Evie se había vuelto bastante buena en la clase de química, hasta llegar a destacar entre los mejores alumnos en esa materia, era su clase favorita entre todas, incluso superando las clases de etiqueta y protocolo, o las clases de Habilidades Para La Vida Sin El Uso De Magia dadas por Primavera tres veces a la semana. No iba a dejar que algo arruinara su buen promedio, y ese algo era la chica a una mesa junto a ella.
Holly observó cómo Evie con cuidado colocaba el tubo de ensayo a calentar para preparar la solución.
—¿Estás anotando todo, Holly? —preguntó la chica de cabello azul viendo atentamente lo que estaba haciendo.
-—Ajá, sí... —dijo Holly secamente.
Evie escuchó el tono de su voz y levantó la mirada para ver a la chica sentada en una de las mesas presentándole atención a un cuaderno junto a ella sin mirar a Evie.
La chica suspiró.
—¿Acaso escuchaste lo que dije?.
—Sí... —dijo ella sin ningún cambio en su forma.
La peliazul bufó y soltó el tubo de ensayo y apagó la llama con la que estaba calentando el instrumento.
—A ver Holly, se supone que estamos en un trabajo juntas... Y juntas significa las dos... No una. —dijo Evie mirando fríamente a la chica y señalándose a si misma.
—Créeme, lo sé —respondió la hija de la reina de corazones a regañadientes—. ¿Oye cómo definirías al gato Cheshire?, ¿Cómo bromista y divertido ó astuto y mentiroso?-preguntó ella.
—No lo sé, tú tenías contacto con él y su hijo Charlie, yo no... —le respondió Evie, antes de percatarse de algo— Espera, ¿qué?, ¿por qué me preguntas eso?.
Evie frunció el ceño frustrada y se acercó a la chica quitándole el cuaderno a la chica.
—¡Oye! —se quejó Holly tratando de tomar eso de las manos de Evie.
—El país de las maravillas no siempre es maravilloso... Un trabajo realizado por ¿¡"Chad Charming"!? —Evie resopló frustrada y extrañada. Holly se quejaba de que Evie se lo devolviera y la peliazul no hizo caso. Sólo se volvió a ella frustrada—. ¿Qué significa esto?, ¿Estás haciendo su tarea? —Preguntó Evie.
—¡No! —dijo Holly— Solo me pidió ayuda para su clase de ciencias magicasnsociale. Eso es todo.
Evie rió.
—¿Y tú que sabes del País de las Maravillas?
—Sé más de lo que crees —dijo Holly con recelo —Ahora dámelo.
—No puedo creer esto —dijo Evie y le pasó el cuaderno a la chica—. Escucha Holly. Yo que tú, no lo haría. Chad no es de fiar, créeme.
—No haré caso a lo que dices. Tú ya no eres la princesita de la isla. Aquí sólo eres... una más. Ahora si me disculpas, tengo algo que hacer lejos de ti.—Holly inspeccionó a Evie con la mirada y rápidamente salió del laboratorio con todas sus cosas.
La peliazul soltó un suspiró. Sabía muy bien que esa chica iba a aceptar que ella tenía razón por las malas.
***
—¿Y para cuándo es la ceremonia? —preguntó Jane.
—En un mes, según mamá. —respondió la castaña—. Oh, realmente no quiero pero es que no vieron cómo me miraba mi madre.
—¿Puso los ojos iluminados y la sonrisa de madre orgullosa? —preguntó Lonnie y la chica asintió.
—El factor princesa —dijo Melody asintiendo—. Mamá hace siempre conmigo para que hable con las tortugas con problemas de depresión.
Las cinco chicas miraron a la pelinegra extrañadas y esta encogió los hombros.
—¿Qué? —dijo Melody—. Es algo bastante normal, hoy en día.
—Olvidalo —dijo Audrey frunciendo el ceño antes de volverse a Astrid—, lo importante es que hay que preparar una fiesta que sea magnífica.
Astrid frunció el ceño.
—¿Por qué estás tan amable conmigo, Audrey?.
—Ah bueno, Ben y yo ya no somos novios, así que no hay razón para que tú y yo nos llevemos mal. ¿No es cierto?. —preguntó la hija de Aurora.
La chica lo pensó dos veces y término asintiendo. Supuso que Audrey tenía razón, aunque Ben no era la única razón por la que no se llevaban bien. Sin embargo bien que la princesa quería ayudar podría ser un buen nuevo inicio
—Bueno... ¿Así que una ceremonia de confirmación de puesto?, ¿Qué es eso?. —preguntó Mal.
—Confirmación de cargo real —corrigió Jane—. Es donde la gente que va a trabajar en par con nuestro reino tiene que juramentar su cargo y prometer servir al pueblo de Auradon pase la que pase.
—Que gran honor... pero pensé que no eras de las personas que querían tratarse mucho con la realeza, siempre estando elegantey eso, Astrid —dijo Mal
—Admito que no soy fan esas reuniones aburridas y conferencias.dijo la chica.-Y mucho menos las clases de etiqueta y princesorología.
—¡Hey! —se quejó Audrey— Amo esa clase.
-Si lo sabemos.-Dijo Lonnie.
—En fin, no me gusta pero es una responsabilidad que tengo que cumplir si quiero ayudar a Ben —dijo Astrid— . Y admito que a pesar de todo me encanta la idea de ser su mano derecha. Además, muchas cosas están cambiando en Auradon, tal vez pueda ayudar a Ben haciendo muchas cosas diferentes y menos aburridas .
Las chicas sonrieron con bastante energía. Ellas se encontraban en el aula de Física avanzada. Planeando que hacer para eso. Las chicas debatieron en que hacer para organizar eso. Mal pensó que si Evie estuviese ahí ella lo haría más fácil. Pero se divirtió pensando en la idea de ella y Holly jalandose los pelos entre ellas.
Pero eso está mal. Pensó una voz dentro de Mal.
Entonces fue cuándo las chicas escucharon detrás de ellas la piedra abriéndose y se volvieron rápidamente, viendo al pelinegro/blanco en el umbral de la puerta.
—¿Puedo pasar?—preguntó él—. ¿Es un mal momento?.
Astrid sonrió al verlo.
—No... estamos planeando algo nada más.
Carlos sonrió a la chica. Las chicas junto a Astrid se miraron y sonrieron entre si.
—Oigan, chicas —dijo Lonnie—. Acabo de recordar que tengo que buscar unos papeles para mi clase arquitectura de castillos. ¿Me acompañan?
—Oh, sí...—dijeron las cuatro chicas, ella tomaron sus cosas y rápidamente dejaron la habitación.
Carlos y Astrid se miraban mutuamente y se sonreían, ignoraron por completo entonces la ida de las chicas y un par de segundo después Carlos se acercó a ella.
—Ehm... Astrid yo, vine a darte un regalo —dijo el chico pero de nada empezó a sentirse nervioso.
La chica se sobresaltó extrañada.
—¿Un regalo? —preguntó ella—Carlos, no tienes que darme nada.
Carlos asintió.
—Lo sé... pero quiero —le respondió él—. Además, Evie dijo que sería algo lindo de mi parte ya que tú y yo...
—¿Sí? —preguntó Astrid con curiosidad en su voz y un leve brillo en los ojos, Carlos en definitiva estaba nervioso, pero él había repasado mucho lo que iba a decir, así que suspiro antes de decir:
—Date la vuelta —La chica frunció el ceño con una sonrisa—. Oh vamos, ¿Confias en mi, verdad?.
Astrid miró a Carlos y asintió confiada ella se dio la vuelta dándole espalda al chico. Entonces ella sintió como las yemas de los dedos del chico tocaban su nuca apartando el cabello de ella. Sintió un cosquilleo a eso pero se quedó quieta.
Entonces fue cuándo lo vio, un colgante estaba pasando justo en frente de ella, vio una figura que no pudo ver bien al momento pero, entonces, este descanso en su pecho. El collar reposó junto a la rosa y se dejó reposar allí. Entonces sintió las manos de Carlos detrás de ella y en unos segundos dejó de sentirlas. Ella vio el collar y vio en él un copo de nieve mediano. Astrid le recordó el reino de Arendelle y lo bueno que la había pasado allá. Ella amaba el invierno sobre toda las estaciones, aunque su cumpleaños fuera en otoño, la cual era su segunda estación favorita.
Ella lo examinó y le pareció hermoso.
Y más hermoso aún por que Carlos se lo había dado.
Se volvió a Carlos y sonrió.
—Es hermoso Carlos, yo... gracias —dijo suavemente mientras se acercaba a él y lo abrazaba, Carlos pudo sentir un olor a fresas en el cabello de la princesa.
Él sonrió dulcemente a la chica cuando esta se separo suavemente de él.
—Oye Astrid... Yo me preguntaba si tú... —dijo el chico pero entonces su voz se cortó y la chica lo miró extrañada.
—¿Sí? —dijo ella.
—Bueno yo había estado pensando que tú y yo... bueno ya sabes... como nosotros... Yo me preguntaba si tú... ¿querrías ir a una cita oficial conmigo? —preguntó sacando todo en aire de sus pulmones.
La chica había notado el nerviosismo en Carlos y lo comprendía, ahora ambos se encontraban en una situación completamente a la de la semana anterior y la anterior a esa.
Y sin embargo ella también estaba nerviosa.
Pero sin embargo, la idea de una cita con Carlos le gustaba. Y esbozó una sonrisa mientras tomaba una mano de Carlos y entrelazaba sus dedos con los de él.
—Me encantaría ir a una cita contigo, Carlos.