-Vale Shin-Chan, no quiero que te enfades, ni que me grites, ni que me golpees con una piedra, ni que me lances esa barra de metal que llevas hoy de ítem, ni que...
-¡¿Quieres dejar de decir estupideces y decirme lo que pasa?!
-Bien, bien, pero primero prométeme que no te enfadaras.
-Te lo prometo, ahora cuéntamelo.- Dijo Shin con un tic en el ojo. ¿Que no se enfadará? ¡No me lo creo ni yo!
-Vale, como no salías del vestuario me aburrí, así que Miyaji-San y yo pensamos que sería buena idea subirnos encima del rickshaw y hacer equilibrios...
-Llevas muy mal camino si no quieres que me enfade.
-Déjame terminar. La cosa está en que no estaba bien puesta la cadena de la bicicleta, y tanto andar sobre el rickshaw pues... Se fueron la bicicleta y la carreta colina abajo. Y... Se dio contra una farola. Así que... Se ha roto. Y... Yo no tengo nada de dinero.
-¿Me estás diciendo que tenemos que ir andando hasta casa, y por si fuera poco tendré que pagar yo la reparación?
-Mmm... Sí, más o menos es eso.- Sonreí nervioso.
-Takao.
-¿S-Si?
-Acércate.- Di un pequeño paso hacia él, recibiendo un golpe en mi cabeza con su lucky ítem.
-¡AH! ¡SHIN-CHAN ESO DUELE!
-¡Y MÁS QUE TE VA A DOLER! ¡¿EN QUE ESTABAS PENSANDO?!
-L-Lo siento... D-De verdad que yo no quería que pasara esto...- Hinché mis mejillas haciendo un puchero, a la vez que jugueteaba con mis manos bajando la mirada.
-Agh... Ya lo arreglaré, por ahora vayámonos. Y-Ya que por tu culpa se rompió el rickshaw, v-vas a tener que acompañarme a casa.- Shin se sonrojó levemente, desviando su mirada hacia la izquierda. Yo sonreí, adoraba cuando se comportaba tan tsundere.
-Bien, acepto mi "castigo".- Canturreé empezando a andar.
(...)
-¿Siempre hay tanta gente a estas horas?- Pregunté mirando a todos lados, ya que si no fuera por su color verde, haría rato que habría perdido a Shin.
-Estamos en el centro de Tokio, claro que hay gente.- Reí levemente, mirando hacia su rostro.
-Si no fuera por tu pelo, ya me hubiera perdido.- Reí por mi propia frase, pero paré de reír al sentir como algo cálido envolvía mi mano. Bajé la mirada, viendo como Shin estaba agarrando mi mano con un enorme sonrojo.
-A-Así no te perderás.- Noté como mi rostro ardía en seguida.- R-Rayos... Creo que me sonrojé.
-Gra-Gracias Shin-Chan.- Seguimos andando sin soltar nuestras manos hasta que llegamos a casa de Shin.- B-Bien... Ya llegamos a su palacio, Ace-Sama.- Reí nervioso, soltando nuestras manos levemente para poder irme.
-E-Espera.- Agarró de nuevo mi mano.- A-Aún no... A-Aún no quiero soltarla.- Shin susurró, sonrojándose por segundos.
-¿Q-Que?- También sonrojado, miré a su rostro, pero Shin al verme, se sonrojó aún más y soltó mi mano.
-¡O-Olvídalo! ¡E-Es una tontería!- Dio media vuelta, para entrar así en su casa, pero yo corrí hacia él, tomando de nuevo su mano.
-Yo aún no quiero que la sueltes.- Sonreí con un leve rubor.- ¿Puedo pasar?- Shin tragó saliva, cada vez más rojo.
-P-Pasa.- Dijo abriendo la puerta de su casa.