Miro mi espalda en el reflejo del espejo. Está morada... da miedo. ¿De verdad se curará? Se ve horrible.
Al parecer todos están dormidos, ya que cuando salgo a la cubierta no se oye absolutamente nada. Las olas chocando contra el barco, y alguna gaviota. Nada más.
Entro en mi habitación, que está totalmente a oscuras. Law ha dejado nuestra foto sobre mi mesa. Oigo a Robin y Nami respirar tranquilamente en sus respectivas camas.
Necesito hablar con Law. Quiero saber más sobre mi pasado, mis padres, todo. Entro en la cocina, y me encuentro con los grises ojos de Law.
- Buenos días. - dice, con una sonrisa.
- Necesito hablar contigo.
Me siento frente a él, y tomo una taza con un poco de té. Tomo un trago, y suspiro.
- Déjame adivinar... Es sobre la foto, ¿verdad?
- Así es. - digo, mientras muevo la cucharilla - Es que... no sé nada sobre mis padres, ni de mi pasado.
- La verdad es que me sorprendí al ver la foto. Cuando te ví en Punk Hazard... fue como si mi cerebro se hubiese activado. Me sonabas mucho. Tus ojos se me hacían familiares.
- ¿Qué hacía yo en Flevance?
- Te lo voy a contar todo, pero con una condición.
- Cualquiera. - añado.
- No me interrumpas. - dice, y sonrío.
- No será fácil, pero adelante.
<< Vivía en Flevance de pequeño, ayudaba a mi padre con sus pacientes, ya sabes, era doctor. Un día, llegaron dos piratas. Con su hija, llamada Midori. A mi padre no le importaba que fuesen piratas, ya que curaba a cualquiera que estuviese enfermo.
Tus padres estaban gravemente heridos por una batalla que habían tenido anteriormente. Mi padre y yo les curamos y tuvieron que pasar bastante tiempo en el hospital.
Cuando te vI por primera vez, me pregunté si tus ojos eran de verdad. ¿Cómo podían ser tan verdes? Incluso me pregunté si era ser normal. Te pasaste días y días llorando porque tus padres estaban heridos, y tuve que consolarte. Recuerdo que nos hicimos grandes amigos, y el día que nos tomamos la foto era tu último día en Flevance.
Juramos que nos volveríamos a ver pronto, aunque ese pronto ha sido más de diez años... >>
- La historia es mucho más larga, pero he tenido que resumirla.
- N-no...
Se me cae la cucharilla de la mano cuando lo recuerdo todo. Recuerdo la sonrisa de Law, y cuánto lloré cuando tuve que irme de Flevance. Mis padres huyeron con la intención de empezar desde cero, pero todo cambió...
- Sé que es mucha información en tan poco tiempo. - dice Law, que se sienta a mi lado.
Coge mi mano y la estrecha fuertemente contra la suya.
- Recuerdas... ¿que examinaste mi ojo en el despacho de tu padre?
- ¿Te acuerdas? - pregunta él, y sonríe - La verdad es que siempre me han llamado la atención tus ojos. - dice, y me mira fijamente.
- Los tuyos tampoco es que sean... - empiezo a hablar, pero paro.
Tantas emociones juntas en pocos minutos... es increíble. Noto que una lágrima recorre mi mejilla, y Law me limpia la cara.
- Gracias... - susurro, y sonrío.
Me acaricia el pelo mientras me apoyo sobre su hombro, y recuerdo los días en el que no podía dejar de llorar por mis padres.
[Narra Zoro]
Me levanto con un dolor de espalda terrible, y si eso no fuese malo además no encuentro a Midori. Ni he visto a ese tal Law. Me da mala espina.
Me visto y bajo a la cocina. Justo cuando abro la puerta, me encuentro a Law y a Midori juntos. Maldito Law... estoy seguro de que pretende algo.
¡¿Se puede saber por qué está apoyada en su hombro?!
- Buenos días. - dice él, pero le ignoro completamente.
Me sirvo un poco de café y lo bebo del tirón mientras miro a Midori cabreado.
- ¿Qué pasa? - pregunta ella, y se levanta.
- Nada.
Apoya su mano sobre mi frente, y noto una punzada sobre mi pecho. ¿Qué me está pasando?
- ¿Qué haces? - pregunto, mosqueado.
- Es muy raro... nunca bebes café.
- Ahora de repente te preocupas por mí, ¿eh?
Dicho eso, salgo de la cocina dando un portazo y entro en la sala de entrenamiendo. Empiezo a hacer pesas, a correr, cualquier cosa. Pero no logro olvidarme de ella. No tengo que darle tanta importancia. Ella sabrá lo que hace.
101, 102... Parezco un idiota. No puedo olvidar su rostro. Midori está en todo lo que veo.
Tengo que olvidarla o me volveré loco. Me quito el sudor de la frente y salgo fuera a tomar el aire. Mala idea. Oigo las risas de Law y Midori, que están sentados mirando el mar. 105,106,107... Puedo oir sus voces desde la sala. Grito, y entreno todavía más rápido. 230,260... Su risa. 300. Sus ojos. 340.
Me rindo. Dejo las pesas sobre sus estanterías, y me tomo un buen baño. Parezco un idiota, no puedo dejar de pensar en ella. Aunque esté haciendo cualquier otra cosa, es inevitable.
Cuando salgo del baño me los encuentro abrazándose. Es entonces cuando estallo. Aprieto mis puños con fuerza, y entro en la cocina.
- ¡SANJI! - grito, y casi se le cae el cuenco - ¡DAME SAKE!
- ¡Estúpido Marimo! ¿Qué haces gritando? - dice, mientras me lanza un barril entero.
Lo abro, y empiezo a beber. Ni siquiera necesito un vaso. Para qué. Necesito desahogarme con algo. Cualquier cosa.
[ Narra Midori ]
Cuando entro en la cocina, me encuentro con Zoro superborracho. Sí, superborracho. Ni siquiera puede levantarse.
- ¡Zoro! - grito - ¿Es que estás loco?
- Lo estoy. - dice, y ríe.
- Será mejor que te lo lleves de aquí, Midori-swan. - dice Sanji - Ha estado contándome sus penas amorosas todo este rato.
Me sonrojo. Zoro es un idiota. Paso su brazo sobre mi hombro, y le ayudo a levantarse. Casi no puede. Está muy borracho. Grita, ríe y llora a la vez.
Me siento sobre su cama, a su lado, y le miro fijamente.
- ¿Por qué has bebido tanto? - pregunto, mosqueada.
- Porque estoy harto.
- ¿Harto?
- Sí, harto. - intento hablar, pero me tapa la boca con su mano - Harto de que estés todo el rato con ese maldito Law. Ese tipo no parece de confianza. No entiendo porque hablas tanto con él.
- ¡Law es muy importante para mí!
- ¡Pues cásate con él! ¡Tened hijos! ¡Sed felices! - grita Zoro. Cierro los ojos con fuerza.
- ¡No grites!
- ¡Tu también estás gritando! - dice, aún más alto.
- Estás loco.
- Lo sé.
- No tienes porque estar... celoso.
- ¿Celoso? ¿Yo?
- ¡Sí!
Me levanto. Ya no puedo más. ¿Cómo puede ser tan estúpido? Ha bebido demasiado. Se ha pasado de la raya. Mucho.
- No te entiendo. - digo, a punto de llorar - No deberías haber bebido tanto por semejante estupidez.
- Lo que tú digas.
- Hablaremos cuando estés mejor.
- No quiero hablar más contigo.
No me puedo creer que haya dicho eso. Siento un dolor terrible sobre mi pecho. Aprieto los dientes fuertemente, y abro la puerta.
- Vale. - digo, y salgo de la habitación.
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2 días después
- Buenos días, Midori-swan. - dice Sanji, mientras me sirve té.
- Buenos días.
- ¿Pasa algo entre tú y Zoro?
- No, ¿por qué? - miento.
- No habláis desde hace dos días. Es extraño.
- Bueno, no es nada grave, tranquilo.
- ¡Tierra a la vista! - oigo la voz de Ussop, que está fuera.
Sanji y yo salimos de la cocina, y a lo lejos se puede ver un pequeño punto negro, que a medida que vamos avanzando se nota que es una isla, pero no tengo ni idea de cual se trata.
De repente, la oscuridad consume el barco, y no puedo ver absolutamente nada.
- ¿Qué está pasando? - oigo a Nami, preocupada.
Oigo el sonido de una puerta y unas cadenas. Esto no pinta nada bien.
[ Sé que es un cortito, pero espero que os haya gustado ^u^
Recordad que sigo dedicando capítulos ]