Una Escritora Sin Amor | JB

Od LuuMous

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Cuando la vida te rompe el corazón -y no en el sentido romántico-, es normal tenerle cierta repulsión a enamo... Viac

Capitulo 1 - 30% menos
Capitulo 2 - Plan "Italia"
Capitulo 3 - Los italianos son tan... Italianos.
Capítulo 4 - El extraño chico de la moto
Capitulo 5 - Slype... Spike... ¡Skype!
Capitulo 6 - Justin VS Italianos
Capitulo 8 - Mi primer amor
Capitulo 9 - Noche de Carnaval
Capitulo 10 - Rosas, guirnaldas y lilas
Capitulo 11- Electro-shock
Capitulo 12 - Conelly
Capitulo 13 - L.O.V.E.
Capitulo 14 - El amor es egoísta
Capitulo 15 - Una cama para dos
Capitulo 16 - Camisón y boxers.
Capitulo 17 - Todas las nietas de Nina son guapas
Capitulo 18 - Las motos y la lluvia no se llevan bien
Capitulo 19 - La playa Cova
Capitulo 20 - Las nietas Bartolinni/Lanteige
Capitulo 21 - El chico de los ojos grises
Capitulo 22 - ¿Qué hubiera sucedido si...?
Capitulo 23 - Solo se vive una vez
Capitulo 24 - Los ingleses son encantadores
Capitulo 25 - El tema Gale
Capitulo 26 - A donde fueres, haz lo que vieres.
Capítulo 27 - ¡Otra, Noel!
Capitulo 28 - Elizabeth Borracha Lanteige
Capitulo 29 - El recuerdo mata
Capitulo 30 - ¡Oh, cual te adoro!
Capitulo 31 - Factor Gale
Capitulo 32 - La noticia
Capitulo 33 - El veneno del amor
Capitulo 34 - Vidas patéticas, personas patéticas
Capitulo 35 - El tonto enamorado de la tonta pelirroja
Capitulo 36 - Momentos incómodos, recuerdos tormentosos y propuestas vergonzosas
Capitulo 37 - La chica es mas de lilas que de rosas
Capitulo 38 - Ni tiempo, ni espacio
Capitulo 39: Inglaterra, donde lo imposible se vuelve realidad
Capitulo 40 - Tontos, ilusos y personales pensamientos.
Capitulo 41 - Ilusiones y realidades
Capitulo 42 - Perfectamente Ely
Capitulo 43 - Un golpe de suerte
Capitulo 44 - Él es la persona correccta
Capitulo 45 - Día en patines
Capitulo 46 - Tres de Julio
Capitulo 47 - Sal y Pimienta
Capitulo 48 - La cuarta hermana Bieber
Capitulo 49 - Lo mejor que me ha pasado eres tú.
Capitulo 50 - Como besar a Pimienta
Capitulo 51 - Formas de mirar
Capitulo 52 - Enamorado
Capitulo 53 - Lista imaginaria de cosas por hacer
Capitulo 54 - P.E.R.D.O.N.
Capitulo 55 - Conociendo al señor Bieber
Capitulo 56 - Gale y Pauly
Capitulo 57 - La ley lógica de la vida
Capitulo 58 - La gran boda en la mansión Bieber
Capitulo 59 - Jodidamente enamorado
Capitulo 60 - Sensor de paz
Capitulo 61 - Amor de verano
Capitulo 62 - Escape a Conelly
Capitulo 63 - El más triste día tres
Capitulo 64 - Una última oportunidad
Capitulo 65 - Felices para siempre
Capitulo 66 - Aguacate + Botox
Capitulo 67 - El fin del verano
Capitulo 68 - Un frío diciembre
Capitulo 69 - ¡Feliz cumpleaños, Lucy!
Capitulo 70 - El diario rosa
Capitulo 71 - Primeras 5 horas en Londres
Capitulo 72 - Dolorosas Verdades
Capitulo 73 - El olor a rosas y a café matutino
Capitulo 74 - Sweddler; que feo nombre para un perro
Capitulo 75 - Te quiero más
Capitulo 76 - Si de revolcones hablamos...
Capitulo 77 - Los cuatro presuntos culpables
Capitulo 78 - Año nuevo [Parte 1]
Capitulo 79 - Año nuevo [Parte 2]
Capitulo 80 - Un ramo de lilas
Capitulo 81 - Adiós Paris, hola Italia
Capitulo 82 - 30 segundos
Capitulo 83 - El amor verdadero
Capitulo 84 - Las palabras correctas
Capitulo 85 - Irresistible Ely
Capitulo 86 - Expresión glacial
Capitul 87 - El sol brillante no siempre trae buenas noticias
Capitulo 88 - Ese "todo" que necesito
Capitulo 89 - Mi historia de amor | Final
Epilogo

Capitulo 7 - Referencia de amor

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Od LuuMous

 Quizás, me sobrepasaba. Quizás el se sobrepasaba. Lo único de lo que estaba completamente segura, es que no sentíamos necesariamente 'agrado' el uno al otro. Justin era irritante, burlón y egocéntrico. Yo para él, era una americana chiflada que se sentía la reina del mundo, y quería que todos estuvieran a su merced cuando lo necesitara, cosa que no era verdad. Todo el día peleábamos, todo el tiempo, a todas horas, aunque claro, a escondidas de mis abuelos, ya que a ellos no les gustaban las riñas, no les importaba si yo era su nieta, para ellos ambos teníamos el mismo derecho de estar en su casa... Bah, italianos.

La gota que derramó el vaso fue, definitivamente, la mañana del día siguiente a la confesión de Pauly con Isabella.

Ese día, mi abuela me pidió de favor que llevara a Justin a conocer Nove... Mala idea desde un principio. En el café donde desayunamos, derramó todo mi batido de plátano sobre mi, y después, cuando el coraje y las ganas de golpearlo se habían calmado un poco, durante nuestra caminata por la bahía, hizo que cayera del muelle... ¡Caí del muelle! ¡Llevándome conmigo toda una cesta llena de pescados del viejo Señor Tribialli. Justin se estaba burlando de mi todo el tiempo, y no paraba de reírse mientras le entregaba uno de sus pescados a aquel viejo pescador. Terminé oliendo a plátano con pescado de atún.

Sin Embargo, el karma no tardó en aparecer. Justin calló enfermo de catarro por un día, destruyendo así el malévolo plan de Paulette, la cual había llegado con más lápiz labial de lo acostumbrado a casa de mis abuelos, para invitarnos a la feria. Una vez que vio que Justin estaba tendido en cama casi dormido, y de que yo no estaba de humor ya que no había podido empezar mi trabajo - aunque dudaba que mi situación le fuera a importar-, se fue ella sola con sus amigas a la feria.

Justin seguía teniendo esa herida en la cabeza, la que se había hecho al chocar con la cerca de la casa de mis abuelos. Yo seguía con muchas preguntas, tales como ¿quién es él? ¿de dónde viene? ¿no tiene familia acaso que lo cuide? o ¿por qué vino a molestarnos a nosotros?

La noche del Sábado en la madrugada, el sonido de una charola de plata estrellarse contra el suelo me despertó. Asustada, salí de entre las colchas, y me aventuré al pasillo. Allí, al fondo, se encontraba mi abuela levantando la charola.

- ¿Abuelita? - pregunté junto con un bostezo. - ¿Qué haces despierta? - pregunté curiosa mientras que ella sonreía de oreja a oreja. Aun a las 3 de la mañana, estaba feliz. Se veía un poco cansada, y era bastante claro que tenía mucho sueño.

- Justin tiene fiebre. - dijo ella caminando a mi lado, para ir a la habitación de Huéspedes, donde Justin se estaba quedando. - Estoy viendo si puedo bajarle la temperatura.

- Abuela, necesitas descansar. - dije con reproche, mientras que ella comenzaba a subir las escaleras.

La casa constaba de dos pisos. En el primero, estaba la habitación de mis abuelos, ya que no les gustaba mucho subir y bajar escaleras. Así mismo, se encontraba la habitación en donde yo me estaba quedando. Ya en la segunda planta, se encontraban otras 3 habitaciones, un baño, y una gran terraza con vista al hermoso mar. Justin se encontraba en el segundo piso.

- Yo iré. - dije provocando que ella se diera la media vuelta lentamente. - necesitas reposo, anda, yo lo cuido. - sabía que quizás me iba a arrepentir de hacer eso, pero quería que mi abuela Nina descansara, ya que la llegada de los pequeños retoños a la casa, debían de haberla dejado sin nada de energías. Con una gran sonrisa, mi abuela me besó la mejilla, y dejó la charola en mis manos, para después darme unas palmaditas en el hombro.

- Sei un angelo - susurró mi abuela bajando la escalera. Ella había dicho 'Eres un Ángel'. Yo sonreí, y la vi desaparecer por el pasillo.

Tomé un fuerte suspiro antes de subir las escaleras. Me detuve frente a la puerta de cristal de la terraza, levantando con mis dedos un poco la cortina para poder ver la Luna cuarto menguante sobre el mar, y su reflejo en el, tan pacifico y calmado. Después de admirar un poco la belleza de Nove, caminé por el corredor, hacia la habitación de mi 'nada buen amigo'. Estaba un cuarto de puerta abierta, dejando entrever la luz de la vela que mi abuela había encendido dentro. Según ella, La flama absorbía la energía negativa y se curaba mas rápido.

Me asomé antes de entrar; el descansaba solo en unos pants grises, con las sabanas sobre medio de su cuerpo. Su pecho estaba descubierto, y no tenía ningún tipo de camisa o algo por el estilo, solo así, sin nada enzima. Entré sigilosamente, mientras que me senté en la silla mecedora que estaba junto a la cama de Justin, la cual mi abuela había estado usando las últimas horas para ponerle aquel trapo helado en la cabeza, a ver si se le calmaba. El descansaba, quieto, y sumiso. "Si no hablaras en todo el día justo como ahora lo haces, realmente me agradarías" pensé con cierto humor.

Empapé el trapo en El agua con hielos, para después colocarlo lentamente sobre la frente del chico. El se estremeció, y abrió lentamente los ojos.

- Sh Sh. - susurré, colocando el trapo sobre sus parpados, obligando a no mirar. - tienes que descansar.

- ¿Ely? - preguntó perplejo, y con la voz quebrada gracias a las flemas. Yo sonreí, mientras retiraba el trapo para darle otra pasada de agua. - ¿Eres tú?

- Me encontré con mi abuela en el pasillo. Me ofrecí a venir en su lugar porque la vi muy cansada... Quería que descansara.

- Yo igual. - admitió entre risas. Cerró los ojos acostándose boca arriba, mientras que volvía a pasar el trapo. - tenía ya varias horas insistiendo en que se fuera a descansar, y en que yo estaría más que bien, aunque es un poco terca. - yo sonreí, mientras sentía el contraste de piel caliente y agua helada. El echaba de vez en cuando escalofríos cortos al contacto con el liquido frió, pero lo aguantaba.

- Tengo frió. - admitió con un chasquido de Dientes.

- Estamos a 28 grados... No hay posibilidad de que tengas frió. Definitivamente estás enfermo.

- Valla, no quiero ser más molestia de la que ya te soy. - hice una mueca, la cual el no vio gracias a que tenía el trapo frente a sus ojos. - Ely... ¿Me odias?

- ¿Odiarte? - bufé. - Ni que fueras tan importante. - el rió soltando una carcajada, y yo reí un poco más leve. – Digo, el haberme tirado de la bahía y provocar que quedara totalmente empapada no fue un buen comienzo...

- No te olvides de los pescados. – agregó y soltó una fuerte carcajada. Yo reí bajo.

- Y el plátano... - suspiré, provocando en el otra risa. Era demasiado burlón. - No te odio... Simplemente no me gusta que invadan mi espacio personal. Soy rara.

- ¿En qué sentido? - preguntó el curioso, mientras que tomaba la colcha y se envolvía en ella.

- Justin sácate eso de allí. - dije quitándole la colcha. - eso solo hará que te de mas fiebre.

- Pero tengo frió. - insistió.

- ¿Quien es la enfermera aquí? - pregunté con chusquedad.

- Pensé que eras escritora -bromeó siguiéndome el juego-. La señorita Elizabeth tiene más de un talento.

- Naturalmente. - agregue mientras el soltaba otra carcajada mas. Después de eso, ambos callamos unos minutos.

Le quité la colcha a Justin tirándola al piso, y después de eso bajé a la cocina para prepararle un té de manzanilla. A duras penas se lo tomó todo, gracias a que según el también tenía ganas de vomitar, aunque yo no lo veía más que como una excusa para no tomarse el té. Mientras tanto, yo seguí con el proceso de mojar el trapo, y empapar a Justin de su humedad helada por varios minutos, que después de un rato se volvieron más incesantes, aunque parecía que había valido la pena, ya que cada vez se sentía mas fría su piel, y el sentía más calor, lo cual era bueno.

- Justin... ¿Puedo preguntarte algo? - escupí de repente. El me miró extrañado.

- Claro Ely.

- ¿Alguna vez te has enamorado? - el sonrió complacido, mientras que yo dejaba el trapo en el traste. El chasqueó la lengua, y miró al techo.

- Si... Si me enamoré una vez hacía varios años. - dijo él con añoranza. - pero supongo que, a veces la vida no siempre te muestra la cara bonita. - admitió entre sonrojo. Yo sonreí.

- Se que quizás suene raro, pero ¿Me ayudarías? - frunció el ceño. - necesito... Referencias. - dije buscando la palabra adecuada.

- Referencias de amor?

- Exacto. - asentí muy segura. - Estoy haciendo una investigación, y... Necesito saber como actúa el amor en personas diferentes. - el asintió pensativo.

- Con gusto. - dijo el entre bostezo. - Pero hoy no. Bueno... Más al rato. - miró hacia el reloj con los números rojos: 4:35 de la mañana.

Después de eso, no me di cuenta ni cómo ni en qué momento, pero caí en un profundo sueño.

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