— Eh yo — Saqué mi mano de su cintura — Es que esos chicos te estaban mirando y...
— Tranquilo, ya me di cuenta que estás celoso — Río y siguió caminando.
— No — Dije nervioso — ¿Por qué piensas eso?
— Porqué es cierto Jack — Me besó la mejilla — Ahora vamos celoso, tenemos que ir a comprar tu traje — Me guiñó un ojo — ¿Te gustaría tomarme otra vez por la cintura? — Bromeó.
— Con todo gusto My Lady — Yo también bromeé y la tomé por la cintura otra vez.
Ella sólo río y seguimos caminando, cuando nos paramos frente una tienda, entramos y había varias personas, Elsa me llevó hacía unos trajes y me miró divertida.
— ¿Cómo te quieres vestir? — Me miró — Elije uno.
— Enserio no me siento cómodo con que tú me compres un traje.
— Tómalo como un agradecimiento, por todo — Levantó sus cejas — Por lavar mi ropa, por ordenar mi cuarto — Carcajeó — Pero sobre todo por estar ahí cuando de verdad te necesito.
— Gracias Elsa — La miré — Y yo no soy bueno eligiendo trajes, verás... yo... nunca usé uno.
— ¿Nunca? — Preguntó asombrada — Bueno, siempre hay una primera vez.
Un chico se acercó a nosotros, Elsa le dijo que andábamos buscando un traje para mí y él nos ayudó dándonos opciones.
— No — Negó con la cabeza — No es lo que buscamos.
— Y que tal esto — Dijo el chico mostrando un traje totalmente negro — Y por aquí — Señaló a uno de los bolsillos de la chaqueta — Se puede agregar algún pañuelo de color para dejarlo mejor.
— Un pañuelo color azúl — Sonrió Elsa y me miró — Así combinará con mi vestido.
Yo sólo sonreí, adoraba ver su perfecta sonrisa y como ella se preocupaba por mi, ella era... perfecta.
— Bueno ahora ya que tenemos todo — Me miró — Podemos irnos.
— ¿Qué tal si nos quedamos sólo un rato más?
— ¿Te gustaría? — Me miró.
— Si... no sé, vamos a comer — Sugerí.
— Claro, vamos.
— Déjeme cargar eso — Intenté sacarle la bolsa de su vestido, para llevarla yo.
— No Jack, no tienes que llevarla tú, hoy no eres mi sirviente... hoy eres mi acompañante, mi amigo ¿si?
— Amigo — Suspiré — Claro.
Caminamos hasta una cafetería, nos sentamos en las pintorescas mesas que había en ese lugar, podría decirse que era muy lindo.
— Bien — Dijo — ¿Qué es lo que quieres?
— ¿Qué pedirás tú? — La miré.
— Un capuchino y... — Pausó — Unas medialunas dulces — Sonrió divertida.
— Bueno, yo quiero un café y también unas medialunas.
— Perfecto — Dijo y sonrió.
Unos segundos más tarde se acercó una chica y nos tomó la pequeña orden y en unos minutos, llegaron las medialunas, el café y el capuchino.
— Están ricas — Dijo Elsa metiendo una medialuna a su boca. Asentí mientras probaba mí café.
Fue lindo pasar un largo momento con ella, creo que nunca había pasado tanto tiempo con Elsa y era lindo, cuando terminamos nuestra pequeña merienda en esa cafetería, rogué porque esos chicos estuvieran ahí otra vez, para yo poder tomarla por la cintura... otra vez.
Íbamos caminando cuando se escucha un teléfono sonar, claro que era el de Elsa, él mío lo perdí cuando escapé de mí casa.
— ¿Hola? — Dijo al colocar el teléfono en su oreja — Si, ya vamos para allá — Pausó — Cálmate, maldición — Rodó los ojos y colgó — Apurémonos, era mi padre y no estaba nada contento.
— ¿Qué le dirás cuando vea la bolsa con el traje?
— Creeme, no se fijara en eso, yo me llevaré tu traje y lo tendré guardado en mi habitación ¿si?
— Está bien — Suspiré y la abracé — Gracias — Susurré en su oído.
Ella me sonrió y deposito un pequeño beso en mis labios y luego siguió caminando, pero un poco mas rápido que yo.
Me besó, bueno fue un pequeño beso, pero fue hermoso, sus labios son magníficos.
— Jack — Me llamó — No intentaba dejarte en shock — Río — Vamos, tenemos que apurarnos.
Apure mi paso y en silencio me acerqué a ella, ninguno de los dos dijimos nada en el resto del camino, el silencio incómodo llegó a nosotros, cuando llegamos a su casa, abrí la puerta para que ella entrara y sin decir nada, ella subió las escaleras corriendo.