Black Wings [Supernatural]

By its_the_impala

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[LIBRO UNO] -¿Sabes lo importantes que son las realidades alternativas? -Lo sé. -En esta realidad, tus amigui... More

Sinopsis
2. Un mal presentimiento
3. Nueva esperanza
4. Encuentro no esperado
5. Datos particulares
6. Relación con mejoras
7. Vestimenta complicada
8. Sentimientos ocultos
9. Información adecuada
10. Cómo sobrevivir a un mal sueño
11. Una linda mañana
12. Peleas de hermanos
13. Entrenamiento
14. Pasos para ser cazador
15. Muerto de miedo
16. Primera cacería oficial
17. Lo inesperado es mejor
18. Uno con el otro
19. Charlas necesarias
20. Un lirio de significado especial
21. Calma con los niños irresponsables
22. Missing in Action
23. Los conocidos no podían faltar
24. ¿Hola? ¿Hay alguien ahí?
25. La vida ante tus ojos
26. Un vacío negro
27. Los esperados reencuentros
28. Un respiro de la realidad
29. Secretos y más secretos
30. Bulletproof Heart
31. Lo lamento mucho
32. Una simple atracción... ¿O no?
33. Hey, soul sister
34. Enemigo de mi enemigo, es mi amigo
35. Déjenme sola
36. Girls just wanna have fun
37. Confesión de amor
38. Habla, Dr. Phil
39. Decisión complicada
40. La dama del vestido azul
41. Sin cordura, no hay esperanza
42. Countdown
43. Pocas horas
44. Directo al Infierno
Agradecimientos
Extra: Material Visual

1. Fin de una época

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By its_the_impala

1. Fin de una época

Lawrence, Kansas

Estaba nerviosa.

Se acomodó el sombrero de graduación. Debía admitir que el rojo le quedaba bien. La túnica, del mismo color, era demasiado larga para su cuerpecito. Por fin se graduaría de la secundaria. La graduación parecía una meta que nunca alcanzaría. Pero por fin había llegado. Y terminó bien, con sus materias arriba de la nota promedio, con puntos extras para su entrada a las universidades más importantes y con planes para su futuro.

Claro que ese futuro no era lo mismo sin ciertas personas. Agradecía que su hermano Sam y su novia Jessica fueran a verla. La chica había sido su amiga en la preparatoria, incluso iban a la mismas clases. Pero ella logró graduarse antes a pesar de su edad, los puntos extras que obtenía eran demasiados. Sonrió al recordar cómo Jessica se lo había comentado tan feliz. Después de aquello, Sam y ella partieron a Palo Alto, donde alquilaron un pequeño apartamento. Allí, Sam había conseguido entrar a Stanford, la universidad que él deseaba, para estudiar Derecho. Su hermano mayor por un año sí tenía suerte.

Agradecía también que Dean la fuera a ver. Aunque su otro hermano mayor no vivía lejos. Dean seguía viviendo en Lawrence en una casa compartida con otros de sus amigos. El rubio oscuro trabajaba en el negocio familiar, en el taller mecánico. Cuando adquirió el coche de su padre, un Chevy Impala del 67', para su cumpleaños de dieciocho, supo que la mecánica sería lo suyo. La relación que tenía con su hermanita era mucho más cercana que la que tenía con Sam.

-¿Lista Lily? -le preguntó su mejor amiga, Amy. La rubia solo asintió.

Volvió a sus pensamientos antes de afrontar la celebración. Supo reconocer que su padre estaría allí. Últimamente no salía de la casa, estaba viejo y le costaba moverse. Sin mencionar que la muerte reciente de su esposa no le daba muchos motivos a salir de la casa. Mary Winchester había muerto hace casi un año en un accidente de tráfico. Lily sufrió mucho la pérdida de su madre, más que sus hermanos. Era muy cercana a Mary.

Escuchó al director pidiendo silencio. Todos los graduados se situaban detrás de una gran cortina bordó. Detrás de esa cortina estaba el escenario de madera liviana con el puesto del director donde él hablaba y una mesa con todos los diplomas junto con los profesores con más antigüedad para otorgárselos.

Por suerte ese año decidieron hacer la ceremonia al aire libre. Lily no soportaba estar metida en un espacio cerrado con tantos nervios en su estómago. Amy le tomó del brazo, haciendo que la rubia se girara. Todos estaban en fila por apellido.

-Todo irá bien, ¿de acuerdo?

-Solo nervios -explicó ella. Aunque Amy sabía que no eran solos nervios.

Amy fue la mejor amiga de Lily desde que ella se había mudado a los trece. Era un poco más alta que ella, con una piel bronceada envidiable y su cabello castaño liso y sedoso. La rubia no entendía cómo esa chica no quería salir con ninguno de los de su clase. Todos los varones babeaban por ella. Incluso su ex-novio Brady.

Negó con la cabeza. No quería pensar en Brady. No en ese momento. Se supone que la graduación es uno de los mejores momentos de la vida de uno. No iba a pasar ese momento pensando en su estúpido ex-novio. No lo merecía.

La castaña tenía de apellido Godson. Por lo cual iría antes que Lily para la entrega de diploma. La fila empezó a acortarse después de un rato. Luego de quince minutos, pasó Amy. Se escucharon los aplausos, y Lily pudo jurar ver sonreír al público. Amy no tenía familia, era huérfana. Había perdido a su familia a los trece años y por eso se mudó a Lawrence y se quedó con una tía lejana suya que falleció a principios de ese mismo año, pero eso no le impedía nada a Amy. Seguía siendo radiante y amable. Lily quería ser como ella. No tener el peso de las pérdidas en sus hombros, pero no podía. La envidiaba.

-¡Lily Winchester! -resonó su nombre en aquel espacio. Suspiró con tranquilidad.

Varias personas que no conocía le sonrieron al pasar hacia las cortinas. Con un movimiento rápido, movió una de ellas y pasó su pequeño cuerpo.

Miró al público sonriendo como siempre lo hacía. Una sonrisa que ocultaba lo que verdaderamente sentía. La única que veía a través de la sonrisa era su amiga, nadie más.

Caminó hacia el director. Le estrechó la mano con orgullo y luego caminó hacia la mesa con los diplomas. Le dieron el suyo con sonrisas tristes. Lily odiaba que le tuvieran pena por la muerte de su madre. Ignoró las sonrisas y fue hacia el fotógrafo para que le sacara su foto. Posó con el diploma y luego bajó del escenario para sentarse al lado de su mejor amiga.

Mientras bajaba logró ver a Dean en un costado, con brazos cruzados y mirándole con una sonrisa cautivadora. Sam y Jess estaban al lado suyo, el brazo de su hermano sobre los hombros de su amiga que insistía en saludarle. John extrañamente también estaba ahí parado con el resto de su familia. Lily sonrió. Pensó que si su madre estuviera allí todo estaría mejor.

Tomó asiento al lado de Amy quien le sonrió con ambas cejas levantadas.

-¿Qué? -preguntó la rubia con una sonrisa tímida. Repitió todo lo que hizo desde que salió a escena hasta sentarse allí para que su amiga la mirara de esa forma.

-Oh, parece que dos chicos te han echado el ojo -sonrió con picardía. Movió la cabeza hacia atrás para que Lily viera al hombre que la miraba con intensidad.

El que la seguía mirando era un hombre alto, morocho y muy guapo. Lily quedó impactada con sus ojos que se ruborizó y tuvo que alejar su mirada.

-El señor Mirada Azul me gusta más que el Británico. -señaló con su dedo índice hacia uno de los chicos, rubio oscuro y ojos marrones cálidos.

-¿Cómo sabes que es británico? -preguntó la rubia divertida.

-Sus gestos, la ropa... Y tal vez porque le escuché hablar con tu hermano. -sonrió con diversión mientras se alistaba el birrete y la toga.

-¿Crees que Dean lo conozca? -preguntó con esperanza. Necesitaba un comienzo con otro chico. Debía olvidar a Brady.

-Pues si lo hace, dile que le avise a Mister Británico que estoy soltera -dijo con una cara pervertida.

Lily le pegó amistosamente en el brazo mientras rodaba los ojos ante el comentario de su amiga. No podía creer que la solitaria de Amy estuviera buscando pareja.

Amy fingió estar ofendida para luego dar inicio a una carcajada, a la cual la rubia se le unió. Cuando la risa se extinguió, la castaña arregló el birrete de su amiga, peinó un par de pelos salvajes y alisó la toga. Le tomó de la mano y sonrió.

-¿Lista para dar el discurso? -preguntó entre susurros mientras los últimos de su clase pasaban por el escenario.

-No puedo creer que me hayas convencido de ayudarte en eso -comentó ella arrepintiéndose de su elección.

-Si me hundo, te hundes conmigo. ¿Recuerdas? -le dijo con una sonrisa. Lily asintió-. Por esas razones eres mi mejor amiga.

El director dijo unas palabras antes de que el último estudiante bajara del escenario. Habló sobre el grupo en general, los logros que consiguieron en los equipos del colegio, tanto fútbol como ajedrez. Comentó también los mejores promedios y aquellos que se notaban que se habían esforzado. Todo el público sonreía, estaban felices por sus hijos o nietos. Mientras su director hablaba, pensó en su familia.

Por un segundo, todo el mundo a su alrededor pareció desaparecer. No los escuchaba ni los percibía. Se dio la vuelta con lentitud para mirar a su familia. John estaba entretenido con lo que decía el principal. Sam y Jess hablaban por debajo de algún tema interesante. Y Dean la miraba. Le sonrió con afecto haciendo que los nervios de Lily bajaran un poco. También le guiñó un ojo, la rubia siempre sabía que su hermano mayor le apoyaría en todo. Y en ese momento, eso era todo lo que necesitaba. Apoyo.

Sin su madre, las cosas eran más complicadas. Ella debía encargarse de la casa, de la comida y de su padre. Sam no podía encargarse ya que se había mudado, Dean tenía su trabajo y su hogar para hacerse cargo. Como Lily seguía viviendo en su casa de cuando era niña, junto con su padre, le tocaba ser responsable de todo aquello. Era pesado, sin su madre todo era muchísimo más pesado. El año escolar, las relaciones sociales, las salidas a eventos del pueblo... Todo en general.

-Vamos, Lily -le insistió su amiga. La rubia volvió a mirar al frente y observó los ojos castaños de Amy-. Tenemos que subir, ahora -informó.

Lily asintió y se levantó de su asiento. Amy fue primera ya que ella diría la primera parte del discurso. Mientras subían los escalones pequeños hacia el escenario, Lily observó a los dos hombres que según su amiga "le habían echado el ojo". Es decir que parecían tener cierto interés en ella.

Si bien las cosas no habían terminado bien con Brady, Lily estaba lista para seguir adelante. No se precipitaba a las conclusiones, pero si alguno de aquellos dos sujetos insinuaba algo, estaba preparada para eso. No le servía de nada seguir pensando en que Brady cambiaría o que se arrepentiría de lo hecho. Eso nunca pasaría.

Miró de reojo al sujeto británico. Llevaba una camisa negra bastante abierta, unos jeans azules oscuros. Tenía una barba de cuatro días aproximadamente adornádole la cara, haciéndole parecer más maduro. Aquel hombre no la miraba con intensidad, pero Lily sentía su mirada en su cuerpo haciéndole erizar todos sus pelos.

En cambio, el chico Mirada Azul, llevaba un traje con una corbata azul algo torcida. Su pelo morocho estaba algo despeinado y la joven Winchester observaba de lejos una barba de dos días como mucho. Le agradaba el look que tenía con una gabardina puesta aunque no había probabilidades de lluvia. Ese hombre sí que la miraba. Sus ojos celestes impactaban en su cuerpo con un cosquilleo eléctrico. Pensó que se volvía loca al sentir aquellas cosas, pero por alguna razón le gustaba.

Amy tomó el micrófono. Sacó una hoja doblada de su toga. La puso sobre el pequeño altar de madera y empezó la plática. Lily quedó detrás sonriendo mientras su amiga hablaba.

-Una nueva era comienza ahora -empezó diciendo-. Es lo que todo adulto dice cuando nos ven con nuestros birretes y togas -varios rieron-. Y nosotros creemos que es mentira. Pensamos que seguiremos siendo las mismas personas que siempre fuimos. Pero no será así. No por el hecho de ir a la universidad, sino por el hecho de que cada nuevo día y lo que logremos en él, será por lo que hicimos y somos. Es el fin de una época para iniciar otra. Una con más diversión tal vez -otras risas tomaron lugar-. Pero ahora, lo que define nuestro destino. Somos nosotros mismos.

Amy bajó la cabeza, como si estuviera dando gracias por estar ahí. Luego tomó varios pasos hacia atrás para dejar que Lily se pusiera en su lugar.

-Como dijo mi amiga. Este es el fin de una época para iniciar otra. En ese trayecto no debemos olvidar quiénes somos. No debemos olvidar lo que se ha aprendido en estos pasillos y mucho menos a la gente que han impactado levemente o con gran fuerza en nuestras vidas -miró inconscientemente a su hermano mayor y sonrió-. Tampoco olvidemos a aquellos que siempre nos han apoyado y estuvieron a nuestro lado en los momentos difíciles. Eso nos define como personas. Y ahora, un nuevo camino se abre para redefinirnos una última vez -finalizó el discurso. Tomó la hoja de Amy y la guardó entre sus telas.

Ambas sonrieron y saludaron personalmente al director. Luego la ceremonia llegó a su fin. Los egresados se juntaron con sus familias y amigos. Hablaban, sacaban fotos, lloraban, festejaban... Parecían felices. Y eso era lo que importaba, al menos para Lily.

Al no tener familia presente en la ceremonia, Amy siguió a Lily. Los Winchester habían casi adoptado a la castaña en su familia. John las saludó a ambas, felicitándolas con un abrazo y un beso en la mejilla. Dean luego abrazó a su hermanita, haciendo que ésta riera y tratase de disimular el rubor de la situación.

-Ya suéltame, Dean -rogó la muchacha tratando de ocultar la vergüenza del momento, aunque el resto reían.

-¿Por qué? ¡Lils te has graduado! Tengo el derecho a abrazarte y estrujarte todo lo que yo quiera -explicó utilizando el apodo que usaba de niño para la rubia. Aumentó la fuerza del abrazo unos segundos más y luego la soltó. Abrazó también a Amy, la castaña también parecía su hermana menor.

-Las felicito -anunció Sam mientras le daba un abrazo a Lily. Ella le revolvió con diversión.

-Debes cortarte el pelo, Sammy -le comentó ella con una sonrisa. Jess, quien estaba a su lado, sonrió.

-Estoy tratando de convencerlo de aquello hace como dos semanas.

-A mi me parece que mi pelo está bien -opinó Sam en su defensa. Lily y Jess rodaron los ojos. Los Winchester se caracterizaban por ser tercos, así que nadie podría cambiar de opinión a Sam. La única con ese poder era Jess. Si ella no podía, nadie podía.

Luego Jess le dio un gran abrazo, le despeinó el pelo rubio que compartían y sonrieron varios segundos entre ellas. Jess era como una hermana para Lily y Amy. La castaña recibió también abrazos de Sam y Jess.

John les pidió que se juntaran. Llevaba la cámara de fotos que su madre siempre usaba para eventos memorables. Lily pensó que aquel momento valía la pena. Su padre sacó unas fotos de Lily sola, luego con sus dos hermanos, con sus hermanos separados, con Jess, con Amy y finalmente con él. También sacaron una foto todos juntos.

-¿Ya terminamos con la sesión de fotos? -preguntó divertida Lily.

-Espero que sí -respondió Dean-. Si tengo que volver a sonreír se me caerán los dientes -la rubia rió mientras rodaba los ojos. Amaba el buen humor de su hermano.

-Oye, Dean. ¿Conoces a ese hombre? -dijo Amy señalando a "Mister Británico"-. Los vi hablando juntos antes -la castaña parecía muy seria al respecto de ese chico. A Lily le sorprendió pero no dijo nada al respecto, en realidad, esperaba la respuesta de Dean.

-Era un amigo de la secundaria -respondió Dean restándole importancia-. ¿Por?

-Amy quiere conocerlo -acotó la rubia con una sonrisa. Su amiga nunca quería conocer a nadie ni estar en relaciones con algún otro hombre. Lily recordaba que ella nunca había tenido novio ni le importaba. Su típica respuesta era: "¿Para qué quiero un novio cuando te tengo a ti?" y luego cambiaba de tema.

La castaña le fulminó con la mirada. Ella simplemente sonrió inocentemente.

-Oh, entonces ven que te lo presento -ofreció el rubio girando sobre sí y esperando que lo siga. Amy terminó accediendo. Lily los observó alejándose.

Cuando se giró hacia su familia, el hombre morocho la seguía mirando con intensidad desde la otra punta del lugar. Lily se sorprendió de verlo nuevamente. Miró a su padre y a Sam hablando, se excusó un momento y fue hacia el Mirada Azul. Quería averiguar por qué la miraba de tal manera, hasta parecía que no parpadeaba.

Empujó a un par de sus amigos pidiendo permiso, sin perder de vista al morocho. Tenía que averiguar quien era. Por alguna razón, sentía la necesidad de saberlo. "Me estoy volviendo loca" sentenció a unos metros del hombre. Sentía una calidad extraña que provenía de aquel sujeto. Eso solo confirmó lo que pensaba sobre ella.

Se paró a unos centímetros de él y lo miró con amabilidad. No quería caerle mal, solo quería saber qué quería él de ella. El hombre la miró con más intensidad, pasó sus ojos por todo el cuerpo de Lily haciendo que se estremezca.

-¿Quién eres? -preguntó con cortesía. El morocho le miró a los ojos y a Lily le pareció que sonreía.

-Tienes los ojos de Dean -respondió. Eso le daba una pista, conocía a Dean. Tal vez era otro de los compañeros de su hermano de la secundaria. Eso también parecía aliviarle.

-No has respondido a mi pregunta -dijo ella con una sonrisa nerviosa.

-Mi nombre es Castiel -informó él.

-Es un nombre... peculiar.

No sabía por qué, pero todo el mundo a su alrededor pareció desaparecer. Ese hombre le daba una sensación de calidez y seguridad. Seguramente se estaba volviendo loca al pensar esas cosas pero aquella locura no parecía provenir desde su mente, sino de lo que sentía al estar cerca de Castiel. ¿Qué misterios guardaba el de gabardina? Eso le llamó la atención. Los misterios en general. El morocho era un misterio personificado y Lily se propuso descifrar cada uno de ellos.

-Mi nombre es Lily... -se presentó ella ofreciéndole su mano para estrecharla-. ¿Conoces a mi hermano Dean?

-Eso creo... -dijo confuso.

-¿Eso crees? -preguntó Lily. La confusa era ella en ese momento. ¿Cómo "crees" conocer a una persona? Dejó de lado ese misterio para otro momento-. Oye, hay una fiesta hoy a la noche por los egresados en el secundario, ¿piensas venir? -tal vez estaba aparentando necesitar pareja, pero eso no le importaba. Quería convencerse así misma de que podía seguir adelante después de lo de Brady.

-¿Quién es aquél con el que tu amiga habla? -preguntó ignorando la propuesta de la rubia. Los ojos del morocho habían cambiado de objetivo hacia la castaña y el británico.

-Oh -intentó disimular el rechazo-. Creo que es un amigo de Dean. ¿No lo conoces? -preguntó inocente.

Castiel se tomó su tiempo para responder-. Claro que lo conozco -pareció decirlo con enojo. Otro misterio más, pensó la chica.

Quedaron en un silencio incómodo en el que el morocho miraba con intensidad al amigo de Dean. Lily se decepcionó un poco por como había cambiado radicalmente el tema de conversación. Miró al piso esperando que él dijera algo.

-No te acerques a él -comentó finalmente el de ojos celestes. Ella levantó la mirada y frunció el ceño.

-¿Por? -preguntó sin entender la petición.

-Porque es peligroso.

-¿Peligroso? -dijo incrédula-. ¿Cómo puede ser peligroso?

Castiel le tomó de los brazos e hizo que sus miradas chocaran de nuevo. El celeste de sus ojos parecía impregnarse en ella mientras que sus ojos claros, con distintas gamas de colores, apenas hacían efecto en él. Lily se sorprendió con tal gesto.

-Solo confía en mí -pidió él.

Lily sabía que no podía creerle. Apenas lo había conocido y no podía creerle con toda la confianza. Aunque dentro suyo, algo quería aferrarse a él y decirle que sí confiaba. Pero su parte racional le explicaba que no podía hacerlo. La petición del morocho le alarmó. Caminó unos pasos hacia atrás manteniendo la distancia entre ellos y sonrió levemente. Prefirió olvidar los últimos diálogos con ese hombre.

-Nos vemos, Castiel -se despidió. Luego siguió caminando hacia su familia.

Amy ya había vuelto de hablar con el británico. Todos sonreían hacia ellas dos. Luego hablaron del almuerzo. John había reservado una mesa para seis en el nuevo restaurante del cual todos parecían hablar. Sam y Jess se subieron al Chevy Impala del 67' que pertenecía a Dean desde los dieciocho años, mientras que Amy y Lily se subían al auto de la castaña, un Renault Laguna gris, el cual le pertenecía a su tía fallecida. Su padre le pidió a la rubia que le siguieran a Dean hasta llegar al lugar. Ellas asintieron.

Lily pensó en el trayecto en todo. En su discurso, en Brady, en su último año, en su madre, en su familia, en ella misma... Todo había cambiado tanto en ese año. Pero debía seguir su propio consejo.

"Es el fin de una época" se repitió como si fuera una palabra mágica para dejar los momentos difíciles atrás y poder seguir adelante.

Aunque iba a necesitar más que una simple frase para aquello.

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