Capítulo 11

8.9K 616 28
                                    

Brooke

—¿Estás comiendo de verdad? —la pregunta de Miller me molesta por quinta vez en la mañana, ya han pasado dos días desde ese incidente y realmente no me deja en paz, me trae un desayuno extra "solo por si se necesita" según sus palabras, se encarga de que tenga un bocadillo en mi escritorio siempre y me incomoda que se haya comenzado a comportar de esta manera, no está mal, muchas lo ven como un gesto de extrema ternura, a mí me hace sentir como una inútil, me equivoqué una vez y ya no me ha pasado, incluso yo cargo con mi comida, no es que sepa cocinar mucho, pero he hecho el intento.

—Por quinta vez, sí—ignoro un poco su presencia al seguir redactando un artículo en la computadora, pero no se va, de hecho mira atentamente el recipiente de frutas que me trajo y no he probado, probablemente lo haré ya que siempre cedo cuando de comida se trata y eso que las náuseas matutinas han sido terribles, al menos para mí que no estoy acostumbrada a todos estos cambios que inevitablemente están surgiendo, aun así no me gusta su presión.

>>—William, de verdad tienes que dejarme unos minutos en paz.

—Lo siento Brooke, solo estoy cuidando de ustedes, es complicado, leí que solo con un desayuno equilibrado ambos pueden obtener nutrientes importantes, así como la vitamina C, todo el calcio que contiene la leche, la fibra que encontramos en los cereales y la folacina de la fruta, por eso me estoy empeñando en que no se te vaya a pasar nada.

—¿La folacina? ¿De qué me hablas? —pregunto ahora sí girando para verlo, arrastra una de las sillas vacías a mi lado y se acomoda.

—La folacina es una vitamina B que se encuentra en algunas frutas.

Ya ha pasado más veces de lo que me gustaría admitir, habla mucho sobre todo lo que aprende día con día y aunque finjo que no le pongo atención escucho cada palabra que sale de su boca, puedo leer todo por mí misma, pero secretamente me gusta el interés que él está poniendo en aprender y "enseñarme".

Tan solo ayer me contó que como estoy en la semana cinco nuestro pequeño ya ha pasado a ser un embrión del tamaño de una pequeña judía y que tenía un gran cordón umbilical y simplemente no me pude contener al pensar en que está en mí, ese pequeño está creciendo en mí.

—Has leído mucho últimamente—le confirmo deteniendo mis labores unos momentos.

—Nunca voy a ciegas, me gusta saber a lo que me enfrento y este es el mayor reto de nuestras vida—lo entiendo, también lo he pensado y el señor Hitman igual ya que se pasa cada que puede a mi lugar para preguntar cómo me siento, es raro que ahora reciba todas esas atenciones que ni siquiera antes podía imaginar.

Voy a ser honesta, me incomoda que hagan estas cosas, no hace ni dos horas que Elisa se ha burlado de cómo casi me envuelven en un plástico de burbujas, puedo manejarme sola y siempre con su apoyo a la vez.

—Brooke, es mi pequeño o pequeña quiero estar en todo momento.

—Miller...—iba a explicarle más mi punto de vista cuando llega el señor Hitman y me trae una botella de agua, miro a Miller a los ojos para que entienda a lo que me refiero.

—¡Querida Brooke! Mira les conseguí esta botella de agua para que no se tengan que poner de pie tanto tiempo para ir a conseguirla ¿Necesitas algo? —el hombre ve su reloj, como lo conozco sé que tiene un pendiente y aun así se tomó la molestia de venir hasta aquí antes.

—No, muchas gracias señor Hitman, estoy muy bien, William ya me está cuidando mucho.

—Más le vale, antes de irme que sepas que llevo mi celular y cualquier cosa que necesites avísame.

En momentos como estos es que no puedo con su amabilidad, me hacen sentir tan asfixiada, no he tenido un tiempo exactamente en paz para conciliar la idea de que nunca más estaré sola, Miller y yo tenemos una tregua tácita donde sabemos que es lo mejor para ambos, pero el señor Hitman es diferente, me hace anhelar ese amor fraternal del que fui tan privada, me hace sentir que está mal, que me aprovecho de su necesidad de querer.

—Antes de marchar quiero avisarles de...—no pudo continuar cuando una voz grave lo detiene.

—¿Señor Hitman? —me giro en mi silla para encontrarme a un hombre atractivo sonriendo a mi jefe.

—¡Bienvenido! Justo estaba por hablarles de ti, vine para presentarles a alguien—el hombre alto de cabello negro que nos sonríe amablemente dirige su mirada a nosotros, Miller y yo nos volteamos a ver nuevamente, pero ahora los confundidos somos nosotros.

Nos ponemos de pie por respeto, pero aún sin saber exactamente lo que sucede.

>>—Muchachos, les presento a Bennet Caballero. Bennet, ellos son Brooke Walker y William Miller, el mejor equipo que tengo.

El sujeto se apresura para estrechar mi mano y puedo ver lo bonito de sus ojos azules con detalle, sé que Miller no hace ningún comentario por respeto, mas yo no pienso quedarme con la duda.

—Es un gusto conocerle señor Caballero, pero ¿Qué se supone que hace aquí? —el señor Hitman se ríe de ello.

—Me contrataron como apoyo para esta sección del periódico, puedes decirme Bennet, ¿Brooke, verdad?

Bajo la mirada a su pecho y además de que es amplio y musculoso, trae una cámara Canon EOS 4000D, es una de las buenas, no cualquiera tiene una de esas, de hecho, todavía la quiero para mi colección, queda una duda, pero el señor Hitman se encarga de aclararlo.

—Le envíe un correo a William sobre la ayuda que llegaría, Bennet les acompañará hasta que lo consideren listo para irse a dirigir una nueva sección que tengo en mente. Tu comenzaste algunos artículos durante tu tiempo afuera—me señala—Él es muy bueno en el campo, toma unas fotografías magnificas, ¡Brooke puedes llevarlo contigo! Siempre me he preocupado de que vayas sola a todas partes, él te puede ser de ayuda.

—Señor Hitman, con todo respeto, no estamos capacitados para enseñarlo a él y tampoco soy niñera de nadie, lo sabe, trabajo sola.

Miller se recarga en mi escritorio viendo cómo comienzo a enloquecer, si hay algo que me gustó del periódico es que trabajo sola y nada más en ocasiones especiales en equipo, como en el viaje a Las Vegas con Matt.

De repente lo noto, William está claramente de acuerdo con eso, me giro a él esperando su apoyo.

—¿Estás a favor de esto?—medio gruño decepcionada, se encoje de hombros sin querer decir algo que claramente me hará enojar.

—Son órdenes del señor Hitman.

—No, ya tengo suficiente contigo y no, me niego a hacer esto, señor Hitman lo respeto mucho, usted lo sabe, pero no necesito "ayuda" —con eso Miller me interrumpe un poco.

—Sí, lo haces—lo regreso a ver de manera desafiante.

—No, no lo necesito.

—No hablo de tu capacidad de trabajar—es como si esperara que con eso entendiera su punto—Brooke, mírame—me ordena por primera vez—Lo haces —baja su mirada a mi vientre y solo así lo capto.

—Oh, bueno. No lo necesito, pero si quiere dejarlo aquí no puedo hacer nada al respecto.

—Brooke, prometo que sé lo que hago, tengo un currículum excelente que no me molestaría que revisaras para que veas que solo seré un apoyo y si me meto de más en algo... se nota que eres muy capaz de frenarme—Bennet me sonríe haciendo que suelte un poco de tensión. No soy buena con la gente de fuera, pero él se ve confiable, me gusta un poco que reconozca que es capaz.

—Bueno, si ya todo está dicho, espero que se diviertan. Nos vemos mañana y William, tendremos que hablar de Brooke—se despide el señor Hitman de nosotros.

Nos vemos entre los tres tratando de conciliar la idea de que ahora somos un equipo de tres o cuatro si contamos a mi bebé.


Todo lo que quieroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora