Dedicado a: Trouble_SVS92.
True.
-Alejandra escúchame por favor, puedo explicarlo- dice insistente.
-¿Escucharte? ¿Para qué? ¿Decirme más mentiras?- le mira molesta.
-N-No, t-te ju-juro n-no era intencional- titubea.
-Tú y yayo me mintieron ¿e insinúas que dándome explicaciones te voy a perdonar y a él igual? ¡Te equivocas!- carraspea para aclarar su voz. Se pone de pie y se dirige hacia ella- no te voy a perdonar esto.
-Lo hicimos por tu bien, ale. No queríamos que te diese algo en ese momento que te lo hiciéramos saber.
-A mí me hubiese valido un reverendo pepino cortado en rajas mi salud en ese momento, el saber de la salud de él es lo que me iba a importar.- dice molesta.
-¿Y qué si por algo terminabas muriendo? ¿Eso debía de importar después? ¡Estás demente alejandra!
-¿Demente? ¿Qué rayos te pasa?
-Deberías estar agradecida de que nos preocupamos por ti y claro que por José igual, nadie pensó o imaginó que él terminaría así; no queríamos darte la noticia tan rápido, no queríamos que te diese algo ¿y te pones tus moños? ¡Te pasas!- reprende.
-Al menos admite que estuvo mal mentirme.
-Sí, lo estuvo pero ¿es que no te cabe en la puta cabeza que era por tu bien?
-Agh- bufa.
-Yayo y yo sabíamos que esto sucedería, alejandra, tampoco somos pendejos- pone los ojos en blanco- más sin embargo, llegamos a creer que serviría de algo el mentirte, pues hasta que te sintieras muchísimo mejor te diríamos la verdad- añade- además, tampoco es para que te pongas tan exasperada, luego llega tu orgullo y te opones a no escuchar explicaciones. Repito, no fue intencional ¿qué coños hago para que no estés tan encabronada?
-No es que tampoco me sienta contenta, pero no quiero que se repita, siendo así no te perdono- sentencia.
-Escucha ale, no quisimos ilusionarte con que José supuestamente enviaba mensajes y que andaba en quien sabe donde con su banda que por eso no podía llamar- dice arrepentida- pero es que el hecho de que tuvieses esa esperanza de recibir un mensaje suyo, joder, me llegaba.
-Por eso no te preocupes, aunque suene absurdo y nada creíble, llegué a sospechar que quien me enviaba mensajes no era él, de lo que lo conozco, no es tan cariñoso, si lo demuestra pero no demasiado ¿me explico?- limpia cualquier rastro de lágrimas que estuviese en sus mejillas y ojos.
-Hija de tu...- intentó acabar pero reprimió aquello último- ¿y encima te pones tus moños? ¡Sin vergüenza!
-Sospeché más no lo afirmé.
-Pe-Pero ¿me perdonas?- hace una mueca.
-Sí pero que no se vuelva a repetir por favor.- la abraza.
-Lo prometo.
-Toc, toc.- dice yayo entrando al departamento.
-Ya sabe la verdad.- se apresura Fabiola a decir luego de dejar de abrazar a su mejor amiga.
-¿Ah sí?- le mira pasmado- ¿y bien...?- rasca su cabeza.
-Me molestó el hecho de que me mintieran, sólo eso.- dice.
-¿Me perdonas pequeña?- cuestiona haciendo puchero.
-Sí- sonríe y lo abraza.
-Prometo no se repetirá, esta vez seré sincero.- besa su frente.
-Eso espero- le mira.
-Ale, perdona la pregunta pero... ¿quieres ir a verlo?- interrumpe Fabiola con una expresión seria.
-Me ofendes- responde.
-Vamos, yo las llevo- ofrece yayo.
-Sólo denme oportunidad de lavar mi cara de mapache, lo digo por el maquillaje corrido en mis ojos.- ríe.
-Claro, esperamos- dicen ambos.
Alejandra se dirijo al baño para lavar su cara y deshacerse del maquillaje, secó su cara con una toalla, procedió a cepillar sus dientes nuevamente, secó su boca con la misma toalla y salió rápidamente para ir hacia su habitación a sólo pintarse con algo de polvo y lápiz labial, pues estaba consciente que al ver a su chico, iba a terminar en un mar de lágrimas y no quería verse como un mapache como hace unos momentos.
Sale esbozando una sonrisa y les hace saber que está lista, justo en el momento que su mejor amiga y yayo estaban apunto de darse un beso, así que para ellos eso fue incómodo.
-Seré feliz si un día me dicen que son pareja.- dice divertida y sale del departamento, ellos se quedan callados sin decir o pronunciar algo.
*-*-*-*-*-*-*-*
El trayecto hacia el hospital había constado de varias risas y canturreos, había sido divertido. Yayo estaciona su bonita camioneta, el trío de amigos se quita el cinturón de seguridad para enseguida bajar, alejandra camina a paso apresurado, dejando atrás a sus amigos y ellos no podían quejarse pues les hacía bien pasar el rato juntos.
Al poner un pie dentro del hospital, todo el ánimo y la preparación mental que se había hecho se habían ido completamente al caño, se tensó y su semblante cambió a uno serio que esbozaba tristeza; fue directamente hacia el elevador sin importar lo que le fuesen a decir, ella quería ver a su novio, quería por lo menos hacerle saber que iba a estar siempre pendiente de él, era lógico que él no la escucharía o haría algún movimiento con su mano para darle a entender que él se sentía agradecido por ello. Eso iba a ser lo más duro.
Las puertas se abren de par en par, llevándose la sorpresa que quien estaba por salir era la tía de José, su rostro irradiaba nostalgia y melancolía en demasía junto a unas visibles ojeras, se veía cansada, alza la mirada y la ve, quedándose absorta.
-Alejandra- musita.
-Sé la verdad- confiesa adentrándose al elevador- debo verlo, no importa que tan duro sea.
-Vengo de ahí, ¿quieres compañía?
-¿Por favor?
-Claro.
-Venía con unos amigos pero creo que ellos estarán bien estando a solas.- hace una mueca.
-No te preocupes, entiendo. Además, a lo que iba era para salir a comprar algo de comer, es la última noche que me quedo- le hace saber- mañana viene Ximena, su madre, a quedarse. Nos hemos estado turnando.
-Como un rol ¿no?
-Sí, algo así.
-Am... si gusta sólo dígame en qué habitación del tercer piso él se encuentra, yo me quedo con él a solas; sirve que usted baja y va a comer, es más si quiere vaya a casa y descanse, yo me quedo- propone.
-¿Estás segura?
-Sí, no se preocupe. Además, tengo mucho de no verle.
-Bien, él está en la habitación 336, cualquier cosa, llámame.
-¿Me da su número por favor?
-Claro, anótalo, es el 55 42 80 26 18.
-Gracias. Si necesito algo la llamaré, así sirve y guarda mi número.
-Está bien hija, a mí me servirá para que me mantengas al tanto para avisarle a su madre, hasta luego.
-Claro, hasta luego, cuídese y descanse, la veo mañana.- besa su mejilla como despedida.
*-*-*-*-*-*-*-*-*
Paró en seco, ahí estaba frente a la puerta de un color blanco, el número trescientos treinta y seis se hacía visible en tono dorado, bajo éste había una placa del mismo tono pero en letras negras marcaba "en observación", lógicamente no iban a ponerle "paciente en coma" porque no iba faltar el curiosillo que quiera entrar a averiguar y confirmarlo por su propia cuenta, aunque en este caso es lo mismo.
Siente las piernas temblarle y su mente empieza a formular algunas hipótesis de cómo es que iba a reaccionar al ver a su chico en ese preciso momento; toma el pomo y lo gira para abrir la puerta, se puede escuchar un rechinido no tan audible que le eriza la piel del miedo, cierra los ojos y da unos cuantos pasos al frente para enseguida cerrar la puerta tras ella.
« 1... 2... ¡3! » contó mentalmente.
Abrió los ojos y ahí lo vio, tumbado en aquella camilla de hospital que esperaba y le haya tocado cómoda debido que en la que estuvo había pasado un infierno que le dejó adolorida la espalda, se acercó hacia él y tomó su mano hasta entrelazar sus dedos, las lágrimas se apoderaron de sus mejillas, nublándole la vista.
-José...- musitó con un hilo de voz quebrada.
Él tenía varias vendas en los brazos, incluso en el tobillo izquierdo y una en el pie derecho, su frente tenía una cicatriz apenas visible, su ojo derecho estaba morado, sus labios se miraban resecos, necesitados de humectación, pero sin embargo no tenían su color habitual, se veían algo morados y su rostro muy pálido, su cabello negro con varias canas visibles en el estaba sin peinar, estaba alborotado, sus mejillas tenían pequeños raspones, en su mano derecha tenía el catéter que le enviaba suero y por lo visto un par de medicamentos más que le iban a servir bastante.
Verlo de tal manera le era doloroso, ni siquiera podía creerlo « ¿por qué él y yo no? ¿Por qué no a alguien más? » se cuestionaba mentalmente.
-Si te digo como me siento al verte así, no me vas a oír y eso duele- musita de la misma manera en la que había pronunciado su nombre, pero ésta vez su voz si era audible. Acarició su mejilla y parte de su barba rasposa- te quiero José y estaré aquí para ti hasta que des una señal de que estás bien, estaré aquí hasta que por fin pueda ver como abres tus hermosos ojos, estaré aquí hasta que salgas, lo prometo.- solloza.
Y de ahí a lo que restaba del mes e inicios del siguiente, le esperaba una larga jornada de sufrir, frustración, desesperación, desilusión, lágrimas, impotencia, etc.
¿José va a despertar?
Esa duda mataba de manera fría.
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Maratón 3/3.
Ojalá les haya gustado chulos/as. Las quiero demasiado, muchísimas gracias por todo el apoyo que me han brindado, son lo mejor que pueden existir en esta vida en serio; que estén bien, cuídense y tengan bello día:)
Un beso y... ¡Adiós!
-JDTrouble.