Para el día lunes, había vuelto a su típica rutina. Clases-deportes-máscara seria.
El beso con Krystal no le importaba en lo absoluto, porque ella no era relevante para él. Había empujado a la chica y se había largado al sanitario a vomitar. Así, la mayoría había entendido que Kai solo estaba borracho y que solo cometió una locura.
Ahora solo veía al pelirrojo sentado delante de él, totalmente pálido, ojeroso y distraído.
—Alumno Do, ¿podría decirme cuáles fueron las principales consecuencias que se dio en la Revolución industrial? —le preguntó el profesor de Historia. Pero Kyungsoo siguió perdido en sus pensamientos, mirando hacia la ventana.
Minseok le susurró algo al pelirrojo, porque Kyungsoo de inmediato se concentró en la clase.
—Lo siento profesor, no escuché —se disculpó, bajando la mirada.
—Concéntrense más, señor —le dijo el profesor con tono serio.
Finalizada la clase, Kyungsoo se fue del aula sin mirarlo. El moreno solo se quedó mirando hacia la ventana, indiferente.
Cuando acabó el recreo, para su furia y disgusto, Sehun tenía rodeado a Kyungsoo con uno de sus brazos, sonriendo tontamente.
Ahí estaba la sensación gélida de los celos.
Kyungsoo había llegado a su asiento sin darle mirada alguna, ni siquiera de reojo; y Kai tampoco se tomó la molestia de dirigirle la palabra. Parecía que el pelirrojo en serio había perdido el completo interés en retomar su antigua y confusa relación, para en su lugar, pasarla con Oh Sehun.
En la hora de almuerzo, decidió salir del aula con rapidez, dirigiéndose a una de las canchas de baloncesto, buscando la forma de despejar su mente. Tomar alcohol ya no le parecía atractivo en lo absoluto. Dribleó el balón con lentitud y dio un salto, con el objetivo de hacer una canasta. Pero el jodido balón naranja estaba reacio a entrar por el maldito agujero.
Y para variar más las cosas, el clima estuvo a la par con su estado de ánimo.
Estupendo.
Risas masculinas irrumpieron y Kai rodó los ojos al reconocer a uno de los chicos.
Su día estaba dispuesto a joderlo aún más, ¿cierto?
El muchacho se despedía de un compañero, ignorando la presencia de Kai, mientras silbaba con los audífonos puestos y con la mochila sujeta a uno de sus hombros. Tenía en sus manos un pequeño fólder y el moreno no dejó de observarlo.
En ese momento, Sehun perdió el equilibrio por culpa de una agujeta suelta de su zapatilla y el objeto que tenía salió volando de sus manos, esparciendo el contenido. Kai obtuvo un segundo de satisfacción infantil y finalmente, Sehun se dio cuenta de la presencia del moreno.
—Oh, hola Kai —saludó, quitándose los audífonos—. No te había visto —al mirar las fotos esparcidas, hizo un mohín, murmurando algo entre dientes.
—¿Te ayudo con eso? —dijo lo más maduramente posible.
Sehun negó con la cabeza, mientras recogía coloridas fotografías impresas. Varias eran de la niñez del chico con amigos sonrientes y collages editados. En silencio, siguió mirando hasta que se topó con una foto que definitivamente era actual.
Su cuerpo comenzó a temblar, mientras empezaba a llover.
Sehun guardó sus cosas en la mochila, pero sus movimientos se detuvieron al oír a Kai.
—Jodido imbécil.
El más alto levantó las cejas, incrédulo.
—¿Discul...? —las palabras de Oh Sehun quedaron atascadas en su garganta. Eso debido a que un puñetazo por parte del moreno impactó en su mandíbula—. ¡¿Qué mierdas te pasa?! —gritó el chico, tocando la zona golpeada con sorpresa. Kai solo respiraba de forma irregular, con los puños ardiendo por pegarle de nuevo—. ¡¿Qué carajos te sucede, Kai?!
—¿Quieres golpearme, no? ¡Vamos, hazl-! —Sehun le dio un golpe en el estómago y lo siguiente, fue solo un barullo confuso de golpes y gruñidos de cólera.
Oh Sehun tenía un largo historial de infinitos hechos que había compartido con Kyungsoo.
¿Y qué tenía Kai?
Tan solo unos malditos "Hola" en estos jodidos seis años.
Su furia empeoró y siguió atestando golpes por doquier. Sehun no se quedaba atrás, haciendo maniobras dolorosas en el cuerpo de Kai.
—¿Te gusta... él... ¿cierto? —siseó Kai en medios los golpes, satisfecho de ver sangrar a Sehun.
—No sé... de qué mierda... —un puñetazo en la mejilla de Kai dolió a horrores—... hablas.
—¡Ustedes dos, ya basta! —chilló uno de los muchachos.
Ambos muchachos fueron conscientes de que un montón de estudiantes le rodeaban, gritando. Sintió que alguien intentaba separarlo de su contrincante, pero Kai se aferró a Sehun con fuerza. Nadie lo iba a impedir de pegarle. Ese hijo de perra se lo merecía después de todo.
—¡Maldita sea, Kai, suéltalo! —gritó Chanyeol, tratando de separarlo.
—¡Sehun, tú igual! —exclamó Yixing por su parte.
¿Creen que ambos escucharon?
Por supuesto que no.
Gruñeron como animales que eran. Sehun le dio un puñetazo en la nariz. Kai le dio un codazo a Chanyeol para alejarlo y tomó el cuello del maldito quitanovios con su brazo, mientras le pegaba en las costillas con ira.
—Por favor, Sehun, ¡basta! —gritó alguien.
Y para molestia de Kai, Sehun se detuvo. Se giró hacia quien había llamado al chico y reconoció la menuda figura de LuHan. Respirando a irregulares intervalos, fue separado de Sehun por parte de Chanyeol.
Sehun despegó la mirada de LuHan, mirando serio a Kai y con la sangre bajando de su nariz, siendo empapados por la lluvia.
—¿Qué demonios está pasando aquí? —exclamó el profesor de Educación Física y ambos chicos siguieron mirándose—. Todos ustedes, ¡a clases! —gritó—. Menos ustedes dos, Kai y Sehun. Vamos a la enfermería y después tendrán una larga charla con el director. ¡Vamos, muévanse todos!
Kai suspiró con una mueca ante el dolor en las costillas, furioso.
Mientras los alumnos comenzaron a alejarse, sintió el peso de una mirada sobre él y no respondió ante ella. La rabia seguía en cada rincón de su cuerpo.
Baekhyun se acercó a Luhan, tratando de llevárselo y Kai notó la mirada preocupada de Sehun sobre el pequeño muchacho de ojos mieles.
La realidad de las cosas lo golpeó.
Maldita sea.
¿Cómo era posible que no se haya dado cuenta de eso?
De reojo, vio cómo Junmyeon tomó el brazo de Kyungsoo. Solo cuando él estuvo de espaldas, el moreno lo miró. Cuando estaba a punto de desaparecer por la puerta, el pelirrojo se giró y Kai solo lo miró apretando la mandíbula, notando la mirada asustada del más pequeño.
—Síganme —farfulló el maestro y ambos muchachos fueron directo a la enfermería, ganándose miradas de reproche por parte de la encargada, mientras le curaba las heridas con delicadeza. La enfermera le dio paquetes de hielo a ambos chicos y les recetó una pomada para los golpes que más tarde se tornarían morados.
En ningún momento hablaron. Kai estaba inmerso en sus pensamientos, atando cabos, rememorando ciertas escenas. Sehun y él peleando. Luhan hablando. Sehun parando de pelear. Sehun mirando preocupado a Luhan.
Sehun no lo miraba cuando los chicos los separaron... porque solo tenía ojos para Luhan.
Había estado celoso, ignorando la realidad bajo sus narices, ¿cierto?
A Sehun le gustaba Luhan.
Cuando fueron llevados ante el director, el adulto quedó sorprendido de tal actitud "inmadura y estúpida" por parte de los muchachos.
—¿Quién inició la pelea? —dijo en tono exigente.
—Fui yo, director —confesó Kai y el director estaba más sorprendido—. Yo le provoqué.
—¿En qué estaba pensando, alumno Kim?
Buena pregunta. Kai solo se sentía un completo idiota.
—Yo... No lo sé, señor —murmuró.
—Es la primera vez que ustedes tienen un desacato a las normas de conducta, señores —empezó a hablar el director—. No notificaremos a sus padres, pero se quedarán dos horas después de las clases por una semana, para hacer la limpieza —suspiró—. Que esta sea la última vez que los veo por aquí en estas fachas. O de lo contrario, escribiré un largo documento que manchará su historial académico. Retírense, por favor.
Ambos muchachos se despidieron con una reverencia que les hizo doler las costillas y mientras se dirigían al aula, seguidos por el profesor, Jongin se disculpó en voz baja.
—Lo siento —murmuró, sin mirarlo—. Yo... Simplemente perdí el control por verlos tanto tiempo juntos. No sé en qué diablos estaba pensando —siguió farfullando y se confesó—. Pensé que te gustaba Kyungsoo.
Sehun, con la mirada al frente, soltó:
—¿Así que empezaste una pelea solo porque creíste que me gustaba Kyungsoo? Tu poco nivel de inteligencia me sorprende, Kim —dijo irónico—. Olvidemos este asunto, ¿entendido?
Kai asintió en silencio y ambos caminaron hacia su aula.
—Sus rostros son un encanto en estos momentos —les saludó Chen.
Todos se quedaron callados y el profesor de Educación Física reemplazó al inspector Eda. De forma silenciosa, tanto Kai como Sehun se dirigieron a sus puestos. Y Kyungsoo no levantó la mirada de su libro, ignorándolo.
—Con el poco tiempo que queda, no vale la pena ir al gimnasio —anunció el profesor—. Por ello, seguirán con lo que estaban haciendo. Y en silencio. He tenido suficiente por hoy.
El moreno sacó el libro de su mochila con mucho cuidado de no rozar las zonas golpeadas. Pero al cabo de unos minutos, el inspector había vuelto y se acercó al profesor.
Y lo siguiente que se dijo, dejó atónito a Jongin.
—Kyungsoo, lo necesita el señor Eda.
¿Qué cosa había hecho el pelirrojo?
El chico se puso de pie, confuso y asustado, saliendo del aula con el inspector.
Vio que los amigos de Kyungsoo murmuraban preocupados, tratando de adivinar qué razones llevarían a que el inspector se haya llevado al pelirrojo.
Jongin se sintió angustiado al ver cómo Kyungsoo regresó al aula, muy tembloroso y pálido. Su corazón se estrujó dolorosamente al ver cómo la mirada de su pelirrojo estaba brillante y de cómo corrían lágrimas en sus suaves mejillas.
—¿Kyungsoo? —preguntó Minseok.
—Mi papá —dijo Kyungsoo, reteniendo el llanto.
Vio con ansiedad cómo guardó sus cosas y se iba del aula. Minseok no esperó un segundo más y se puso de pie con su mochila cerrada.
—¿Adónde cree que va, señor? —preguntó el profesor.
—Con él —respondió Minseok—. Y sí, sí, anóteme o deje un comentario en el libro de clases.
Kai se quedó quieto en su asiento, observando cómo más lágrimas corrieron por las mejillas de Kyungsoo mientras se retiraba del lugar.
Todos en el aula estaban algo asustados por la situación de Kyungsoo y cuando acabó la clase, no se movió de su asiento. Por vez primera, escuchó atentamente lo que decía Chanyeol sobre un accidente que había sufrido el papá de Kyungsoo y se retiró del aula con rapidez, ignorando los llamados de sus amigos.
***
Eran casi las diez y media de la noche, mientras que Kai encendía otro cigarro bajo la lluvia. Tanto su quijada como mejilla ardían y sabía que tenía hematomas incluso en lugares que no podía ver. La enfermera le dio directas instrucciones de reposar y usar una pomada en sus heridas, en especial en la que tenía en el costado derecho, pero aquí estaba él.
En el parque Jaemi, a cuadras de la casa de Kyungsoo, y con solo la mitad de su ropa seca.
¿Qué demonios estaba haciendo ahí?
El cerebro de Jongin le decía que estaba perdiendo su tiempo pero, aun así, no podía irse a su casa. Probablemente, él era la última persona que Kyungsoo quería ver en esos instantes, pero para Jongin era importante verlo. Aunque sea un segundo.
Sin dudarlo, examinó la altura del árbol que daba para una ventana abierta y trepó, aguantando dar quejidos de dolor. Estando dentro, se dio cuenta de que al menos el destino ya lo estaba perdonando, porque estaba en la habitación de Kyungsoo. Fumó otro cigarrilo más en la espera.
No tenía idea de que es lo que iba a terminar haciendo esa noche. Tan solo de una cosa estaba seguro en esos momentos: Su corazón podía ser la cosa más idiota e inútil que existiera en este mundo, pero era un bastardo increíblemente poderoso.
Cerca de las once de la noche, oyó que la familia Do llegaba a casa.
Y Kim Jongin solo tomó aire con profundidad, listo para afrontar las cosas.
Y rogando, por favor, que Do Kyungsoo no le rompiera el corazón.