Protegiendo a la Princesa

By Jossepaz

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Proteger es la prioridad, pero el amor es más fuerte. More

Sinopsis.
Video de la historia.
Capítulo 1.
Capítulo 2.
Capítulo 4.
Capítulo 5.
Capítulo 6.
Capítulo 7.
Capítulo 8.
Capítulo 9.
Capítulo 10.
Capítulo 11.
Capítulo 12.
Capítulo 13.
Capítulo 14.
Capítulo 15.
Capítulo 16.
Capítulo 17.
Capítulo 18.
Capítulo 19.
Capítulo 20.
Capítulo 21.
Capítulo 22.
Capítulo 23.
Capítulo 24.
Capítulo 25.
Capítulo 26.
Capítulo 27.
Capítulo 28.
Capítulo 29.
Capítulo 30.
Capítulo 31.
Capítulo 32.
Capítulo 33.
Capítulo 34.
Capítulo 35.
Capítulo 36.
Capítulo 37.
Capítulo 38.
Capítulo 39.
Capítulo 40.
Epílogo.
Extra.

Capítulo 3.

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By Jossepaz

— Es broma, ¿verdad? — volví a preguntar eso debe ser, quizás él fue con el chisme a mi padre y me están haciendo eso porque una princesa no tiene que tener eso ataques de ira.

— Yo no hago bromas hija. — dice mi padre. — Él será tu guardaespaldas y siempre estará contigo. — trágame tierra, esto es una pesadilla.

— Yo no necesito ningún guardaespaldas, papá y mucho menos a éste — lo dije viendo a ese tal Peter.

— Mariana Espósito, ¡Respeta! —  me gritó serio y me mordí el labio de abajo para no decir nada otra vez.  — él será tu guardaespaldas, punto. Los dejaré para que se conozcan.

Mi padre junto a su hombre de confianza qué es Antonio se fueron y me quede sola con Peter. Lo mire sería, pero él sólo me miraba con una sonrisa burlona, ¡imbécil!

— Quita esa sonrisa estúpida de tu cara — digo enojada.

— Um..... — sé quedó pensando y me desesperó — no. — me dijo por fin.. — Usted me debe una disculpa. — lo mire sorprendida ¿¡yo!? Una disculpa a un simple empleado.

— Usted está loco, yo no le debo nada. — le dije furiosa como se atreve a pedirle a una princesa que le pida disculpa. Está loco este tipo.

— Claro que me las debe. Por el pisotón que me dio. — lo vi y él me miro ahora serio. — fue una falta de respeto lo que me hizo y más viendo de una princesa.

— Usted se lo merecía y yo soy mas que usted, ya lo dijo: soy princesa, y  no me rebajo con los del servicio. — le dije levantando mi frente para mostrar mi superioridad.  — usted eso es lo que es, más bien es usted que me tiene que pedir perdón por tirarme y no ayudarme.

— Pero lamentablemente no soy ningún sirviente suyo, soy su guardaespaldas así que me debe una disculpa, no yo a usted. -— me dijo y yo lo veo con más odio.

— ¡Ni loca! yo no me rebajo. — le dije furiosa.

— Por ser educada, nadie se rebaja y usted lo que es, es una caprichosa que parece que la consintieron mucho y no le dieron unas cuantas nalgadas para que respetara. — lo vi sorprendida ante esa ofensa.

— Imbécil, estúpido, y.....,y...,y.... — no sabia que más decir.

— ¿Terminó? Bueno si lo hizo ¿quiere ir alguna parte? — me dijo con esa sonrisa estúpida pero linda, espera ¿yo pensé eso?

— ¡Ay! —grito

Paso a la par de él y salí de mi cuarto, seguida por ese imbécil que no paraba de reírse de mí. Bajo las escaleras y veo a mi madre y corrí hacia ella.

— Madre, convence a mi padre que me quite ese... ese.... ese guardaespaldas no lo necesito. — le dije y mi madre me vio sin comprender quizás no sabe.

— ¿Guardaespaldas? — preguntó.

De pronto él llega hacia mi madre y le da un reverencia.

—Mucho gusto su majestad, soy Juan Pedro, el guardaespaldas de su hija. El rey me contrató para protegerla. — le dijo todo caballeroso y mi madre sonrió sonrojada.

Abro la boca ya que él muy imbécil acaba de hacer sonrojar a mi mamá.

— Oh, si me acuerdo. Mu esposo me lo dijo. — Empezó va reír.

«¡No......! Estoy perdida. »

— ¿Lo sabías? — le dije viéndola — Yo no quiero ningún guardaespaldas...... No lo necesito.

— No es objeción, Mariana. — me miro seria. — tu padre ya tomó esa decisión y debes acatarla.

— Pero.....,pero.... — no podía hablar.

— Me retiro, fue un placer conocerte, Juan. — le dijo mi madre con una sonrisa.

— Dígame Peter y el gusto fue mío — le hizo reverencia nuevamente y le besó la mano.

Mi madre se fue. Yo lo quedé viéndolo furiosa. Peter me vio y me sonrió triunfal ya que aunque no lo quiera él se va quedar. me acerco a él, quedando frente a frente.

— Prepárate, porque te haré la vida imposible. — dije amenazadoramente.

— Estaré preparado, P -R-I-N-C-E-S-A — deletreó cada palabra con una sonrisa arrogante.

Subí furiosa las escalera y él me siguió entré a mi cuarto y vi a una sirvienta y me acercó a ella.

— Alista mi la ropa para montar. — dije autoritaria. Necesito montar para relajarme de todo esto.

— Si princesa — Me hizo reverencia y fue por mi ropa.

— ¿Irá a montar? — me pregunta .

— No te interesa — fue lo único qué le dije.

— Claro que sí, donde vaya usted yo tengo que ir — dijo y yo volteo los ojos.

— Sí iré, a esta hora siempre me gusta salir a montar. — le dije.

— Entiendo iré a cambiarme entonces. — iba a salir, pero lo detuve.

— Espera, ¿tienes ropa para montar? — le pregunto.

—Sí. Me gusta la agitación y siempre lo llevo conmigo. — me quedé sorprendida.

— Bueno.....

Fue lo único que dije. Lo veo salir de mi cuarto. Me fui a dar un baño y cuando terminé, salí y estaba la sirvienta esperándome con mi ropa. Me cambio y ella me empezó a peinar haciéndome una cola alta.
...............

— ¿Está todo preparado? — Preguntó.

— Sí señor. — le dijo.

— Perfecto. — sonrió malvada mente. — espero que no falle nada.

...................

Lali.

Cuando estoy lista. Salgo de mi habitación y bajo las escaleras. Me detengo al verlo esperándome. Me quedé sorprendida con lo bien que se mira, por Dios, si que es muy guapo. Se ve demasiado sexy con esa ropa para montar. ¿qué? No,no, no. Lali, ¿que haces? No puedes estar pensando eso. No es guapo, bueno si lo es, no, lo es, Aaay Mariana, basta no pienses en esas cosas. Él es un idiota que te faltó al respeto, no es ningún guapo. 

— ¿Nos vamos? — me pregunta sacándome de los pensamiento que tengo de él.

— Si...... — empezamos a caminar y mi madre nos vio.

— Ya te vas.

— Así es mamá, ya es hora, adiós. — sólo eso le dije.

— Hija ten cuidado.

— Claro mamá ha le dio un beso en el cachete.

— No sé preocupé yo la protegeré. — y tenía que hablar el tipo. Volteo los ojos al notar que se quiere hacer el súper hombre frente de mi madre.

— Lo sé — le sonrió ella.

— Bien, vamos qué se nos hace tarde. —dije para acabar con esta conversación.

Nos despedimos y empezamos a caminar. llegamos al carro que nos llevará a las caballerizas, subimos y ninguno de los dos dijo nada en el trayecto. Llegamos y bajamos, fuimos al establo y estaba el peón de la familia y me acerque con una sonrisa.

— Su majestad su caballo. — me enseñó a mi pequeño y Sonreí.

— Hola mi pequeño, ya estoy aquí — dije acariciándolo y relinchó y Sonreí vi al peón seria — ¿ya comió? — pregunté.

— Si, ya. — me dijo y me ayudó a subirme.

— Bien, ensilla un caballo para él. — dije.

— Ahora lo hago señorita — vio a Peter — ¿gusta usted ver cual quiere que le ensille?

— Sí, por favor. — escuché qué dijo.

Y preferí salir para esperarlo afuera.

Peter.

Fuimos adentro y empecé a ver a los caballos pero uno me llamó más la atención era hermoso caballo negro y su melena blanca quede maravillado me acerqué para acariciarlo, pero el peón me detuvo.

— No sé acerqué a ese caballo es muy arisco y no le gusta que nadie lo toque, sólo la princesa se lo permite. — me informa, pero a mi no me importa.

— No te preocupes, quiero ese. _ le dije y me vio preocupado.

— Pero..... — no lo deje terminar porque hablé.

— Lo quiero y ¿como se llama? - le pregunté interesado

— Trueno. — me dijo y me gustó el nombre.

Él me asistió y lo preparó para mi, me acerqué y el caballo me vio mal, igual que su dueña. Por razón solo deja que ella lo toque y cabalgue.

— Calma amigo, Trueno. — lo tranquilizo.

Cuando vi que se tranquilizó me acerqué más y lo toqué y me alegre porque se dejó. respiré y boté el aire y me subí al caballo y por lo menos no me tiró, y  empezó a andar y llegué a la par de ella me vio y me miró sorprendida de verme subido a su caballo.

— ¿Nos vamos? - le dije con una sonrisa.

—  Sí. — cambió la vista y vio al frente.

Empezamos a cabalgar se siente tan bien amo hacer este tipo de cosas. ella me vio y sonrió e hizo que su caballo fuera mas rápido yo la seguí, pero de pronto se escuchó un disparo y volteo a ver de donde provino cuando vi como el caballo de la princesa se asusto y empezó a ir más rápido.

— ¡AAAAAAAAAY, DETENTE!.— escucho que grita.

— ¡Princesa! — grito.

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