fruncí el ceño e hice una mueca rara con la boca.

—Ari se me declaró—estuvo a punto de expulsar todo el líquido que tenía en su boca, menos mal que se lo tragó todo antes de sonreírme—Y le rechacé—le conté la historia—Antes de irse me pidió tiempo y yo se lo voy a conceder.

Jes y yo nos marchamos poco después con las cajas y tras darle las gracias me encerré en un libro. Pasó una semana entera en la que Sikamaru paraba por casa para lo justo y necesario; una ducha, cambiarse de ropa y poco más. Nos veíamos en las horas del café pero nunca mencionaba nada y yo respetaba su intimidad aunque una única pregunta me corroyera las entrañas. Quedaban pocos días para las vacaciones de navidad por lo que me entretuve haciendo exámenes y corrigiendo trabajos. Aun así no pude distraerme de tres palabras que ocupaban mi mente.

¿Quién es Alex?

Sikamaru

—¿Qué tal estás hoy?—pregunté en cuanto llegué a la habitación de hospital.

—No hace falta que vengas todos los días—refunfuñó Alex—Ni que te quedes a dormir. Ni que me preguntes lo mismo—bufó y se cruzó de brazos—Dentro de poco es navidad y yo salgo en nada de este sitio—iba a decir algo pero no me dejó hablar—Y no, no necesito que vengas a verme todos los días al piso, tampoco que te quedes a dormir. Mis amigos se han ofrecido a pasar las navidades conmigo.

—Pero...

—No hay peros—afirmó mirándome a los ojos—Tienes alguien mejor del que preocuparte.

—Eso no es verdad—la mirada de Alex me hizo sentir estúpido ante aquellas palabras.

—¿Y Shion qué?—preguntó medio enfadada—Le abandonas por venir aquí.

—Vengo aquí para proteg...—Alex me cortó con un gesto.

—No sigas por ahí—me advirtió enfadada—No necesito que me protejas, la policía ha puesto un guardia de seguridad en la puerta y Karen está en la cárcel. Como ves estoy perfectamente protegida—su sonrisa me dio escalofríos—Ahora lárgate con tu amigo con derechos.

Y así fue como Alex me echó de su habitación de hospital. Caminé por las calles a medio decorar; los establecimientos se preparaban para las navidades y toda la gente tenía imbuido el espíritu navideño. Yo no. Los demonios no celebrábamos la navidad porque sabemos que es una mentira que los humanos han decidido creerse para poder sentirse mejor. Durante este periodo no dejan de salir noticas como: X famoso ha ido a un hospital con regalos para los niños y etc. ¿Qué pasa? ¿Qué el resto del año no es buen momento para regalarle algo a alguien? Odiaba aquella parte de la festividad, el hecho de que por esa fecha tuviésemos que regalarle algo a alguien. Cualquier momento del año era bueno. Suspiré. Iba de camino a casa cuando recibí una llamada de Rukia.

—¿Se lo has contado ya?—preguntó ansiosa.

—No.

—¿Y a qué esperas?—cuestionó mi amiga molesta—¿A qué lo descubra?—me quedé callado—No es eso, tienes miedo a su reacción.

Rukia tenía la habilidad de dar justo en el clavo. Al no contestarla siguió hablando de lo importante que sería que yo le contase esa parte de mi vida a Shion si algún día quería tener algo más con él.

—¿Y quién te ha dicho que quiero que eso ocurra?—me molestaba que hiciese suposiciones infundadas.

—Tú—me contestó con sinceridad—Cada vez que te veo con él te comportas como un enamorado.

—Te equivocas—corté la comunicación y volví a casa.

Alex salió del hospital un par de días antes de Nochebuena y desoyendo sus protestas me quedé en su casa. Hubo varios momentos de tensión hasta que me echó literalmente a patadas. Antes de eso me entregó un sobre en el que había dos entradas para ver una película recientemente estrenada de la directora Kathryn Bigelow*. Me pidió expresamente que la fuese a ver con Shion para disculparme por no haber sido sincero con él, negué con la cabeza prometiéndola contárselo al rubio. Ella sonrió y me cerró la puerta en las narices.

Shion

Y llegaron las vacaciones de Navidad. Las cuidad se iluminó con un millón de motivos navideños. Los ángeles no celebrábamos la navidad. Nos parecía una fantasmada a pesar de que lo que se conmemoraba. Nada de lo que contaba aquel libro en el que se basaba esa fiesta era verdad. Simplemente, fue otra de las grandiosas ideas de mi padre.

Aquel periodo de quince días supuso un descanso para todos. Di por sentado que no íbamos a hacer maravilloso viaje del que Sikamaru me había hablado porque no le veía por casa. Estaba acostumbrado a no verle durante el día y a que algunas noches durmiera fuera de casa pero no a que me abandonase durante dos días.

Apareció al tercer día, la víspera de Navidad con unas entradas de cine, una disculpa y la reserva de aquel lugar del que me había hablado. Le vi dispuesto a solucionar cada una de las dudas que yo tenía con respecto a Alex. Me pidió que me sentase en el sofá y me preguntó por mi amigo. Le conté parte de lo ocurrido pero no todo pues aún era incapaz de decirle que le amaba. Por mi parte no hubo rodeos, no hubo preguntas para tantear el terreno, solo una que fue directa a clavarse en su corazón. Y la respuesta se clavó en el mío.

—¿Quién es Alex?

—Mi hija.

*****************

* Directora de la aclamada película "En tierra hostil" que ganó el Óscar a mejor director y mejor película en 2010. Su trabajo más reciente se titula Detroit. 

Continue Reading

You'll Also Like

958K 49.8K 36
Melody Roberts es una chica muy sencilla, no es muy sociable y solo tiene una mejor amiga. Vive sola en un pequeño departamento, el cual debe de paga...
2K 151 21
Esta es la historia de un amor inusual entre Harry Styles y Louis Tomlinson; un amor que al principio resulta confuso para ellos, pero poco a poco el...
7.3K 611 17
Renzo de los Santos es el nuevo encargado en redacción y edición en la editorial Diario Amanecer. Aunque cuenta con algunos problemas económicos perm...
2.2K 310 34
¿Sabes qué el amor nos cambia? Cambia nuestra forma de ser y después lentamente se va y nos deja indefensos, perdidos y frágiles. Pensamos que una no...