Capitulo 34 - Vidas patéticas, personas patéticas

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La casa se comenzó a llenar poco a poco. Mis tíos, primos menores, primos mayores y mis abuelos; todo como mi primer día en Nove, noche en la que llegue y me encontré con todos reunidos para una cena. Y también, me encontré con un chico estrellado en la barda de mi abuela, con la cabeza lastimada y herido gracias a ese gran accidente de motocicleta.

Justin estaba distraído, pero dentro de lo que cabía feliz. Se encontraba en el patio jugando fútbol con mis primos, mientras que yo estaba en la sala, hablando con mi tía Dinn y mi tía Ginna sobre la universidad, entre otras cosas. Pauly estaba también afuera, pero ella realmente estaba en un estado automático como yo. Leo llegó entonces, y se sentó a mi lado.

Las conversaciones eran cualquiera; las personas, perfectos y familiarmente desconocidos. Desconocidos porque, aunque fueran mi familia, no conocía perfectamente la esencia de cada uno de ellos. Eran simplemente mi familia, los quería y los adoraba a todos, sin embargo la distancia complicaban todo. Por un momento, deseé vivir en Nove. Por primera vez aborrecí lo que era una ciudad tan grande y, con pensamientos atolondrados, me comenzó a gustar la idea de vivir en un pequeño, relajado, y nada estresante pueblo. Descubrí que amaba Nove.

— ¡Hola A todos! - su voz se escuchó y activó mis sentidos apenas escuché el tono tan animado con el que Ronny hablaba. La chica entró con una maleta de ruedas, otra en su espalda, y mi abuelo aun tenía otra. ¿Alguna de nosotras era adoptada, tal vez? Es que eramos tan diferentes... en absolutamente todos y cada uno de los sentidos.

Todos mis tíos se pusieron de pie apenas la vieron entrar por al puerta, seguida de mi abuelo, el cual la había ido a recoger a Conelly. Yo le había insistido que me dejara ir yo por ella, o al menos que me dejara acompañarlo, pero creo que le gustaba sentirte auto-suficiente, por lo que el prefería hacerlo todo por si mismo. No me interpuse, de hecho me agradó el hecho de saber que aun sigue tan fuerte como un tronco de roble.

Todos caminaron hacia Ronny apenas entró por el umbral de la puerta; mi hermana bajó sus maletas y le dio un fuerte y gran abrazo a mi abuela, la cual fue la primera en llegar con ella. Después se pasó a los brazos de mis tíos y tías, y sus esposos y esposas también, claro está. Todos se le acercaron; mis tías Dinn y Ginna caminaron hacia ella, así como Leo también.

Los chiquillos y mis primos entraron todos apresurados desde la puerta de la cocina, la cual te llevaba al patio trasero donde estaban ellos. Los grandes - Omar, Pauly, Isabella, etc, etc, etc... - caminaron felices y sonrientes hacia la entrada, y mis primos menores y mas pequeños - la mayoría no la conocían, o Ronny los había conocido tan solo de bebes - entraron expectantes a conocer a su "prima mayor". Todos entraron a la casa, y Justin entró justo después. Sus ojos se toparon con los míos, pero apartó la mirada rápidamente. Me sentí estúpida entonces, por lo que también caminé hacia Ronny.

— ¡Ely! - gritó de emocion al verme, provocando en mi una sonrisa realmente sincera; nada de caretas, nada de felicidad falsa. Ronny se acercó y me abrazó, moviendonos de un lado hacia el otro. Ella se veía tan brillante y feliz, tan animada y contenta... - ¡Te extrañé enana!

— ¡Yo a ti! - contesté con sinceridad. Se separó del abrazo, y me sostuvo desde mis codos, mirándome con ternura y cariño.

— Te vez bien -sonrió y me miró de pies a cabeza-. Creo que te has bronceado un poco.

— Ya era hora... - mascullé entre dientes echando la mirada hacia mi hombro derecho. Ronny rió escandalosamente, para que después fuera atacada por los niños pequeños.




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Como siempre sucedía, era difícil caber todos en la mesa del comedor, sin embargo mi tío Lorenzo llevaba todo planeado: Había llevado con el 2 mesas plegables por su acaso. En esta ocasión, los pequeños también comieron todos adentro.

Una Escritora Sin Amor | JBWhere stories live. Discover now