Capítulo 28.

1.4K 120 11
                                    

Lali.

Todavía no puedo creer que Antonio esté muerto, ayer le dije todo lo que sentía y ahora. No quiero sentir tristeza por alguien que no se lo merece pero no puedo evitarlo. Cierro mis ojos mientras siento como el agua cae en mi cuerpo. Peter y Simón tiene razón lo importante para mí ahora es aprender todo lo que conlleva llevar un país a mi mando. Ya el peligro no existe, así que debo prepararme para no decepcionar a nadie.

Salgo de la ducha y me seco el cuerpo. Me pongo ropa limpia y suspiró mientras salgo de mi cuarto y me dirijo al cuarto de mi mamá. Al entrar me sorprendo verla afuera en el balcón tomando una taza de té.

— ¿Mami que haces levantada de la cama?

— Quería salir, pasa que ya estaba cansada de estar acostada, ahorita que me estoy sintiendo mejor, quiero estar levantada. Le pedí a una de las sirvienta que me trajeran una taza de té. Ven siéntate conmigo y dime cómo va  todo.

— Todo está bien mami. — me siento junto a ella y me sirvo un poco de té. — Simón me está mostrando lo que tengo que saber, pero poco a poco ya que hay muchas cosas que tengo que aprender.

— Con Simón todo te será fácil. — la veo cerrar los ojos. — Hija, quiero ver Antonio pero no viene, le pregunté a una de las sirvientas, pero no me quiso decir nada.

— Mamá, Antonio tuvo que salir por unos días hacer unas cosas importante...

— Siento que me estás mintiendo ya que estás nerviosa. ¿Lali que pasa? ¿Antonio está bien?

— Claro que sí... Estoy nerviosa por son muchas cosas que tengo ahora que hacer, pero Antonio está bien. Simón le pidió algo importante. Ah por cierto mamá, tengo que contarte sobre Peter... Yo...

— Estás con él. — la miro sorprendida. — sabes tu padre y yo siempre supimos que entre ustedes pasaba algo, como dicen del odio al amor hay un solo paso. ¿Te trata bien? 

— Peter es un hombre maravilloso, me hace sentir la mujer más feliz, solo estoy preocupada con nuestras vidas. Somos de diferente mundo. Mamá seré la reina y Peter solo es un guardaespaldas.

— Hija. — ella me toma de la mano con cariño. — lo que importa es el amor que se tienen, las clases sociales no tienen porqué ser un obstáculo en tu vida. Tu corazón eligió a Peter, sin importa lo que él fuera. En esta vida todos somos iguales, al fin al cabo todos vamos a mismo lugar cuando morimos.

— ¿Pero qué pasa si a Peter después todo le abrume cuando sea reina?

— No lo creo que eso le importe ya que él te eligió sabiendo bien lo que serías. Mi niña, no dejes que nada se interponga en tu felicidad, si Peter lo es disfruta independiente que vayas a ser la reina, que mejor pareja vas a tener que un guardaespaldas que te ama y te protegerá toda la vida.  — sonrió. — te contaré algo que no sabes. Sabes yo no era del mismo círculo que tu padre. Yo más bien venía de una familia humilde que lucharon mucho para que yo tuviera mis estudios, cuando conocí a tu padre, pues él siempre me vio como una princesa, no le importó de dónde venía.

— Pero.....

— No me avergüenzo de mi origen, pero tu padre hizo que nadie más hablara evitando que me hicieran sentir mal. Pero tienes que saber que yo no vine de una familia de dinero o que mi sangre fuera azul.

— ¿Cómo fue entonces que mi padre te conoció? — pregunto y veo el brillo en los ojos de mi madre.

— Yo era nueva en la empresa en dónde estaba haciendo mi práctica. Cómo era la nueva me envían por la comida, café o la correspondencia. El día que conocí a tu padre fue muy vergonzoso. — noto como sus mejillas se torna rojizas. — me enviaron por café para toda mi plaza, solo a mí. Compré mucho café, no podía ver por dónde iba, cuando salí del establecimiento, empecé a caminar cuando de pronto tropecé con alguien, tropecé con tu padre haciendo que todo el café cayera encima de él. Escuché su grito y más por el café estaba caliente ya te imaginarás no era un café, si no varios que le han caído a él. — hago una mueca de dolor. — yo también me quemé ya que caí encima de él. Cuando me separé y reconocí de quién se trataba me quería morir. Era el príncipe y futuro rey, no sabía dónde meterme. Estaba asustada que pensaran que fue a propósito lo que había pasado. Recuerdo cómo Antonio se acercó a nosotros y me aparto de tu padre. Yo estaba muerta de miedo, pero de pronto Mariano me miró, todo mi cuerpo se erizó al ver sus hermosos ojos, Dios sentía mi corazón acelerarse ante su mirada y más me sorprendió fue su risa. Comenzó a reír y yo no sabía dónde meterme por la vergüenza y más por haber hecho el ridículo frente a él. Además yo no me arreglaba como las otras muchachas, mi ropa era muy simple y fea y tenía mi cabello amarrado, pero tú padre me vio atreves de todo. Cuando dejó de reír, se ofreció a comprarme todos los café que lo bañaron a él. Así me lo dijo. Desde ese momento hubo una conexión entre nosotros y no sé cómo fue pero todos los días iba a la misma hora a esa cafetería y tu padre estaba siempre allí. Empezamos a conocernos y nuestro amor empezó a crecer más. No te voy a mentir mi posición no fue del agrado de tus abuelos, ya que para ellos tu padre se debía de casar con alguien de su misma clase social, pero demostré lo que valía y me terminaron aceptando, además Mariano siempre me dio mi lugar. Por eso te digo mi amor que no te importe las clases social, si hay amor de por medio es lo único que importa.

Protegiendo a la Princesa Where stories live. Discover now