Astrid releía una y otra vez el mismo párrafo del final del libro que tenía entre sus manos. Sus libros favoritos le hacían sentir mejor cada vez que se sentía mal. Sin embargo en esa ocasión ella no se sentía muy bien, parecía que nada podría hacerle sentir de diferente forma.
Ahí se dio cuenta de la gravedad del asunto.
Pensaba en ver que hacía Ben, tal vez su hermano necesitaba ayuda con algún tema del reino. Pero entonces recordó la última conversación de tuvo con su hermano. Ben había ido a hablar con ella para convencerla que hablara con Carlos y resolviera todo el problema.
"Realmente no quiero hablar del tema, Ben". Le había dicho a su hermano cuando él quiso tocar el tema.
"Pero...". Respondió él "Si lo pensaras siquiera, entonces...."
"Por favor, Florian...". Dijo ella antes de que Ben terminara asintiendo "No quiero hablar del tema otra vez".
Ben no discutió de nuevo, se alejó de su hermana y dejó la habitación respetando la decisión de la princesa.
Y no habían vuelto a hablar desde entonces.
Astrid cerró el libro, realmente considerando todo aquello. Pero no podía decidirse, había algo que le hacia frenarse, y la devolvía a las palabras de Carlos.
Todavía tan claras en su mente que sentía que podía escucharlas de nuevo.
Ahí fue cuando escuchó un golpe en fuera de su habitación. Ella se volvió pero no vio nada. Y no por que fuese de noche. El castillo solía estar bastante iluminado por afuera y era claro. Se quedó allí unos segundos hasta que vio algo chocando contra su ventana.
Astrid se levantó de su sillón y se dirigió a su ventana rápidamente, para encontrarse a alguien viéndola desde abajo.
La princesa lo reconoció rápidamente, por lo que se sorprendió más.
—¿Gabe? —preguntó Astrid, antes de abrir la ventana y sacar medio cuerpo por ella—. ¿Qué haces aquí?.
—¡Tengo algo que mostrarte! —dijo él en un susurro y haciéndole seña de que bajara.
Ella frunció el ceño extrañada, pensándolo unos segundos para luego asentir.
***
—¿Y a dónde vamos? —preguntó la chica.
—Es una sorpresa. —Le respondió el chico con una sonrisa
Astrid siguió a Gabe a paso rápido por el bosque, ya estaba oscureciendo y eso empezaba a poner algo nerviosa a la princesa. Había bajado del castillo de la misma manera que Carlos le había enseñado la primera vez que habia salido del castillo a escondidas
Y ella no debería estar pensando él de nuevo.
Acomodó un mechón que caía por su rostro y suspiró.
—Realmente es cierto lo que dice Blanca Nieves. El bosque a oscuras es tenebroso. —mencionó Astrid viendo a su alrededor.
De hecho, ella ya había estado en esa situación antes, cuando escapó del castillo aquella vez en su fiesta de presentación. Sin embargo, pensó que la adrenalina que sintió esa vez no la hizo tan observadora como ahora.
—¿Tienes miedo? —preguntó Gabe volviéndose a ella con una sonrisa divertida.
La chica resopló.
—No, claro que no —respondió—. Sólo que no había visto el lugar de esa forma.
Gabe sonrió.
—A veces tienes que ver las cosas con un punto de vista diferente. Y puedes ser capaz de encontrar algo hermoso y que te guste.
La chica frunció el ceño y asintió.
—Supongo que tienes razón, eso es muy inteligente.
—Deberías salir más a menudo conmigo. Soy más filosófico y profundo de lo que parezco. —dijo el hijo de Gastón.
La chica dejó escapar una sonrisa ante el comentario.
Gabe pasó sobre un gran tronco que estaba por el camino y ofreció su ayuda a la princesa con gentileza.
Ella vio al chico de reojo y pensó que al final de todo Gabe no era tan malo como pudo pensar al principio.
***
Carlos debió haber sacado a Chico a pasear más temprano ese día, sin embargo, entre tantas cosas lo habia olvidado.
Él seguía a Chico mientras lo paseaba por el bosque, lugar que aparentemente el perro adoraba. Él veía a su amigo detenidamente sin embargo su cabeza no se apartaba de Astrid y las cosas que le había dicho en día anterior. También pensaba en Harriet y en cómo ella lo trataba, preguntándose por que él. Pero más en Astrid, y cada vez que lo hacía quería enterrarse varios metros bajo tierra.
Pero de vez en cuándo recordaba lo que Jay le había dicho y sentía un poco de esperanza
—¿Y bien, a dónde vamos? —dijo mientras seguía a Chico que parecía estar oliendo algo.
El perro estaba inquieto cómo sí hubiese detectado algo.
Carlos se preguntaba que sería.
***
El pelinegro extendió su mano para que la castaña pudiese tomarla y pasar aquella bajada.
—Gracias. —dijo Astrid recuperando el equilibrio.
—De nada, Mi lady. —sonrió Gabe.
—¿Sabes?, no es correcto que una princesa se vaya así con un chico por en bosque a oscuras —dijo Astrid— . Podrías terminar siendo un secuestrador.
—Siempre está esa posibilidad —dijo Gabe con una risa—. Pero juro que no lo soy.
Astrid sonrió levemente.
—Prometo que te gustará lo que voy a mostrarte. —dijo Gabe.
Ambos siguieron caminando unos minutos, la princesa se preguntaba que tal lejos estaban de su casa puesto ya tenían bastante rato caminando. Pero en eso Gabe se detuvo y se volvió hacia ella con una sonrisa.
—Bien... aquí estamos —anunció
Astrid dirigió su mirada a su alrededor y miró atentamente, un pequeño estanque iluminado a la luz de la luna y diversos arboles y flores.
—¿Qué hacemos aquí? —preguntó Astrid.
—Pensé que te gustaría ver esto —dijo Gabe tomando de la barbilla a la chica y subiendola hasta que ella quedara mirando al cielo.
Astrid se extrañó al principio pero en ese momento lo vio.
El cielo sobre ellos, estaba lleno de estrellas y estrellas. Astrid piso notar un par de constelaciones allí, sin embargo en ese momento estaba embobada por la vista. Las luces llenaban el cielo de manera armoniosa y le daba sensación de tranquilidad.
—Esto... —trató de decir la princesa antes de volverse a Gabe
—Pensé que te gustaría verlo, podría ayudar a despejar tu mente de todo.—dijo Gabe.
Astrid dio rápidamente otro vistazo al cielo.
—Es hermoso... —dijo ella— Gracias Gabe.
—De nada. —dijo él con un pequeño brillo de felicidad en sus ojos.
Astrid y Gabe estaban parados sobre el césped y en un momento a otro terminaron sentados donde estaban sin dejar de mirar el cielo.
Los dos chicos empezaron a hablar, sin tocar el tema de Carlos. Astrid pudo olvidar todos sus problemas por un momento, y entonces empezó a preguntarle cosas al chico, como habia sido su vida en la isla, y se dio cuenta que tal vez todos los chicos tenían vidas parecidas, vivir en aquel lugar sonaba duro, pero al parecer sabían apañarselas desde pequeños.
Empezaba a sentirse culpable por eso.
—¿Y qué hay de ti? —preguntó la princesa— ¿Cómo es tu familia?.
Gabe suspiró sin soltar la hija que tenía entre sus dedos.
—Bueno... siempre hemos sido mi padre y yo así que no hay mucho que contar.
—¿Y no tienes hermanos o hermanas? —preguntó Astrid y Gabe tensó la mandíbula.
—No... Ningún hermano o hermana —respondió él antes de desviar la mirada—. Aunque tengo a Urell, que creo puedo considerarlo mi hermano.
—¿Y tu mamá? —preguntó la chica.
—Ella murió cuándo yo nací —dijo Gabe bajando la cabeza y mirando—. No tuve oportunidad de conocerla
Astrid miró al chico el hizo una mueca triste.
—Lo siento. —dijo Astrid.
—Descuida —dijo Gabe— Ya te dije, siempre hemos sido mi padre y yo.. Eso no es molesto en lo absoluto al menos no cuándo...-la voz del chico se detuvo y Astrid lo miró extrañada.
—¿A menos qué? —preguntó ella suavemente.
—Yo quiero que él sienta orgullo de mi —dijo Gabe— Sí, es mi padre y sé que me aprecia, pero a veces me gustaría que lo demostrara.
Astrid miró a Gabe y notó la sinceridad en su voz. Entonces se dio cuenta de algo muy importante.
—Oye, Gabe —dijo Astrid llamando la atención del chico— Realmente no es tan importante eso sí lo piensas en verdad.
—¿Qué? —preguntó él.
La chica se encogió de hombros.
—¿De qué vale hacer a los demás felices sí tú no lo eres?
—Pero eso entonces haría que los demás no tuviesen una buena imagen de mi.-dijo Gabe.
—¿Y qué hay de ti?, ¿cómo te verías a ti mismo entonces? —preguntó Astrid —¿Qué imagen tendrías de ti?.
Gabe lo pensó unos segundos y luego miró detenidamente a la princesa.
—Ninguna...
***
Pasaron solo unos pocos minutos cuando Astrid le dijo a Gabe que debía volver al castillo. El chico sólo se limitó a asentir y ella volvió a agradecer el gesto mientras se levantaba.
Gabe se levantó de un tirón y le ofreció ayuda a Astrid mientras ella lo hacía. La chica tomó su mano y él la jaló rápidamente hacia arriba llevando el cuerpo de ella lo suficientemente cerca al suyo. Se quedó así un par de segundos cuando Astrid notó que Gabe empezaba a inclinarse a ella.
En unos árboles estaba un peliblanco/negro mirando la escena con una mezcla de dolor y enojo. Mirando cómo Gabe estaba inclinado sobre Astrid. Carlos negó rápidamente y se dio la vuelta, llevándose a Chico consigo, se fue del lugar rápidamente.
No iba a ver cómo Astrid se olvidaba de él de esa manera.
De pronto las palabras de Jay no eran más que un eco en su cabeza.