Más que un error

By MireSM

341K 17.8K 1.6K

Dime una cosa, si el peor error de tu vida, pudiera hacerte suspirar, y hacerte sentir lo que nadie ha hecho... More

Prólogo
Capítulo 1. Buen Viaje
Capítulo 3. Es pura curiosidad
Capítulo 4. Pequeños juegos
Capítulo 5. Una tarde confusa
Capítulo 6. Siempre lo fuiste
Capítulo 7. Cómo un pájaro
Capítulo 8. Un deseo
Capítulo 9. Solo ella y yo
Capítulo 10. Te escuchan a ti
N/A: Pido vuestra opinión
Capítulo 11. Sin frenos
Capítulo 12. La boda
Capítulo 13. Nuestro perfecto desastre
Capítulo 14. Un vuelo eterno
Capítulo 15. Dos podemos jugar
Capítulo 16. Montreal (1a Parte)
Capítulo 17. Montreal (2a Parte)
Capítulo 18. No te arrepientas
Capítulo 19. Problemas
Capítulo 20. No hay nada de malo
Capítulo 21. Cometamos un error
Capítulo 22. La manzana prohibida (1a Parte)
Capítulo 23. La manzana prohibida (2a Parte)
Capítulo 24. Mordisco
Capítulo 25. Little Bird
Capítulo especial: Buen Viaje (Nico)
Capítulo 26. Frío
Capítulo 27. Calidez
Capítulo 28. Pájaro y Cielo
Epílogo

Capítulo 2. Azul cielo

14.5K 616 50
By MireSM

Me dejé caer en el asiento trasero, mientras mis tíos se sentaban delante. Nicolette se encontraba junto a la puerta izquierda, mientras yo, en el lado derecho observaba con curiosidad los edificios que se alejaban con rapidez cada vez que nosotros avanzábamos. Por otra parte, no sabía si era cosa mía, pero me sentía incómoda sabiendo a quién tenía a escasos metros de mí. El silencio entre las dos me ponía la piel de gallina, y mi mente no hacía más que buscar cualquier tema, por muy absurdo que fuera. Sin embargo, no di con nada.

Por varios minutos me mantuve en silencio, de fondo podía oír las voces de mis tíos junto con el murmullo de la música, cuando entonces vi cómo empezábamos a desviarnos de la carretera, hasta llegar a un especie de centro comercial.

—Vamos a comer algo, tienes que venir, obligada, vas a probar una de las cosas más buenas que existen en Quebec— dicho esto mi tío salió del vehículo.

Las demás hicimos lo mismo. De reojo, y siempre sin pensar las cosas, observaba con cierta curiosidad a Nicolette, quien en esos momentos hablaba con su madre en francés. Decidí aprovechar y acabar con mi duda.

Me acerqué a mi tío, quién al verme me dedicó una encantadora sonrisa.

—Hay algo que me gustaría preguntarte.

—Dime sobrina.

—¿Nicolette es tu hija?

—Yo la considero como tal, pero si te refieres a hija biológica, no. Soy su padrastro.

Ahora todo tenía sentido. No había un solo parecido en él. Ni ojos, ni boca, ni sonrisa... En cambio, con su madre sí.

Finalmente, llegamos al lugar. Ahí, mi tío pidió para todos algo llamado poutine. Cuando estuvo listo, llevamos la comida en nuestras respectivas bandejas y nos sentamos en una de las mesas del local.

La poutine, es un plato de patatas fritas, con una salsa por todas ellas y un conjunto de trocitos de queso. A mí, sinceramente el queso no me gusta, pero debía de admitir que estaba delicioso.

¿Qué opinas? preguntó Nicolette con ojos curiosos. Sinceramente, jamás había visto una mirada como aquella.

Está muy bueno.

Volví a bajar la mirada, centrándome en la deliciosa comida que acababa de descubrir.

Por otro lado, mis familiares hablaban entre ellos en francés, obviamente no entendía absolutamente nada, sin embargo, podía verme a mí misma observando a cada uno, como si supiera qué era lo que estaban diciendo. Me sentí un tanto estúpida, pero tampoco le eché importancia.

Lo que sí me tensaba, era la intensa mirada de mi prima, ya que, cada vez que levantaba la vista, la atrapaba observándome de reojo con aquel estúpido cielo. Además, parecía que no le importaba en absoluto que me diera cuenta de aquel hecho. Ciertamente, empezaba a creer que mi estadía aquí sería algo... especial.

Cuando terminamos volvimos al coche. Antes de entrar, mi tío me dijo que me sentara a su lado, así que me cambié de sitio, sintiéndome aliviada. Al menos ya no me comería la cabeza para hablar con Nicolette.

En el camino, miraba todo con enorme curiosidad. El tiempo no era para lanzar cohetes, las nubes grises se cernían sobre nosotros. En cualquier momento llovería, lo daba por sentado, pero tampoco me importó. Para mí era un nuevo encanto a este lugar, una temperatura diferente, cambiante, y estaba bien vivir algo distinto.

Segundos después de cruzar la ciudad llegamos al autopista. Qué decir, no había nada que ver. El paisaje era el mismo, y si hubo algún cambio, no pude saber de él. Mi cuerpo me pedía dormir, y tan pronto como cerré los ojos caí rendida en los brazos de Morfeo.

No supe por cuánto tiempo estuve ausente, ni siquiera me fijé en la hora, pero cuando desperté noté perfectamente que habíamos avanzado un buen trecho.

—¿Cuánto queda?— pregunté con voz somnolienta, mientras veía algunas casas en medio de la nada.

—Media hora más o menos— contestó mi tío—. Bueno, al menos tendré un poco de compañía.

Un poco confusa miré por el espejo retrovisor, viendo a Nicolette con los ojos cerrados. Su rostro se apoyaba suavemente en una almohada y gran parte de su cuerpo se mantenía inclinado hacia un lado. Estaba claro que se había quedado dormida, y por las palabras de mi tío, supuse que su mujer también estaba en la misma situación.

—¿Nos hemos dormido las tres?

—Así es. Mucha envidia me habéis dado— comentó con una leve sonrisa. Sus ojos marrones se mantenían fijos en la carretera.

Por mi parte no dije mucho más. Aún me sentía en otro espacio, pero poco a poco empezaba a ser consciente de dónde me encontraba.

—Hablemos un poco— dijo entonces mi tío—. ¿Cómo vamos de amores?

No pude evitar rodar los ojos con una sonrisa divertida. He de decir que me esperaba en algún momento esa pregunta. Por lo que pude notar, en el corto tiempo que estuve despierta, era la gran curiosiad que tenía aquel hombre. Preguntar era lo suyo.

—Bueno, supongo que bien— fue mi respuesta.

-—¿Supones?

—Es decir, tengo un extraño lío con un chico, pero... no tengo mucho interés en él, no tengo problemas. Digo yo que eso es bueno— fue mi corta explicación. Había algo más complicado en todo esto, pero decidí dejarlo por hoy. Si surgía de nuevo aquel tema, pensaría en expresar verdaderamente mis cosas.

—Está bien que no tengas problemas— detuvo el coche por unos segundos, dejó pasar otro vehículo que venía en dirección contraria, y después giró hacia su izquierda. Volvimos avanzar por otra carretera—. Nicolette tiene novio, desde hace tiempo, un año más o menos.

No supe porqué, pero aquello me interesó. Mis sentidos despertaron, y escuché con gran atención sus palabras, incluso me atreví a preguntar un poco más.

—¿Y qué piensas de él?— intenté sonar lo más casual posible, dirigiendo mis ojos al retrovisor, sorprendiéndome al ver a Nicolette despierta. Por un momento pensé que podría escucharnos, pero parecía estar distraída, observando por el cristal lo que sea que pasase por su lado.

—Es un buen tipo, bastante responsable, y también simpático. Un buen novio, creo yo, supongo que tendréis ocasión de hablar sobre esos temas— bueno, al parecer Nicolette había encontrado un buen partido. Bien por ella—. Puede que lo conozcas uno de estos días, seguramente se pasará por casa a buscarla.

¿Bueno saberlo? Tampoco quise pensar mucho en ello. Por inercia, volví a dirigir mis ojos al retrovisor, supuse que Nicolette se encontraría observando por el cristal, pero no fue así. Su mirada se encontró con la mía, fueron tan solo unos segundos, pero consiguió que me sobresaltase con su cielo. Fue ella quién apartó sus ojos y como sino hubiera ocurrido absolutamente nada, siguió mirando el paisaje. ¿Qué solo yo creía que aquí pasaba algo extraño?

Serás tú que estás muy rara, Eva.

Y finalmente, llegamos a nuestro destino. Aquella casa se encontraba, como yo decía, en medio de la nada. Puedes estar un largo tiempo sin ver una sola alma, y de repente te topas con el hogar de alguien. Pues esto era lo mismo.

Era bastante grande, más que la de mis tíos, y eso que tan sólo vivían cuatro personas dentro. Cualquiera diría que había más gente. Por un momento supuse que era por días cómo aquellos. Al tratarse del aniversario de una de las hijas, parte de la familia se movilizaba para celebrarlo.

Los cuatro bajamos del coche. Logré ver a una de las chicas esperándonos en la entrada. Supuse que se trataba de la menor, podía ver perfectamente que rondaba los quince, tal y como me habían dicho. Ojos azules muy bonitos, piel blanca, junto con una melena castaña que caía suavemente por su espalda. La verdad, tenía el pelo bastante largo.

Nos saludó con una blanca sonrisa, y nos dejó pasar. Dentro dejamos los zapatos a un lado de la puerta, y hecho esto avanzamos por un corto pasillo, el cual te llevaba hacia un comedor, —en donde para mi sorpresa, había un piano— junto con su grande cocina y un salón. Ciertamente, se notaba el espacio de esta casa, además todo comunicaba con todo, no había una sola puerta, excpetuando las que daban al enorme jard­ín.

Cuando llegamos al comedor, nos encontramos con la hermana de mi tía. Pelo igual de rubio, junto con unos ojos igual de azules y piel clara. Sus facciones eran distintas a las de su hermana, pero podía verse un cierto parecido en ellas. En ese momento, la mujer habló, en francés por supuesto.

Gina, Nicolette, Daniel...y hasta ahí llegaba todo. Los nombres de mis familiares era lo único que lograba entender.

Se saludaron, me presentaron como era debido, y después empezaron una conversación en francés. Obviamente no entendía absolutamente nada, y al no saber muy bien qué hacer, decidí ir a sentarme en uno de los sofás.

Ahí estuve por varios segundos, mirando mi teléfono de vez en cuando sin saber exactamente qué hacer, y fue entonces que mi prima apareció. Pasó por delante de mí y se dejó caer en el otro sofá.

Al principio hubo silencio, sin embargo, podía ver por el rabillo del ojo su atención en mí. Había algo extraño en todo esto. Parecía tener curiosidad en mi persona, pero la verdad, no encontraba ningún motivo para que sintiera sus ojos a cada minuto.

¿Qué tal el hecho de que eres su prima, genio?

¿Qué piensas?su dulce voz llegó a mis oídos, por ello la miré, preguntándole con mis ojos a qué se estaba refiriendo. Ella entendió el mensaje con una sonrisa y lo aclaró—. ¿Qué piensas sobre Canadá?

Aún no puedo opinar del todo, pero me está gustando por el momento— dije mientras intentaba concentrarme en otra cosa que no fuera su rostro.

Bien, la ventana sería mi salvación, al menos por unos escasos instantes, ya que me fue imposible no mirarla con su siguiente cuestión.

¿Y qué piensas de mí?— se me detuvo el corazón, fue una milésima de segundo pero lo pude notar. De nuevo su mirada se clavaba en la mía a la espera de una respuesta, una respuesta que yo no tenía, y que por supuesto, mi mente buscaba con desesperación encontrarla.

—Bueno chicas, ¿ya sabéis dónde dormireis?— joder, gracias al cielo. Mi tío ayudándome en los mejores momentos, este hombre era un encanto.

Pero, no espera... ¿Lo ha dicho en plural?

Ante mí se encontraba la cama dónde Nicolette y yo íbamos a dormir juntas. Aún no me cabía en la cabeza que tuviéramos que compartir aquel pequeño espacio. Bueno, sí, la cama no era exageradamente enana, pero de algún modo sentía que era demasiado pequeña para las dos.

—Deja las cosas junto las de tu prima, volvamos abajo, te espero— y antes de que pudiera decir algo más, Daniel se marchó.

Por mi parte, lo único que hice fue dejarme caer en aquel cómodo colchón. No entendía por qué me sentía tan agobiada. Había dormido con amigas, esto sería parecido, no ocurriría nada, de eso estaba segura. ¿Entonces, por qué mi corazón se aceleraba al imaginarme aquello?

Minutos después volví al salón. Nicolette seguía en el sofá, aunque esta vez a su lado, se encontraba otra chica. Supuse que sería la hermana de la cumpleañera, tenía cierto parecido con ella. Además, deduje que rondaría mi edad; Nicolette seguía siendo más mayor que nosotras, pero podía ver que se llevaban muy bien. Oía las risas de las dos chicas, supuse que estarían bromeando, pero me sentí incómoda cuando las dos me miraron.

Hasta ahora no me había fijado, y la verdad, hasta ahora me preguntaba el porqué la gente de aquí no podían tener unos ojos oscuros.

Oh, Eva. Te presento, ella es mi prima Johanne— la susodicha se levantó, mostrando una perfecta sonrisa, mientras sus ojos verdes me miraban intensamente. Melena castaña, igual de larga que su hermana, aunque su tez era un poco más morena. La verdad, Johanne era una chica atractiva.

Nos saludamos con dos besos, uno en cada mejilla y por un momento creí que ahí terminaría todo, pero no fue así.

Tan pronto cómo me senté en el otro sofá, Johanne se cambió de lugar, quedándose junto a mí. Hecho esto, empezó hablar conmigo con total simpatía. No pude evitar sentirme un tanto sorprendida, pero era un gran alivio poder hablar con alguien más, y además de mi edad.

Rato después llegó más gente. Johanne me los presentó a todos. Sus dos primos, su prima y sus abuelos. Todos me saludaron de un modo agradable, y después empezaron hablar entre ellos.

Agradecí profundamente que Johanne se quedase conmigo, haciéndome compañía, siempre con aquella sonrisa. Pero no duró mucho. Sus familiares querían hablar con ella, así que se levantó y con una expresión de disculpa se alejó. En ese momento, Gina —mi tía—, se sentó junto a mí. Por un momento me pregunté de quién había sacado Nicolette tales ojos, ya que su madre nos los tenía.

¿Cansada?preguntó con curiosidad.

De momento no, estoy bien— aquella mujer era muy atenta conmigo. Era algo que no me esperaba, pero sería como tener una segunda madre en Canadá, o eso esperaba.

Si necesitas cualquier cosa, solo dilo.

Gracias.

Por cierto, veo que te llevas bien con Johanne- sonreí con cierta timidez y asentí. Tenía razón, esa chica era muy simpática y extrovertida, fue fácil lograr empezar con buen pie—. ¿Y qué tal con Nicolette?

Aquello me dio qué pensar. Lo único que podía decir de su hija, era la belleza que tenía, por lo demás no logré mantener una conversación tan larga cómo con Johanne.

Bueno... No hemos hablado mucho, supongo que uno de estos días tendré la oportunidad— o eso esperaba, la verdad. Pero algo me decía que vivir tal experiencia sería difícil para mí.

Está bien que pienses eso.

Rato después, llegó la hora de cenar. Los platos y los cubiertos estaban en sus sitios sobre aquella mesa. Ya nos habían puesto algunos la comida en el plato, por ello empezamos a sentarnos. Por mi parte, decidí que el mejor sitio se encontraba junto a mi tío. Supuse que Johanne quiso volver a estar conmigo, ya que la veía muy decidida acercándose a la silla, sin embargo, mi prima se sentó a mi lado antes que ella.

Nicolette la miró cuando su prima le dijo algo que no pude entender, obviamente en francés. Ésta contestó, y después de la intervención del padre de Johanne, buscó otro sitio al cual sentarse.

No pude evitarlo, me entró la curiosidad.

-—¿Qué ha ocurrido?— mi tío sonrió divertido y negó.

—Nada importante. Johanne quería sentarse contigo, pero Nicolette no quiso cambiarse de sitio— mientras decía esto, cogió su tenedor—. Siempre que se acomoda es difícil moverla de un lugar, asi que ahí la tienes.

—Ya veo...

Decidí centrarme en la cena, pero no ignoré los ojos de Nicolette encima de mí, otra vez.

Mientras los minutos pasaban, aquello se iba animando, hasta que terminamos la comida. Por lo que me fijé, Nicolette comía bastante. Había sido una de las primeras en terminar, además no se había quedado satisfecha y repitió. No supe el motivo, pero aquello me hizo gracia, y pensar que alguien como ella comía tanto.

Por otro lado los mayores explicaban anécdotas, no me preguntéis cual porque no tengo ni idea, los adolescentes habían puesto una película en el ordenador, y yo... Bueno yo intentaba aguantar el sueño. Aún no me acostumbraba a esto, ayer mismo había llegado, necesitaba cerrar los ojos y dormir.

—Sobrina, ¿necesitas ir a la cama?- pero yo era testaruda.

—No tranquilo, estoy genial.

—¿Podrás con el postre?

—¿Cuál postre?— Daniel rio y después de dejar su cubierto a un lado de su plato me contestó.

—El pastel. Su prima lo ha hecho expresamente para la hermana de Johanne, y la verdad, no te veo muy animada— otro detalle más, mi tío era demasiado observador.

—La verdad, creo que no voy a poder y...— suspiré—. Necesito dormir.

—Entonces no te preocupes. Lo entenderán, ve a la cama.

Le agradecí con la mirada y me levanté. Después de dar las buenas noches de un modo general subí al cuarto. Me cambié de ropa, me estiré en la cama y apagué la luz. Pero antes decidí enviarles un mensaje a una de mis mejores amigas.

Yo: Estoy hecha polvo D:

Carla: ¿Qué estás haciendo ya en Canadá eh? Chica perversa, estarás con algún rubio buenorro, alto, de ojos azules, perfecto...

Yo: Eh... No. He conocido más chicas atractivas que chicos.

Carla: Aguafiestas...

Carla: En fin, y cómo decías que te iba?

Yo: Bueno, no me hablo mucho con Nicolette. Aunque mi tío es un gran tipo y su mujer también.

Carla: No entiendo porqué no hablas con tu prima, sabes inglés, deberías charlar de chicos aunque sea.

Yo: Ese es tu gran interés, no el mío.

Carla: Da igual, no será tan difícil hablar con ella.

Por un momento recordé las pocas conversaciones que tuvimos, y la verdad, siempre había algo extraño entre ella y yo, pero estaría imaginando cosas extrañas. Nicolette se dirigía a mí con total tranquilidad, mientras yo pensaba demasiado en todo.

Yo: Ya te contaré, el sueño me puede

Carla: Está bien...

Carla: Oh por cierto! Toni me preguntó por ti, ese tipo es demasiado pesado... Dale puerta ya sino quieres nada con él.

Yo: Cuando vuelva.

Carla: Por dios no, tendré que aguantarle, es horroroso.

Carla: Que si Eva aquí, que si Eva allá... Te juro que oído más veces tu nombre en dos días que en toda mi vida

Yo: Exageras, Carla xD.

Carla: Mejor vete ya antes de que te odie por tu estupidez.

Yo: Yo también te quiero :D

Carla: Que te den

Me reí y bloqueé la pantalla. En aquel preciso instante oí el sonido de la puerta abrirse. Supuse sería Nicolette y sin pensármelo dos veces dejé el teléfono debajo de mi almohada mientras me hacía la dormida. Le di la espalda, ya que algo me decía que venía a dormir también, cosa que me tensó por completo. Imaginarme su cuerpo a escasos metros del mío estaba poniendo aprueba mi capacidad de control sobre mis nervios.

Por otro lado, el sueño se había esfumado en un abrir y cerrar de ojos. Segundos después podía oír el sonido de la ropa contra el suelo; se estaba cambiando. Fueron pasando los minutos, hasta que oí una voz lejana. Hablaba con Nicolette, en francés, por eso no entendí absolutamente nada, pero cuando la conversación terminó la puerta se cerró.

Esperé a sentir su cuerpo hundir una parte de la cama, pero eso nunca ocurrió. Aquello me extrañó, y por ello me di la vuelta, dispuesta a saber el motivo, y pude ver gracias a la luz de la lámpara, la cual supuse que ella había vuelto a encender, el porqué.

Nicolette se encontraba en cuclillas, poniendo una sábana sobre un colchón que yacía al lado de mi cama. ¿De dónde había salido?

Su pijama se componía de una camiseta de tirantes blanca, y unos pantalones largos también blancos, con unos dibujitos que me fue imposible distinguir.

¿Te he despertado?su voz me obligó a mirar su rostro. Sus ojos azules me observaban con una expresión que no supe entender.

Eh... Sí, pero no importa— había algo mucho más importante—. ¿Qué estás haciendo?

Preparo la cama.

¿Pero tú no... dormías conmigo?— no os podéis imaginar la vergüenza que me entró al darme cuenta de aquella pregunta.

Por otro lado, Nicolette me dedicó una pequeña sonrisa y negó.

No, desde un principio iba a poner esto, ¿por qué? ¿Acaso quieres que duerma contigo?

¡C...Claro que no!agradecí de todo corazón que la luz de la lámpara no fuera tan intensa, podía sentir cierto calor en mis mejillas que esperaba que no viera mi prima—. Ha sido una pequeña confusión.

Me di la vuelta de nuevo, evitando así que me pusiera aún más nerviosa de lo que estaba, pero ella insistió con un tono divertido.

¿Estás segura? Si quieres dejarme un hueco...

Solo quiero dormir, gracias— ni siquiera yo estaba segura de esa respuesta.

Buenas noches, Eva.

Buenas noches, Nicolette.

Por un momento sentí su mirada sobre mí. Recordé al instante su cielo, pero tuve que obligarme a dejar de pensar en mi prima. Todo aquello estaba siendo muy extraño.

Continue Reading

You'll Also Like

1.1M 54.4K 53
¿Como algo que era incorrecto, algo que estaba mal podía sentirse tan bien? sabíamos que era un error, pero no podíamos estar sin el otro, no podíamo...
902K 47.2K 36
Melody Roberts es una chica muy sencilla, no es muy sociable y solo tiene una mejor amiga. Vive sola en un pequeño departamento, el cual debe de paga...
8.5K 948 39
A Maura tan solo le bastó un... empujoncito, para aparecer en la vida de Lola.
7.2K 796 62
A veces se necesita una segunda vez para conocer a alguien. Las personas pueden convertirse en algo totalmente diferente. ¿Pero qué tan listo se es...