— Tengo una magnifica idea — Susurré para mi misma levantándome de la cama y limpiando mis lágrimas.
Fui al baño, lavé mi cara y corrí a donde hace instantes había peleado con mi papá, cuando entre, él estaba hablando con Melanie.
— Papá — Susurré.
— ¿Si? — Me preguntó.
— Venía a disculparme — Dije con la cabeza baja.
— ¿Así? — Río.
— Melanie — Me paré frente a ella — Lo siento, te eh juzgado sin conocerte y yo... perdón si fui una maleducada.
— Está bien linda — Me sonrió — No hay
.. — Mi padre no la dejo terminar.
— ¿Y conmigo no te vas a disculpar?
— Si papá, pero primero me disculparé con... — Le dije.
— Ya te disculpaste — Gruñó.
Melanie me miró como diciendo "adelante, pídele disculpas, no queremos mas problemas" yo le sonreí por su comprensión, le había dicho cosas sin ni siquiera conocerla.
— Papá, sé que actué mal y no me tendría que haber referido así a ti y a tu futura esposa — Le sonreí falsamente— ¿Me perdonas?
Todo esto es por ti Jack sólo por ti.
— Si — Dijo sin tomarme importancia.
— Genial — Fingí entusiasmo— ¿Cuándo será la fiesta de la boda?
— La semana que viene querida.
— ¿Irán los sirvientes? — Trague en gordo.
— ¿Por qué quieres saber eso? — Levantó su ceja izquierda.
— Curiosidad — Rasque la parte trasera de mi cabeza con nerviosismo.
— Oh — Dijo — No lo sé, quizás pueden quedarse aquí.
— ¿Pero el servicio?
— Lo contrataré niña — Dijo obvio— ¿A dónde quieres llegar?
— Es que necesitaras de los sirvientes papi.
— ¡Rayos! — Dijo frustrado — ¿Si llevo al servicio dejarás de taladrarme la cabeza?
— Si — Dije emocionada.
— De acuerdo, ahora vete niña — Pausó — Y tu también Melanie.
— ¿A dónde quieres que valla? — Preguntó confundida.
— ¡No lo sé! — Gritó — Es una casa enorme, encuentra un lugar.
Melanie se asustó por su tono de voz y corriendo salió de la oficina de mi padre, yo salí a los brincos de felicidad.
Jack iba a ir a la fiesta luego del compromiso, eso implica que va a estar conmigo, porque se que mi papá estará completamente borracho y no se dará cuenta de que yo estaré con Jack.
Haré que todos los sirvientes disfruten la fiesta sin que mi padre se de cuenta por su borrachera infernal, soy un genio.
— Oh — Jack se topó conmigo en medio del pasillo — ¿Cambiaste de humor? — Sonrió y yo asentí — ¿Eres bipolar o qué?
— Es que — Mordí mi labio y miré hacia los costados — Ven — Tomé su mano.
Corrí con el hasta una puerta la abrí y entré rápidamente, la cerré prendiendo una pequeña luz, era un armario, el armario de limpieza.
— ¿Qué hacemos aquí? — Me miró confundido.
— Te contaré lo que pasó — Sonreí.
Comencé a contarle desde que entré en su oficina hasta que salí, él me miraba con una expresión rara en su cara.
— ¿Cómo estás segura que no se dará cuenta Elsa?
— Porqué lo sé — Dije — Siempre se emborracha en las fiestas y pierde la noción del tiempo — Pausé — Y por eso podré disfrutar contigo y con mis amigos — Sonreí.
— No lo sé — Dijo.
— Vamos por favor — Le rogué — Debemos aprovechar — Tomé su mano — No me dejes sola.
— ¿Pero si descubre que ninguno está trabajando y que andamos de fiesta?
— Confía en mí — Lo miré a los ojos.
— Es que — Pausó — Tengo miedo — Pausó de nuevo— De qué me despida por eso.
— Maldita sea Jack no lo hará, confía en mi.
El tomó mi rostro en sus cálidas manos y hablo suavemente — Confió en ti.
— ¿Entonces lo harás? — Lo miré esperanzada.
— Si — Suspiró.
— ¡Si! — Dije emocionada y lo abracé fuertemente — ¡Gracias!