-Fear-

By sweetabsolution

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Bill y Tom son dos gemelos idénticos. Siempre juntos desde bebes, siempre unidos. A pesar de ser iguales físi... More

Familia... ¿Infeliz?
Los niños son niños.
La tarde en el parque del campo de los Señores Schell.
Psicólogo.
El gato.
Decisiones
Otoño a Otoño
Se dice qué.
Ley de Murphy
Ley de Finagle
Impotencia.
Hermanos
Limites
Sexo
Trauma.
Mental Illness
Ángel.
Esquizofrenia.
Saluda Chip.

10 segundos antes del amanecer

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By sweetabsolution

No quizo decirle nada a la policía, ni a sus padres, ni tampoco tuvo energías para fingir que todo estaba bien. Tom sentía que nada importaba porque sentía que había perdido algo. ¿Dramático? No toleraba el contacto físico. ¿Tal vez había perdido la cordura? No poder tener sexo con mujeres le hacia perder la cabeza. ¿Estrés post-traumático? Todo podía ser.

Todo podía ser porque se sentía enfermo de la cabeza, sentía asco por si mismo. Cuando se lo contó a su mejor amigo, lloraba del asco que sentía por si mismo.

"¡¿Qué clase de enfermo acaba con su hermano?! ¡¡Soy un asco, Andy soy un asco, estoy enfermo, mi cuerpo esta enfermo!! ¡¡Tres veces!! ¡¡Tres!! ¡¡Porqué tres!! "


No importo cuantas respuestas científicas Gema buscó en internet sobre el cuerpo masculino y los estímulos sexuales en la violación. No importo cuantas cosas asquerosas Andreas le contó de si mismo, de sus amigos, no importo nada. Nada podía justificar para Tom lo que pasó ese día. Nada podía sacarle el asco mental y físico del recuerdo vivo de la boca de su hermano en si mismo. El recuerdo de su garganta, y la electricidad que sentía cuando terminaba en su boca.

Tom comenzó a beber en su casa y dejar de comer con su familia. Pasaba días enteros en lo de Andreas sólo para evitar a su familia, y como Andreas tenia su quincho, tampoco lo veía a su amigo. Andreas le respetaba pero también se preocupaba.

Las luces la encandilaban, Gema tenia ojos muy claros y eso hacia que no pudiera ver bien. Sus amigos le hablaban pero ella no podía sacar la mirada de ese brabucón tonto de su colegio. Ese era amigo de Bill. Lo sabia porque era él único con tatuajes en la cabeza de toda la escuela y él único que vendía droga pesada. Su teléfono sonó y sacó su celular para llevarlo a su oído.

—Diga.

—Amor, no pude convencerlo. Asique recién estoy saliendo de casa. Seguro llego en 30 si no hay tráfico.

—Mejor que no venga, creo que el hijo de puta está acá. —Exhaló el humo del cigarro sin quitar los ojos de aquel pelón tatuado que se dirigía a su izquierda.

—¡¿Bill está ahí?!

—Se. —Inhalo. El pelón se metió al vip de aquel club nocturno. Era un club al aire libre, enorme, de los mas grandes ya que tenia varias pistas y muchos dj's famosos venían a tocar los sábados.

—¡Mierda! Gema, quédate con los chicos, no quiero que estés ni cerca de ese enfermo. ¿Lo viste?

—No lo vi, pero su grupete esta acá.

—Espérame. Evítalo a toda costa.

—Si amor.

—¡Prométemelo! ¡Te conozco, ni una palabra Gema!—Gema suspiró.

—Si amor. Lo prometo. — Exhalo el humo, viendo que conocía al patovica del vip donde estaban los trastornados.

—¿Andy? —Preguntó su amiga. Gema asintió sonriente, mientras le sacaba su vaso y hacia fondo blanco. —¿Qué tanto quería?

—Romper las pelotas.—Le devolvió su vaso vacío. — Voy al baño, ya vuelvo.

Gema comenzó a caminar por entre la gente y a mirar por donde podía pasar sin serle infiel a su novio por unos segundos. Vio una de las cintitas divisoras sin nadie cerca, y detrás de ella, el vip que estaba escalones más arriba y tenía conexión con otra pista, tenía una de las placas de vidrio bastante rota cerca de su fierro. ¿Era eso un agujero? Segundos más tarde ya estaba intentando pasar medio cuerpo por ahí. Ella era una persona bajita.

Alguien toco su espalda. Era el patovica. Emmet. Gema sonrió.

—¿Gema que estas haciendo? —Frunció su ceño confundido. Alzó sus brazos de forma de circunstancia. —¿Tanta necesidad de pasar por ahí? ¿No te parece que ese pedazo de vidrio roto puede desnucarte?

—Quería pasar. Una amiga borracha pasó para allá. —Dijo siendo sacada con la ayuda de su viejo amigo. La miró algo desconfiado. —Es que se fue con un viejo creepy... y viste, no tengo tanta plata para pagar la diferencia.

Luego de ponerse la careta más falsa de todas, Gema convenció a Emmet que la dejara pasar al Vip.

Caminó, se había metido en el baño de hombres, y caminó. Las piernas ya le dolían y no veía ningún rastro de los hijos de puta.

De repente los flashes de las luces la encandilaron nuevamente y la gente comenzó a acercarse al escenario del fondo, esa pista tenia dj's en vivo esa noche. La multitud la llevaba pero sólo una cabeza iba contracorriente y era una con un tatuaje peculiar.

Bingo, Gema había dado en el clavo. Ahí estaba el brabucón. Se apresuró lo más que pudo para no perderle la vista, y cuando por fin pensó que lo había logrando alcanzar las luces se apagaron y los humos salieron y lo perdió.

Unos borrachos la empujaron y la hicieron tropezar torpemente hacia adelante, donde por fin salió del humo y pudo ver como una puerta del costado del escenario se cerraba. ¡Era ahí! ¡Gema lo sabia! ¡Su instinto lo sabía!

Empujo, y le costo, pero logro entrar. No había nada. Solo cables y gente de sonido que la ignoro por completo. Un pasillo. Puro instinto, y cero pensamientos, llegó a su final, varias puertas de las cuales una media abierta mostraba ser un baño. La música se escuchaba lejana. Pero todavía hacia retumbar el suelo y sus oídos.

¡¡¿Qué?!! ¡¡Qué me importa, que mierda me importa, no me importa, bla bla bla bla blaaaa!!

Un ruido muy fuerte la asusto. La puerta se abrió, el brabucón de la escuela la miraba, y detrás de él varios hombres cerca de sus 35 años o más pusieron su extraña mirada en ella.

—Lindo tatuaje. —Cerró sus ojos luego de sonreír de forma nerviosa. Los abrió, odiándose por decir semejante pavada a semejante ser frente a ella.

—¿Y vos quien sos? ¿Cómo llegaste acá? —Dijo uno de los hombres. El otro dio vuelta al pelón y lo miro de forma amenazante. —¿Trajiste una noviecita acá?

—¡No es mi novio! MI novio tiene pelo. — Todos la miraron algo enojados. —Estoy buscando el baño.

—¡¿MENTIRAS?! ¡¿Escucho mentiras?! —Los ojos de Gema viajaron hasta detrás de todos ellos, donde un chico tropezaba mientras caminaba hacia atrás y chocaba contra la pared completamente asustado. —¡¿Qué dicen?! ¡Me dicen que son mentiras! ¡¡Mentiroso!!! ¡¡MEN-TI-ROSO!!

Una figura delgada, con el cabello largo negro y una nariz que conocía muy bien, pasó delante de sus ojos. Era él.

Bill caminó hasta el chico, con un cuchillo en su mano y se lo puso en le cuello, acercó todo su cuerpo hasta este, quien paralizado comenzaba a llorar, y le sujetó la cara para escupirle en ella. Los hombres mayores se dieron vuelta al escuchar el llanto desaforado del chico y sujetaron a Bill de sus brazos con dificultad. Gritos, forcejeos y luego de varios insultos, dejaron ir al chico que aun seguía llorando.

Gema seguía paralizada sin poder creer lo que había visto. ¿Acaso Bill estaba a punto de matar a alguien? Sin importante nada se metió a la habitación, donde había varios sillones, con paredes recubiertas.

—Pero pendeja que te pensas que... —Gema lo cayó con la mirada, y pasó de él. Por suerte los hombres ya no estaban ahí. Se paró frente a Bill. Lo miró a los ojos, se veía bastante mal.

—Ey...— Le dijo Gema, pero no tuvo respuesta, se reía y miraba de forma fija a su izquierda. —¿Hola? —Pateó su zapato, pero este solo se río más, esta vez miró el techo y se carcajeo a tal punto que le llamo la atención el porqué. Miro hacia arriba. Nada estaba allí.

—Gema no te recomiendo que lo molestes, no esta muy cuerdo. —Se dio vuelta para mirar al pelón a la cara.

—¿Cómo sabes mi nombre? Yo no se el tuyo.

—Vas a mi escuela. Te tengo de vista. ¿Queres droga? Yo te la puedo vender no tenes que hablar con él.

—Bueno en realidad, necesito hablar con él.

Gema puso los ojos en Bill, quien seguía sonriendo y tenia la tez pálida como un muerto, pero debido a una rosácea evidente podía distinguirse de uno. Lo conocía de la escuela, el chico andrógeno, con facciones femeninas y un maquillaje impoluto, pero ese Bill no estaba en esa habitación. Su maquillaje estaba casi inexistente, como si se lo hubiera hecho hacia varios días pero nunca se lo hubiera sacado. El negro de los ojos casi no estaba. Le recordaba mucho a la mirada de Tom.

Se cuestionaba el porqué de los moretones que veía en ambos brazos.

—No voy a poder hablar con él. ¿Verdad? —Dijo bastante preocupada del estado en que lo veía. Se veía alterado, ido, bastante delirante, observó la mesa a su izquierda. "Mucha droga". Pensó. Aquella mesa, tenia de todo.

—Suele tener estos momentos... pero cada vez esta peor. —Recordó como su hermano estaba casi igual, pero por culpa de él. La ira le empezó a correr por las venas, y la violencia le cegó la cordura y corrió hasta él y le pegó una cachetada que le hizo mover su rostro.

El golpe había retumbado a pesar de la música alta que había en el lugar.

—¡¿Qué mierda?! — Gritó Bill, volviendo sobre si mismo, puso los ojos en Gema. Se recompuso, y se irguió sobre el sillón de si mismo.

—¿Queres más? ¡¿Quien te pensas que sos para andar haciéndole esas cosas pervertidas a mi amigo?! ¡¡Enfermo!! —Gema atinó a pegarle otra cachetada y Bill, como si tuviera un sexto sentido, se la detuvo en el aire, tomándola de la muñeca, y obligándola agacharse mientras él se levantaba.

Ahí fue cuando Gema entendió que había metido la pata.

—¡¿Y esta pendeja puta quien es?! ¡Quien carajo sos! —Grito en su cara, su mirada era totalmente diferente, se veía drogado pero se veía por demás de lucido.

El chico corrió a socorrerla pero no logro meterse por más de cinco segundos que Bill le pego una patada en la entrepierna y un rodillazo en la cabeza, haciendo que caiga al suelo aturdido. Gema forcejeó a más no poder y terminó contra la pared. La mirada de Bill le daba miedo, tenia los ojos muy abiertos y una mirada totalmente turbia.

Bill veía que el brazo le dolía entonces comenzó a torcérselo aun más, y ella para que la soltara intento clavarle las uñas en vano. Arrugo su cara y mordió su cachete interior aguanto el grito de dolor.

—¡¿Te pensas que podes pegarme como si nada?! Puta de mierda.

—¡Suéltame! ¡Basta! —Gema no podía soltarse y sentía que iba a quebrarle el brazo en dos. Bill se pegó a ella, y abrió su boca en su cachete, mordiéndolo y dejándose caer hasta su cuello, donde clavó los dientes.

—¡Que haces! ¡Aaaahhahaaa! —Gema gritó y se un movimiento brusco logró soltarse y empujarlo un poco lejos. Llevo su mano a su cuello, asustada, con miedo a que le halla arrancado un pedazo de carne, pero antes de poder asegurarse de algo, Bill se le pego otra vez. Gema se alejó hacia la izquierda, visualizando la puerta al otro lado de la habitación. Mierda. pensó. No estaba del lado correcto de la habitación.

—¡Hijo de re mil puta estas loco! ¡¡¡No me sorprende para nada que hallas violado a tu hermano!!! ¡¡Te mereces el infierno, la muerte y mucho más!! —Gritó Gema a punto de llorar de la impotencia. Quería matarlo a golpes pero la vida le había dado la maldición de nacer como una mujer de un metro sesenta. Bill casi llegaba al metro ochenta.

El pelinegro no respondió nada, más bien, su posición corporal parecía haber cambiado por completo. Eso generó en Gema más violencia.

—¡¡¿Qué?!! ¡¿Te pensaste que no lo sabia nadie?! ¡¡Tom está destruido por tu culpa, por tu puta culpa porque sos un violador de mierda le cagaste la vida!! ¡¡Tirado está!! ¡¡Te mereces lo peor de esta vida!! ¡¡Lo peo...—Gema se quedo sin aliento, no pudo seguir porque la persona que tenia adelante había cambiado por completo de comportamiento. ¿Qué era lo que tenia mal esa persona? Bill dejo de mirarla para tener la mirada gacha, ida, sus ojos iban de izquierda a derecha, de derecha a izquierda.

Gema observó la puerta, atinó a correr pero antes de pasarlo Bill largó una patada al aire, rompiendo el espejo de la pared en mil pedacitos. Gema cerró sus ojos y se agachó huyendo de los pedazos de espejo que volaban por el aire. Quedo agachada, hecha un bollo por un buen rato.

Susurros... abrió sus ojos poco a poco.

"...no.....yo no.... no.... ¿Por...que...?.... yo no... no quise... no quisee... ustedes... ¡Hijos de putaaaa!!! no... yo no.... yo no...."

Gema miró a su izquierda, donde Bill estaba arrodillado, otra vez tenia esa expresión en su rostro, ido, parecía triste, susurraba palabras que casi no podía escuchar, pero repetia mucho lo mismo.

"yo no... no quise... no quisee...no... yo no.... yo no...."

Gema pudo distinguir como había sangre en sus manos, tenía pedazos de espejo roto en ellas, y las apretaba a más no poder. Las alarmas se dispararon, se levantó y cuando estaba por hacharse a correr su voz la detuvo.

—...¿Cómo está? ...¿Está muy mal? —Gema frunció su ceño y lo miro sobre el hombro.

—¿A quien queres engañar? A vos no te importa una mierda como está ni como va a estar, no te importa tu hermano, porque sino, nunca hubieras hecho eso. Enfermo de mierda.

Gema se hecho a correr sin mirar atrás.

Gente, gente, patovica, novio.

[...]

—¿Por qué fuiste sola? — Preguntó un Tom bastante flaco, cuyos pómulos se veían marcados y profundos.

—Porque se me dio la gana. —Dijo Gema, mientras fumaba un cigarrillo y tomaba un vaso de cerveza.

—¿Qué tan drogado se tiene que estar para morder a alguien así? —Preguntó Tom preocupado. Andreas miró a Gema, ella le devolvió la mirada.

—¡Queseyo Tom, la gente drogada!

—No viene al caso Tom, ya déjala, no quiere seguir pensando en el tema. —Dijo Andreas, tratando de desviar el tema. Miró la pizza que su amigo no había terminado.

—No es normal ir a una fiesta así y que un loco te muerda. Hay que avisarle nose, al...al... ¿dueño del lugar? —Andreas sujetó la pizza.

—¿No mas? —Media pizza era. Fría, horrible.

—No.

—¿Otra vez? ¿Solo media pizza?

—No tengo hambre.

—¿Ni para una porción de pizza? — Tom se levantó, malhumorado.

La cosa no terminó ahí, discutieron, Tom amenazo con irse a su casa, a lo que Andreas le respondió que deje de manipularlo para no mejorar. Porque la pareja sabia bien que estaba haciendo: Se aislaba, no comía, no salía, evitaba a su familia, dejaba las clases. Todo lo que hacia esa signo de depresión, una depresión fuerte, y era momento de tratarlo.

Tom no hablaba de su hermano ni de detalles de nada. Se hacia el superado y limpiaba el quincho por cuestiones de respeto.

Gema y Andreas se preguntaban a donde iba todo esto, porque claramente Bill estaba mal de la cabeza y era una persona peligrosa, pero Tom... Tom era bueno, pero estaba teniendo comportamientos tan depresivos, que temían que con el tiempo, terminara mal.

¿Las enfermedades mentales son de familia?

[...]

Habían recibo una llamada de la escuela, Tom había juntado el mes de faltas. Gordon y Simone se cansaron de tenerle paciencia, la educación era el limite. ¿Estar toda la semana fuera de casa? Aceptable pero cuestionable, ¿Dejar la secundaria? No. Era hora de hablar.


—Podes venir un segundo.—Dijo Gordon, viendo a su hijo quien al dejar la mochila sobre el sillón en la otra sala pensaba que podía pasar sin saludar directo a su habitación. Tom dio un par de pasos atrás y entro al comedor.

—¿Qué pasó? —Gordon se quedo atónito viendo su rostro. No hacia tanto le había visto, si poco tiempo y al pasar pero... no lo había visto en la vida tan delgado. Se puso de pie y camino hasta estar a su altura. Ahora compartían altura, puso una mano sobre su rostro, acariciando esos pómulos tan hundidos. Trago saliva, con miedo, tenia miedo, porque su hijo estaba demasiado flaco y ese comportamiento era...

—¿Qué?— Dijo Tom sacándole el brazo de un manotazo. Era su padre pero aun así sentía rechazo, en especial cuando un familiar lo tocaba. No entendía porque su padre le veía tan abatido, se veía como si fuera a contarle algo feo sobre su madre. Tom comenzó a preocuparse realmente. Escaneo la habitación, su madre no estaba allí. —¿Dónde está mamá? ¿Qué le pasó? ¿Paso algo?

Gordon negó, y junto fuerzas para ser el padre que tenia que ser, para tener la mentalidad firme y no quebrarse. —No, tu mama está bien.

—¿Y donde está?

—En el trabajo.

—¿Entonces?

—Tenemos que hablar.

—¿Sobre que? Voy a dormir de Andreas, no tengo mucho tiempo, el bus deja de andar a las 12 pm.

—¿Cenaste? —Tom frunció el ceño. —¿Almorzaste?

—¿Tanto escandalo por eso? Si que comí.

—¿Ah si? ¿Qué comiste?

—Comí sushi. —Mintió.

—¿Ah si? ¿Para el almuerzo?—Gordon desencajó la mandíbula.

—Si.

—No sabia que servían sushi en el comedor de tu escuela. —Tom bajó la mirada, la había cagado. —No sabia que ibas a una escuela taaaan cara que servían sushi. No viene en el catalogo que pagamos todos los meses con la cuota.

—Es que...

—No se que pasa contigo. Pero por si no lo notaste, que parece que no, hoy es miércoles. —Tom realmente no lo recordaba. —Y hoy se suponía tenias practica de básquetbol. Pero tu pelota esta en tu habitación cubierta de polvo y tu conjunto del equipo esta en tu armario sin usarse hace semanas. ¿Meses ya? No lavo ese equipo hace meses creo yo.

—No juego más.

—Y tampoco vas a la escuela parece porque me llamaron para decirme que superaste el numero de faltas por año y que perdiste el año. —Tom empalideció. No recordaba haber faltado tanto. No recordaba cuanto tiempo hacia que estaba durmiendo de Andreas. Una sensación extraña apareció en su pecho. 

—Tengo que irme... —Quiso darse la vuelta pero Gordon lo detuvo. 

—No, no. Tenemos que hablar. Estas muy flaco Tom. Creo que no vas a ir más a lo Andreas, tenes que quedarte en casa. Podes hacer el año virtual para no atrasarte y podemos resolverlo y...

La puerta de la casa sonó, Simone llegó, al verlos juntos y hablando, sabia que Gordon había empezado antes sin esperarla, eso la enfureció. 

—¿Estas hablando con mi hijo sin mi? —Tom puso sos ojos en el aire. Si iban a discutir él no quería ser parte de eso. Se soltó del su padrastro y salió caminando. Esto sacó de sus casillas a Simone que empezó a seguirlo gritándole cosas. 

—¡¿Porque no pensas en tu futuro?! ¡¿Como vas a faltarnos el respeto de esa manera?! ¡¡Como podes perder el año de escuela!! ¡¡¿Te pensas que todo es joda para vos?!!

—¡¡Basta mamá!!

—¡¡No basta nada!! ¡¡¿Por qué estas tan flaco?!! ¡¿Porque no volves a casa?! ¡¡Quiero explicaciones ahora mismo.!! 

Tom intentó cerrar la puerta de su habitación  pero su Madre se colo a la fuerza y le golpeo una cachetada. 

—No te conozco, no se quien sos. Te aislaste tanto que ya siento que no tengo un hijo. 

—Simone que mierda estas haciendo basta. —Gordon entro a la habitación y se paro entre ambos. Tom tenia ganas de llorar, pero no iba a hacerlo. Trago saliva. 

—Me importa una mierda lo que pienses, todo es tu culpa. —Dijo Tom, sintiendo nauseas otra vez, recordando las sensaciones de esa noche. 

—¿Mi culpa? ¿Qué te guste pelotudiar mas que estudiar? 

—¡Simone basta! 

—¡¡No te metas, estoy hablando con mi hijo!!

—¡¡También es mi hijo Simone, estoy harto que siempre recalques que es tu hijo cuando te conviene!! — Simone le pego una cachetada a su esposo. Tom quedo boquiabierto, nunca Simone le había pegado a Gordon. 

—Estas completamente loca, ahora entiendo todo. —Dijo Tom, teniendo escalofríos y aun nauseas más potentes. El estomago le empezó a rugir de tal forma que todos podían oírlo. Ver a su madre con esa mirada de loca le hizo disparar todos los pensamientos oscuros que retenía.

La mirada desquiciada de Bill se cruzo su mente. Por un segundo le recordó a su madre. Cerró sus ojos, tratando de controlar sus memorias. Pero no podía, podía sentir sus manos por su cuerpo, el calor le inundó el cuerpo, comenzó a sudar y tuvo que sacarse la campera y el buso. 

Ambos padres le miraron de forma extraña, se estaba sacando todo el abrigo y hacia una temperatura bajo cero. No estaba para nada caluroso. ¿Qué ocurría con su hijo? 

—Tom... hijo, hace frio. —Dijo Gordon intentando acercarse lentamente hasta él para detener el comportamiento compulsivo que estaba teniendo. 

Comenzó por la campera y siguió por el buso y como sus cachetes se tornaron rojos mientras su respiración se dificultaba, aun se sentía asfixiado, se sacó su remera.  

Tenía mucho calor, y se abanicaba con sus manos, y se sentía totalmente aturdido, el recuerdo de la sensación de su boca en su miembro no se iba, se sentía mal, asco, asco, asco, podía sentirlo, escucharlo, sentía todo. Como si siguiera ahí. Todo con esa mirada de desquicio que su madre tenia, no podía ni verla, se giró, tapando su rostro con sus manos. No podía ni quería verla, no podía ver a nadie que le recordaba a su hermano. Por eso no se veía en el espejo ni tampoco sabia bien como se veía hacia semanas. 

Gordon y Simone se miraron mutuamente sumamente preocupados por el aspecto físico de su hijo, las costilla se le marcaban notablemente, y los músculos que él solía tener marcados en los brazos seguían ahí, pero eran casi inexistentes. 

Simone comenzó a llorar de la impotencia. Su hijo así de flaco se veía igual que Bill en su peor etapa de anorexia. Era como una versión adulta de su niño. 

—Estas comportándote igual que él. 

—¡¿Igual que quién?! —Tom se dio una vuelta, Gordon quedó impresionado de como se le marcaban las clavículas y como viendo el cuerpo y la cara, se veía más flaco aun. —¡¡Igual al hijo que abandonaste!! ¡¡¿Te referís a mi gemelo no?! ¡¿Te referís al hermano gemelo que abandonaste a su suerte porque no era perfecto?!

—Tom yo no... —Simone quedo paralizada y comenzó a llorar a todo pulmón. Gordon corrió para separar a Tom se su madre, quien se le había parado al frente para gritarle. Gordon nunca había visto a Tom tan alterado en su vida. 

—Tom respira, estas temblando. —Tom desvió la mirada hacia donde los ojos de su padrastro se encontraban, en su mano izquierda, lista para golpear a su madre, su puño cerrado temblaba a más no poder. Su padrastro cometió el error de tomar su brazo y eso disparo su fobia. Tom le empujo y comenzó a gritarle a su madre. 

—¡¡Todo es tu culpa, todo es tu culpa!! ¡¡Te odio, te odio!! —Pego una patada al armario, casi rompiéndolo, su madre se corrió hacia un costado, y gordo lo tomo de la cintura para controlarlo. —¡Es su culpa! —Dijo con mil lagrimas cayendo por su mejilla. —¡¡Tu puta culpa, madre de mierda!! ¡¡Hija de puta!! ¡¡¿Por qué tuve que lidiar yo con las cosas que son tu culpa?!! ¡¡Lo abandonaste!! ¡¡Lo dejaste sin ayuda!! 

El contacto de Gordon hizo que las nauseas se incrementaran y Tom, termino vomitándolo todo hasta sentirse tan mareado que cayo al suelo. 

No comer y vomitar no eran una buena combinación. 

[...]


Tom abrió sus ojos, sintiendo la humedad del agua correr por su rostro, estaba en la bañadera de su casa, sentado en el suelo, en bóxer, su mente gritaba pero él se sentía tan agotado que no pudo reaccionar, el mareo tampoco había cesado. Le costaba enfocar la vista en algo o siquiera concentrarse en un pensamiento. Desvió la mirada a su izquierda para ver a Gordon de brazos cruzados mirándolo de forma compasiva. 

—¿Cómo te sentís? —Su voz comprensiva y cariñosa le hizo entrar ganas de llorar. Tirado en la tina con la cabeza en alto y sin moverse comenzó a llorar, para Gordon se veía como un niño pequeño. Lo recordó cuando era niño y se asustaba con la oscuridad y lloraba corriendo a sus brazos. Le dolía verlo tan destruido emocionalmente. Se acercó y siseo para tranquilizarlo. Levanto un brazo no para tocarlo sino para hacerle seña de que baje el llanto pero Tom lo interpreto como acercamiento físico por lo que se asusto y se alejó a toda costa de él. 

—No voy a tocarte... ¿Qué pasa? Podes hablar conmigo, ya lo sabes. —Tom había parado de llorar como un mocoso pero seguía llorando en silencio. Lo dudo pero habló.

—Aaa...—Se mordía el labio para no romper en llanto. Su rostro estaba rojo, y sus cejas arqueadas hacia arriba. No podía decirlo. —Acabé... —Gordon frunció su ceño. —Tres veces... tres vecess... estoy enfermo... necesito ayuda... nece...se...nece... —Tom dejo de mirarlo para mirar hacia la nada y llorar y llorar se abrazo a sus piernas para morder su rodilla. 

—No te entiendo. 

—Tres veces... tres.... yo... —Escondió su cara en sus rodillas. —Él me obligo, pero... no se co-como pa-paso no s.e no se. —Las alertas de Gordon se dispararon. — Él me obligo pero f-f-ui yo quie-en reacciono y acabeeeé. —Se largo a llorar y escondió su rostro. 

—Tom. ¿Quién fue? —Su corazón tenia un hueco imposible de llenar. Sabia que algo le había pasado a Tom pero era un hombrecito nunca pensó que seria victima de abuso. 

—Bill. Bill... él me... yo... —Comenzó a tener arcadas, vomito sobre si mismo otra vez. y Gordon estaba tan anonadado que no sabia que hacer. Optó por llevarlo al hospital. 

[...]

La puerta de Gema sonó, sonó y sonó. La dejo sonar porque era la madrugada y no quería que nadie le robe, pero le tocaron tanto el timbre que decidió abrir la puerta antes de matarse. Sus padres estaban de viaje y sabia que era peligroso, pero las ganas de dormir le pudieron. 

Al abrir la puerta se encontró con un Tom descalzo, con un jean que claramente le quedaba enorme y una camera con capucha puesta. Sus ojeras eran violetas. Tom nunca había tenido ojeras. 

—¿Qué pasó Tom? ¿No podías llamarme? ¿Te das cuenta la hora que es? 

—No tengo un teléfono. Hui del hospital, no puedo volver a mi casa. No puedo. —Gema se encandilo con el primer rayo de Sol detrás de su amigo, estaba amaneciendo. Le hizo seña para que pase y Tom entró. 

—Justo llegas antes del amanecer. Mírate vos que timing, 10 segundos más y la gente te hubiera llamado la atención por andar descalzo con esa cara y sin zapatos. Mis vecinos son chusmas y perseguidos. 

—¿Qué hora es? —Pregunto Tom. Aturdido. 

—Queseyo, la hora del amanecer. 


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