Sanji pudo ver la expresión de inquietud en la cara de Zoro, sabía que si sólo podía usar una de sus katanas le iba a resultar complicado vencerlo, realmente se iba a divertir en aquel cuarto con el espadachín, la idea que tenía en mente le excitaba.
-Esta bien, cocinero de mierda, no necesito desenvainar mis 3 katanas para derrotarte, será cuestión de pocos minutos - contestó Zoro colocándose en posición de ataque.
Sin embargo, el espadachín se hallaba en una clara desventaja, sólo podía usar una de sus katanas y además no podía sostener firmemente la empuñadura a causa de la herida de su mano izquierda, Sanji nunca antes había accedido a luchar contra un oponente en desventaja, ¿por qué iba a permitirlo hoy?
Comenzaron ambos la pelea, Zoro a pesar de ello, pudo dar algún golpe que a Sanji le costó esquivar; el cocinero también estuvo sublime, se lo estaba pasando sumamente bien, le excitaba el empeño que ponía el peliverde en la lucha.
Tras estar jugando durante un buen rato, el cocinero se dispuso a seguir el plan que había ideado.
Zoro, al ver una mínima oportunidad, agarró la pierna de Sanji con la que le iba a golpear, el cocinero acabo en el suelo y el espadachín encima de este inmovilizándolo por completo.
Sus caras quedaron a milímetros, podían sentir el aliento del contrario y sus corazones acelerados, tal vez por la intensa lucha, tal vez la causa fuera otra.
Sanji había hecho bien en dejar que ese marimo le derrotase, tenía a Zoro encima suya sujetándole los brazos para inmovilizarle. En ese momento sabía que había ganado, había ganado su juego, notó un extraño bulto en su pierna izquierda, no pudo evitar ponerse cachondo ante la erección de su camarada.
-He ganado, cocinero de mierda- dijo Zoro con la respiración entrecortada.
Sanji no pudo evitar dibujar una sonrisa pícara en su rostro, le ponía tanto que el marimo le llamase así:
-Buen trabajo, pelo de lechuga
Zoro se levantó dejando libre al rubio, le tendió la mano para ayudarle a incorporarse, ¿por qué se había puesto cachondo cuando acabó encima de ese cocinero de mierda? ¿Lo habría notado? Por la expresión de Sanji parecía que sí, y también parecía que a este le había gustado a juzgar por su sonrisa.
-Bien, vas a tener que cocinarme todo lo que yo te pida - Dijo Zoro al oído del rubio justo antes de salir sonriendo por la puerta de la sala de entrenamiento, el también sabia jugar.
Sanji se quedo solo en la sala, sacó un cigarro y se relajó con el humo que entraba en sus pulmones, se quedó pensando en la reacción que había tenido Zoro cuando abandonó la habitación, había entrado en su juego y aprovecharía la oportunidad ahora que el espadachín se mantenía receptivo.
Sanji se hallaba en la cocina preparando la comida para todos los nakamas, en ese momento entró Zoro.
-Vengo a ver que me vas a preparar de comer - dijo el peliverde
- Tu ganaste esta mañana, dime ¿qué quieres que te haga? - contestó Sanji enfatizando el doble sentido que se podía leer entre lineas.
Zoro se ruborizo ante semejante ataque, el cocinero iba a matar.
- No hace falta que me hagas nada especial, comeré lo que me pongas- el marino no se iba a quedar atrás, jugaría hasta que el rubio cayese ante él.
Sanji siguió cocinado, el espadachín estaba jugando con fuego, y estaba claro que se iba a quemar antes de lo que este pensaba.
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Y hasta aquí el capítulo de hoy, muchas gracias por leer mi historia ^^.
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