Protegiendo a la Princesa

By Jossepaz

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Proteger es la prioridad, pero el amor es más fuerte. More

Sinopsis.
Video de la historia.
Capítulo 1.
Capítulo 2.
Capítulo 3.
Capítulo 4.
Capítulo 5.
Capítulo 6.
Capítulo 7.
Capítulo 8.
Capítulo 9.
Capítulo 11.
Capítulo 12.
Capítulo 13.
Capítulo 14.
Capítulo 15.
Capítulo 16.
Capítulo 17.
Capítulo 18.
Capítulo 19.
Capítulo 20.
Capítulo 21.
Capítulo 22.
Capítulo 23.
Capítulo 24.
Capítulo 25.
Capítulo 26.
Capítulo 27.
Capítulo 28.
Capítulo 29.
Capítulo 30.
Capítulo 31.
Capítulo 32.
Capítulo 33.
Capítulo 34.
Capítulo 35.
Capítulo 36.
Capítulo 37.
Capítulo 38.
Capítulo 39.
Capítulo 40.
Epílogo.
Extra.

Capítulo 10.

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By Jossepaz

Peter

No puedo evitar sonreír al ver la escena, no niego que me sorprendió ya que nunca pensé que  la princesa fuera capaz de hacer algo tan noble. Ella me mira algo sonrojada y se da la vuelta rápidamente cruzando sus brazos. Me acerco a ella, la cual no digo nada sola la miro de reojo.

— ¿Qué? Deja de verme como si fuera un bicho raro. — no puedo evitar soltar una carcajada. — ¿De que te ríes?

— No eres tan soberbia como pensé.

— ¡Ya cállate! paga todo, te espero en el carro. 

Salió de la tienda y sólo negué ya que a pesar de hacer algo tan lindo siempre sigue siendo la misma princesita caprichosa. Pagué todo y pagué unos tenis, a la vez tomé una caja de dulce. Decido mejor dejar la ropa que andábamos, ya que no va servir de nada llevarlo con nosotros.  Salí de la tienda y mire a Lali que ya estaba sentada sin dejar de quitar esa cara de enojada. Me acerco y me apoyo para verla.

— ¿Que haces adentro? — ella me mira sin entender.

— Que yo sepa no vamos a ir caminando al aeropuerto.

— No. No vamos a ir, pero tampoco nos vamos a ir en el auto.

— ¿De qué estás hablando?

— El auto quedará aquí y le enviaré un mensaje a Antonio para que venga por él, pero nosotros nos iremos en un transporte público. — al decir lo último ella abrió la boca sorprendida. — ¿Quieres? — le ofrecí un dulce para calmar la tensión.

— ¡No quiero ningún dulce! No pienso irme en transporte público, no digas porque hay que tener cuidado. ¡Nunca en mi vida he andado en eso!

La escucho mientras me meto otro dulce a la boca sin dejar de sonreír. Me encanta cuando está molesta.

— Princesita, hagamos las cosas más fáciles. Sal del auto y vamos a la parada de autobús para irnos al aeropuerto.

Veo como hace puchero, pero al final sale de auto. La detengo para que se ponga los tenis que le compré, pero por primera vez no dice nada ya que se nota derrotada. Se qué estoy llevándola hasta el límite ya que ella no está acostumbrada a esto. Se pone los tenis. Cierro el auto y  nuevamente a la tienda dando los zapatos de tacón con ella y pidiendo que entregue las lleves, dándole el nombre de Antonio y mostrando una foto de él. Confiando que ella se lo va dar. Vuelvo con ella, y caminamos en silencio en dónde hay una parada de autobús, no nos tocó esperar mucho así que subimos, Lali veía todo con asco como siempre, pero me alegro que nadie la reconoció ya que como estaba vestida pasaba por una chica normal. Logramos obtener unos asientos,  en todo el camino ninguno habló, Lali sólo miraba por ventana con tristeza no pude evitar ver cómo unas lágrima le cayó de sus hermosos ojos, al sentir que la estaba viendo se la secó rápido. Por lo que he notado de ella, no le gusta mostrarse débil.  Después de un largo silencio ella por fin habló.

— ¿Crees que mis padres estarán bien? — pregunto, pero no me miraba, solo veía por la ventana.

— No te preocupes por ellos,  estarán bien porque tienen a Antonio que es muy bueno en mi que hace, además es a ti a quién  quieren hacer daño.

— ¿Por qué? ¿Que fue lo que hice para que quieran hacerme daño? — me volteó a ver,. Sentí una opresión en el pecho al notar su dolor. — porque todo estaba bien en mi vida, y de la noche a la mañana cambió todo..... En la  fiesta de mi primo casi me matan..., casi una sirvienta me mata en mi propio cuarto, en mi castillo.... Ahora sé que lo que pasó cuando andábamos a caballo no fue un accidente.... Peter en todo lo que ha pasado casi muero. — ella ya no pudo más y comenzó a llorar, sacando toda la frustración que tenía acumulada. — quiero que todo sea como antes..... Quiero mi vida sin preocupaciones.... No quiero esto....

— Lo será princesa, sólo tenga paciencia. No deje que lo que este pasando haga que su vida sea un infierno, le aseguro que vamos a saber quién le quiere hacer daño para que usted vuelva a su vida, pero ahora tiene que poner de su parte.

— Paciencia.... Eso es lo que menos tengo..... Solo quiero volver a mi vida, solo eso quiero, estar con mis padre olvidarme de todo esto, que sea solo una horrible pesadilla.

No volvimos a pronunciar ninguna palabra en todo el camino, llegamos al aeropuerto. Bajamos. Noto que ella está con dolor por estar en el autobús. Nos dirigimos a comprar lo boletos, lo cual le pido a ella que me espere en la sala de espera sentada. Con la personas que lo hago es una gran amiga de mi jefe así que no hay problema, ella conoce el protocolo y no va decir nada si llegan a preguntar por nosotros. Ella me entrega los boletos y los pasaportes. En una parte me alegro que el jefe tenga tantos contactos. 

.......

En el castillo Mariano estaba abrazando a Emilia ya que no paraba de llorar por la partida de su hija. Mariano estaba igual, pero tenía que hacerse fuerte para que su esposa no se derrumbara más de lo que está.

— Calma amor, ya veraz que pronto tendremos a nuestra hija con nosotros, solo tenemos que tener paciencia.

— Eso espero mi amor..... Solo quiero que nuestra hija este bien.

— Permiso — una de las sirvienta se acercó a ellos.  — el joven Simón acaba de llegar.

Ellos asistieron mientras la joven se retiraba y entraba Simón viendo todo para saber cómo estaba en el castillo. Se sentó frente a ellos y los miró con tristeza aunque todo era actuado, pero tenía que guardar las apariencias.

— Tíos me acabo de enterar lo que pasó, ¿como esta Lali?

— Buen hijo, gracias a Dios nuestra hija no pasó nada. 

— Me siento tan culpable de que casi matan a mi prima en mi fiesta, no entiendo lo que pasó.

— Simón, ¿Cómo ibas a saber lo que pasaría? — dijo Emilia intentando sonreír. — lo bueno que todos estamos bien y no pasó nada. Además hiciste bien en ayudar a las personas.

— Hice lo que pude, ¿puedo verla? Quiera decirle que estoy para ella.

— Lali ya no esta más en el castillo. Tomamos la decisión de mandarla a otro lugar para que este fuera de peligro, no quise decirte nada Simón, pero creo que tienes que saber, me han llegado anónimos e intentos de asesinato en contra de mi hija, como ya lograste ver intentaron matarla en tu fiesta, también aquí. No sabemos de quién se trata así que lo mejor que Emilia y yo creímos conveniente era de que Lali esté en algún lugar que nadie sabe para así buscar a esa persona y detenerla.

— No puede ser tío. ¿No crees que ella estaría mejor estando aquí con su familia, que Dios sabe dónde?

— Aunque nos duele, Simón. Tu tío tiene razón. Lali estará mejor lejos de aquí.

— ¿Puedo saber dónde está? Así también yo puedo hacer algo para ayudarla.

— No hijo. Lo mejor es que nadie sepa su paradero, ni Emilia ni yo sabemos. Es mejor así.

— Entiendo, me hubiera gustado aunque sea despedirme, pero sé que es por su bien.

— Lo sabemos cariño. Tú y Lali son muy unidos, casi como si fueran hermano y eso es lo que me alegra. Que mi hija te tenga.

— Ya verás Simón, que nuestra hija volverá con nosotros. No voy a descansar hasta dar con esa persona que esta haciendo tanto daño a mi familia.

— Lo sé tío, te aseguro que yo igual voy a averiguar. Bueno tengo que irme, ya que con lo que pasó anoche en la fiesta tengo todavía mucho por solucionar.

Simón se despidió de ellos, dejándolo solos. Emilia miro a Mariano intentando sonreír.

— Simón es un buen chico, se que buscará la manera de ayudar a nuestra pequeña.

— Así es amor. Simón es muy Noble muy diferente a mi difunto hermano, vos sabes lo que vivió él siempre con el resentimiento de saber que era adoptado y no podía ser el legítimo rey, me alegra que mi sobrino no tuviera esos malos deseos en él. Me alegro que nuestra hija lo tenga en su vida porque cuando ella sea reina, Simón la ayudará con lo que no entienda.

— Yo igual. Simón es un gran chico que estará con nuestra hija siempre y eso me tiene tranquila.

........

En el auto Simón no dejaba de maldecir su mala suerte. Tenía que saber en dónde se fue su prima, no podía perder el tiempo. Al llegar a su casa entro a su despacho llamando a gritos a Fernando.

— Señor que ocurre. — preguntó cuando llegó.

— ¿Que ocurre? ¡Que ocurre! Lo que ocurre es que a Mariana se la llevaron a otro lugar, uno que no tengo ni idea porque mis adorables tíos, decidieron no saber, aunque no creo que estén lejos, si se fueron ayer, todavía deben estar aquí. Debe estar con su estúpido guardaespaldas ya que no creo que la mandarán sola. Quiero que te encargues de buscarla te daré algunos lugares que posiblemente pueda estar, pero también ve al aeropuerto por si han tomado la decisión de irse fuera del país. Cuando los encuentres dile a tus hombres o si tú lo haces que no pierdan el tiempo y la maten al igual que a su guardaespaldas. ¡No lo quiero vivos por más tiempo! ¿Estamos claro?

— Sí señor, muy claro.

— No quiero fallas, Fernando. sí ella logra escapar y la perdemos de vista te juro que te vas arrepentir. Ahora vete y no pierdas el tiempo.

Simón escribió en un papel los lugares en dónde podía estar escondida su prima, se lo entrego a Fernando y éste salió rápido del despacho. Llamó a unos hombres y les dio los lugares y él se fue rumbo a otro. No podía fallar porque sabía que si lo hacía su jefe no iba a tener piedad de ellos.

Lali

Sentada esperando a que Peter vuelva se comprar los boletos, no puedo evitar morderme las uñas a causa de los nervios. Veo a la gente pasar y me miran extraños, no sé si es porque me reconocen, porque estoy vestida así o al final es que son personas que mandaron a asesinarme. Ya ahora no sé en qué pensar, solo se que tengo miedo. Todo esto me está volviendo loca.

— Listo ya tengo los boletos, solo hay que esperar a que llamen para el vuelo. — dice sentándose a la par mío.

— ¿Cómo lo hiciste si ni siquiera traigo mis pasaporte.

— Eso está solucionado. Lali ahora tu nombre será Milagros. — me da un pasaporte.

— ¿De que hablas? — lo tomo y veo mi foto, pero con otro nombre y apellido. — ¿esto es broma? ¿Ahora ya no puedo tener mi nombre?

— No puedes subir con tu nombre real, ni yo tampoco ya que pueden averiguarlo, no es difícil hacerlo, aunque confío en la persona que trabaja aquí y nos ayudó, puede obligar a otra persona. Si vienen averiguar no sabrán que nosotros estamos en ese avión y salimos del país. Ellos estarán buscando, pero no van a imaginar nada. 

— Entiendo ahora, ¿pero milagros, ese nombre enserio? ¿No hubo otro mejor?

— Es un lindo nombre, no le veo de malo. — suspiro y asiento. — ¿quieres algo de beber y comer por mientras esperamos?

— La verdad no tengo hambre, pero si me gustaría algo de agua..

— Iré por una botella, ¿por favor no te vayas a mover de aquí, entendido?

— Sí, seguiré aquí, no te preocupes. — él me mira por un momento para saber si yo le haré caso, al final asiente y se aleja de mí. — ¿Como será mi vida ahora? sin los lujos de lo cual he tenido en toda mi vida, sin mis padres..... Solo espero que esto valga la pena. — se me cayó unas lágrima.

—  ¿Estás bien?

— ¿Qué quieres niña? — digo limpiando mis lágrimas.

— Te vi llorando y eres muy bonita para llorar.

— Gracias, tú también lo eres. ¿cual es tu nombre?

— Soy milagros, pero me dicen mili. ¿y tú? — sonrió ante la ironía de la vida.

— Igual me llamo Milagros. — no puedo decir mi nombre real aunque sea una niña, tengo que acostumbrarme A ese nombre.

— Oh, ¡que genial!— se alegró aplaudiendo. —  ¿dónde vas? Porque yo voy con mis papis a dónde mis abuelos, ellos viven Canadá.

— Que bueno. La verdad no sé donde iré. — no pensé en preguntarle a Peter.

— ¿Como que no lo sabes? Yo estoy más pequeña que tú, pero me gusta siempre saber dónde iremos, ahora a la casa de mis abuelitos.

— A mí igual me gusta saber, pero donde voy es un secreto.

La niña iba a volver a preguntar algo cuando una mujer se nos acerca y me mira apenada.

— Mili. No estés molestando a la señorita. Lo siento mucho, mi hija es una preguntona.

— Mami, pero ella es mi amiga y además tenemos el mismo nombre,  ¿verdad?

— Así es. No se preocupe señora a mi no me molesta. 

Ella me sonríe y le agarra la mano a su hija.

— Vamos cariño ya nuestro vuelvo está por salir, tenemos que abordar.

— Adiós amiga.

— Adiós amiga. — le digo con una sonrisa.

Ellas se fueron y solté un suspiro. Me extraña que Peter todavía no vuelve. Me puse de pie y cuando miro hacía la derecha me quedo paralizada al reconocer a uno de los hombres que estaban en la fiesta de Simón que entraron para atacar, logro reconocerlo por el tatuaje de una cobra en su brazo. 

— No puede ser.....

Logré ver cómo otros se acercaban a él y este le daba indicaciones. Tragando saliva, miro en busca de Peter, pero él sigue sin aparecer. De pronto me da terror de pensar que lo encontraron, lo mataron y ahora vienen por mí. Empecé a caminar disimuladamente, pero él logró verme,  ya sin perder tiempo comencé a correr para alejarme, él me empezó a seguir, mirando para todo lados busque dónde esconder, di un giró y me apoyo en la pared, con mi respiración agitada. Sacó un poco mi cabeza para ver si vienen atrás de mí, pero ya nos los veo. Iba a salir, pero de pronto alguien me tapa boca y me puse rígida.

— Mmmmm — intenté soltarme pero el agarre se hizo más fuertes.

— Cállate princesa si no quiere que te mate aquí, mi jefe estará feliz si lo hago, pero mejor hacerlo en un lugar con menos gentes. — mis ojos se me llenaron de lágrimas. — ahora linda, empezarás a caminar sin hacer nada que llame la atención y nos iremos de aquí.

— No lo creo.

Escuché la voz de Peter y sentí algo de alivio, el hombre que me tenía agarrada no me soltó mientras se giró. Miré a Peter mientras mis lágrimas no dejaban de correr mientras en silencio le pedía ayuda.

— Hagamos esto por las buenas, — Lo apunto con su arma. — la sueltas sin hacerle nada y yo no te mato. Puedes tener mucha experiencia como asesino, pero yo también la tengo. Así que hagamos esto por las buenas suéltala.

Sentí como el hombre dudaba, pero al final me soltó. Peter me hizo señas para que caminara hacia él, pero al dar un pasa, nuevamente el hombre me agarró acercándome a él, haciendo que soltara un sollozo.

— No lo creo amigo.

— Peter...... — él me miró con tranquilidad.

No sé que pasó, pero de pronto el agarre del hombre se afloja y Peter llega junto a mí, atrayéndome a su cuerpo en un abrazo protector. De reojo veo al hombre en el suelo inconsciente y frente a nosotros una chica con una pistola.

— ¿Estás bien? — pregunta.

— Muchas gracias Flor. — ella asiente.

— Deben irse ahora antes que vengan los demás porque dudo mucho que este solo. Ahorita llamé a seguridad para que lo tengan esposados por mientras llegan los policías. 

— Ella tiene razón, él no viene solo, habían más hombres como él....

— Hablé con los de seguridad. Es mejor que estén abordo del avión por mientras despegan no puede estar aquí.

— Gracias Flor. Vamos Lali es verdad lo que dice Flor, es mejor estar en el avión.

— Pero si salimos me van a reconocer, ese hombre lo hizo.

— Ella tiene razón. — dice la tal Flor. De pronto veo como ella se agarra el pelo y se lo desprende mostrando que ella lleva peluca y no es pelirroja, si no rubia. — toma — me la pasa y la tomo dudosa y a la vez unos lentes. — Así no te van a reconocer.

— Gracias. — digo mientras me pongo la peluca y los lentes.

— Bueno, ya tienen que irse. Cuídense, Peter fue bueno verte nuevamente. — le guiña el ojo, y eso me molesta un poco, pero no digo nada.

— Gracias de nuevo Flor. No vemos.

Hasta ahora me doy cuenta que Peter tiene puesta una gorra y también lentes. ¿A qué hora la consiguió? Pero bueno no me interesa. Con rapidez nos vamos a la puerta de abordaje y nos hacen pagar rápidamente. El avión está vacío, la azafata nos lleva a nuestros asiento y suelto un suspiro de alivio.

— Ya estamos a salvo.

— ¿Tú crees? Que tal que suban.

— No creo Lali, nadie nos vio y nadie sabe en qué avión iremos. No creo que vayan a comprar boletos para abordar en todos los aviones que saldrán.

— Tengo miedo.... Otra vez estuve a punto de morir.

— Lo sé. — me toma la mano. — pero yo estoy aquí para protegerte.

— Gracias Peter. ¿De dónde conoces a esa chica?

— ¿Flor? — asiento. — ella también es guardaespaldas, la verdad no me acordaba que ella también estaba aquí.

— Muy conveniente.

— Sí, creo que el jefe le avisó para que nos ayudara por cualquier cosa y me alegro que haya estado aquí.

— ¿Por qué ella usa peluca?

— Para su trabajo, ella prefiere usarlas para que nadie la reconozca. Cuando no está en servicio anda con su pelo natural.

— Es muy hermosa.

— Sí lo es.

No digo ni una sola palabra, las horas pasaban y por fin las personas empezaban a subir, cuando el avión estuvo lleno, las puertas se cerraron, nos pusimos el cinturón de seguridad y el avión empezó a moverse, solté un suspiro de alivio.

— ¿No es tan malo, verdad?

— ¿Que? — lo miro sin entender.

— Estar en la segunda clase. — frunciendo el ceño lo miro.

— ¿Cómo voy andar pensando en eso, cuando casi me matan?

— Sí tienes razón. Solo era una broma para aligerar las cosas.

— Una broma de mal gusto.

Digo molesta y a la vez cierro los ojos. El cansancio por no haber dormido, logré quedarme dormida.

.......

Simón esperaba la noticia que por fin habían encontrado a su prima y que ya estaba muerta. Vio entrar a Fernando con unos cuantos hombres atrás de él. Todos los miraban con temor y se dio cuenta que habían fallado.

— ¿Bien?

— Señor... La princesa escapó otra vez. — dijo Fernando viendo el suelo.

— ¿Cómo así. — dijo tranquilo.

— Dile. — dijo Fernando al hombre del tatuaje.

— Señor..... La princesa estaba en el aeropuerto.... No sé que pasó — se pasó la mano por el cabello. — Uno de mis hombres ya la tenía, pero su guardaespaldas llegó junto a otra mujer y lo dejaron inconsciente. Haciendo que la princesa escapara. Cuando nos dimos cuenta, él estaba siendo esposado y tuvimos que irnos rápido.

—  Bien, bien, bien. — se levantó acercándose a él tranquilamente.

— Perdóneme, señor.

— Así que ella escapó y también agarraron a uno de ustedes.

— Le aseguro señor que él no dirá nada, además tenemos un acuerdo que si alguno de nosotros es agarrado, tomamos un polvo que llevamos en nuestro anillo para acabar con nuestras vidas y así evitamos que no hagan una interrogación.

— ¿Sabes? Eso no me importa, porque fallaron. — saco su arma y se la puso en la frente haciendo que el hombre temblará. — odio que fallen, a mí eso no me gusta. Lo que no hacen lo que yo deseo no me sirven de nada. — sonriendo cruelmente, apretó el gatillo disparando. El cuerpo de el asesino cayó sin vida. — ¡TODOS USTEDES SON UNO INEPTOS! ¡QUÉ NO SABEN HACER NADA SACA A ESE MALDITO DE AQUÍ! — le gritó a Fernando. — Y ustedes si me fallan, acabarán como este idiota. — le pegó una patada.

Fernando le hizo señas a los demás para que se llevarán el cuerpo y miró a Simón a la espera de que ahora sea a él quien le pegara un tiro.

— Fernando, me estás fallando y eso me está casando. Ahora lo único que te voy a pedir es que averigües donde esta la princesa por qué si no lo haces serás el próximo que le seguirá a la rata que acabo de matar.

Fernando asistió con temor. Ahora tenía que averiguar rápido en dónde se había dirigido la princesa, no quería acabar muerto.

Peter

Tenían los ojos cerrados cuando sentí que me tocaban el hombro, abrí los ojos y una de las azafatas estaba viéndome. Miré a Lali y ella estaba apoyada en mí mientras su respiración era lenta, se veía tan linda durmiendo.

— Joven.  — me llamó la azafata.

— ¿Dígame?

— Quiero avisarle que el avión ya va aterrizar y así tome su próximo vuelo. — asiento ya que hice esto para así despistar.

— Gracias señorita.

Ella asistió y se fue miré que Lali seguía sin despertar Sonreí al verla dormir tan tranquila, pero aunque no quería despertarla tengo que hacerlo.

— Princesa

— ¿Mmmmm...?

— Tiene que despertar.

— No quiero..— dice haciendo puchero sin abrir sus ojos.

— Tiene que hacerlo. Estamos aterrizar y hay que tomar otro avión para que nos lleve a nuestro destino..

Ella abrió los ojos y se los talló.

— ¿Otro?

— Así es.

— Está bien. — suspira. —  ¿y qué pasará ahora?

— ¿Sobre?

— Con mi nueva vida. ¿qué pasará dónde viviré?

— En mi departamento.

— ¿En serio?

— Así es. Estarás mejor y más protegida cerca de mí.

— Entonces seguiré a tu cuidado.

— Claro que sí, pero también iré a mi trabajo para saber cómo va todo.

— ¿Me llevarás?

— Claro que no. Tú te quedarás en mi departamento para estar a salvo.

— Okay, ¿pero que pasa con la ropa y todo lo que voy a necesitar? no puedo seguir con esto puesto.

— Cuando lleguemos le pediré ayuda a una amiga.

— ¿Amiga o novia?

— ¿Interesa? — le Sonreí al ver su cara sería.

— La verdad no. No me interesa sólo fue una pregunta.

— Okay, como digas. — nos quedamos en silencio hasta que ella volvió hablar.

— ¿De dónde conoces a esa amiga? — me preguntó.

— Ella es guardaespaldas como yo.

— ¿No hay más hombre? — la miro con una ceja arqueada. — digo, porque la tal Flor, ahora hay otra mujer.

— Si hay hombres, pero me alegra que también haya mujeres.

— ¿Como se llama?

—  Gianina, pero de cariño le decimos Nina.

— Que feo nombre. — susurra, pero bien que la escuché, pero decidí molestarla.

— ¿Qué dijo?

— Nada, yo no e dicho nada.

— Bueno. — digo aguantando las ganas de reír.

— Tienes una foto de ella?

— Así es. ¿quieres ver una?

— No gracias, para ser sola "amiga" es extraño que tengas fotos de ella. O será que es una amiga con derecho a.... — se calla a la vez que se sonroja.

— ¿Derecho a....? — ella no contesta. — ¿quieres saber si me acuesto con ella?

— No es lo que quiero saber. Solo digo que es algo extraño que si es tu amiga tengas fotos de ella.

— La tengo porque es también compañera de trabajo.

— Como sea. No me interesa si es algo tuyo o no. — se cruza de brazos. — solo es curiosidad.

— ¿Vas a decir que no te tomas fotos con tus amigo?

— Claro, pero con otras personas. ¿Sabes? no se porque estamos hablando esto. Tú puedes tener la foto que quieras de esa tal Giananaa...

— Gianina. — le corrijo.

— No me corrija. Cómo te decía: tu puedes tener foto de ella o de quién sea porque al final de cuenta no me interesa.

Sonrió sin poder evitarlo me da ternura ver que ella esté celosa. No volvemos a hablar, al aterrizar el avión, salimos y para esperar el siguiente pasamos a comer algo y después abordamos el avión que ya nos llevaría a nuestro destino. Mi prioridad es protegerla de cualquiera que le quiera hacer daño, la protegeré con mi vida.

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