Protegiendo a la Princesa

Capítulo 32.

Lali.

Una semana ha pasado después de esa entrevista que di. Todo es un caos desde el momento que le dije a Simón que había que comenzar todo la organización para mi coronación, la organizadora se la pasa viendo a cada rato, es tan desesperante porque sé que así tienen que ser las cosas. Mi madre también está ayudando con los contactos de los invitados que vendrán para ese día. No sé cómo mi padre logró hacer todo esto. Algo que me preocupa es Simón, ha estado evitando venir a verme. Siento que le pasa algo que no quiere decir, me preocupa porque algo que tiene él, es que cuando le pasa algo siempre se cierra. Quiero ir a verlo, pero con todo lo que tengo se me hace bien difícil hacerlo, tal vez pueda hablar con él hoy en la noche ya  que el duque de Inglaterra vino de visita y hará una fiesta en donde estamos invitados.

Miro los mensajes en donde los gobernantes de los países me felicitan por mi futura coronación.

— Princesa, mire estos diseños de vestidos, alguno de los que están aquí le puede llegar a gustar para que lo use en su coronación. — levanto mi mirada de la computadora al ver a mi diseñador.

— Tiene que elegir uno para que el diseñador comience hacerlo. — dice Luna mi organizadora. — su vestido tiene que estar listo para esa ocasión.

— Luna, cualquier vestido estará bien. — digo volviendo mi vista a mi computadora.

— Eso no es posible princesa. Tiene que poner más de empeño en esto, no puedo decir que uno haga todo, tiene que ayudarnos.

— Creo que para algo se te contrató, ¿no? Estás especializada para estos tipos de eventos, no se para que necesitas que de mi opinión que cada cosa, además está mi madre que te puede aconsejar si lo necesitas.

— Princesa por favor, necesito aunque sea que elija un vestido.

Ruedo mis ojos y tomo las hojas en donde están los diseños y los veo uno por uno, son hermosos pero ninguno me convences, antes estaría encantada en ponerme alguno de estos vestidos diseñados directamente para mí, pero la verdad ahora soy otra y esto ya no es mi estilo.

— Ninguno me convence. Antes que digan algo, los diseños están sumamente hermosos, antes estaría encantada que uno de esos fueran míos, pero ahora mis gustos son otros.

— Dígame que necesita y yo se lo hago princesa, sabe que nunca le he quedado mal.

— Lo sé, por eso siempre me gustó que tú hicieras los vestido que me pondrían. Quiero un vestido sencillo nada exagerado. Quiero que las personas vean en mí a alguien que pueden confiar y pedir ayuda, así como lo hicieron con mi padre. Así que quiero algo sencillo y eso va para ti también Luna. No quiero nada exagerado quiero algo normal y hermoso.

— Como usted diga. — dicen los dos al mismo tiempo.

Después de ponernos de acuerdo por fin se retiran. Volteo a ver a Peter que ha estado callado, parece como si no hubiera estado. Giro mi silla y lo volteo a ver arqueando una ceja ya que tiene una sonrisa en el rostro.

— ¿Te estás divirtiendo no es así?

— La verdad es que sí. Me es gracioso ver cómo te desesperas al con estas cosas.

— Claro, claro. No te creas que te vas a escapar. — me pongo de pie y camino coquetamente hasta donde está el apoyado en la pared. — tú estarás en todos esos eventos conmigo. — pongo mis manos en su pecho. — tú serás mi pareja está noche y todas las demás que salgan. — me pongo de puntas y beso sus labios. — te verás bien de esmoquin mi amor.

— Un precio que gusto voy a pagar.

Nos besamos apasionadamente uniendo nuestras lenguas. Lo abrazo por el cuello y profundizamos más el beso. Me carga haciendo que suelte un gemido, nos hace girar y ahora soy yo la que está apoyada en la pared, mientras presiono mi cuerpo con el de él, mis piernas iban a horcajadas en
sus caderas mientras sentía su
erección pulsando
contra mí y no pude evitar gemir en su boca. Siento una de sus manos deslizarse hacia abajo, hasta situarse en mi trasero, su erección palpitando
contra mi muslo. Llevo mis manos a su pecho mientras empiezo a desabotonar su camisa para poder tocar piel.