Protegiendo a la Princesa

By Jossepaz

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Proteger es la prioridad, pero el amor es más fuerte. More

Sinopsis.
Video de la historia.
Capítulo 1.
Capítulo 2.
Capítulo 3.
Capítulo 4.
Capítulo 5.
Capítulo 7.
Capítulo 8.
Capítulo 9.
Capítulo 10.
Capítulo 11.
Capítulo 12.
Capítulo 13.
Capítulo 14.
Capítulo 15.
Capítulo 16.
Capítulo 17.
Capítulo 18.
Capítulo 19.
Capítulo 20.
Capítulo 21.
Capítulo 22.
Capítulo 23.
Capítulo 24.
Capítulo 25.
Capítulo 26.
Capítulo 27.
Capítulo 28.
Capítulo 29.
Capítulo 30.
Capítulo 31.
Capítulo 32.
Capítulo 33.
Capítulo 34.
Capítulo 35.
Capítulo 36.
Capítulo 37.
Capítulo 38.
Capítulo 39.
Capítulo 40.
Epílogo.
Extra.

Capítulo 6.

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By Jossepaz

No dejo de pensar en el beso entre Peter y esa criada maldita. Entiendo que no debo enojarme porque ellos son libres de hacer los que les plazca, pero me molesta. Si quieren tener algo que lo tengan fuera de mi palacio. Es que no comprendo como una mujer puede meterse a la cuarto de un hombre que apenas conoce. Eso es lo que no comprendo. ¿Cómo permite una cosa así? Es que lo odio con todo mi ser. Necesito encontrar la manera de que él se vaya, no lo quiero aquí, tengo que buscar la manera de hacer que él se vaya. Sonrió al saber lo que tengo que hacer. Le voy hacer la vida imposible hasta que ya no aguante y decida irse.

Algo más tranquila volví a entrar y una de las criadas se acerca a mí para avisarme que mi padres están en el comedor esperándome. Escucho que están hablando, pero cuando me ven llegar guardan silencio, intentando mostrar su mejor cara, pero se les nota que algo que les preocupa.

— ¿Pasa algo? — pregunto en el momento que me siento.

— No hija. — dice mi padre rápidamente. — nos llego la invitación a la fiesta de tu primo Simón. — dijo mi padre y yo asistí feliz.

— Eso es genial. Simón me contó sobre esa fiesta, pero nunca me dijo cuando sería ya que no estaba muy seguro.  — digo emocionada. — ¿Cuándo será? Porque así compro lo necesario para ser la mas vista de esa fiestas.

— La otra semana será. El  sábado — me informa mi madre.

Asiento encantada porque tengo suficiente tiempo para que me preparen mi vestido.

— Eso es genial, tengo tiempo para que mi modista me haga el mejor vestido para ese día. quiero que todos queden con la boca abierta y opacar a todas las chicas.— digo con una sonrisa.

— No lo dudo. — dice mi padre. — hija nosotros tenemos que salir.

— ¿Dónde? — pregunto. — siempre comemos juntos.

— Nos invitaron a una comida. — dice mi madre al momento que se levanta.

— ¿Puedo ir? — digo, ya que no quería quedarme aquí. — es que siempre comemos juntos y bueno al irse ustedes no me gusta mucho comer sola.

— Lo siento hija, pero esto es asunto de política y es una cena muy aburrida. Hasta donde recuerdo eso a ti te aburre. — hago una mueca ya que mi papá tiene razón.

— Lo siento cariño. — dice mi mamá y se acerca a darme un beso en forma de despedida. — adiós.

— Adiós. — susurro y los veo irse.

Suspiro y nunca antes me habían dejado sola en la hora de comer. Ellos siempre comen conmigo. Quizás de verdad sea únicamente política, pero odio estar sola. Suspiro y veo como una de las criadas me con pesar. Arrugo mi frente y me pongo reta mientras le digo autoritaria:

— Quiero un jugo de naranja ahora mismo. 

— Como desee princesa. — me hace una reverencia y va a traerme lo que le ordené.

No tarda nada y me deja el jugo. Solo eso pido. Le ordeno que no quiero comer y que se vaya. Hago una mueca al estar aquí sentada en este gran comedor yo sola. A mi mente vuelve nuevamente la imagen de Peter y Sofía besándose y quiero gritar. ¿Por qué la besó?

— ¿No irá a ninguna parte?

Escucho de pronto y dio un grito y dejo caer todo mi jugo encima.

— ¡Pero que te pasa! — grito furiosa y miro a Peter con ganas de matarlo. — casi me matas de un susto. No puedes venir y hablar de pronto. Mira como quedé. — digo al sentir mis piernas pegajosa.

— Perdón. — dice conteniendo las ganas de reír y sé que no lo siente en nada.

— No le veo la gracia. — me levanto. — no voy a salir a ninguna parte, así que te puede ir hacer lo que quiera. O más preferible, irte y no volver.

— Mmmm. Eso no será posible y no me voy a ir a ninguna parte porque mi deber es estar con usted. Así aquí me voy a quedar. — dice sonriendo.

— Como quieras. ¿Pero no quieres estar con tu novio? — pregunto de lo más indiferente.

— ¿Novia? — me mira como si estuviera loca. — hasta donde yo sé, estoy soltero y no tengo ninguna novia por el momento.

— Bueno, pensé que la criada con quién se besaba era su novia. Ahora todo es tan liberal. — digo caminando hacia las escaleras. Quiero ir a mi cuarto y asearme.

— ¿Criada? Ah, habla de Sofía. — dice.

Giro y lo miro con ganas de matarlo.

— La acabas de conocer y ya le sabes su nombre. — digo celosa.

«Esperen.... ¿Yo celosa? Yo no estoy celosa.»

— Yo tengo una memoria muy buena y mi mente se queda todo lo que veo y escucho. — me mira con una sonrisa triunfal que lo único que deseo es hacer es borrarla.

— Como sea. Me iré a cambiar ya que gracias a ti estoy llena de jugo.

— Princesa, aquí le traigo otro jugo ya que el otro se le cayó. — dice llegando hacia donde nos encontramos.

Me sorprendo ya que ni siquiera se lo pedí. Lo agarro y le hago señas para que se vaya, ella lo hace y bebo un poco ya que tengo la garganta seca a causa de lo que estoy discutiendo con él.

Peter me mira y comienza a negar.

— ¿Qué?

— Noto que nunca a dicho la palabra mágica.— lo miré sin comprender y terminé de tomar mi bebida.

— No sé de qué hablas. — digo terminando de beber.

— Se dice gracias, cuando a uno le dan algo. — me dijo y yo sólo lo miro.

— Yo no tengo porque decir: "gracias" ellos sólo son empleados que tienen la fortuna de trabajar con la realeza. — le dije toda soberbia le doy el vaso y giro para subir las escaleras.

— Que lástima. Tan linda y maleducada. — escucho que susurra.

— ¿Que dice? — giro al verlo porque no escuché muy bien.

— Nada.— me dice nervioso y yo lo quedo viendo.

— Vos dijiste algo. — vuelvo me acerco a él.

— No dije nada.... Bueno dije algo para mi mismo. Lo que dije fue....fue..... ¿qué calor hace verdad? — dice cambio de tema y abanicándose.

— No hace calor. Aquí hay aire acondicionado. — este hombre es ¿tonto o que?

— Claro que sí hace, pasa que yo siempre siento calor, independiente que haya aire acondicionado.

— ¡No mientas! Aquí no hace calor, vos dijiste algo y quiero que me lo digas ahora.

— Que no he dicho nada.....  — iba a seguir discutiendo, pero su celular suena. — permiso debe ser importante. — dice serio y se aleja.

Lo veo irse y resoplando enojada subo las escaleras. Es que ese Peter me hace sacar lo peor de mí, pero ya me esto cansado. Cómo se atreve a decirme que soy una grosera. Yo no soy una grosera, tengo la perfecta educación que me han dado y siguen dándome. Cuando mi padre se retire gobernaré este país. Para eso tengo que ser dura y no dejarme llevar por cosas ridículas como decir gracias.

Te sacaré de mi vida sea como sea, Peter Lanzani.

Peter.

Gracias a Dios por sacarme de esta. Cómo iba a decirle que me parece linda, ¿De dónde rayos pienso que esa malcriada es linda? Es todo lo contrario. Hago una mueca y pongo el vaso que ella me dio; dejándolo en la mesa. Miro de quién se trata y sonrió al ver que es una llamada de Agus. 

— De la que me salvaste amigo. — le digo cuando le contesto.

¿Por?

— Porque estaba en un aprieto con la princesa. — escucho como empieza a reír. — no le veo la gracia.

— Pues a mí sí. Ya que ahora soy tu héroe.

— Ja, ja, ja. Ni tanto idiota. Solo es una forma de decir. ¿Por qué me llamas?

— Porque soy un buen y amigo y quería saber cómo llegaste.

Que te puedo decir: llegué bien, pero todo fue mal al conocer a la princesa.

— ¿Tan mal fue conocerla? La princesa es bonita y tiene una cara Angelical. — hago una mueca ante lo que dice Agus.

— Es linda eso nadie se lo quita, puede tener la cara angelical, pero es una maleducada que trata mal a todo su servicio que solo porque ser la princesa la tienen que tratar bien. Agus, llegué y topé con ella y sin querer la tire al suelo, la quise ayudar, pero la muy caprichosa me trató mal y sabes cómo soy y bueno me enojé, me aparté y ni la ayudé. ¿Sabes lo que me hizo? Solo se levantó y me dio un pisotón, que solo recordarlo me vuelve a doler mi pie. 

— No puedo creer. — vuelve a reír. — tremenda la princesa.

— Trata a las personas como si no valoran nada. Solo por el simple hecho que no son de su nivel social. Juro que si hubiera sabido como era esa caprichosa, nunca hubiera aceptado el trabajo. Si no fuera orgulloso, ya le hubiera dicho al jefe que te mande en mi lugar, pero ella no quiere aquí, así que eso hace que quiera quedarme.

— En verdad me gustaría verte, espero que todo te vaya bien de aquí adelante. Bueno te tengo que dejar, por cierto Nina me pidió que te de sus saludos.

— Dile que yo igual le envío saludos y espero verla cuando termine esta misión.

Cuelgo y voy nuevamente junto a la princesa. Subo las escaleras y llego a su habitación. Toco la puerta, pero nadie me contesta. No me gusta eso; entró y no la veo por ninguna parte de la habitación ni siquiera está en cuarto de baño. Comienzo a buscarla, pero al no dar con ella pienso en lo peor. Una de esas que la muy caprichosa se haya ido de fiestas solo para hacerme enojar. Veo a una de las criadas que está limpiando y me acerco a ella..

— ¿Ha visto a la princesa? — pregunto.

— Se encuentra en el salón de baile. — dice..

— ¿Salón de baile?

— Así es. A la princesa le gusta mucho bailar y su padre le mando hacer un salón de baile y ella siempre va ahí cuando se siente estresada o siente ganas de bailar. — me informa.

— ¿Dónde queda?

— En la ala oeste. Venga conmigo yo le muestro.

Le agradezco y la sigo. Cuando llegamos ella muestra y se retira.  Me acerco a la puerta y con cuidado sin hacer ruido la abro.  Una suave música de ballet suena, y la logro ver. Me quedo hipnotizado con su suaves y delicados pasos de baile. Ella no se percata que yo estoy, así que puedo verla tranquilamente. No puedo dejar de verla, es como una ninfa bailando en un lago con delicados pasos. Comienza a girar, hasta que queda viendo a la dirección en donde yo me encuentro y los quedamos viendo fijamente. Ninguno de los dos aparta la mirada, lo único que quiero yo es acercarme y agarrarla entre mis brazos y besarla.

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