Bloody Nightmares [Diabolik L...

De SaraKomori

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¿Por cuánto tiempo durará esta paz? Yuuka creía haber alcanzado la felicidad por fin, al lado de los seres qu... Mais

Inicio
Capítulo 1 - Hoy es el día
Capítulo 2: Destapando sorpresas
Capítulo 3: Cenicienta
Capítulo 4: La confusión de lo desconocido
Capítulo 5: Dolores sin identificar
Capítulo 6: Un corazón perdido
Capítulo 7: Sangre nueva
Capítulo 8: Reinicio
Capítulo 9: Segundo paso: aceptación
Capítulo 10: Miradas indescifrables
Capítulo 11: Secretos y preguntas
Capítulo 12: Los ensayos de Karl Heinz
Capítulo 13: Pretensiones y deseos
Capítulo 14: Tormentos de un pasado olvidado
Capítulo 15: Enfermedades del corazón
Capítulo 16: La sangre que corre sin quererlo
Capítulo 17: Pruebas que superar
Capítulo 18: Lazos de fe, sangre y corazón
Capítulo 19: Escuchando tras la puerta
Capítulo 20: El poder de una marioneta
Capítulo 22: La batalla de los recuerdos
Capítulo 23: El amor de una reina
Epílogo

Capítulo 21: Una derrota inevitable

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De SaraKomori

Yui sonrió. Una sonrisa pícara y juguetona, que no encajaba en absoluto con ella.

─Hacía mucho tiempo que no te veía, Karl. Me alegra ver que te acuerdas de mí ─dijo con voz melosa─. Me gustaría saludarte apropiadamente, sin embargo, desde que el maldito segundo hijo de Beatrix le dio aquella poción a esta niña, no puedo hacer que nada que ella no quiera ─suspiró─. Qué aburrido.

─ ¿Cómo puede ser que...? ─Karl Heinz dio un paso atrás.

─ ¿Qué? ¿Que todavía pueda tomar su cuerpo? ─Cordelia sacudió una mano con un gesto despreocupado─. Bueno, puede que ahora sea "suyo", pero te recuerdo que el corazón de esta niña una vez fue el mío.

─Tú no eres Yui ─susurró Natsuki, pareciendo más asustada de lo que lo había estado nunca.

─Niña lista ─se mofó...la que no era Yui─. Mi nombre, chiquilla, es Cordelia Sakamaki. Y para tu información, tu amiguita Yui tiene mi corazón, por eso ahora tengo mediano control sobre ella. Y... ¡oh! Sí, para esto me necesitaba ─Cordelia bostezó desinteresada, observando de reojo el cuerpo todavía pendido del aire de Ayato, y con una floritura con sus dedos, un pequeño rayo salió de su mano, que dirigió hacia el tobillo del joven liberando la fuerza invisible que lo sujetaba. Ayato se precipitó hacia al suelo violentamente, sin embargo, antes de llegar, Cordelia hizo otro movimiento y ralentizó su caída, consiguiendo que aterrizase suavemente.

─Quién diría que te salvaría de esta forma, hijo mío ─se regodeó Cordelia, guiñándole un ojo al joven, que gruñó con desagrado.

─Haz que Yui vuelva a ser la misma ─le espetó, molesto. Cordelia amplió su sonrisa.

─No, no creo que eso sea posible. Al fin y al cabo, Yui no me ha dejado tomar su cuerpo solo para bajarte de ahí ─canturreó, y se giró hacia Karl Heinz, que todavía la miraba estupefacto como todos los presentes.

Cordelia entrecerró los ojos, y solemnemente, chasqueó sus dedos.

Pasaron unas milésimas de segundos, y de pronto entre sus manos se originó una pequeña llamarada verde brillante.

─Ella también quiere matarte ─a pesar de sus palabras, Cordelia hizo que el rostro de Yui mostrase una encantadora sonrisa.

─Eso es el poder de Raito y Kanato ─susurró Yuuka, anonada. Cordelia la miró con suficiencia.

─Oh, eres tú... ─no se esforzó ni en ocultar su desagrado─. Bueno, niña, yo soy su madre ─le explicó lentamente, como si hablase con un bebé. Yuuka fue a contestarle, irritada, sin embargo, tuvo que enmudecer al verse obligada a elevar la cabeza para responder.

« ¿Elevar la cabeza? » pensó, sin comprender «Si Yui mide lo mismo que yo...»

El grito ahogado de Natsuki la hizo reaccionar. El cuerpo de Yui estaba elevado a varios metros de suelo, flotando como lo había hecho anteriormente Ayato, sin embargo, esta vez por propia decisión de la joven.

Estaba volando.

─ ¿¡QUÉ!? ─chilló Natsuki, descolocada.

─Ya sabes, los poderes de mis hijos, son mis poderes ─Cordelia hizo una pirueta en el aire mientras hacía un guiño a Raito, para después girarse hacia Karl Heinz, encarándose al hombre al fulminarlo con la mirada.

Cada una de sus manos estaba envuelta en fuego, uno verde y otro violeta, y elevada en medio del salón, parecía irradiar una poderosa aura a su alrededor.

─Y bueno Karl, dijiste que estos niños podían vencerte porque estaban por debajo de ti. ¿Y qué tal si te enfrentas a mí? ─exclamó, juntando las manos creando una pequeña bola de fuego increíblemente brillante─. Vamos, intenta vencerme a mí. A la hija del señor de los demonios.

La mirada de Karl Heinz pareció vacilar un segundo, mas no dudó cuando una llamarada proveniente de la muchacha lo obligó a tirarse al suelo para esquivarla. Cordelia levantó las manos, creando una nueva esfera de fuego que lanzar al que fue su marido, sin embargo, no pudo evitar detenerse cuando éste se detuvo en medio de la sala, sin hacer ningún movimiento de defensa o ataque, y sin embargo, con sus ojos carmesí reflejando una fuerza demasiado abrasadora para ser real.

─ ¿Qué...? ─susurró.

Karl Heinz torció el gesto.

─Sería muy divertido luchar contigo ahora. Sin embargo, no tengo tiempo para ello ─siseó, dejando que sus ojos carmesí comenzasen a brillar, inyectados en sangre.

Antes de que nadie pudiese reaccionar, elevó una mano, creando una nueva ola de fuerza invisible, que arrojó a Cordelia contra la pared.

─ ¡¡NO!! ─chilló Hanae, levantándose como pudo, entre tambaleos, y extendiendo sus manos─ ¡Nat-chan! ¡Yuuka-chan! ─las llamó gritando, mientras entre sus dedos se empezaban a crear afiladas dagas de hielo─ ¡Vamos! ¡VAMOS! ¡Todas juntas!

Yuuka y Natsuki se miraron entre sí y asintieron. Ambas volvieron a asir sus armas y a correr hacia Karl Heinz, ignorando los avisos de alarma de cualquiera de los hermanos, Sakamaki o Mukami.

Una nueva batalla estalló.

Cordelia/Yui luchaba desde el aire, lanzando llamaradas verdes y violetas a la retaguardia de Karl Heinz. Hanae, desde lejos, intentaba lo mismo con tornados de nieve y dagas de hielo. Y cuerpo a cuerpo contra el hombre, estaban Yuuka y Natsuki, cada una con una espada. Era inevitable negarlo, Natsuki era la que más rápido y más veces atacaba, y Yuuka la que más golpes sufría.

Y a pesar de todo su esfuerzo, Karl Heinz no parecía desistir. Apenas parecía cansado, al contrario que ellas, que estaban agotadas. Los Sakamaki y los Mukami se sentían cada vez más frustrados, sintiendo como una barrera invisible puesta en sus propios cuerpos les impedía participar en la pelea.

─Yo soy el rey ─a pesar de la lucha, Touga comenzó a hablar entrecortadamente, mientras esquivaba los múltiples ataques de las chicas─. ¿Qué no entendéis? Mientras lo sea, cualquier persona que tenga una sola molécula de ADN vampiro en él, tendrá que obedecerme. ¿Creéis de verdad que podéis vencerme? Esto es solo un juego ─soltó una nueva carcajada escalofriante─. Yuuka, al menos tenía la esperanza de que tuvieses un poco más de cabeza. Pero eres igual de humana que ellas.

Aquello a Yuuka le sentó como bofetada.

Por un momento, dejó de atacar a su padre. Se detuvo en seco.

Entonces él, con una sonrisa victoriosa, le arrebató su espada, portando una en cada mano, y sin dudar ni un segundo atravesó el pecho de la muchacha.

Un río de sangre estalló, y el agudo grito que resonó por toda la mansión entonces fue desolador.

Pero Yuuka estaba intacta. Delante de ella, los ojos de su padre estaban completamente abiertos de la estupefacción.

Entre el padre y la hija, el cuerpo de Subaru Sakamaki se tambaleó y cayó al suelo, mientras una profunda herida en estómago comenzaba a drenar violentamente un espeso líquido carmesí.

─ ¡SUBARU! ─chilló Yuuka, horrorizada, y se acercó corriendo al chico.

─ ¿C-cómo ha podido...? ─musitó Karl Heinz. Dejó de defenderse, pero nadie le atacaba de todas formas.

─Él no quería hacerte daño, solo quería proteger a Yuuka ─susurró Natsuki, dejando que una cascada de lágrimas se deslizase por su rostro. Su amiga estaba arrodillada en el suelo, con el cuerpo de Subaru delante de ella y las manos en su herida como si pudiese para la hemorragia.

─No...Yuuka...déjalo ─Subaru cogió las manos de la chica, deteniendo sus inútiles movimientos. Yuuka no podía verle bien. Tenía la mirada borrosa.

─No. Tranquilo, estarás bien ─tragó saliva, secándose el rostro─. Tranquilo. No pasa nada. Te pondrás bien.

─Yuuka, ¿me lo dices a mí o ti misma? ─a pesar de que el charco de sangre que tenía debajo de él era cada vez más grande, Subaru sonrió. Yuuka le miró como si fuese una ilusión, mientras más y más lágrimas inundaban sus mejillas─. Eh, Yuuka, si me muero, puedes salir con Kou si quieres.

Yuuka pareció reaccionar entonces.

─ ¿¡ERES IDIOTA!? ─chilló, haciendo amago de abofetearle, pero deteniéndose en el último segundo, sustituyendo su golpe por un abrazo con toda la delicadeza que pudo─. No podría...

─Te digo que sí pod...

─ ¡No podría! ─repitió Yuuka, interrumpiéndole─ ¡No podría porque solo puedo amarte a ti! Te lo he dicho demasiadas veces, yo querré a Kou. Pero solo te amo a ti. Lo siento... ─se llevó una mano a la boca, sollozando─. Siento haber dudado, yo... Siento haber...

─Calla ─Subaru volvió a sonreír. Yuuka enmudeció enseguida─. Me es suficiente con saberlo.

─No te mueras. Subaru, no te mueras, me...me enfadaré mucho si lo haces ─hipó la joven, haciendo que Subaru dejase escapar una pequeña risa, seguida de una tos violenta.

─Yuuka, yo soy un vampiro. Uno completo. Una herida así no me matará ─la tranquilizó entre susurros. Yuuka fue a decir algo, sin embargo, fue interrumpida voz la voz chirriante de su padre, detrás de ella.

Una voz burlona y cargada de frialdad. Sintió como una oleada de ira la recorría.

─ ¡Oh, por favor! Tenía entendido que mi hija había elegido a mi último hijo, pero esta escenita es demasiado ─exclamó Karl Heinz, irritado. Yuuka lo miró con furiosa, y se levantó ágilmente del suelo, separándose de Subaru y encarándose al hombre, más enfadada con él de lo que jamás había estado. Su cabello rubio resplandecía tanto como sus ojos azul eléctrico.

Karl Heinz observó a su hija dejando que su rostro mostrase una ligera muesca, liberando un brillo de orgullo.

─Siempre tuviste el mismo porte poderoso de tu madre ─comentó, con una sonrisa pérfida que no encajaba en absoluto con el tono amable y paternal que había utilizado. Si las miradas matasen, los ojos de Yuuka ya habrían provocado una masacre.

Touga amplió su sonrisa, al ver como la joven alcanzaba la espada que antes había tirado al suelo, empuñándola fuertemente, y como a su espalda Natsuki, Hanae y Yui/Cordelia se volvían a preparar para atacar.

Pero Yuuka vio algo en aquella sonrisa. Algo que obligó a su mente a viajar muy atrás, a recordar un pasado que creía superado. La obligó a ver cosas que no deseaba ver; sangre, muerte, lágrimas.

Era la misma sonrisa que tenía Karl Heinz cuando había matado a su madre.

─ Pero también ─prosiguió el hombre, ensanchando su malvada sonrisa─ tienes la misma incapacidad de defensa ─tras estas palabras, con un movimiento demasiado rápido para verlo venir, volvió a arrojar a Yuuka al otro extremo de la habitación, teniendo el detalle de enviar a Subaru a la otra punta, junto a sus hermanos. Yuuka sintió el impacto contra la pared como si le extrajesen el alma. La espada que antes empuñaba se había partido de dos por el golpe, volviéndose completamente inútil, al igual que como se sentía en aquel momento su portadora.

La muchacha vio como Natsuki, Hanae y Yui volvían a atacar a su padre, pero todavía sin éxito aparente. Sintió una oleada de admiración a mirar a sus amigas: Natsuki empuñaba diferentes armas: espadas, varas, dagas, katanas, incluso un arco con flechas azules. Lo hacía con una familiaridad deslumbrante, y no se inmutaba cada vez que el que era su colgante volvía a estallar en mil pedazos y se transformaba en una nueva herramienta de ataque. Hanae, por su parte, volvía a parecer que la acababan de rescatar en un lago helado, con muchos puntos de su piel de color violáceo y sus dedos, arrojando furiosos dardos de hielo, congelados. Yui, controlada parcialmente con Cordelia, se situaba flotando sobre el suelo, envuelta en una nube violeta mientras lanzaba pequeñas llamaradas y bolas de fuego hacia Karl Heinz.

Sí, sin duda eran muy poderosas. Y ella, Yuuka, estaba allí, quieta, vencida, inútil. ¿De qué podría servirle ahora su poder de extraer los recuerdos? Más que nunca, le parecía un don completamente inútil. Sintió la presión en su pecho de la culpabilidad, furiosa por haber sido separada de aquella forma de la lucha. Inevitablemente.

Sin embargo, desde la posición donde estaba, podía ver las gotas de sudor que cubrían el rostro de Natsuki. Podía ver las numerosas nubes de vaho que salían de la boca de Hanae, debido a su respiración acelerada. Podía ver el ligero temblor del cuerpo de Yui, que solo parecía ir a más.

Y podía ver la figura impasible de su padre. Karl Heinz luchaba sin escatimar en esfuerzos, sin embargo, podía adivinarse que en realidad aquella pelea no significaba ningún esfuerzo para él.

Era el rey. Era invencible.

─Es inútil ─sollozó Yuuka, encogiéndose contra la pared. La mirada de Karl Heinz se cruzó con la suya; una era desesperada y furiosa, otra era burlona y provocadora. Como bien había dicho antes, Karl Heinz no podía ser vencido por ninguna de ellas, ni mucho menos por sus hijos, a los que todavía mantenía bajo control.

Hanae fue la primera en caer al suelo, presa del agotamiento. Natsuki llevó su mirada hasta su amiga, horrorizada, pero ella misma sintió como las fuerzas la abandonaban y caía a su vez. Los ojos de Yui volvieron a ser rosados y pacíficos al observar la derrota de sus dos amigas. Entonces, de un gesto, Karl Heinz la arrojó a ella también al suelo, fácilmente y sin esfuerzo, como si fuese una muñeca de trapo.

Ninguna se volvió a levantar.

*

*

*

FIN

*

*

*

OKNO XDDDDDD Como me gusta vacilar, ains :'v No os asustéis que no voy a dejar un final abierto, yo los odio D:

Este capi es algo más corto que el anterior pero de epicidad semejante *0* ¿Os gustó? :'D Espero que sí, me gustaría ver vuestra opinión en los comentarios como siempre >3< Gracias por todo el apoyo y vuestras palabritas de amorsh <3<3

No tengo mucho que decir ahora mismo dado que, como ya sabréis, hace bastante que escribí el capi y no recuerdo con exactitud lo que pasaba, pero lo que sí sé es...QUE NUESTRAS CHICAS SE NOS MUEREN DDD: *corre en círculos*

ALERTA. SALVAD A MIS PEQUEÑAS DDD:

Cambio y corto~ 


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