Delante mío descansaba una taza de té con un plato de tostadas en el centro de la mesa. Él estaba sentado frente a mí, con su mirada perdida en alguna parte de la habitación. Le di un sorbo a mi desayuno pero alejé al instante la taza al notar que estaba hirviendo.
-¿Cómo dormiste?- Me preguntó mientras mezclaba el azúcar con el té.
-Bastante bien, es un sofá muy cómodo- Reí casi en un susurro- ¿Aún estás enojado?
-No estaba enojado, Newt, estaba cansado.- Le dio un mordisco al pan tostado, frunciendo el seño- ¿Te caíste?
-¿Ah? No que yo recuerde...
-Tienes un corte en la mejilla- Llevé mi mano hacia la zona indicada, sintiendo la herida cicatrizada que me provocó el amigo de Tony hace unas noches.
-Oh, ese corte... no es nada, me golpeé con mi mesa de noche y me lastimé.
-¿Con tu mesa de noche? Vaya que eres torpe, ¿La desinfectaste?
-Es un corte no una picadura proveniente de un insecto tropical, eso no se desinfecta- Respondí obvio, éste río y se acerco a mí para golpear mi cabeza.
-Desinfectar significa curar con alcohol para que no se te infecte y comience a hincharse cual maíz, ¿Lo hiciste?- Negué con la cabeza, jamás en mi vida lo había hecho, creo que es solo una mentira de esas que te dice tu mamá cuando masticas chicle "Si lo tragas te crecerá una planta de chicles en tu panza" para que no lo tragues como a un caramelo, en este caso, para que "no se hinche". Todo eso es pura patraña.- Voy por el alcohol.- Avisó.
-Tommy nunca limpié ninguna de mis heridas y no se me han infectado, es solo un mito más. Además, está cicatrizada, déjalo así. No es como si fuese a convertirme en superman,... aunque eso no estaría mal- Cuando quise darme cuenta el castaño subía las escaleras negando con su cabeza.
Él y su estúpida insistencia en cuidarme.
En pocos minutos apareció en la sala nuevamente con una caja entre sus manos marcada en el medio con una cruz roja. Mi corazón se aceleró por alguna razón cuando esta se posó delante de mí, no me sentía asustado o eso creí, hasta que volcó una especie de líquido rojo óxido sobre una gasa blanca y lo acercaba a mi rostro con cuidado. Tomé su muñeca como acto reflejo para detenerlo. Me observó confundido.
-¿Qué es eso?- Pregunté nervioso, creí que sería alcohol y estoy seguro de que eso no lo es, el color de ese es transparente, no rojo.
-Esto es uno de los mejores desinfectantes que hay, es Pervinox, tu corte cicatrizó y tienes razón en que el alcohol etílico no hará efecto alguno pero esto sí.- Observé la gasa en su mano y luego a él, nervioso- Descuida, no arde- Rió con suavidad. Quité mi brazo rendido para dejar que lo apoyara sobre mi mejilla.
Sentí el húmedo líquido tocar mi piel, estaba en lo cierto sobre que no ardía pero apestaba a hospital. Volvió a colocar esa cosa rara en la gasa para palmar mi herida.
-Sigo creyendo que esto es algo estúpido.- Continué en un bufido, se acercó al cesto de basura para arrojar lo usado y comenzando a guardar las cosas en su lugar.- Gracias por quitarme la oportunidad de convertirme en superman- Fingí decepción mientras que él solo rió, tomó dos banditas pequeñas y las colocó sobre el corte.
-Como nuevo- sonrió, frotando sus manos como si acabase de limpiar la tierra de algún objeto.
-No eran necesarias las banditas, Thomas, ya estaba cicatrizada.
-¡Que quejón amaneciste Newt!- Exclamó mientras cargaba la caja en sus manos- Tu belleza sigue intacta, no tienes de que preocuparte.- Pronunció camino a la escalera, dejándome boquiabierto. No quiero hacerme la cabeza con aquel comentario porque pudo ser forzado, como esas chicas que se prueban alguna prenda y le cuestionan al novio sobre como lucen y a todo les responden que se ven bien, solo para satisfacerlas y darle las respuestas que quieren oír. Quizás, él me dio una respuesta que creyó quería oír, pero no voy a evadir el hecho de que una sonrisa se armó en mis labios seguido de un escalofrío.
Le di un sorbo a mi té, odiando el hecho de tener que volver a mi casa, mas no quiero escuchar las preguntas de Clara sobre dónde estuve, que me sucedió en el rostro, por qué me fui, por qué no le avisé y por más que le responda con la pura verdad, acabará sermoneándome porque no va a creerme, apoyará a muerte la idea de que me fui a beber por ahí. Le di las pruebas suficientes para que imagine eso cada vez que no estoy en casa.
Me sacó de mis pensamientos la figura del castaño al sentarse en su lugar. Pude notar en sus mejillas un ligero rubor. Al notar que lo observaba, me dedicó una sonrisa antes de llevar su taza a su boca.
-Será mejor que me vaya- Fruncí mis labios mientras abandonaba la mesa.- No sé si recuerdas pero no avisé que venía.
-¿No le has enviado un mensaje a tus padres para decirles dónde pasarías la noche?- Negué con la cabeza colocándome el abrigo- Oh Newt, ¡Deben estar con los pelos de punta!- Reí con ironía, hace rato que dejó de preocuparse por mí Clara, ya deduce que estoy ebrio en alguna plaza.
-Créeme, no lo están.- Palmeé su hombro para que me abriera la puerta, estaba asegurada con llave y Thomas tenía la copia.- Gracias por tu absurda cura Tommy- Sonreí señalando mi mejilla para luego abandonar la casa.
Todo lucía impecablemente iluminado, algo que no sucedía normalmente. Pasé por la cocina para dejar la llave y allí estaba, desayunando con el diario entre sus manos. Vaya confianza. Me volví hacia la entrada dispuesto a encerrarme en mi habitación pero su voz me impidió llegar más lejos.
-¿Acaso no saludas? Descortés...- Su insulto fue casi un susurro pero estando el ambiente silencioso y bueno, al no haber tanta distancia entre nosotros, pude oírlo.
-¿Y mi tía?
-Salió a comprar- Dejó el bulto de noticias sobre la mesa para observarme directamente, intimidante. Alcé mis cejas con poco interés.
-¿Puedes bajar tus asquerosos pies de la silla? La tapizaron hace unos días.
-¿Y si no lo hago, qué pasa? ¿Acaso vas a golpearme?- Cada persona con la que me cruzo se empeña en desafiarme. Noté que señaló su mejilla, a la altura donde está mi corte mientras soltaba una risita- Vaya, que masculino te ves con eso, ¿No tenían de Hello Kitty?
<<Respira hondo Newt, déjalo pasar. Solo trata de irritarte>> Recomendaba mi conciencia, y la verdad es que lo estaba logrando. Me di media vuelta para ir a mi cuarto.
-Hey niño huérfano, no vuelvas a darme la espalda ¿Me oíste? Y si te hablo me respondes.- Mis puños estaban apretados en contra de mi voluntad y mi respiración completamente acelerada.
-¿Cómo me llamaste?- Pronuncié entre dientes, acercándome de una manera nada agradable hasta quedar frente a él, sin importarme el golpe que pudiese darme... o que yo pudiese darle.
-Ah Newt, decidiste regresar- Habló la mujer a mis espaldas, nada agradable.- ¿Qué sucede aquí?
-Lo que sucede, pastelito, es que estaba diciéndole exactamente eso al niño, no es bueno salir sin avisar y volver a la hora que se le plazca pero él se acercó a mí con la intención de agredirme cuando le dije que lo mejor sería castigarlo.
¿Pastelito? ¿Niño? ¡¿Castigo?!
-Estás en lo cierto osito, no es raro de ti Newt, un castigo es lo mejor.
-Es mentira Clara, no lo agredí en ningún momento y yo...- Me interrumpió colocando la palma de su mano a centímetros de mi rostro.
-No quiero oír tus excusas, dos semanas sin celular- Tendió su mano para que le entregara el aparato tecnológico que guardaba en mi bolsillo. No creí que lo dijera en serio pero la manera severa en la que me observaba me advertía que no bromeaba. Coloqué ese con furia sobre su mano- Y sin cigarrillos.
-No voy a dejar de fumar.
-No te estoy preguntando.
-Y yo no te estoy avisando, es una hecho- Abrió sus ojos hasta el tope, soltando un suspiro de irritación.
-Tampoco podrás hacer salidas, de casa al instituto y del instituto derechito a casa. Ahora dame los cigarrillos.
-No- Fruncí mi ceño, uniendo mis brazos sobre mí pecho.
-No quiero agregarte otra cosa más.
-¡Dale los malditos cigarrillos asqueroso adicto!- Gritó el pelado a mi espalda. ¿Asqueroso adicto? Ahora si se pasó. Me giré sobre mi lugar para darle un buen golpe sobre su mejilla pero su enorme mano detuvo mi brazo.
-¡Vete ya mismo a tu habitación! Estoy tan decepcionada de tu actitud.- Casi de un empujón me liberó de su agarre, para hacer lo que ordenó mi tía. Ya no aguanto más esto, tengo la necesidad de irme, alejarme de todo y de todos pero no puedo, maldita sea.
Rendido me dejé caer sobre mi cama, mientras observaba el desgastado techo. Diecisiete años de vida y solo nueve fui realmente feliz, valía la pena vivir pero ahora, analizando lo que fueron los ocho años restantes caigo en depresión, me la pasé de adicción en adicción, de casa en casa, de llorar en el baño a llorar en mi habitación,... mi vida es una mierda.