Todo lo que quiero

By VainillaRz

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Los Miller #2 Al mujeriego y egocéntrico William Miller le llegó su hora, juegos y bromas no lo son todo. Su... More

Comencemos
Dedicatoria
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo final 41
EPÍLOGO
Agradecimientos

Capítulo 26

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By VainillaRz

Brooke

Siento una leve respiración en mí cuello que lentamente me hace abrir los ojos, lo primero que pienso es en lo extraño que me siento al colocar mis manos sobre mi vientre, ¡Estoy tan enorme como una casa! Y ya no podré conciliar el sueño, por otro lado me doy la vuelta y me encuentro a un Will durmiendo plácidamente, envidio a este hombre y su capacidad de dormir.

Como puedo alcanzo mi celular del buró a lado de la cama, solo veo la hora, no teníamos planes importantes y dado que el señor Hitman nos dio el día para hacer unas cuántas compras para los bebés no tenemos precisamente prisa, es todavía un poco impactante el que esté viviendo en casa de Miller, ¡En su dormitorio! Creo que si alguien me lo hubiera dicho unos meses atrás lo hubiera golpeado por decir tonterías como esas.

He estado decorando todo el lugar en que tenemos planeado que duerman nuestros pequeños, realmente subestimé el trabajo que sería realizar esto estando embarazada, me gusta hacerlo y William ha sido todo amabilidad cuando quiero que haga algo o que remplace cosas, está siendo completamente maravilloso, mi fascinación con el hombre dura poco porque me levanto para dirigirme al baño, me hinco en el retrete y comienzo a vomitar.

¡Odio que me pase esto! Y con este pensamiento vuelve otra arcada de vómito. No sé cuánto tiempo paso aquí, pero de repente siento como alguien sostiene mi cabello y comienza a sobar mi espalda.

—Sácalo todo—dice Will, en ningún momento hace bromas pesadas, está ahí para apoyarme. Una vez que me siento mejor saca mi cepillo de un estante que hay en el baño.

—Estaba siendo una buena mañana—admito viéndolo, sonríe con pesadez porque sabe que de todo el embarazo las nauseas son las que menos me gustan aunque ya no sean tan frecuentes y es algo que ni él ni yo podemos controlar.

—Toma—me tiende el cepillo de dientes—, saldré para darte un poco de espacio—y sin más cierra la puerta, aprecio que me deje sola porque aunque es agradable saber que no estoy sola también requiero mi privacidad en estos pequeños momentos.

Una vez que estoy lista aprovecho para asearme, quiero decir ¿Por qué darme otra vuelta? Además eso puede ayudar con el dolor de mi espalda, salgo del baño envuelta en mis toallas y me topo con Miller.

—Mira, bebe esto—me tiende un vaso de jugo de naranja—, es natural, leí que esto ayuda—agradecida tomo el vaso y comienzo a beber su contenido. Me siento en el borde de la cama y Will continúa viéndome.

—¿Qué sucede?—pregunto con curiosidad.

—Cielo, no lo sabes, pero me gustó hacer esto, bueno, no que estuvieras devolviendo la comida, pero sí que yo estuviera ahí para ayudarte.

—Claro...—respondí un poco incrédula—, porque verme vaciar mi estómago es tan agradable.

—Yo creo que te ves hermosa—es lo que escapa de sus labios.

Frunzo mi ceño levemente—Está bien... Haré como que te creo.

—Deberías creerme soy tu esposo y desde que volviste no te he mentido ¿o sí? —eso claramente me deja pensando porque el arrogante ahora tiene razón.

—Sabíamos que esto sería difícil—le digo—, pero estos días han sido buenos, gracias, Miller.

Sonríe y se inclina un poco para besar mi frente, suspiro completamente feliz y cómoda, creo que quizás este es un buen momento para hablar, si lo que el señor Hitman dice es verdad y lo que Will me ha demostrado es sincero, esto que traigo conmigo no debería ser un factor para alejarlo de mí y menos de nuestros hijos.

—Nací en Las Vegas—eso hace que me vea de frente, creo que nota la seriedad porque también se acomoda en la cama—, tuve una familia muy diferente a la tuya, en mi casa mamá lloraba por mi padre y cuando este llegaba...—no puedo terminar de hablar porque el timbre de la casa suena, entonces veo lo que estoy haciendo, me dejé envolver por este sentimiento que él provoca en mí.

Vuelve a sonar el timbre. Sostengo la toalla más cercana a mí y me levanto para buscar mi ropa, no es el momento,no lo es todavía y la vida me está gritando que no lo haga.

—No es importante—me dice.

—No, lo que yo te iba a decir no es importante, ve a ver quién es podría ser urgente—parece enojado con mis palabras, pero no me presiona y sale de la habitación, soy una idiota ¿Qué creía que pasaría? ¿Qué le contaría todo y esperaba que siguiera pensando en que soy lo suficientemente buena para nuestros bebés?

—¡Brooke! ¡El neandertal de tu esposo no me deja entrar! —el grito de Azul me sorprende un poco, ¿William no deja entrar a su hermana? Le tiene una habitación a su hijo ¿Qué está pasando aquí?

Camino a la sala con mi cabello humedo y sin arreglar, pero con mis comodos pantalones de yoga y blusa de maternidad, ultimamente no me siento cómoda con nada más que esto. Veo que William retiene a su hermana y esposo en la entrada de la casa.

—Estábamos ocupados, pudiste llamar, sorella—le medio reclama, me gusta que me haya prestado atención, pero no quiero que pelee con su hermana por ello así que sobrepongo el miedo a la felicidad que me causa ver a Azul con nosotros aquí.

—¡Azul! ¡Que bueno verte! ¿Miller porque no los dejas pasar? —jalo su brazo para que les de entrada y cuando los guío a la sala veo que ella tiene una sonrisa gigante en su rostro.

—¿Y Kian? —eso la hace reír por alguna razón.

—Vaya, ustedes preguntan tanto el uno por el otro que me comenzaré a sentir celosa—vuelvo a sentir alegría de saber que el pequeño no se ha olvidado de mí—, está en la escuela y quise aprovechar que Jayden no tiene trabajo hoy para ir de compras, imagino que no tienes todo, es imposible y más porque fuiste por todo con tu partida doble—bromea con eso último haciéndome reír.

No digo nada, pero me encuentro con la mirada de William del otro lado de la habitación que está hablando con Jayden, debo decir que este último es un sujeto bastante atractivo, pero lo que más llama mi atención es que a pesar de que está separado de su novia sigue estando al pendiente de ella, Azul es tremendamente afortunada.

—Me agrada la idea, ¿Tú qué dices, Will? —no creo que esté muy a favor de la idea, pero al ver mi entusiasmo termina aceptando—, danos unos minutos y estaremos listos—le digo a su hermana, me llevo de la mano a Miller por el pasillo.

—¿Y si nos quedamos aquí? Piénsalo; películas, comida, tú, yo, no suena mal ¿Cierto? —la sugerencia que me hace este hombre es demasiado tentadora.

Me toma de la cintura y junta su boca con la mía cerrando la puerta de su recamara, sonrío en medio del beso porque sé que intenta convencerme.

—Nos faltan muchas cosas de los pequeños—trato de hacerlo entender, pero no lo detiene y sigue besándome hasta que llegamos a la cama.

—Lo pedimos en línea—hace un puchero.

—No puedo creer que William Miller me esté haciendo un puchero.

—Puedo hacerte más que un simple puchero—su insinuación me sonroja un poco y nuevamente su hermana rompe el encanto.

—¡Sepárense que llevamos prisa! —la escuchamos gritar, nos reímos los dos mientras él me ayuda a ponerme de pie.

—Tendrá que ser después—acepta dejando un casto beso en mis labios y alejándose de mi vista al entrar al baño, pero entonces... demonios, creo que estoy enamorándome de este hombre.

Lo espero pacientemente en la recamara aprovechando la situación para preparar mi bolso, no tardamos demasiado en salir de la casa, sin embargo sí que perdemos mucho tiempo en el restaurante que escogemos para desayunar, las conversaciones entre los cuatro se mantienen ligeras y constantes, me gusta agradarle a la familia de Will, pero está esta culpabilidad que todavía no me deja sentirme bien conmigo misma y si soy honesta me molesta mucho ya que William me ha mostrado con hecho que no se va, que esto está sucediendo y nos está pasando a los dos.

Para cuando nos detenemos en el centro comercial mi ánimo ha mejorado un poco, mi apuesto acompañante no deja de distraerme para que sea una salida agradable, incluso carga con mi bolso que le parece horriblemente grande.

—Aún recuerdo cuando Jayden nos trajo aquí después de perder a Kian en el departamento—comenta Azul cuando vamos recorriendo los escaparates de las tiendas.

—¿Jayden perdió a Kian?—pregunto sorprendida porque la idea de que Jayden perdiera al niño que he visto como adora no me parece creíble—, se ve un padre muy responsable—le cometo al final.

La risa de Azul y Will resuenan juntas.

—Más bien cuándo no lo perdía de vista—responde Azul—, sí, es muy responsable pero antes de eso tuvimos que aprender y el aprender es un proceso difícil, cuando vimos a Kian por primera vez cada uno pensó en lo que pudo y hacer que formara parte de nuestras vidas fue todo un proceso, recuerdo mi miedo, estaba uniendo mi vida a un chico que en ese momento no soportaba mucho y a un bebé que era el hijo de una muy buena amiga.

Veo que el tema no es exactamente sencillo para ninguno de los dos porque Jayden le sujeta la mano a Azul y esta solo le regresa el gesto con una sonrisa para hacerle saber que está bien hablando de esto.

—No fue fácil para ninguno de los dos, estábamos acostumbrados a vidas muy diferentes—acepta Jayden pasando el brazo por los hombros de su novia.

—Kian es su sobrino—afirmé recordando todo, aunque Miller me contó de forma superficial ahora podía ver que era un tema de amor y vaya que sí, hubo que haber amor de por medio, ellos amaron primero a ese pequeño antes de siquiera voltear a verse de una manera romántica.

—No estuvo en mi vientre si es a lo que te refieres, Vanessa fue su madre de sangre y jamás le quitaré eso, pero hemos sido los que le han brindado amor a Kian, hemos sido quienes con errores o sin ellos hemos tratado de hacer lo mejor para él, entonces sí, somos sus padres al menos hasta que él cuando crezca decida lo contrario.

—Eso fue muy valiente—digo maravillada con sus palabras.

—Sí, mi sorella es muy valiente—dice Will sujetándome con delicadeza de la espalda.

—Mi punto aquí, Brooke, es decirles que el ser padres se aprende con el tiempo, desgraciadamente no hay un manual que nos diga qué hacer, pueden encontrar millones de ayudas en libros o internet—dice viendo a Will—, pero el conocer a cada uno de sus pequeños, solo lo aprenden ustedes con el tiempo.

Asiento con la cabeza. Tratando de absorber todo lo que dijo, es definitivamente de las mejores conversaciones que he tenido con la familia de Miller.

—¡Mira esa cuna!—señala a una tienda—, ven vamos—toma mi mano y entramos.

Me sorprendo por los millones de artículos para bebés que hay aquí, de todos colores, tamaños y formas. ¿Cómo saber lo que vamos a necesitar?

—¿Algún color en especial?—me pregunta Azul.

—Aún no conocemos su sexo—le respondo un poco inquieta, creo que William lo percibe porque me da un beso rápido que además de aliviar mi pequeño lapso de estrés me hace reír.

—Entonces son colores neutros, mira esa cuna es verde—señala y no sé cual ya que cunas verdes hay demasiadas.

—¿Cuál de las mil y una de las que están en este lugar?—pregunta Will riéndose.

—¡No empieces, fratello! Si quieres ve con Brooke a elegir algo de ropa diminuta para sus bebés, las cunas serán el regalo de parte mía y de Jayden—Will toma mi mano y me lleva de ahí. No quiero que ella corra con ningún gasto porque son mi responsabilidad.

—Estará bien, Cielo, ella quiere regalarle algo a sus sobrinos no le niegues eso y no te preocupes, mi sorella para las compras es maravillosa.

Jayden sale de la tienda y le pide ayuda a William por un momento, me deja sola y yo solo me limito a buscar algo que comer, de repente un helado suena como lo mejor que pueda conseguir.

Mi celular vibra con el sonido que acompaña el tono de llamada de Eli, me siento un poco mal porque no hemos arreglado las cosas, pero no le puedo correr todo el tiempo cuando es la única que me ha apoyado.

—¿Hola? —mi voz es cautelosa.

¿Brooke? ¡Oh, Dios! ¡Que bueno que me respondiste! Llamaron del hospital en que está tu mamá.

—¿Cómo? ¿Está bien? ¿Qué ha pasado?—solo con esas palabras se me fue todo el color estoy segura, salgo del local tirando mi helado en un bote de basura y localizando la salida más rápida.

No, dicen que no le queda mucho tiempo, ven aquí, ¡Ahora! Te estoy esperando en el aeropuerto, ya compré los boletos y por la ropa nos preocuparemos allá—mis lágrimas comenzaron a fluir, con esto me comprobó el porqué es mi única y gran amiga.

—Te veo allá—cuelgo casi corriendo a la salida, pero entonces el grito de Miller me alcanza a detener.

—¿Qué? ¿A dónde vas? ¿Cielo?

—Me tengo que ir—veo que no me entiende y no tengo tiempo de explicar las cosas así que simplemente continúo prometiéndome contarle todo cuando llegue al hospital.

—¡No puedes huir cada vez que algo te asusta! —me dice deteniendo mi paso—, estamos juntos y de verdad creí que teníamos algo importante, no algo de lo que puedes escabullirte siempre—no hay gritos, pero su voz serena es mucho peor.

—William no es lo que crees...

—¿De verdad? Porque te veo yéndote sin decirme nada ¿Qué pasa si no salgo en ese instante? Te quiero, pero veo que tú no sabes lo que quieres—sus palabras me lastimaron, no me gusta que piense de esa manera jamás y no tengo el tiempo ni las ganas de exponer todos mis sentimientos en este momento.

—Sabes Will, yo también te quiero pero no voy a dejar a mi madre del otro lado del país morir sola.

—¿Qué?—la confusión se apodera de él.

—Me marcó Eli y me ha dicho que a mi madre no le queda mucho tiempo, sé que no es tu culpa, que no sabías nada, que te he mantenido en las sombras, pero esperaba mínimo un poco de comprensión, gracias por mostrarme que no puedo confiar en nadie definitivamente, no te volveré a molestar.

Me alejo de ese lugar antes de llamar la atención, pero no me pasan desapercibidas las lágrimas que me limpio con fuerza y lo roto que siento mi corazón en este momento.

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