Black Wings [Supernatural]

By its_the_impala

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[LIBRO UNO] -¿Sabes lo importantes que son las realidades alternativas? -Lo sé. -En esta realidad, tus amigui... More

Sinopsis
1. Fin de una época
2. Un mal presentimiento
3. Nueva esperanza
4. Encuentro no esperado
5. Datos particulares
6. Relación con mejoras
7. Vestimenta complicada
8. Sentimientos ocultos
9. Información adecuada
10. Cómo sobrevivir a un mal sueño
11. Una linda mañana
12. Peleas de hermanos
13. Entrenamiento
14. Pasos para ser cazador
15. Muerto de miedo
16. Primera cacería oficial
17. Lo inesperado es mejor
18. Uno con el otro
19. Charlas necesarias
20. Un lirio de significado especial
21. Calma con los niños irresponsables
22. Missing in Action
23. Los conocidos no podían faltar
24. ¿Hola? ¿Hay alguien ahí?
25. La vida ante tus ojos
26. Un vacío negro
27. Los esperados reencuentros
28. Un respiro de la realidad
29. Secretos y más secretos
30. Bulletproof Heart
31. Lo lamento mucho
32. Una simple atracción... ¿O no?
33. Hey, soul sister
34. Enemigo de mi enemigo, es mi amigo
35. Déjenme sola
37. Confesión de amor
38. Habla, Dr. Phil
39. Decisión complicada
40. La dama del vestido azul
41. Sin cordura, no hay esperanza
42. Countdown
43. Pocas horas
44. Directo al Infierno
Agradecimientos
Extra: Material Visual

36. Girls just wanna have fun

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By its_the_impala

36. Girls just wanna have fun

Gabriel y Hayley salieron de la habitación del motel y caminaron en silencio hacia el estacionamiento del mismo. La castaña sabía controlas sus sentimientos, pero todavía recordaba los buenos momentos con el arcángel. Y esperaba que él tuviera también los mismos recuerdos.

El castaño claro observó a Hayley mientras llegaban al baúl. Observó lo que traía puesto, unos vaqueros ajustados que detallaba sus virtudes (lo cual Gabriel agradecía), su típica chaqueta de aviador marrón con el forro blanco, debajo de ésta la camisa verde oscuro la cual resaltaba sus ojos y para adornar su apariencia, un pañuelo verde oscuro alrededor del cuello. Debía admitirlo, la castaña era atractiva.

—¿Has dejado de usar la boina? —comentó gracioso el arcángel. Recordaba su primer encuentro con la cazadora, usaba la misma chaqueta pero lo que si se acordaba era su boina verde oscuro, muy característica de ella.

Hayley sonrió ante la mención de su boina.

—No, sigue en mi baúl —contestó sin mirarle—. Simplemente hoy no me la puse —aclaró.

—Pues te favorece —halagó Gabriel con una sonrisa.

Hayley ignoró aquél comentario. Pensó como si estuviera en un caso, debía estar seria, con la riendas de la situación, por lo tanto dejó que fluya esa actitud seductora del arcángel. Lo que menos necesitaba era estar pendiente de todo lo que Gabriel decía o hacía.

Suspiró, llegó a su Toyota Prius y abrió el baúl mostrándole a Gabriel su arco y flecha, unas pistolas, cuchillos, machetes y atrás de todo se podía ver la espada de ángel oculta debajo de una sábana. Hayley se movió a un costado y dejó que el arcángel detallara qué necesitaría.

—¿Esto es todo lo que tienes? —preguntó sin ofensa alguna. Hayley asintió.

—Me he quedado con lo importante, con lo que puedo usar —especificó la castaña mirando a cualquier lado menos a Gabriel.

—¿Tienes algún almacén o algo? Recuerdo que tenías muchas armas y cosas raras la última vez que nos vimos —comentó mientras se ponía derecho y detallaba a la cazadora.

—Sí, pues muchas cosas cambiaron desde aquella vez, Gabriel —se quejó la castaña cerrando el baúl con fuerza, haciendo un gran ruido seco.

Sí, Gabriel pudo notar que Hayley estaba enojada. Y podía entenderlo. La última vez que se habían visto, la cual también había sido la primera vez en conocerse, fue en el Apocalipsis. Hayley estaba cazando a una criatura que quemaba los ojos de los humanos. El arcángel sabiendo que era un ángel del Cielo fue a detenerlo, a decirle que había entendido mal la misión de su Padre. Se encontró con esa bellísima cazadora y no pudo separarse de ella hasta que el trabajo terminó. Gabriel quería seguir estando con esa encantadora mujer, pero las cosas pasaron rápido y él debía salvar unos traseros Winchester de dioses paganos. Desapareció de la habitación que él y Hayley compartían, y nunca más volvió a verla. Ni siquiera después de su muerte ficticia contra su hermano. Gabriel no creía que merecía volver a verla después de haberla dejado de tal manera. Él se había largado sin aviso alguno.

Así que entendía porque Hayley estaba enojada con él. Ella pudo haber escuchado de otros demonios que el arcángel Gabriel había muerto, y nunca tuvo la oportunidad de despedirse. Pero años después se entera que sigue vivo, lo cual no le sorprendía considerando que siempre tenía esa pequeña esperanza en sí. Pero lo que le dolía y hacía enojar, era que Gabriel llegaba a ella porque necesitaba ayuda, no simplemente para verla.

Hay... —mencionó su apodo con comprensión y unos ojos tiernos que Hayley no podía soportar. El arcángel todavía tenía ese poder sobre ella.

—No —cortó la castaña antes de hubieran otros pensamientos en ella—. Estuvimos toda una semana juntos, cazando a ese ángel... Y una vez que lo cazamos... Creí que teníamos algo, y ¡puf! Te desapareces y no se nada de ti.

—Lo sé, fui un idiota... Sabía que...

—No quiero escucharlo, Gabriel —interrumpió la castaña ya sintiéndose mareada por el enojo que estaba sintiendo en su pecho—. Me lastimaste, y lo supiste todos estos años. Y aún así, te alejaste. Sólo apareces cuando necesitas. Y yo no puedo seguir con esto —habló liberando lo que años había reservado—. Así que sí, muchas cosas cambiaron desde la última vez que nos vimos.

Se creó un silencio entre ellos, Gabriel sabía que era verdad todo lo que decía Hayley. Lo único que quería hacer era abrazarla, pedirle mil veces perdón por ser un idiota y luego besar esos delgados labios de ella. Gabriel sentía algo por Hayley desde el momento en que la vio, simplemente sabía que esa era una humana muy especial. Y él había arruinado la única oportunidad que tenía de tener algo con ella. Al menos una aventura, porque siendo arcángel y ella una humana... Sabría que no mucho podían hacer.

Gabriel quiso decir alguna otra cosa, odiaba ver a la castaña tan afligida. Hayley era valiente y fuerte, pero en ese exacto momento vio la pequeña debilidad de la cazadora: él. Por mucho que quisiera decir algo, ninguna palabra salía. Era como si su mente estuviera en blanco.

Hayley dejó de concentrarse en el enojo hacia el arcángel y observó cómo una rubia salía del motel. La reconoció al instante.

—Aquí tienes la llave de mi almacén en Connecticut —le dio la morocha al arcángel sin expresión alguna—. Agarra lo que quieras.

Y así, sin despedirse ni nada, caminó hacia la rubia quien parecía estar llorando. La conocía hace poco, pero reconocía que debía ayudar a las suyas. Lily no parecía más de veinte años, era una jovencita todavía que se vio envuelta en un embrollo mayor ante cualquier problema sobrenatural. De repente salió la otra castaña comiendo unas papas fritas. Las tres se encontraron alrededor de la rubia.

Amy dejó de comer y una mirada preocupada adquirió su rostro. Hayley supo descifrar que la castaña era bastante unida a la muchacha Winchester.

—¿Lily? ¿Qué ocurre? —preguntó—. ¿Alguien te hizo daño? —la rubia negó.

—Solo quiero salir de acá —susurró con tristeza en sus palabras. Hayley no era lo suficientemente cercana como para decirle algo alentador, por lo que simplemente comentó sobre un lugar a donde ir.

La cazadora estaba dispuesta a pasar el resto de la noche borracha en algún bar, tal vez así la venida de Gabriel se le pasaba con más rapidez. Amy estaba dispuesta a seguir a Lily hasta el fin del mundo. Y Lily sabía que necesitaba un trago. Hayley ofreció ir a un bar conocido que estaba más al centro del pueblo. Las otras dos asintieron, Amy alentó la situación de que todavía era el cumpleaños de la joven Winchester (cosa que Hayley no sabía) y que las chicas querían divertirse.

Así las tres caminaron a un bar a pasarla bien.

(...)

—Eres un idiota —le comentó su hermano menor. Dean rodó los ojos.

—¿Cuántas veces me lo vas a repetir, Sammy? —contestó cansado de las acusasiones de su hermano y del ángel. Ya sabía que había metido la pata, que no podía hablarle así a la rubia... Pero ya lo había soltado, y ella ya estaba algo enojada. ¿Qué podía hacer?

—Las veces necesarias para que vayas a disculparte —agregó Sam con una mirada seria. Cuando se trataba de Lily, él no descansaba hasta obtener el bienestar de la rubia. En eso se parecía mucho a Dean, salvo que con un poco menos de protección de hermanos.

—Le daré su espacio. Lo necesita —explicó el rubio opaco sintiéndose horrible en las entrañas—. Después me disculparé.

Antes de que Sam pudiera mencionar algo al respecto. Gabriel entró en la sala. Los tres pudieron notar que el arcángel no estaba en su típico gracioso humor. Pero nadie preguntó nada.

—¿Y Hayley? —cuestionó el morocho con el ceño fruncido.

—Se ha ido con su hermana a algún lado —comentó despreocupado. Alzó el brazo y mostró la llave plateada—. Me ha dejado la llave de su almacén en Connecticut. ¿Vamos a verlo?

El humor de Gabriel había decaído. Estaba cansado, reconoció sus errores pero no sabía cómo poder remediar el daño ocasionado. Sam y Dean accedieron, sabiendo que la rubia estaba con la cazadora y probablemente su amiga ángel. Castiel tardó en asentir, pero finalmente decidió darle espacio a la joven Winchester.

—Pero iremos a mi manera —agregó Gabriel. Nadie se quejó.

(...)

Llegaron al bar y notaron la pequeña fiesta que había dentro. El aire estaba filtrado entre el olor característico a alcohol, el sudor y la música fuerte. Las tres chicas entraron a un mundo diferente. Habían muchos muchachos de su edad, algunos mayores y los típicos hombres que tenían su pandilla rockera.

Las tres mujeres caminaron hacia una mesa extrañamente libre y se sentaron admirando el ambiente en el que estaban. Se sentían fuera de lugar, pero eso no les impidió ahogar penas y sentimientos con la bebida.

Una camarera pelirroja con una remera rosa se les acercó con una sonrisa. Les preguntó qué desearían para esa noche.

—Un whisky con soda —pidió la cazadora sin mucho ánimo de una fiesta, y eso que ella las amaba. Simplemente quería su bebida y así poder pasar el resto de la noche sin pensar en Gabriel.

—Igual —habló rápido Amy—. Más whisky que soda —guiñó a la camarera. La castaña era la única sin buscar algún refugio en la bebida, solamente quería su bebida alcohólica.

Lily miró sus manos y sintió la mirada de la pelirroja en su nuca. ¿Realmente tomaría por primera vez por una pelea con su hermano? Aunque no era solo eso lo que se revolcaba incómodamente en su estómago. Le molestaba el hecho de ocultar su mala salud ante sus hermanos, el tema de Moah y la destrucción del mundo.

—Una soda —declaró finalmente. Amy sonrió algo orgullosa, a pesar de la mierda que estaba pasando, Lily seguía fiel a su cordura.

¿Solamente una soda? Necesitarás más que eso para dejar de pensar en tus problemas. La voz reapareció tras su leve receso y perforó sus palabras en la mente. Lily cerró los párpados con fuerza, alargó el brazo y antes de que la camarera se fuera ordenó algo distinto.

—Cambia mi soda por whisky —la camarera asintió y se largó a preparar las bebidas.

Amy observó a su amiga con detenimiento. Por un segundo pensó que Lily no buscaría refugio en la bebida. Eso le alarmó.

—¿Qué haces? —preguntó enfadada—. ¿Qué fue lo que pasó que te quiere hacer tomar?

Lily observó los ojos cafés de su amiga y luego desvió la mirada a la cazadora que se encontraba algo incómoda en la situación. Dejó de lado los comentarios de su voz maligna y los de su mejor amiga. No quería hablar de ello.

—No montemos un drama —especificó sonriendo a la cazadora—. Hayley, ¿por qué no nos cuentas de ti? Apenas nos conocemos.

Amy no tuvo otra opción más que quedarse con la pregunta en su mente. Hayley, algo confusa, empezó a hablar de su vida en general. Había iniciado ese negocio mediante su familia, quien la educó en esos conocimientos. Continuó diciendo que sabía hablar inglés, francés y latín bastante fluente.

Para cuando llegaron las bebidas, Lily y Hayley se tomaron un buen sorbo, dejando que el líquido ardiera en su garganta. La rubia tosió ante su primera reacción con el alcohol fuerte del whisky. Con un par de sorbos más, Lily ya casi tenía olvidado sus problemas. Hayley, quien seguía bastante sobria, continuó hablando de Gabriel. Amy suponía una historia de ese estilo con el arcángel, era buena para leer a las personas.

Las horas pasaron y la amistad creció. Hayley era una chica bastante divertida con alcohol en las venas, Lily reía por doquier dejando que el líquido puro hiciera en ella locuras y la más sobria era Amy, quien después de unos minutos decidió rendirse ante su bebida. Las tres estaban pasando un buen tiempo, hablando de sus chicos, hablando de la vida siendo una mierda. Incluso juntaron las agallas para hablarle a un grupo de muchachos de su edad aproximadamente.

Hayley rió ante ellos y se presentó con una estúpida sonrisa. Abrazó con un brazo el cuello de Lily y señaló a un chico castaño de ojos celestes que las miraba con extrañeza.

—Esta es mi amiga Lily —gritó la cazadora para ser escuchada con toda la música de la sala—. ¡Y es su cumpleaños!

El chico no respondió, no para no ser maleducado sino porque no sabía qué decir. Pero los ojos de la castaña se enfocaron en un chico a lo lejos que reía con sus amigos. Soltó a la rubia y corrió hacia aquél muchacho. Lily quedó sola frente al castaño y sonrió estúpidamente. Abrió la boca para decir algo, pero una presencia le hizo desconcertar.

Un hombre morocho de ojos celestes parecidos a los de Cas, queriendo decir que eran impactantes, apareció y le pegó en el trasero al joven de ojos similares. El castaño se dio la vuelta sorprendido pero sonrió al ver quien era. El recién llegado sonrió coquetamente y miró a la rubia con interés.

—No te preocupes, Zack —comentó el morocho colocando su campera de cuero de una manera canchera—. La conozco —Lily frunció el ceño, y giró su cabeza a un lado como hacía su ángel. El castaño, de nombre Zack asintió y se acercó a depositar un beso en las comisuras del labio del morocho. Una vez ido, el de ojos celestes la miró con diversión—. Así que, me encuentro a la muy conocida Lily Winchester.

En una situación normal, Lily hubiera desconfiado de alguien que supiera su nombre. Pero con tanto alcohol en las venas, no le importaba. Le pegó juguetonamente en el hombro y sonrió.

—Esa soy yo —comentó entre risas—. Yo no te conozco —agregó abriendo los ojos verdes con grandeza.

El morocho tomó la mano delicada de ella y la besó suavemente con una sonrisa encantadora. Lily rió estúpidamente.

—Mi nombre es Belzebú, hermosura —coqueteó poniéndose derecho y soltando la mano de la rubia. Se acercó al oído de la rubia y susurró: — Uno de los Seguidores que está de tu bando.

Esas palabras le dieron un cosquilleo a la joven Winchester. Lily sobria hubiera desconfiado, hubiera enfrentado y cuestionado a tal morocho de lindos ojos. Pero esa Lily no estaba, y sin ella la voz de su cerebro desaparecía también. Así que borracha Lily hizo lo que le pareció más loco, pellizcó la mejilla del hombre con una sonrisa enorme y los ojos achinados.

—¡Aw! ¡Alguien que está de mi lado! —rió mientras observaba a su alrededor. Se acercó al oído del Seguidor y preguntó: — ¿Ese chico y tú son algo?

—¿Por qué preguntas? —sonrió sarcástico—. ¿Acaso quieres intentar un movimiento conmigo?

Otro golpe juguetón en el hombro y risas. Lily era una borracha feliz.

—¡No! —gritó entre risas—. Tengo novio... —comentó en susurros. Para ella, Castiel tenía ese título y más—. Sólo preguntaba, hacen una linda pareja.

—Ya veo —habló Belzebú mirando alrededor—. ¿Dónde está tu ángel? Quisiera decirle lo afortunado que es —dejó que la música ocupara un silencio en la conversación—. Oh, y ese chico y yo... Es sólo una aventura. El tipo está cansado de su novia, imagínate cuando se entere la perra que juega para el otro bando —rió para sí mientras tomaba un vaso lleno de líquido translúcido y se lo bebía—. ¿Y el ángel?

—No está ni Cas, ni Dean, ni Sam... ¡Es una salida de chicas! ¡Y es mi cumpleaños! ¡Quiero tener diversión! —bailaba la joven al ritmo de la música. Belzebú rió, no conocía a la joven pero admitía que le caía muy bien.

—Lástima que no esté Dean —comentó el morocho tomando otro sorbo—. Le hubiera dado toda una noche de placer —bromeó guiñándole el ojo a la rubia. La cual abrió la boca en forma de 'o'. Otra vez rió, alzó la copa mientras tomaba otra de la mesa que no era suya y se la dio a la rubia—. Un brindis por tu cumpleaños.

—¡Yey! ¡Por mi cumpleaños! —gritó la joven tomando el vaso y tratando de tomarse todo de una. Pero Belzebú, después de brindar, le detuvo el vaso y lo dejó lejos suyo—. Hey —se quejó la muchacha.

—No quiero que caigas en un coma alcohólico —se excusó con una suave sonrisa—. Sino, ¿quién hará que más chicos y chicas guapas se acerquen por aquí? —murmuró señalando a unos chicos adolescentes que miraban con timidez a la pareja de amigos.

Lily rió.

—Pensé que ya tenías una aventura, una cita con ese Zack —susurró como si fuera un secreto.

—Sí, pero seguro que le encantaría un trío —guiñó el morocho. Lily no hizo más que taparse la boca y reír como loca.

Las horas pasaron y el alcohol aún se mantenía en las venas de las tres muchachas. Amy andaba desaparecida, probablemente buscando una pequeña aventura con algún hombre. Lily recordaba que en las fiestas de su instituto, Amy se las pasaba hablando con otros sujetos y a veces se involucraba con ellos en una cosa de una noche, pero nada de novios. Lily estaba feliz de que su amiga pasara una buena noche en su cumpleaños. Hayley apareció en un momento para jugarle a la rubia un juego de pool. Para ese entonces Amy había aparecido alegremente para jugar en el equipo de Lily y Hayley. Se enfrentaron contra Belzebú, Zack y otro chico. Amy, quien podía reconocerlo, había tomado como todo el almacén de licor para poder pasar desapercibidas sus sentidos. Por lo tanto, el morocho no tuvo que ocultar su verdadera identidad.

El juego no duró mucho, los muchachos ganaron gracias a su sobriedad y su concentración en el juego. Después de otras tres derrotas, en las cuales Hayley y Amy perdieron cuatrocientos dólares, la última castaña tomó al chico que no conocían y lo besó apasionadamente hasta desaparecer en la multitud del oscuro bar. Hayley caminó hacia el joven que anteriormente había visto y también desapareció.

Belzebú fue el siguiente en desaparecer. Pero él se encargó de que la rubia no tomase de más, haciendo que su primera borrachera algo más ligera a la mañana siguiente. El morocho señaló a Zack y a otro chico, un moreno alto, y guiñó el ojo a la rubia. Lily los siguió con la mirada y desaparecieron detrás de un pasillo que daba a salas que nadie conocía.

La rubia quedó jugando al pool con desconocidos, apostando cualquier cosa. Uno de ellos ofreció que si perdía se parara sobre la mesa a bailar seductivamente. Sin vergüenza alguna, aceptó y, como era de esperarse, perdió.

Se pasó lo que restaba de la noche con una botella vacía de cerveza como micrófono y bailando sobre la mesa. Muchos jóvenes le aplaudían y chiflaban. Movió si vestido blanco de un lado a otro, incluso bajó una de las tiritas que cubría su hombro para que los hombres aullaran con mayor sonido. Ella a cambio se reía y seguía cantando.

A pesar de la bebida, Lily pasó una buena noche. Dejó los problemas de lado, se divirtió en su cumpleaños aunque no fuera con sus hermanos o su ángel.

La chica solo quería divertirse.

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