POV SOFÍA
Habían pasado ya dos semanas desde que me fui y, aunque todo estaba perfecto con Lucrecia, les echaba de menos. Una parte de mi sentía que le abandone, deje a mi familia atrás.
Lo único que me consolaba era que Jonah me contaba lo que estaba pasado con Morgan. Después de haber dejado a casi toda su protección herida, estaba vulnerable y si le pasara algo por ello, no me lo perdonaría.
- ¡Sofia, baja a comer!- gritó Lucrecia.
- ¡Voy!- grite de vuelta.
Cerré el teléfono que tenia en mi mano, el que usaba para hablar con Jonah. Según él Austin estaba fatal y eso era lo que más me preocupaba. Sabía que detrás de esa fachada de payaso había un niño aún.
Lo guarde en mi bolsillo y baje. Ayude a Lucrecia a poner el resto de los platos. Al parecer hoy iban a venir unos familiares de su marido, pues antes de casarse con ella, estuvo con otra mujer y él sí tuvo hijos.
- Ya están aqui- dijo feliz.
- Pareces una señora cotilla de esas- ella agarró un cojin y me lo lanzó- Oye, mirate, estas pegada a la ventana-
- Vas a comer mierda, untada en más mierda- me señaló.
- Vale, vale, lo retiro, no he dicho nada- dije con una sonrisa.
El timbre sonó. Ella estaba tras la puerta, se arreglo el vestido que llevaba y abrió. Yo me quedé en el pasillo, no conocía a esas personas.
- Lu- dijo una mujer feliz- Estas fantástica- la abrazo.
- No me mientas para conseguir mi receta Lisa- la abrazo de vuelta.
- No te miente mamá, sigues igual de joven que siempre- dijo el hombro.
- Felipe....Otro que quiere mi receta- le miró y luego la abrazo.
- Siempre, pero de mi ya lo sabes- rio.
Detrás de ellos había una chica y un niño pequeño. La chica tenia la misma edad que yo, seguro y el niño unos cinco años.
- Hola abu- dijo la chica feliz.
- Marlena- le dio un fuerte beso y luego se giro para ver al pequeño- Mira como esta de grande el pequeño Matt- él le sonrió feliz y se agarró a su cintura.
- Hola abu Lu- dijo contra su cuerpo.
- Hola- le miró- Os quiero presentar a alguien- dijo animada.
Se separó de ellos y vino hacia mi, me tomo de la mano, bastante fuerte, y prácticamente me arrastró hasta ellos.
- Ella es Sofia- me señaló- Es la hija de los Tompson. Como mi hija, prácticamente- sonrió, mirado me.
- Un placer- extendí mi mano.
Ellos la tomaron con una sonrisa, menos el pequeño, que me miraba impresionado.
- Que alta eres, como una jirafa- alzó su cabeza para mirarme.
- Gracias- le sonreí.
Me agaché para quedar más a su altura y fue ahí cuando tomó mi mano.
- ¿Ahora mejor?- pregunte, el asintió con una sonrisa.
- ¿Me coges?- preguntó.
- Matt...- dijo su padre.
- Es que es muy alta, imagínate si voy arriba suyo, todos seréis enanos- colento feliz.
Los padres me miraron, dejando la decisión en mi. Extendí los brazos y le cogí. Se sentó en mis hombros.
- Wow, sois como duendes- dijo feliz.
- No le empieces a consentir tanto o no te dejará en paz- comento Marlena.
- Envidiosa- le saco la lengua.
- Vamos a comer, anda- dijo Lucrecia.
Todos fuimos al salón, donde estaba la mesa ya lista. Deje al pequeño en su silla y fui a sentarme en la mía.
- Falta la bebida- comento Lucrecia al ver la mesa.
- Yo voy, estoy de pie- dije- ¿Algo en especial?- les mire.
- Lo que pilles- dijo Lisa.
- Yo quiero lo que toma papá- todos le miraron.
- Agua para el niño- dijo este.
Reí ante la emoción del pequeño, que decayó al escuchar lo que le tocaba.
Fui a la cocina y cogí una jarra con agua y unas latas de coca cola. Volví a la mesa y lo coloque todo.
- Pues ya podemos empezar- dijo feliz.
Al principio se me hizo un poco raro estar ahí. No tenía ni idea de la existencia de todos ellos hasta hace un día. Al parecer la primera mujer de su marido falleció poco después de dar a luz a Felipe. Él lo crío sola hasta los cinco, después conoció a Lucreica y desde entonces están casados.
- Eso fue por tu culpa, no la mia, papá y tu tenías la mala manía de dejarme ahí- rio Felipe.
- Eso es cierto- dijo Lucrecia con una sonrisa.
Tenía ese brillo en los ojos que me encantaba ver cada vez que estaba feliz.
- ¿Y tu Sofia?- todos me miraron.
- Cuéntanos de ti, estamos aquí hablando como cotorras de nosotros- dijo Lisa.
- No hay mucho que contar- dije- Cuando mis padres se iban de viaje me dejaban con Lucrecia, era como mi niñera, con más años que tutankamon, pero mi niñera- ella me pego en el brazo- Luego de un tiempo mis padres fallecieron y me crié con Charlie...mi tío, de ahí vine a verla cuando tenía tiempo-
- Demasiado poco, a mi parecer- se quejo.
- Y ahora estoy de ocupa aqui- la mire.
Ella tomó mi mano, dandome un apretón y una sonrisa.
- Siento lo de tus padres- dijeron.
- Esta bien, fue hace muchos años- le reste importancia- Ahora solo intento que me de la receta de sus bollos de limón, pero nada, no hay manera- ellos rieron.
- Me lo voy a llevar a la tumba, que lo sepáis, buitres- nos señaló.
Todos rieron, ante aquel insulto, incluso el pequeño.
Después de aquello seguimos con el postre y luego empezaron con el té. En mitad de la conversación note como mi teléfono sonó, el único que tenia.
- Perdon, ahora vuelvo- me levante y fui a la habitación- Jonah, ¿qué pasa?-
- Iba hacerte un resumen de hoy- comento.
- Adelante- le escuche atentamente.
- Morgan esta mejor, parece comer más y se encuentra con más ganas- supire aliviada.
Cuando Joanh me dijo que apenas comía y que se pasaba casi todo el día encerrada en su cuarto me preocupe, quise vovler enseguida, pero necesitaba su espacio e iba a darse lo.
- Aprobó los exámenes y ahora hace más...ejercicio- dijo un con un tono raro.
- Que quieres decir con "hace más ejercicio"?- pregunte.
- Sale a correr- respondió.
- ¿Morgan? Pero si hay que despegar la de la cama por las mañanas- no era algo normal en ella.
- Con Austin- añadió- Creo que es para despejarse-
- ¿Y él como está?- pregunte.
- Ahora mismo está en la habitación, estamos en tu casa, todos aquí están desesperados por encontrarte- dijo en un susurro.
- ¿Jonah?- pude escuchar la voz de Morgan a lo lejos.
- Me busca, te dejo, pero deberías llamar a tu equipo, decirles que estas a salvo- dijo rápidamente.
- Gracias- dije antes de que colgará.
Dos segundos. Eso fue lo único que necesito mi corazón para que se volviera loco. Dos tristes segundos fue lo único que pude escuchar de ella.
Me quede justo como antes, dudado en si debía marcarle o no, pero tenía razón, deberían saber que estoy bien. Decidí llamar a Rebeca antes que Austin, sabía que el se quedaría mudo, ella probablemente me insulte y luego me escuche.
Marque su teléfono, dio dos tonos hasta que lo cogió.
- Mira pedazo de imbecil, si me llamas para venderme algo te lo puedes meter con el culo- pues si que estaba enfadada.
- ¿Así hablas a tu amiga?- pregunte.
Se quedó en silencio un momento antes de vovler a hablar.
- Si vas a gritar mi nombre te pido que lo hagas separado del resto o por lo menos llámales y encerraros en un cuarto, porfavor- dije antes de que gritara.
- Te voy a matar en cuanto te encuentre, ¿me oyes?- susurro contra el micrófono del teléfono- ¡CHICOS, REUNION!- me separe del teléfono.
- ¿Que quieres?- escuche la voz de Noah y de Austin.
- ¿Tenemos algo?- preguntó Laura.
- ¿Qué haces con el teléfono en el pecho? ¿Estabas viendo porno?- preguno Austin.
- Callate pedazo de imbecil- pues si que estaba a rabiar.
- No he dicho nada- dijo.
- Ya- dijo- Y antes de que digas nada, yo voy a empezar- ordenó- ERES UNA PEDAZO DE ESTUPIDA. ¿COMO TE ATREVES A IRTE ASI? RATA INMUNDA, IMBECIL, GILIPOLLAS- tomó aire- Te juro que cuando te vea te voy a matar, ¿me oyes? A MATAR- volvió a gritar.
- Hola chicos- dije con una sonrisa.
- ¡¿Sofia?!- preguntaron todos.
- ¿DONDE COÑO ESTAS?- este fue Austin- Dos semanas Sofia, DOS SEMANAS SIN DAR SEÑALES DE VIDA- su voz comenzó a quebrarse- No se abandona a un esquipo-
- Lo se, pero no podía estar ahí, ya no. Chicos lo...- Rebeca me interrumpió.
- Oh no, ni de coña señorita. No me vengas con el "lo siento" te lo metes por el culo o vienes y me lo dices a la cara- dijo molesta.
- Estoy bien, ¿vale?- intente que con eso se calmaran.
- No vale, claro que no vale, ¿donde estás?- pregunto Laura.
- A salvo- me limite a decir- Noah, deja de teclear, te estoy escuchando-
- Callate- dijo.
Me quede un poco impresionada ante aquello. El no era mucho de mandar callar a nadie.
- Chicos enserio, estoy bien- repetí.
- Vuelve, porfavor- dijo Rebeca más calmada.
- Te necesitamos- añadió Austin.
- Te echamos de menos- siguió Laura.
- Y yo a vosotros, os prometo que volveré, cuando todo esto pase, ahora podéis llamarme, pero porfavor, no le digáis nada a Morgan ni Maddison- quería que todo se quedara así.
- Te odio- susurro Austin.
- Que sepas que te voy a llamar todos los días y me lo vas a coger, por tu bien- me advirtió.
- Lo haré- reí.
Escuche como la puerta de mi cuarto de abrió, me giré para ver quien era.
- Lo siento mucho, me he equivocado de habitación- dijo Marlena.
- Todo bien, ¿buscas algo en particular?- pregunte.
- El baño- contestó.
- La siguiente puerta- ella asintió.
- ¿Quien es esa?- escuche la pregunta que hizo Rebeca- SOFIA ,¿QUIÉN ES ESA?- volvió a preguntar.
- Gracias y perdon por interrumpir- dijo amablemente.
- De nada- la vi irse.
- ¿Sofia quién es esa?- preguntó Laura molesta.
- Nadie, una chica- no iba darles detalles de quien, Noah la buscaría.
- No serás capaz de...- se venía otra amenaza, así que decidi que era el momento de cortar.
- Adiós chicos, os quiero y nos vemos pronto- deje a todos a medias y colgué.
Suspiré, la que se me venía encima cuando volviera iba a ser tremenda, lo venía venir.
Salí de mi cuarto para volver a bajar. En el pasillo me choque con Marlena, que salía del baño bastante distraída.
- Joder, perdon- me miró con el ceño fruncido.
Tenía su teléfono en la mano, hablaba con alguien y, por su tono de molestia, no estaba siendo una conversación agradable.
- Tranquila- la mire.
La chica era guapa, pero no era Morgan. Quizá en otras circunstancias habría ligado con ella, pero ahora, simplemente no sentía nada por otra chica que no fuera mi pelirroja.
Me aparté de ella, no quería que se pensará cosas.
- A lo mejor te parece raro, ¿pero puedo preguntarte algo?- asentí- Si tu pareja te sigue con el coche durante quinientos kilómetros porque piensa que estás engañando le, ¿deberías dejarle?- miró su teléfono y luego a mi.
- ¿Tu novio te ha seguido hasta aquí?- asintió despacio.
- Esta a bajo, fuera, en el coche- contestó nerviosa.
- Esta loco, eso para empezar- dije.
- Le deje hace dos días, pero el se...nego, como ya habia pasado antes y luego acabamos volviendo, pues no se lo creyó- se apoyo contra la pared.
- ¿Tus padres lo saben?- negó.
- Y no quiero que lo sepan- dijo nerviosa.
- ¿Quieres que se vaya?- podía salir y pegarle, echaba de menos la acción.
- Es muy terco, no se como lo podrías hacer- me miró con curiosidad.
Le sonreí, se me venían un par de ideas que, según como fuera la cosa, saldría una u otra.
- Vamos- comencé a andar.
Salimos de la casa en silencio y mire los coches que estaban ahí.
- Es ese- me señaló uno gris que estaba en la acera de enfrente.
- Quédate aquí si quieres- mire a ambos lados y cruce.
Toque dos veces el cristal de su coche, al verme bajo la ventanilla. Su cara me decía que no tenía ni idea de quien era.
- ¿Que quieres?- preguntó molesto.
- Que te vayas- apoye mis manos en el borde de su ventanilla- Y antes de que te pongas chulo o cualquier cosa tienes que saber que no estoy de humor, y esta es mi forma más...amable, por decirlo así, de decirte que Marlena ya no es tu novia y no quiere saber nada de ti- le mire.
- Tu eres el marimacho con el que se está viendo, ¿verdad?- bufo.
Me miró molesto. Intento quitarse el cinturón para salir, pero no llego a hacerlo. Agarre su nuca y le estampe la cara contra el volante. El claxon sonó y se quedó aturdido unos segundos.
- Esta era la forma menos agradable- comenté.
Su nariz sangraba, le costaba abrir los ojos, aún así intento agarrarme. Le cogí de la mandíbula y le obligue a mirarme.
- Vete y no vuelvas, como me entere de que sigues acosando la, te mato- le amenace.
El asintió, estaba nervioso al ver mi cara tan seria. Odiaba a estoy tipos y, por un lado, me recordó al imbecil de Ryan.
Le solté y mire como temblaba.
- Buen viaje- dije con una sonrisa.
Segundos después arrancó el coche y se fue. Volví a cruzar y mire a Marlena, la cual parecía impresionada.
- ¿Qué ha hecho?- me siguió dentro de la casa.
- Nada, decirle que se vaya- no hacia falta decirle que le estampe la cara contra el volante, quedaría como una loca.
- Pues...gracias- dijo más relajada.
- De nada- deje que pasara primero, después lo hice yo.
Nos volvimos a sentar. Ellos siguieron con la conversación. Después me puse a jugar con Matt, mientras que hablaba con Marlena. Era una familia encantadora, de verdad, pero lo que más me alegró fue que Lucrecia estuviera así de radiante y pudiera pasar una tarde tranquila.
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