Black Wings [Supernatural]

By its_the_impala

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[LIBRO UNO] -¿Sabes lo importantes que son las realidades alternativas? -Lo sé. -En esta realidad, tus amigui... More

Sinopsis
1. Fin de una época
2. Un mal presentimiento
3. Nueva esperanza
4. Encuentro no esperado
5. Datos particulares
6. Relación con mejoras
7. Vestimenta complicada
8. Sentimientos ocultos
9. Información adecuada
10. Cómo sobrevivir a un mal sueño
11. Una linda mañana
12. Peleas de hermanos
13. Entrenamiento
14. Pasos para ser cazador
15. Muerto de miedo
16. Primera cacería oficial
17. Lo inesperado es mejor
18. Uno con el otro
19. Charlas necesarias
20. Un lirio de significado especial
21. Calma con los niños irresponsables
22. Missing in Action
23. Los conocidos no podían faltar
24. ¿Hola? ¿Hay alguien ahí?
25. La vida ante tus ojos
26. Un vacío negro
27. Los esperados reencuentros
28. Un respiro de la realidad
29. Secretos y más secretos
30. Bulletproof Heart
31. Lo lamento mucho
32. Una simple atracción... ¿O no?
33. Hey, soul sister
34. Enemigo de mi enemigo, es mi amigo
35. Déjenme sola
36. Girls just wanna have fun
37. Confesión de amor
38. Habla, Dr. Phil
39. Decisión complicada
40. La dama del vestido azul
41. Sin cordura, no hay esperanza
42. Countdown
44. Directo al Infierno
Agradecimientos
Extra: Material Visual

43. Pocas horas

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By its_the_impala

43. Pocas horas

Observó cómo la mujer de cabellos dorados llevaba una torta con una vela en sus brazos hasta alcanzar a la pequeña niña que estaba sentada en la mesa del comedor diario. Lily sonrió, recordaba con perfección ese cumpleaños. Ella se sentía un espectador tercero, no podía tocar nada concretamente y nadie la veía ni escuchaba. Simplemente observaba.

La niña, que cumplía seis años, reía mientras su familia le cantaba el feliz cumpleaños. Lily sintió nostalgia. Observó también cómo su hermano Dean, después de terminar la canción, tomaba con su dedo índice parte del pastel y se lo comía.

—¡Dean! —se quejó la Lily de seis años y Sam de siete. Pronto llegó su madre a aclarar las cosas y a repartir porciones entre los tres niños. Lily sonrió con ternura.

—¿Lily? —preguntó una voz externa.

Lily sabía que estaba soñando. Con el veneno, cada uno de sus sueños se hacían cada vez más reales, e incluso a veces confundía la realidad con el sueño. Pero también sabía reconocer cuando alguien o algo del sueño no pertenecía al escenario o a los personajes. Esa voz le llenó el pecho. Salió de la casa, dejando a la familia Winchester tranquila en la cocina comiendo de la torta.

Al salir de la casa en su sueño, observó a alguien ahí parado, enfrente a la casa. Lily abrió los ojos con grandeza, sabía que él no era parte del sueño. Corrió a abrazarlo, sin importarle las consecuencias. El de gabardina le abrazó de vuelta, ocultando su cara en el cuello de la joven. Lily sintió sus ojos picar, había estado sin su ángel dos largos días, lo extrañaba.

Se separaron y unieron su mirada, verde y celeste como uno.

—¿Cómo me encontraste? —preguntó ella, pero luego recordó que todo eso era un sueño, Castiel no estaba con ella realmente.

—Eso no importa —respondió el morocho. Tenían poco tiempo, Moah descubriría de su conversación privada dentro de minutos—. ¿Estás bien? ¿Te hizo daño? —Lily negó con la cabeza—. ¿Dónde estás?

—Es un edificio extraño... No he salido de lo que sería el sótano —explicó ella. Cuando salió a cenar con el Seguidor, lo cual le hizo enojar cuando ella mencionó el tema de dejar su plan, no había visto la parte externa del edificio donde estaba ya que Moah le había transportado de un chasquido de dedos al restaurante—. Es un lugar viejo, está construido con rocas grandes y mohosas... Pero no sé nada más... ¿Tú no puedes encontrarme?

—No... Te está ocultando de mí... —señaló el ángel decepcionado de no poder interactuar con rapidez. Sin previo aviso, tomó las mejillas de la rubia y presionó sus labios contra los de ella en un corto beso—. Resiste, ¿si? Te encontraré.

—Rápido, que en menos de un día Moah...

Castiel puso una mano en su mejilla, acariciándola levemente con su pulgar. Lily olvidó sus palabras, estar con el ángel de esa manera era especial. Quería que fuera real, que no se despertase y estuviese en esa habitación celda. Lily cerró los ojos y se inclinó ante el tacto del morocho, queriendo que éste nunca se fuera.

—Lily —llamó con ternura. Ella abrió los ojos—. Te quie...

—¡Despierta, Lile!

Gruñó al abrir los ojos. No sólo por el hecho de que le impidieron escuchar las dos palabras más hermosas del universo salir de aquél ángel que amaba, sino porque el portador de la voz no era ni más ni menos que su ex novio el traidor.

Admitía que dormir en esa habitación era mucho mejor que dormir en la celda. Bajó las piernas e ignoró la persona que le seguía hablando. Iba ignorar a Brady por el resto de su vida. Como debió hacer desde un principio. Incluso puedes matarlo, le recitó esa voz. Y en ese entonces, ella realmente matarlo. Todo el esfuerzo que ella y sus hermanos hicieron para impedir el plan de Moah, Brady lo mandó al caño. Brady la secuestró y la dejó en aquél lugar hasta el gran show.

—¿Qué quieres?

No tenía ganas de hablar, pero si Brady estaba ahí para despertarla debía ser algo importante. A pesar de ese problema, seguía pensando en su ángel. El cual no había visto hacía casi tres días. Esa noche era el fin del Universo y ella no había pasado ni un segundo con Castiel ni sus hermanos. Y el único momento que tuvieron, en aquél sueño, Brady lo interrumpe.

—Nada —levantó los hombros mientras se sentaba al lado de ella en la cama, Lily se alejó de él, no confiaba en él—. Moah quiere que te tenga un ojo pegado todo el día.

—Pues no lo harás, porque me daré un baño y prefiero tener privacidad ahí —espetó ella enojada mientras se levantaba buscando ropa cómoda para ponerse. Brady rió.

—Ya te he visto desnuda, Lile —indicó él con una sonrisa estúpida. Ella se dio la vuelta, ya con prendas en sus brazos.

—Y yo ya he visto tu pequeño amiguito —respondió Lily dispuesta a bajarle los humos al chico—. Por el bien de tu muy pequeño amigo, me dejarás sola dentro del baño.

Antes de que el rubio pudiera responderle, Lily se refugió en el baño cerrando la puerta con llave. Tal vez no serviría de mucho, puesto que el sujeto había sobrevivido cuando ella le apuñaló con el vidrio, pero valía la pena intentar mantener la cerradura. Suspiró intranquila.

Faltaban horas para que Moah hiciera su jugada, ¿dónde estaban Castiel y sus hermanos?

(...)

—¿Estás seguro de que funcionó? —preguntó Dean por milésima vez. Eligor suspiró cansado.

—Sí, Dean, no es la primera vez que lo hice, ¿de acuerdo?

Los cinco presentes miraron el mapa con intensidad, esperando que este les diera una respuesta. En esos dos días que perdieron, intentaron de miles maneras contactar al resto de los Seguidores para que pudiesen darles respuestas y ayuda en la búsqueda de Lily. Belzebú fue el primero en llegar, todo sangriento, al búnker. Al parecer, él y Eligor habían estado encerrados en un lugar creado por Moah en el cual tuvieron que asesinar a miles de demonios con el simple hecho de sobrevivir. Moah los había mantenido ocupados así no interferían en sus planes. Eligor llegó después, igual de ensangrentado.

Sam y Dean ayudaron lo que podían a los dos Seguidores mientras Castiel sanaba sus heridas con sus poderes angelicales. Informaron a los dos hermanos de los recientes sucesos, la enfermedad extraña de su amiga Amy, un ángel, y la desaparición de Lily y Brady.

Eligor dijo que podía ayudar a encontrar a Lily. Había un hechizo, uno que no usaba desde sus años dorados en la Edad Media. Castiel y un Belzebú bastante herido consiguieron los extraños ingredientes que necesitaban para el hechizo. En menos de dos horas ya tenían todo preparado.

Mientras el Seguidor ordenaba todo, recitaba las palabras y esperaba un resultado positivo, Castiel se enfocó con todas sus fuerzas en encontrar a la rubia mediante el sueño. De alguna manera sabía que ella estaba dormida, e intentó penetrar esas barreras sin despertar sospechas a Moah.

Castiel sintió la conexión del sueño de Lily y él romperse. Sintió una pequeña tristeza, sin sabes si la rubia había o no escuchado su última frase, una muy importante a su parecer.

—Ka... —empezó a leer Dean del papel, el hechizo estaba actuando después de unos minutos. Éste hizo quemar el papel para que quedase una palabra—. ¿Kansas? —preguntó confundido—. ¡¿Todo este tiempo estuvo en el maldito estado?!

—Dean —suspiró Belzebú—. Kansas es bastante extenso, no es solo este pueblito en el que vives.

Dean le dedicó una mirada mortal. Sabía que Kansas era extensa, pero no podía creer que Lily estuviera en el mismo estado que él. Porque de esa manera, él pudo haber intentado un poco mejor y buscarla en los alrededores.

Sam se inclinó al ver que el papel quemaba otra parte, dejando otra palabra llena de hollín debajo de donde decía Kansas. Frunció el ceño.

—¿Lawrence? —mencionó, exaltando a Dean y Castiel. Los tres se miraron entre sí.

—¿Conocen el lugar? —preguntó Eligor con el ceño algo fruncido.

Los tres asintieron. Sam y Dean lo conocían más que nadie, era su hogar, donde su vida cambió tras el incendio. Donde un simple hecho cambió toda sus vidas, donde si el incendio no hubiera ocurrido, Lily viviría pacíficamente... Era irónico, que Moah tomara aquél lugar para hacer el sacrificio, pero en parte tenía su sentido. Dean chequeó la hora, tres y media. En pocas horas, el Seguidor liberaría a un mal en el mundo. Debían apurarse y evitar a toda costa un nuevo Apocalipsis.

—Vamos, todos al Impala.

(...)

En el baño intentó contactar a Castiel. Intentó volver a dormirse, intentó rezarle sabiendo que había probabilidades de que la escuchara... Pero nada, el ángel no llegó a su llamado, no obtuvo respuestas. Se intentó convencer de que su morocho estaba bien, solo no podían restablecer la conexión.

Después de media hora, se lavó el cuerpo y se puso la ropa que había sacado del armario. Una remera básica negra, unos jeans algo oscuros y botas del mismo color adornando sus pies. Se sintió extraña, nunca usaba tanto color oscuro en ella. Siempre creyó que el color negro o colores oscuros le daban un toque de pesimismo en su vida, y tenía bastante como para agregar más.

Salió del baño y miró al idiota que seguía en su cuarto. Dentro de la habitación no podía estar segura de qué hora era o cuánto tiempo faltaba para el gran show, la incertidumbre le mataba pero estaba segura de que faltaban menos de doce horas.

Brady, quien estaba acostado en su cama, se levantó de golpe al verla. Lily gruñó ignorándolo.

—Te queda el negro, Lile... Te hace ver sexy —comentó el rubio sonriendo de lado. Ella gruñó con más fuerza, haciéndole entender que no quería charlar y mucho menos con él.

Sintió las manos de Brady en su cadera, y de un golpe fuerte sus caderas quedaron pegadas a las del chico. Lily se intentó zafar, incluso pegarle un codazo a su ex novio, pero nada servía para que la soltase. Odiaba sentirse así de impotente.

—Esos jeans dan mucho a interpretar —le susurró a su oído, Lily se alejó. Que no pudiera moverse no implicaba que le siguiera el juego. La última persona que quería que le susurrara al oído con tanta lujuria era Brady.

—Pues continúa imaginando, porque nada pasará —tomando desprevenido al rubio, la chica logró soltarse y caminó hacia al otro lado de la sala. Brady sonrió de lado, otra vez.

—Podemos divertirnos —explicó con la misma cantidad de lujuria en su voz.

—No compartimos la misma idea de diversión —comentó ella con los brazos cruzados, abrazándose a sí misma. Se sentía tan incómoda, que no sabía qué hacer. Odiaba a Brady, con la traición y más ahora que le hacía estar incómoda diciendo tales cosas a propósito. Él sabía lo que hacía, no era solamente un impulso. Quería incomodarla.

Caminó lentamente hacia donde estaba ella, Lily quedó atrapada entre las paredes. Brady puso sus manos en las paredes y se inclinó, tratando de acortar la distancia entre ellos. Lily actuó rápido. Pateó la entrepierna del sujeto, haciendo que él cayera maldiciendo al piso.

—Moah te pudo dar fuerza, pero tu pequeño amiguito sigue siendo débil —dijo cínica. Se alejó hacia la otra parte de la habitación—. Déjame en paz o juro que el menor de tus problemas será el dolor en tu entrepierna.

Sin poder creerlo, Brady no le molestó más. Pero no por lo que le hubiera dicho, él probablemente tenía órdenes de Moah, y los dos sabían que no era buena idea molestar al Seguidor.

(...)

Pasaron horas. Brady seguía en su habitación, sentado en un pequeño sillón al lado de la puerta. Miraba la nada, ya que no había algo que le distrajera del aburrimiento que era cuidar de la rubia.

Lily estaba acostada en aquella cómoda cama, pensó algunas maneras para escapar de ahí pero sus opciones eran casi imposibles. Brady era una cosa anormal, si haberle clavado algo en el vidrio no le hacía daño, Lily no sabría qué usar contra él para que haga el efecto de dañarlo o darle tiempo a escapar. Además, si encontraba una manera de distraerlo, necesitaba que alguien de afuera le abriera la puerta. Ésta tenía una cerradura del otro lado y sin alguien de su lado era casi imposible escapar.

Suspiró. Había estado leyendo un libro en las últimas tres horas, pero lentamente se fue aburriendo y la angustia fue mayor pese a los segundos pasaban. No sabía qué hacer, y no quería esperar tranquila en una habitación a que el fin del mundo ocurra. Le molestaba demasiado sentirse inútil.

De repente un ruido extraños se pronunció en las afueras de la habitación. Ella y Brady se levantaron alertas. El ruido se semejaba a vidrios rompiéndose, luego a muebles siendo destruidos y finalmente silencio. Brady se levantó y se puso enfrentado a la puerta, Lily se quedó en una esquina. Lo que fuera que estuviera pasando ahí afuera, no parecía algo bueno.

—Abre la puerta —ordenó el rubio al guardia demoníaco que se suponía que estaba afuera cuidando que nadie salga ni nadie entre—. ¡Abra la puerta! —gritó al no escuchar respuesta. Empezó a golpearla, la madera empezó a quebrarse. La fuerza de Moah al menos servía para algo.

—Como desee —respondió una voz que Lily reconoció. La recordaba de forma borrosa, como la imagen del portador de aquella voz. Pronto una figura en su memoria relució. Al abrir la puerta y ver a un morocho alto de ojos celestes impactantes (pero no tanto como los de su ángel) pudo reconocerlo.

—Belzebú —recordó con una pequeña sonrisa. Había escuchado muchas veces su nombre entre sus hermanos, pero no fue hasta que lo vio que lo recordó de su salida con amigas y lo borracha que estaba, incluso ella se sorprendía de recordar su nombre.

Belzebú le sonrió, una sonrisa honesta pudo notar Lily. Brady la observó con el ceño fruncido y luego al Seguidor, sin entender. Pues claro, ¿cómo entendería si desde que pisó la dimensión él estuvo oculto en una habitación ideando cosas con el enemigo?

—No sé quién eres, pero no eres un demonio —comentó el rubio pretendiendo jugar al malo en la situación.

Alzó su puño y encestó un golpe en la mandíbula del morocho, Lily abrió los ojos sorprendida. No podía creer lo que Brady acababa de hacer. Belzebú apenas se movió por el golpe (apenas lo sintió también) y volvió sus ojos celestes hacia el chico. Lily podía ver la situación que pronto se saldría de control.

—Habrás deseado no haber hecho eso —comentó el morocho, más enojado, más oscuro.

Lily a veces se olvidaba que los Seguidores eran ángeles caídos, y éstos eran malévolos en un tiempo. Esa oscuridad se mantenía en sí a pesar de los años. De alguna forma le hacía recordar a la oscuridad en ella, ¿y si terminaba siendo como uno de los ángeles caídos? Siempre en desgracia por su parte oscura y nunca puros de nuevo, porque dudaba que un ángel caído volviera a ser ángel con todos los lujos. Dudaba de la misma manera en que ella volvería a ser normal, sin esa voz en su mente, sin pesadillas...

Belzebú le dio un golpe en el estómago al rubio, haciendo que este se doblegara de dolor y dejara sonar un grito de ahogo. El morocho alzó la pierna, la rodilla le dio justo a la mandíbula de Brady. Fue tanta la fuerza que incluso Lily pudo escuchar los huesos dislocarse (o incluso romperse). El rubio se dejó caer en el piso y se mantuvo ahí un buen tiempo.

Lily se puso en el medio del siguiente golpe de Belzebú y del muy herido Brady. El Seguidor alzó las cejas confundido. Pensó que el sujeto la estaba manteniendo prisionera... ¿Se habrá equivocado?

La rubia se agachó y evaluó las heridas múltiples de Brady. Sangre brotaba de su boca y su nariz. Lily se aseguró de que de alguna forma no sintiera tanto dolor. ¿Lo odiaba? Sí, cagó el plan contra Moah y la secuestró. ¿Dejaría que Belzebú le matase? Claro que no, aunque esa vocecita en su mente le estuviera pidiendo que sí, Lily no podía. Porque en algún momento amó a ese cretino y no le deseaba la muerte, a pesar de todas las cosas que hizo.

Más ruidos de pelea se escucharon a lo lejos, Lily pudo entender que su familia estaba allá afuera peleando por su libertad y por la continuación del mundo por como lo conocemos. Escuchó pasos y pronto Dean y Sam se asomaron en el pasillo, los dos corrieron a su encuentro.

El abrazo con ambos fue corto, tenían una pelea a las afueras de aquél lugar y no podían darse el lujo de un gran encuentro.

—Eligor está teniendo problemas —indicó rápidamente Dean al Seguidor, el morocho preocupado por su hermano corrió a ayudarlo—. Lily, escúchame bien —pidió el rubio opaco tomando los hombros de su hermanita, que estaba algo asustada—. Allá afuera es una masacre de demonios, tú solo corre y no mires atrás.

—¿Qué hay de ustedes? —preguntó ella al borde del llanto, demasiadas cosas estaban ocurriendo. ¿Y si Moah llegaba y mataba a todos? ¿Y si ignoraba el trato, que había aceptado de ayudar al Seguidor a cambio de la salud de su familia, al escapar? Lily no podía con tal responsabilidad.

—Estaremos bien —indicó Sam con una pequeña sonrisa forzada, Lily apreció el hecho de que le intenten dar ánimo pero sabía que sería difícil escapar de ahí sin salir herida—. Levántate, Brady. Deben salir de aquí.

—Sam... Él... —empezó diciendo la rubia, sin saber cómo explicar que Brady no era una víctima en ese caso. Brady se levantó limpiándose la sangre que seguía brotando de su boca y nariz. Miró a ambos y luego a Lily.

—Mi vida apesta, pero es mi vida –declaró él con algo de enojo en su voz—. Juego para el bando contrario, estoy con Moah porque me prometió algo... Y no me arriesgaré a perder esa promesa. Pero les dejaré ir —habló en plural, pero miraba a Lily. Ella pudo sentir que a pesar de todo, Brady muy dentro suyo todavía recordaba sus memorias compartidas y eso le daba fuerzas para evitar que la chica que una vez amó no muera. Lily asintió agradecida.

Dean y Sam no cuestionaron la elección del rubio, no tenían el tiempo. Los tres Winchester corrieron por los pasillos, el mayor de los tres mataba a los demonios que les perseguían con aquél cuchillo kurdo mientras el más alto tiraba agua bendita a quienes se acercaban demasiado a la rubia.

Lily siguió corriendo, incluso cuando sus hermanos no le seguían. Pudo ver cuerpos y sangre en el piso, pero no se detuvo. Vio cómo los dos Seguidores que estaban de su lado peleaban contra alrededor de veinte demonios. Los dos espalda contra espalda, algo heridos y cansados, pero no se irían sin pelear.

Dean y Sam iguales, los dos estancados alrededor de demonios, Dean dándoles apuñaladas a varios, Sam tirando agua por doquier. Los dos dispuestos a morir por ella. Y por último vio a su ángel.

Se detuvo a unos metros de la puerta, sabía que debía seguir corriendo, huir de ahí y no detenerse hasta que la noche pase. Porque Moah haría el ritual esa misma noche, y ella debía estar lo más lejos posible. Pero Castiel estaba ahí, a pocos pasos de ella. Tenía heridas superficiales, que luego sanarían. Luchaba con su espada de ángel, y de lejos pudo ver cómo en un bolsillo una espada dorada sobresalía. La espada de Michael. Lily sintió adrenalina en su pecho.

Mandó al diablo el plan de huir. Ella debía estar ahí para matar a Moah con la espada, ella debía resolver el lío que generó. Justo cuando se propuso correr hacia su ángel y ayudarle contra los mismos, un golpe hizo que todos se detuvieran.

Las puertas del almacén enorme en el que estaban se abrieron en par en par y Moah estaba ahí, sosteniendo una espada dorada, la espada de los Seguidores, contra el cuello de su amiga moribunda.

—Vaya, pero si estamos todos aquí —sonrió él con malicia. Lily sabía que huir y salir ilesa no serían opciones.


-/-/-/-
Quería pedir disculpas por la tardanza del capítulo. He estado muy ocupada estas semanas y no tuve tiempo para escribir. En fin, queda un capítulo más de esta novela (tal vez dos) y se termina Black Wings. Después explicaré cómo será la cosa con la secuela (sí, habrá secuela, confirmado).
Nos leemos, gracias y disculpen.
Danna

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