Black Wings [Supernatural]

By its_the_impala

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[LIBRO UNO] -¿Sabes lo importantes que son las realidades alternativas? -Lo sé. -En esta realidad, tus amigui... More

Sinopsis
1. Fin de una época
2. Un mal presentimiento
3. Nueva esperanza
4. Encuentro no esperado
5. Datos particulares
6. Relación con mejoras
7. Vestimenta complicada
8. Sentimientos ocultos
9. Información adecuada
10. Cómo sobrevivir a un mal sueño
11. Una linda mañana
12. Peleas de hermanos
13. Entrenamiento
14. Pasos para ser cazador
15. Muerto de miedo
16. Primera cacería oficial
17. Lo inesperado es mejor
18. Uno con el otro
19. Charlas necesarias
20. Un lirio de significado especial
21. Calma con los niños irresponsables
22. Missing in Action
23. Los conocidos no podían faltar
24. ¿Hola? ¿Hay alguien ahí?
25. La vida ante tus ojos
26. Un vacío negro
27. Los esperados reencuentros
28. Un respiro de la realidad
29. Secretos y más secretos
30. Bulletproof Heart
31. Lo lamento mucho
33. Hey, soul sister
34. Enemigo de mi enemigo, es mi amigo
35. Déjenme sola
36. Girls just wanna have fun
37. Confesión de amor
38. Habla, Dr. Phil
39. Decisión complicada
40. La dama del vestido azul
41. Sin cordura, no hay esperanza
42. Countdown
43. Pocas horas
44. Directo al Infierno
Agradecimientos
Extra: Material Visual

32. Una simple atracción... ¿O no?

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By its_the_impala

32. Una simple atracción... ¿O no?

—¿Estás seguro de que puedes con esto? —preguntó detallando su acento. El otro asintió, haciendo que unos pelos de su cabellera se movieran hacia un lado.

—Sólo prométeme que la traerás de vuelta —repitió el joven con los ojos llorosos—. No puedo vivir sin ella.

—Sí, sí, deja de lloriquear. Tu novia volverá —dijo moviendo una mano como restando importancia al asunto—. Sólo si haces lo que te pido. ¿Prometes serme leal?

Un sentimiento de duda se cernió sobre él. Pero luego pensó en su chica y asintió nuevamente.

—Lo prometo.

(...)

Dormía plácidamente. Los cabellos dorados algo despeinados, la sábana sobre sus hombros en un sentimiento cálido y pronto un riquísimo olor a chocolate se infiltró por su nariz. Sonrió ante aquél exquisito olor, haciéndole recordar muchas cosas a la vez. Se removió en la cama y lentamente abrió los ojos.

—Buen día, Lily —habló esa voz rasposa que tanto amaba la muchacha. De un extraño buen humor, sacó la sábana que cubría su cuerpo dejando que su piel hiciera contacto con el frío aire.

Vio cómo el ángel de gabardina estaba parado enfrente suyo con una bandeja bastante linda para lo serio que era un lugar como el búnker. Sonrió algo somnolienta.

—Hey, Cassie —saludó ella refregándose los ojos.

—Feliz cumpleaños —agregó con una sonrisa inocente.

Lily no sentía que su cumpleaños era tan feliz como aquellos que pasaba con su familia, pero debía admitir que tenía motivos de festejo. Se odiaba por la falta a su madre, pero había encontrado otra familia allí junto a Castiel.

El ángel por su cuenta, sonreía como si fuera un niño. Nunca antes había tenido una novia, o una chica a su lado que le quisiese, por lo tanto la mayoría de las cosas que hacía con Lily eran nuevas para él. Por ejemplo aquél desayuno en la cama. Amy le había dicho que sería una buena idea hacer tal cosa y le ayudó a llevar a cabo el plan. Quería sorprender a Lily. Quería que ese día la pasase genial.

—Gracias —respondió ella con una triste sonrisa. Antes de enfocarse en las desgracias que podían contener su cumpleaños, observó la bandeja del morocho y sonrió con más alegría—. ¿Qué tienes ahí?

El ángel dejó posar sus ojos en la bandeja y luego los unió con los verdes de la joven.

—Tu desayuno especial —respondió sentándose a su lado—. Hay una taza de chocolate caliente —señaló la misma con su dedo índice—. Un vaso de jugo orgánico, lo hizo Amy —Lily sonrió, recordaba que su amiga siempre comía cosas orgánicas—. Y un pedazo de tarta, Dean la quería pero logré convencerlo para que te la dejase.

Castiel explicaba su pequeño regalo, como si fuera un niño. Tanta ternura le hacía sonreír a la joven. ¿Cómo era posible que dentro de todos los humanos, Castiel la hubiera elegido a ella? No lo sabía, tal vez había sido una coincidencia... O tal vez no.

Colocó su pequeña mano sobre la mejilla del morocho y con ternura lo acarició, antes de colocar un suave beso en sus labios ásperos.

—Es perfecto, Cas —indicó la joven tomando la taza de chocolatada y dándole un buen sorbo—. Mmh... Está delicioso —comentó saboreando y con los ojos cerrados.

Castiel sonrió. Esa no era la única sorpresa que tenía preparada para Lily, pero al ser la primera era la que mejor podía ver el efecto que producía en la rubia. La pequeña sonrisa que salió de los labios de Lily fueron suficiente prueba para el ángel de seguir con el ideal perfecto del día. Castiel no quería que la joven sufriera más, ya suficiente con el día anterior, por lo tanto la función de todos los planes de aquél día era para distraerla de las cosas que podían herirle o hacerle sentir mal.

Observó cómo parte del chocolate quedaba en la parte superior del labio de la muchacha, con tranquilidad tomó la servilleta que ofrecía la bandeja y la pasó con suavidad y delicadeza sobre esos labios que tanto le gustaban. Sintió a la joven tensarse debajo de su tacto, nunca habían estado así de cerca y así de concentrados en el otro. Al menos, Lily nunca había sentido esa fuerza que se desprendían de ambos cuerpos. Castiel sonrió.

—Cuando termines —indicó levantándose—. Dúchate y llámame.

La rubia no tuvo tiempo de discutir la orden que le habían dado, ya que el morocho ya se encontraba saliendo de la habitación. Se sentía rara al ser ordenada por Castiel, quien solamente la protegía más que nada. Pero esa actitud demandante del ángel le dio un calor fugaz en su pecho. Le gustaba Cas, pero esa faceta le encendía.

(...)

Hizo lo que Castiel le pidió. Después de terminar su desayuno, levantó la bandeja de su cama y la dejo en su escritorio. Entró al baño tomando solamente ropa interior y una toalla, encendió la ducha y se relajó debajo del agua. Diez minutos más tarde, se encontraba con una toalla alrededor de su húmedo cuerpo repitiendo el nombre de su ángel.

El morocho no tardó en llegar con un vestido blanco conocido para la joven. Castiel se había estado preparando mentalmente para ver a Lily con tanta poca ropa encima. Gabriel le había mencionado el poder que tenían las mujeres con poca ropa en los humanos, y al ser ángeles ese poder de dominancia podía aumentar a un nivel donde tenían poco control sobre sí mismos.

Por suerte, los dos hermanos Winchester habían salido con Amy en busca de algún regalo. Y así, Castiel la entretendría mientras ello buscaban algo ideal. Pero sabía que si Dean estuviera ahí presente, de ninguna manera le dejaría entrar a la habitación de la rubia cuando ésta solamente tenía una toalla encima. Estaba arriesgando su vida en aquél instante, pero al verla ahí parada, se convenció de que valía la pena.

El rocío que había dejado la ducha en su piel, hacía a la misma más brillante bajo la débil luz del dormitorio. El pelo algo mojado todavía, caía de forma sensual sobre sus hombros. Y aquellas piernas que no luchaban por demostrar su belleza... Castiel se estaba deleitando con esa imagen, a tal punto que creía que era incorrecto de verla tan hermosa con tan poco. Estaba embobado, pero a gusto.

La joven se quedó ahí parada esperando otra orden del ángel. Para ambos el calor de la habitación empezó a subir, Lily debía analizar lo que tenía enfrente. A un ángel que poco había experimentado con las emociones, probablemente teniendo una pequeña crisis al verla casi desnuda. Y hasta podía apostar que él también sentía el calor que su cuerpo deseaba.

Pero Castiel no era alocado y mucho menos suicida. Desvió la mirada, teniendo en parte respeto por la joven y por otro lado, miedo de esas emociones que aquella imagen de Lily provocaban en sí. Dejó cierto vestido sobre la silla que compartía el escritorio y con voz algo ronca dijo:

—Ponte esto, por favor.

Luego de eso volvió a salir de la habitación, tratando de evitar que sus emociones le controlaran. Gabriel le había hablado de tales sensaciones, pero nunca pensó que éstas serían tan controladoras de sí.

Suspiró y esperó al otro lado de la puerta. Sintió los pasos de la joven acercarse hasta donde estaba él, escuchó cómo sus labios se curvaban en una sonrisa y sus yemas tocaban los lados del vestido. Luego, pudo oír cómo la toalla caía al piso y la joven empezaba a vestirse. Ya con los sonidos que escuchaba sabía que Lily iba a ser su perdición. ¿Cómo era posible que aquél día sus emociones estuvieran tan intensas?

Por otro lado, Lily sintió un pequeño salto al ver el vestido. Era aquél vestido de su madre, el cual había usado en la fiesta que Moah arruinó. El cual estaba todo sucio por el ponche y sangre, había prometido limpiarlo en esos días pero se le había pasado. Castiel lo había arreglado, y se lo había dado como regalo. Sonrió aún más y se colocó el vestido blanco con delicadeza. Luego salió encontrándose a un Castiel muy ansioso.

—Gracias, Cas. Por el vestido —comentó mirando el mismo con una dulce sonrisa—. Me había olvidado completamente de él.

—Amy me explicó que tenía un significado especial para ti —agregó el ángel.

Lily se acercó y entrelazó sus dedos con los del morocho. Se mantuvo ahí mirando su unión pero pensando en miles de cosas a la vez. Su mejor amiga le había ayudado en todo, e incluso seguía ayudando con Castiel. Estaba muy agradecida de que Amy siguiera viva y estuviera con ella.

Levantó la mirada para encontrarse el rostro del ángel muy cerca suyo. Verde y azul se unieron otra vez y se quedaron allí. Analizando los distintos colores que abarcaban los ojos del otro. Lily también se sentía muy agradecida por tener a Castiel.

Lentamente sus ojos fueron bajando, memorizando cada centímetro del morocho hasta llegar a esos labios. No se resistió, casi nunca lo hacía pero ese día parecía un imán interior le acercaba todo el tiempo hacia Castiel. ¿Aquello podía tener algún sentido?

Castiel también deseaba a la joven, algo dentro suyo se encendió al rozar los labios de la rubia. Le daba miedo, debía admitirlo. Sin darse cuenta el beso se volvió mucho más apasionado que los que antes habían compartido. Castiel, sin pensar en sus acciones, rodeó a la joven con sus brazos, sosteniéndola firme para él.

Las pequeñas y delicadas manos de Lily subieron hasta estar al lado de las mejillas del ángel. Luego las mismas pasaron hacia su nuca. En un determinado momento, se habían movido y la espalda de la rubia chocó contra la pared de aquél pasillo. Sin miedo a que los interrumpieran, siguieron con su propio espectáculo.

Ambos tenían los pensamientos nublados, no pensaban con claridad, dejaron que la pasión tomara las riendas por una vez. Se sostuvieron en el otro, cada beso demostraba lo mucho que se necesitaban, lo mucho que habían llegado a querer al otro en tan poco tiempo. Ese amor les estaba consumiendo en miles maneras, y preferían seguir siendo consumidos antes que no experimentar amor igual.

Castiel, por primera vez entendió la frase de su hermano cuando le dijo "cuando estás con ella, es como si no hubiera mundo alrededor, ¿no?" Porque muchas veces sentía que con Lily en la sala el resto del mundo no existía, pero en aquél momento algo era diferente. No sabía qué, pero simplemente había algo distinto.

Lily tuvo que separarse unos cuantos segundos para recomponerse de la falta de aire. Incluso al ángel se lo escuchaba agitado. Los dos cuerpos no se separaron del otro, quedándose así contra la pared un buen tiempo.

Poca claridad seguía teniendo el ángel, pero de una cosa estaba seguro, Lily lo había cambiado. Antes nunca había sentido necesidad de afecto romántico, o de pasión, mucho menos de amor. Pero al recibir de la joven ese tipo de necesidad... Era como una droga, no podía detenerse por muy mal que estuviera. Le gustaba ser adicto a Lily Winchester.

Lily, en cambio, pensaba en cómo aquél ángel se las seguía arreglando para sorprenderla. Castiel siempre era protector con ella, distinto a Dean, pero igual protector. Tierno a cualquier pares de ojos... Pero en ese momento, lujuria se había interferido entre ambos. Otra faceta del morocho, una que deseaba más y quería obtenerlo de una manera u otra. Tal como la orden que le había dado, esa nueva imagen del ángel, le encendía como un árbol de Navidad.

—Wow, eso fue... Wow —balbuceó la rubia sin forma de que sus neuronas se conectaran de nuevo. Castiel no pudo evitar sonreír, siempre él era el impactado con las acciones del otro, ahora le tocaba a Lily estar asombrada de sus habilidades. Y aquella sensación se sentía bien.

De repente, un fuerte y pausado aplauso se hizo presente en el lugar. Los dos no se movieron de su posición, salvo las cabezas para ver quién aplaudía. Sus cuerpos quedaron ahí, cercanos, incitando a otro tipo de pasión.

—Vaya, Cassie —comentó el castaño—. Esos consejos amorosos que te di, no te servían después de todo —sonrió con gracia.

—Gabriel —mencionó el morocho alejándose un poco de la rubia—. ¿Qué haces aquí? ¿Tienes información de Moah?

Lily observó a ambos ángeles en la escena sin decir palabra alguna.

—Qué maleducado, Cassie. Vamos, yo no te eduqué así —se quejó con gracia el arcángel—. Es el cumpleaños de tu novia, deja a Moah en otro lado por hoy. O Lily se pondrá celosa —guiñó el ojo a la rubia, quien dejó escapar una sonrisa—. Feliz cumpleaños, Lily —comentó con seriedad y entregándole una pequeña caja con un enorme moño rojo—. No todos los días cumples dieciocho.

La rubia agradeció y con delicadeza levantó la tapa de la cajita. Dentro había una pequeña figura transparente de un ángel como lo conocían los humanos, con una toga larga, una pequeña lira, rizos perfectos y alas glamorosas. Era una pequeña estatua, el rostro del ángel demostraba sabiduría y protección. Lily sonrió.

—Es hermoso —murmuró con los ojos de un brillo especial, Lily siempre apreciaba cada regalo sin importar lo que sea.

—Es una de las estatuillas del Vaticano, así que cuídala —guiñó una vez más el ojo. Mientras que los verdes de la joven se abrían aún más al escuchar de dónde provenía la estatuilla de cristal—. Oh, casi me olvido, también te traje esto —le entregó una bolsa.

Lily dejó la estatuilla en la caja, así no se le caía por la impresión y se la entregó a Castiel quien observaba los regalos peculiares de su hermano. La rubia así abrió el otro regalo, un DVD.

Casa Erótica —leyó la joven con las cejas alzadas, algo sorprendida de que le regalasen un video porno.

—Es una edición especial, donde ella usa un conjunto de ángel —unió su dedo índice con el pulgar y besó ambos como si fuera un chef e indicara que la comida estaba deliciosa. Luego sonrió y codeó a la rubia—. Ya sabes, son ideas para las noches que tengas con Cassie.

Lily se sonrió un poco al escuchar tales palabras, considerando que los dos presentes no habían compartido tal intimidad todavía. El morocho también se ruborizó al escuchar esas palabras salir de la boca de su hermano. Pero reconoció que prefería esas bromas de Gabriel, antes que las miradas asesinas de los dos hermanos Winchester.

(...)

Dos horas más tarde, ya todos estaban presentes.

Dean y Sam habían ido al centro comercial más cercano y compraron bastante conjuntos a la rubia. No sabían mucho qué poder regalarles, por eso Amy los había acompañado. Ella eligió la ropa y los talles, dejando solo el trabajo de pagar a los dos Winchester. Además de unos conjuntos, que Lily amó, Sam tuvo la idea de comprarle una laptop propia para las investigaciones o lo que sea que quisiera hacer. Y por su lado, Dean compró una tarta. Lily agradeció a ambos por preocuparse, ya que no era obligación comprarle nada.

Amy, quien aprovechó el tiempo en aquél centro comercial, también compró un simple regalo para la joven. Claro que no lo pagó con su plata, considerando que era un ángel y cualquier ahorro que tuviera estaba en la otra dimensión, así que se podía entender que los Winchester habían comprado aquello también. Era una pequeña pulsera de plata con dijes, útil para la cacería. Amy había elegido el dije de una estrella puntada, un lirio y una letra griega que no sabía cuál era pero quedaba lindo con el conjunto.

Ya era casi el mediodía y para su sorpresa, Brady salió de la habitación donde se ocultaba para desearle un feliz cumpleaños. El rubio tenía otra ropa a la de la fiesta, probablemente Sam le hubiera dado las que tenía puesta. Y él también le dio un regalo, Lily no sabía cuándo había tenido tiempo de comprarle algo pero agradeció el gesto. Era un libro delgado y aparte de la saga que a ella tanto le gustaba, "Animales fantásticos y dónde encontrarlos"

Otra sorpresa era que sus dos hermanos estaban en la cocina preparando un almuerzo decente. Le daba risa la situación ya que ambos estaban manchados completamente de salsa de tomate y harina, Sam le decía a Dean las cosas que debía traer y el rubio opaco se quedaba con el ceño fruncido pensando qué carajos quería su hermano. Amy había dicho que en la cocina ella no sabía nada, por lo tanto estaba ahí sentada riéndose de los dos especímenes que tenía enfrente.

—¡Ustedes dos pueden ser guapos y matar monstruos, pero en la cocina dan lástima! —gritó graciosa la castaña.

Castiel estaba ahí también, sentado al lado de la castaña, tratando de no reírse de las idioteces que hacían los dos Winchester. Lily observó a todos los presentes, ellos eran su familia y no podía haber pedido nada mejor.

—Lily —llamó alguien detrás suyo, la rubia se giró—. ¿A qué hora naciste exactamente? —le preguntó Gabriel.

La rubia no entendió qué era importante de eso, pero igual respondió.

—Creo que a eso de la una de la tarde... ¿Por qué?

Antes de que el arcángel le respondiera, éste sonrió misteriosamente y caminó hacia Castiel. La joven quedó algo perdida en su lugar. Luego el morocho se acercó.

—¿Te encuentras bien? —preguntó el ángel.

—Sí... Sólo que Gabriel me preguntó... —pero no logró terminar la oración. La mano de Castiel había rozado con la suya y una electricidad le recorrió el cuerpo. Saltó alejándose de aquél dolor y se sorprendió—. ¿Qué...?

Un dolor penetrante se presentó en su cabeza. Por un segundo pensó si la voz de su mente estaba haciendo tal cosa, pero no se sentía como los dolores que esa voz le provocaba. Era distinto, era un dolor soportable, como si supiera que algo bueno estaba por venir. Se dejó caer de rodillas ante aquél dolor.

En la lejanía, escuchaba a sus hermanos tratando de llegar a ella, escuchaba a Amy levantándose de su asiento, escuchaba a Castiel gritando su nombre... Pero pronto, el dolor y todo acabó. Una luz cegadora se presentó en su mente, como si alguien le estuviera alumbrando con una linterna y el dolor huyó. Miró con ojos perdidos a su alrededor.

Amy estaba levantada con su espada angelical en la mano, lista para combatir a cualquier enemigo. Dean y Sam la miraban detrás de la mesa con asombro y algo de miedo, estaban preocupados por ella. Castiel estaba arrodillado a su lado, pero había algo diferente a él...

Dos figuras negras se alzaban detrás de su espalda. Dos grandes y voluminosas sombras.

Unas alas negras.

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