Capitulo 9. Libre.

497 66 71
                                    

Cuando la miseria entra arrastrándose por la puerta, el amor penetra volando por la ventana.

  – Oscar Wilde. 

Las manos me sudaban y las piernas me temblaban. Era muy obvio el nerviosismo que estábamos experimentado mi hermano y yo.

Tragué saliva y decidí que era el momento de hablar.
— Quisiera decir que esto es difícil para mí. Pero real mente es algo que anhelo desde hace muchos años. Quiero ser libre. — Apreté los puños en mi regazo. Aarón posó su mano en mi hombro y me sonrió.
Mis padres se miraron nuevamente y después volvieron a posar sus ojos en nosotros.
— ¿Qué pasa Viki? — Dijo mi madre con la mirada preocupada.
— Hoy conocí a una chica...
— ¡No! ¡Cállate! — Dijo mi padre de repente mostrando un gran sobresalto, abrí los ojos como platos sorprendido. — ¡No sigas Victoria!
— Pero papá...
— Adrián, por favor deja a la niña hablar. — Mi madre se mostró tranquila. Logró que mi padre se sentará de nuevo y con un gesto con la mano me pidió continuar.
La voz comenzó a temblarme.
— Hoy conocí a una chica lesbiana. Ella me hablo de muchas cosas. — Mi voz comenzaba a acelerarse, el pulso de mi corazón iba al mil por hora ¿Qué tengo que decir? ¿Qué mierda hago?

— No, no, no. — Mi padre decía repetidas veces y a mi se me partía el corazón.

Me asustaba ver su mirada perdida, de repente había dejado de escuchar.

— Papá por favor... — Suplique, el me miró confundido y sus ojos comenzaron a cristalizarse. Me rompí en mil pedazos. Comencé a llorar.

Mi madre se levantó de su asiento y se colocó al lado mío. Me abrazo y me alentó a seguir hablando.

Tomé el poco valor que aún seguía latente y comencé a decir lo primero que me venía a la mente.

— Papá, yo nunca he sido ni seré mujer. Me siento un intruso en este cuerpo. Me siento atado. Necesito de su ayuda, por favor. — Suplique destrozado.

— Viki, por favor, piensa lo que estás diciendo hija. — Mi padre junto sus manos y recargó su mentón en ellas, las venas de sus sienes se habían saltado un poco. No supe si estaba molesto o triste. Tal vez ambas.

— Ella me hablo de muchas cosas que desconocía. Siempre supe que no era mujer, pero estoy seguro que no soy lesbiana. Papá, tal vez yo sea ... — No pude hablar más, porque al decir verdad yo desconocía mucho sobre mi identidad, el termino mismo era nuevo para mí.

— Vic es transgénero papá. — Sentenció Aarón, tan seguro de sus palabras. Más que nunca agradecí al cielo por tenerlo a mi lado.

— Adrián, siempre supimos que Victoria era diferente. — Hablo mi madre. Tomó mi mano y la apretó con fuerza.
— ¡No! ¡Tú lo sabías! Eso ni siquiera pasó por mi cabeza. — Papá se levantó del asiento nuevamente y comenzó a andar en círculos por toda la habitación con la desesperación latente en su rostro. Como si de un león enjaulado se tratara.

— ¡Por favor Adrián! ¿¡Podrías tratar de quitarte esa venda de los ojos y escuchar lo que dice la niña de una vez!? — Mi madre alzó la voz, sorprendiéndonos por completo, ella nunca hacía tal cosa (o más bien casi nunca).

Mi padre la miró aún más desconcertado, quedándose en completo silenció. Me vio fijamente a los ojos, soltó un doloroso suspiro y me pidió continuar.

Me di a la difícil, pero necesaria tarea, de explicarles lo poco que sabía sobre el termino transgénero.

— Mi amiga. — Les dije refiriéndome a Misra, quien no estaba seguro si era mi amiga o tal vez algo más. — Dijo que por lo general una persona trans no se siente seguro en su cuerpo, siente que por alguna razón esta enjaulado en, en, en una prisión ¡papá, mamá! Había veces que quería morir por que no me sentía yo mismo.

Víctor contra Victoria. |La historia de un tránsgenero|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora