Capítulo 32
Nunca me había fracturado un hueso.
Y definitivamente no esperaba fracturar el primero en la noche de Navidad.
Es curioso cómo las cosas pueden cambiar de estar bien a inesperada y finalmente dolorosas, todo en sólo una hora. Es también un poco loco que la que terminó con un hueso roto fui yo a pesar de no estar en la pelea.
—¡No cierres los ojos!— Lau suplicó, llorando a mi lado mientras sostenía mi mano buena. No tenía ni idea de por qué me llevaban en una silla de ruedas, mis piernas estaban bien.
—Jules, quédate con nosotros— Jordan dijo dramáticamente mientras empujaba la silla de ruedas hacia adelante.
—¡Estoy bien! ¡No pasa nada, yo-¡Santa madre de los Ruffles!— Sentí el electrizante, palpitante dolor en mis dedos cuando trate de despreocupar a mis amigos.
—¡Oh, Dios! ¡Nos está dejando!— Jordan empujó con más fuerza hasta que íbamos a la versión silla de ruedas de Toretto de rápido y furioso, —¡No sigas a la luz!
Rodé los ojos a través de mi expresión de dolor, —Están exagerando, estoy bi-¡Ah! ¡Ay! ¡Ay!—No tenía palabras para explicar el dolor penetrante que sentí. Sentía como si tuviera me sentí mi corazón palpitando en la mano.
—¿Dónde está el médico de urgencias?!— Lau se movía como loca en pasillo del hospital.
—Deberíamos llamar a su madre.— recomienda Jordan.
—¡No!— Lau y yo dijimos al mismo tiempo.
Helen apareció frente a nosotros, —Estamos en el pasillo equivocado—nos hizo un gesto de volver, —Este es el área de urgencias pediátricas.
—Oh— todos susurramos con asombro.
Jordán se volvió mi silla de ruedas alrededor con tanta experiencia, me gustaría empezar a preguntarse si no debería convertirse en una enfermera. Él era muy bueno en eso.
—Eso explica las pinturas de unicornios —Lau dijo entre dientes.
—¿Podemos enfocarnos?— Les dije sosteniendo mis posibles dedos rotos.
Dimos la vuelta, y entonces todo sucedió en cámara lenta. Mi madre, la doctora Jones, entró en la dirección opuesta del pasillo y nos volvimos todos locos moviéndonos sin encontrar un solo lugar para escondernos. Por suerte para nosotros, mamá estaba demasiado ocupada comprobando una carpeta en sus manos y se detuvo en la estación de enfermería, lo que nos dio un poco más de tiempo para seguir en pánico.
—¡Tenemos que ocultarnos!— Lau susurró.
—¡Deja de dar vueltas!— le exijo a Jordan, —¡Me estoy mareando!
—¡No puedo!— Jordan susurró en pánico.
Helen era el valiente para abrir alguna puerta al azar y nos hizo un gesto para entrar. Se veía como un armario. El fuerte olor a lejía me puso aún más mareada.
—¡Uf!— Jordan se apoyó en la puerta, —Estábamos tan cerca de ser atrapados.
—¿Sera que algún día recibiré atención medica?— Me quejé, haciendo una mueca de dolor.
—Sólo hay que salir a la calle, estaremos bien. Tu mamá va a entender— Lau animó.
Jordan la miró, —¿Y lo dices ahora? ¿Después de entrar en pánico en el pasillo?
—Creo que voy a vomitar,—murmuró Helen.
Lau levantó su dedo, —Oh no, ¡No lo harás! Este es un espacio muy cerrado, no puedes vomitar.
—¡El olor a cloro es demasiado fuerte!— Helen declaró.
—Chicos—empecé.
—¡No te atrevas a vomitar!— Lau amenazaba.
—Simplemente respira profundo, vas a estar bien— Jordan frotó el hombro de Helen.
—¡No puedo respirar profundamente! ¡El olor a lejía se me metera en los pulmones!— Helen argumentó.
—Chicos,
—¡Eso no tiene ningún sentido!— Jordan frunció el ceño.
—¡Chicos!— Grité.
Ellos giraron la cabeza para mirarme, —¿Qué?
—Creo que me voy a...— y todo se volvió negro para mí.
¿Cómo pasó todo esto? ¿Cómo fue que terminé con una posible fractura en mis dedos en un armario de limpieza? Los iluminare.
Hace una hora.
Odiaba la violencia.
Que bueno que no había tenido que presenciarla demasiadas veces en mi vida. Pero las únicas dos veces que la había presenciado, estaban involucrados Evan y Shane. Y así, en la tercera vez también estaban ellos.
Tres veces, estaban en llamas. Como si la violencia resolvería algo, una de las razones por las que odiaba la violencia es porque no tengo ni idea de qué hacer, cómo manejar la situación. Era como tratar de detener a dos gigantes en lucha, yo era demasiado pequeña para ello.
Así que, en la noche de Navidad, durante la tormenta de nieve más fría del año vi a uno de mis amigos más cercanos y a mi ex-novio guion posible todavía novio golpearse el uno al otro.
—¡Basta! ¡Paren!— Les grité, me estaba congelando. Cada vez que trataba de meterme entre ellos, me alejaban.
—Jules, sal del camino.— Jordan recomienda, reteniéndome, —Puedes salir herida.
—Están actuando como niños— Lau dijo lo bastante alto para que ellos escucharan. ¿Les importaba? ¿Se detuvieron? No. ¿Estaba enojada? Sí. ¿Por qué tenían que llevarlo tan lejos? ¡No eran hombres de las cavernas! ¿Qué resolverían de esta forma?
Estaba enojada con lo inmaduros que estaban siendo así que hice algo muy maduro: Cogí un poco de nieve y se las arroje.
—¡Detente!— golpee la cara de Shane, —¡Ustedes no son hombres de las cavernas estúpidos!— golpee la cabeza de Evan, —¡Ya no estamos en la edad de piedra!— más nieve, el objetivo era sus caras ya que si se les caia en sus ojos, ellos tendrían que parar, ¿verdad? ¿Se detuvieron?
Una vez más, no, no lo hicieron.
Estaba sin aliento, pero todavía mantuve mi asalto de nieve. Estaba desesperada. La nieve caía cada vez más, la tormenta estaba empeorando. Probablemente nos íbamos a sufrir una quemadura de frio si nos quedábamos allí. Pero, de nuevo, los pequeños hombres de las cavernas no se preocupaban por eso, tampoco.
Estaba enojada, frustrada y sintiendo impotencia. Una miríada de emociones se apoderó de mí y de repente yo había terminado con esta situación. Si se querían congelar aquí, podrían seguir adelante y hacerlo, yo ya había terminado con esto.
Dejé que mis pequeñas bolas de nieve cayeran de las manos, —He terminado— Mi voz no era ruidosa, ya no estaba gritando, hablé, —Si quieren matarse en esta noche helada, adelante y háganlo. Eso no va a cambiar nada en absoluto— en este punto que ya tenía su atención, —No va a cambiar lo que siento por ustedes dos — la mirada endurecida de Evan se suavizó.
Shane dio un paso adelante, —Jules—
Negué con la cabeza, —No, sigan adelante y, ¡Arruinen mi noche de Navidad! ¡Gracias, de verdad!— y con eso, me di la vuelta y los deje allí para que se congelaran.
Por supuesto, la vida era la vida y todavía seguía siendo la peor en salidas triunfales.
Cuando entré en la acera, me resbalé. Pero no fue sólo el deslizamiento regular y caída en tu trasero. No, era demasiado simple para arruinar mi noche.
Me deslice por la acera, tratando muy duro para no caer y terminé cayendo sobre mi lado en una posición incómoda. Mi cabeza golpeó el pavimento helado frío y cai justo encima de mi mano. Hubo un sonido extraño, algo se rompió en mis dedos y un grito de dolor salió de mi boca.
—¡Oh Dios mío!— todos corrieron a mí en un abrir y cerrar de ojos.
Lau fue la primero en llegar a mí,—¿Estás bien?— Jordan apareció junto a ella, seguido por Shane y Evan.
—¡Estoy bien!— Traté de levantarme, utilizando las manos como soportes pero mi mano izquierda cedió y el dolor me paralizó, —¡Dios!
—Jules—, Evan se inclinó delante de mí, —¿Estás bien?— Me sostuvo la cara con las dos manos, pura preocupación en sus ojos oscuros.
—Oh no, no lo harás— Lau lo rechazó, —¡Esto es tu culpa!— acusó, —Ustedes dos— ella le hizo un gesto a el y a Shane, —Retrocedan—. No podía culparla por eso. Lau siempre ponia a la defensiva cuando me resultaba herida.
Jordan me levantó fácilmente, —¿Estás bien? ¿Dónde te duele?
—Mi mano.— Murmuré, mirando hacia abajo, —Oh Dios.— Mis dedos no se veían bien. Se veían retorcidos en posiciones no naturales.
Jordan hizo una mueca, —Tenemos que llevarla al hospital.
—Nuestros coches están demasiado lejos y no estoy segura de que podríamos conducir a través de la nieve— Lau dijo preocupada.
—Vamos en mi coche.—Evan dijo rápidamente. No era una oferta, era un comunicado, entro a su casa por sus llaves y 5 minutos más tarde estábamos en nuestro camino al hospital. Me senté entre Lau y Helen en el asiento trasero. Lau acarició mi cabeza mientras yo tomaba respiraciones profundas. Mi mano dolía como el demonio. Jordan estaba en el asiento del copiloto en silencio.
Me dolía la cabeza pero el dolor en mi mano era más fuerte.
Apoyé la cabeza en el hombro de Lau, miré hacia adelante y vi como Evan me miraba a través del espejo retrovisor. Su mirada oscura estaba parcialmente cubierta por las hebras rebeldes de su cabello negro en su frente. No importaba lo que pasara, la intensidad de sus ojos siempre llegaría a mi alma.
Tragué saliva y desvié la mirada.
Llegamos al hospital y todo el mundo se apuró a salir del coche, dejando a Evan atrás. Jordan me llevó adentro y de alguna manera encontró una silla de ruedas para tirarme en ella y ya saben el resto.
Ahora
Me desmaye debido a la pequeña contusión en mi cabeza y tuve que pasar la noche en el hospital por observación, ¿Quién me lo dijo? Mi propia madre. Sí, ella me descubrió. Fuimos lo suficientemente estúpida como para pensar que una vez me registraran en el hospital, el médico de guardia no conocería a mi madre y de inmediato la llamaría. Ella había trabajado allí durante años, todo el mundo la conocía, era el hospital del pueblo. Por no hablar, compartimos un apellido.
Ella me pregunto mil cosas y yo estaba cansada, pero al parecer, no podía dormir. Las personas con contusiones no pueden dormir de inmediato. En realidad estaba aliviada cuando se fue a conseguir algunos resultados.
Me moví en la cama del hospital y suspiré. No tuve mucho tiempo libre porque la puerta se abrió una vez más.
—Mamá, no— mis palabras fueron atrapadas en la garganta.
Esa persona era la última persona que esperaba ver.
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Nota de la autora: ¡Holaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa! Estoy de vuelta, los que me siguen en mi súper cool redes sociales saben que estaba de viaje pero ya volví. Sé que me extrañaron, no lo nieguen, puedo verlo en sus ojitos. Tengo muchos avisos importantes así que pilas, ¡despierten!
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Chaito pescadito.