Víctor contra Victoria. |La h...

Galing kay _Sid-Vicious_

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La vida es una aventura, siempre lo he dicho, nuca me he jactado de tener un pensamiento igual al resto del m... Higit pa

Sinopsis: Don't be normal
Publicación del libro.
Capitulo 1: Guadalupe Velasco.
Capitulo 2: Revelacion.
Capitulo 3: Abel Salazar.
Capitulo 4: Un paso más hacía mi nueva vida.
Capitulo 5: Ana.
Capitulo 6.- Whole Lotta Love.
Explicación.
Capitulo 8. Antisocial.
Capitulo 9. Libre.
Capitulo 10. Miriam Malone.
Capitulo 11. Party Bitches. (1/2)
Capitulo 12. Melani Reyes (2/2)
Capitulo 13. Game Over.
Capitulo 14. ¿Quien eres?
Capítulo 15. ¿Qué hago?
Capítulo 16. Cry Baby.
Capítulo 17. I'm your favorite drug.
Capítulo 18. Lost.
Capítulo 19. TRH.
Lupe y Abel.
Capítulo 20. Blind.
Capítulo 21. Historia.
Capítulo 22. Regina García.
Extra: Chat.
Capítulo 23. Destino.
Capítulo 24. Ni lo piensen.
Capítulo 25. Te amo y te amaré.
Capítulo 26. Saturday Night.
Capítulo 27. ¿Feliz?.
Capítulo 28. Águila.
Especial Abel. Low Life.
Capítulo 29. Mi final.
Capítulo 30. Comienzo.
Epilogo.
Agradecimientos.
Dos años después.

Capítulo 7.- Bad to the bone.

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Galing kay _Sid-Vicious_

On the day I was born /The nurses all gathered 'round /And they gazed in wide wonder /At the joy they had found /The head nurse spoke up /Said "leave this one alone" /She could tell right away /'That I was bad to the bone [...]
-ZZ top.

Al día siguiente Ana se acercó a mí tan animada como siempre. Como ya se había ganado mi apreció esa vez la recibí con una sonrisa, sonrisa que enseguida devolvió.

— ¿Hoy ira a mí casa verdad Viki? — Me dijo entusiasmada.

— No es necesario que me pagues por conseguirte una cita con Aarón. Te marginaran por completo si te ven con una marimacho como yo. — Dije. Y aunque estaba bromeando, real mente lo creía. En ese entonces la gente que poseía una orientación sexual distinta aún no eran "bien vistas"

— No me importa, ya te dije que tengo una prima lesbiana que quiero presentarte, es muy hermosa y buena onda.

— Esta bien, entonces no me queda de otra más que ir. — Suspire fingiendo fastidio.

— Bien, eres la mejor. Ya le avisé a Misra y dijo que estaría en mi casa a las dos, nosotras llegaremos como a las 2:30 si nos apuramos. — Termino de hablar y se dirigió a su asiento, pues el viejito ya había entrado en el aula.

Al termino de las clases Ana se dirigió a mí dando pequeños brinquitos ¿Qué esa niña no se cansaba de parecer una retrasada? Le sonreí un poco incomoda y la detuve poniendo mis manos en sus hombros.

— ¿Lista? Misra ya debe de estar allá. — Me sonrió. — Te gustará de veras.

— Pues que esperamos.

Tomamos el bus correspondiente, en todo el camino Ana estuvo hablándome de su prima. Me dijo que era mayor que nosotras por dos años, en ese momento pensé "Será la misma situación que con Aarón tú" pero no lo dije. No tardamos mucho en bajar del bus, el cual nos dejó cerca de un tianguis, pude cuchar la cumbia proveniente del puesto de CD's pirata que estaba cerca de ahí, no pude evitar moverme un poco a causa del ritmo. Ana comenzó a reír.

— Definitivamente te llevaras bien con Misra. — Me dijo enjugándose las lágrimas de los ojos, había reído mucho.

Caminamos unas cuantas cuadras hasta perder de vista aquel curioso mercadito ambulante.

— Mi casa está doblando esta esquina. — Me dijo Ana señalando dicha esquina. A lo que solamente asentí.

De repente Ana se detuvo en frente de una pequeña casa color naranja con un zaguán color blanco, afuera de dicha casa había una capilla con una virgen muy hermosa, note que mi amiga se persignaba al ver dicha figura.

— Aquí es — Dijo. — Debe de ser muy diferente a donde ti vives ¿Verdad?

— No tanto.

— Bueno, es que mi familia no tiene tanto dinero como los estudiantes de las escuelas a las que he ido, en esa escuela estoy con beca y como soy hija única casi no hay problemas.

— Genial, me gustaría ser hijo único. — Le dije.

— ¿Estás loca? ¿Que sería del mundo sin Aarón?

— Sería un lugar mejor. — Mire hacia el cielo. Ella me golpeo en el brazo y comenzó a reír.

Entramos en la casa, un perrito peludito y blanco nos recibió alegremente. Y como amaba a los perros me agache para poder abrazarlo y besarlo, fue amor a primera vista.

— ¿Te gustan los perros? — Escuche decir a una voz de repente. Alcé la mirada para conocer a la dueña de dicha voz, encontrándome con una chica delgada, de ojos verdes, nariz afilada y cabello corto.

— Sí, sí me gustan, pero mis padres no me dejan tener uno. — Dije mordiéndome el labio con nerviosismo, esa chica era muy guapa.

— Te ayudaré a convencerlos. — Me dilo la chica. — Yo soy Misra, Ana me ha estuvo hablando de ti estos últimos dos días.

— Sí, a mí también me hablaron mucho de ti.

Entramos en la casa, dejé mi mochila en el sillón y seguí a Ana a y a Misra hasta una habitación.

— ¿Desde cuándo te gustan las chicas? — Me pregunto Misra aventándose a la cama, al parecer la recámara pertenecía a Ana. — A mí me gustan desde que tengo trece años, me di cuenta por que vi a unas chicas besándose y me excite demasiado, desde ese día pensé, vaya tal vez me gusten las chías, intente con una amiga y bueno y comprobé mi teoría. He tenido novios, pero no funcionó.

— Desde siempre. — Busqué las palabras correctas, no las encontré y decidí parar.

— ¿Toda tú vida? — Me dijo Misra mirándome con seriedad.

— Es que podrá sonar estúpido, pero en realidad yo nunca me he sentido como una mujer.

— No, no es estúpido. — Misra se acercó a mí, me tomo de la barbilla y me besó.

— ¿Que mierda? — Alcance a escuchar a Ana decir, mientras que su prima metía su lengua hasta mi garganta.

Cuando por fin nos despegamos, ambas pudimos notar la mirada incomoda de Ana.

— Misra, te traje a mi amiga para que la orientaras, no para que la violaras. — Ana se cruzó de brazos y salió de la habitación. — No hagan cochinadas, voy por refrescos y unas papas, esperen cerdas.

Ambas reventamos en risa.

— ¡Qué lástima que eres un hombre! Estas tan guapa. — Me beso de nuevo.

— Deja de besarme. — Le mordí el labio.

— Me hubiera gustado conocerte más y tal vez comenzar a salir. — Dijo Misra encogiéndose de hombros.

— ¿Y por qué no se puede? Aún tengo el cuerpo de una mujer. — Sonreí.

— Tendríamos que probar, démosle tiempo al tiempo. — Me guiño el ojo.
Sonreí y me senté en la cama.

— Creo saber que eres. — Dijo Misra mientras jugaba con un oso de peluche vestido de azul.

— ¿Qué?

— Transgénero. — Cortó en seco. Al notar que no hubo respuesta a su afirmación siguió hablando. — Si dices que siempre has tenido inclinaciones diferentes a las de una niña. Es decir, que no te sientes en el cuerpo correcto. Como que, por ejemplo, te miras en el espejo y te sientes frustrado por tener pechos, quieres fortalecerte con algún tipo de ejercicio, te sientes mejor con los del sexo opuesto. Ana me dijo que practicas boxeo y que al gimnasio al que asistes no va ninguna mujer.

— Sí, exacto, en primaria le dije a una niña que me gustaba, pero se burló de mí y todos mis compañeros terminaron marginándome.

— Vaya, que huevos los tuyos, a mí me da pena acercarme a una chica y decirle que me gusta.

— ¿Ah sí? Pues no lo parece. — Ambas comenzamos a reír de nuevo.

Ana entro en la habitación con dos bolsas de papas, tres vasos y un refresco.

— ¿De qué hablan, cerdas? — Dijo mientras dejaba las cosas en un escritorio.

— Cerdos güey, este cabrón es hombre. — La corrigió Misra.

Me sentí feliz cuando alguien me reconoció como un hombre, así que sonreí amplia mente.

Misra le explico la situación a Ana, la chica me abrazo y dijo.

— Con razón me caes tan bien, casi no me llevo con las chicas.

— Si quieres mañana te llevo con una amiga que sabe más sobre el tema. — Dijo Misra mientras servía los refrescos. — Así podremos asegurarnos.

— Mañana no puedo, tengo que entrenar ¿Qué tal el sábado?

— Bien, es sábado será. — Ambas sonrieron.

Y mientras se nos iba la tarde conversando acerca de mí situación, más me convencía de que en realidad si era una transgénero. Dios se había equivocado.

— ¿Cómo piensas decirles a tus padres Vic? — Dijo Misra.

— No lo sé, antes quiero estar seguro. — Afirme. Me sentí contenta cuando otras personas que no fueran Abel y Aarón me llamarán Vic.

— ¿Qué tal si te haces un cambio de imagen? — Me dijo Ana.

— ¿Qué quieres hacerme?

— Vamos con mi mamá, ella le corta el cabello a Misra, tiene una estética cerca de aquí.

— Calma, tal vez le guste su cabello, lo tiene muy largo y sinceramente hasta a mí me dolería cortármelo. — Argumento Misra.

— No, no vamos. No me lo había cortado antes, porque a mis padres les dará un infarto, pero tengo deseos desde hace mucho tiempo.

— Entonces vamos.

Los tres nos levantamos del suelo y nos dirigimos hacía la calle, con paso firme. Estaba muy asustado por que no sabía cómo les explicaría a mis padres, pero por primera vez en la vida quería hacer algo por mí y no por ellos. Aunque ellos lo dieran todo por mí.

Al llegar al pequeño local, nos recibió una señora con un parecido espectacular al de Ana. La señora era delgada y tenía caderas muy anchas y los pechos grandes como los de su hija, llevaba el cabello amarrado en una coleta y un maquillaje natural.

— ¿Que paso hija? Buenas tardes. — Nos dijo en cuanto nos vio.

— Ma' córtele el pelo a mi amiga. — Dijo Ana señalándome.

— Mucho gusto, me llamo Victoria. — Le dije nerviosa a la señora.

— Víctor, tía, esa chica es un muchacho por dentro, es de lo que nos había platicado Miriam, de los trans. — Habló Misra interrumpiéndome.

La señora me vio sorprendida y me sonrió de inmediato.

— ¿Quieres que te lo corte igual que a Misra, Víctor? Y mucho gusto, me llamo Isabela. — Me extendió la mano.

— No tan corto, solamente que mis orejas queden al descubierto. Por favor. — Le tomé la mano y le devolví la sonrisa.

— Déjame terminar con la señora y de volada me paso contigo, mijo. — Esas personas habían asumido que era hombre tan rápido, que lo único que deseé en ese momento fue quedarme ahí para siempre.

En cuanto la señora termino, me senté en la silla de peluquero e Isabela comenzó con su tarea.

Mientras me cortaba el cabello, las chicas y yo le hablamos acerca de mí situación y la señora asentía o daba su opinión, incluso ofreció su ayuda si es que tenía problemas para decirle a mis padres.

— Ellos ya deben de saber, mijo, pero a veces los padres no nos queremos quitar la venda de los ojos y le jugamos al pendejo, pero confía en ellos, te van a entender. — Me dijo.

También le contamos sobre el amor que sentía Ana hacía mi hermano. La señora no perdió tiempo y comenzó a bromear con su hija con cosas cómo "asalta cunas", "pedófila" entre otras, haciendo que mí día fuera demasiado ameno, e incluso ahora me siento feliz al recordar aquella tarde.

Cuando Isabela termino su trabajo, me paso un espejo para poder verme, me emocioné y también me sentí libre.

Pero me seguía preocupando la reacción de mis padres, tal vez me matarían al ver lo que su "princesa" hizo con su hermosa cabellera.

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Magugustuhan mo rin

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bueno, está será una historia ship de Catnap y dogday, trataré de que está historia sea lo más entretenida posible, lamento si algunas veces la histo...
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