Siempre mía

By CaroYimes

59.5K 6K 372

Pobre Joseph, alguien debió advertirle que se estaba equivocando al contratar a Lexy como su nueva secretaria... More

1. Cuatro patas
2. Las mentiras de la novia
3. No confundas las cosas
4. Cuerda floja
5. Mordiscos
6. Debajo de la mesa
7. A jugar
8. Verdad que quema
9. Morir y no florecer
10. Desaparecida
11. Preocupado
13. Íntimo
14. Adorable
15. Segundas oportunidades
16. Primera vez
17. Conmigo
18. Lo que quieres
19. Mundo pequeño
20. Protector, héroe y algo más
21. Polos opuestos
22. Encuentros matutinos
23. Enfrentamientos y amenazas
24. Tan todo
25. Primeros sentimientos
26. Bien y mal
27. Vivir sin vivir
28. Cansada de esperar
29. Sin criticar
30. Los dramas de Lexy
31. Mango
32. Juegos y expuestos
33. Vergüenza y hombres enamorados
34. La flameante Anne Fave
35. Un castillo para una princesa
36. De bestia a enamorado
37. El miedo y el amor
38. Advertencia
39. Nuevos caminos
40. Renunciar
Noticia
41. Su chica
42. Mentirse a uno mismo
43. Piensa en ti
44. Las prácticas de Storni
45. Los sentimientos de Storni
46. El camino correcto
47. La familia Bouvier
48. Salvador
49. Indestructibles
50. La debilidad de Joseph
51. Tres cosas
52. Perfecta despedida
53. Flores y sorpresa
54. Ataque
55. Buscando lo que quema
56. Silenciosa venganza
57. Cuerpo y alma
58. La distancia como prueba de amor
59. Cumpleaños
60. Esa cosa que llamamos amor

12. Lo que Storni quiere

1.3K 170 14
By CaroYimes

Lexy dominó la cocina con su gracia para la misma y Joseph fue participe de cada movimiento de la chica. Intentó mantenerse lejos y con las manos quietas, memorizando los buenos consejos que Lexy le entregaba a la hora de condimentar o asar algunas presas de carne.

No comieron pavo, pero sí un buen filete que Lexy preparó con verduras asadas y que llevó a la mesa junto a una gran copa de helado que ella misma había elegido desde la surtida nevera de Storni.

Se comió el postre antes que la comida y, no obstante, Joseph la regañó en algunas oportunidades, ella desobedeció con gracia y diversión.

Comió relajada y disfrutó de la charla que su jefe le ofreció, donde evitaron hablar de sus actuales problemas y se centraron en sus futuros y nuevas metas.

Casi a las ocho de la noche y percibiendo lo cómoda que ella se sentía con la tranquilidad que Joseph le ofrecía, se atrevió a llamar a su abuela para pedirle ayuda en tan incómodo momento.

La anciana se alegró de oír su voz, pero se preocupó cuando su nieta le pidió que la cubriera durante todo el fin de semana con sus padres y novio, ese que nunca había logrado convencerla.

—Si Esteban te llama, no contestes y si va a verte, no abras la puerta —dijo y la anciana suspiró al otro lado de la línea.

—Tienes que presentarme al nuevo galán —reclamó la anciana y Lexy rio nerviosa a través de la línea—. ¿Cómo se llama?

—Abuela...

—Sabes que soy de confianza —aseguró la mujer.

—Es mi jefe —dijo Lexy, mirando en todas las direcciones.

—¿Storni? —preguntó la mujer con alegría. Lexy le dedicó un suave "ajá" por la línea—. Mis predicciones nunca fallan, tengo que agradecerle a la "Pachamama". Guapo llega en primavera y se lleva al novio a la tumba en invierno.

—¿De qué estás hablando? —preguntó Lexy, confundida con las ridiculeces que su abuela le transmitía por el teléfono.

—Yo me entiendo, mija, tú no te preocupes por nada, yo te voy a cubrir con todos. Pásala bien, lo mereces —le dijo cariñosa.

Ella dejó caer el auricular del teléfono de Joseph con cuidado y se quedó pensando en las palabras de su abuela y la amabilidad que la mujer siempre le ofrecía en casos de emergencia. Pero después llegó la inseguridad y el miedo, y especuló que de seguro Esteban la estaba buscando para continuar discutiendo. Encendió su teléfono y la sorpresa la dejó con el corazón en la garganta cuando lo único que encontró fueron notificaciones provenientes de Joseph Storni.

"Alguien de verdad se preocupa por ti". —Su conciencia salió para fastidiarla y Lexy gruñó enrabiada.

Odiaba cuando no era capaz de controlar las cosas y, si bien, el día anterior Joseph le había dejado bastante claro que no estaba interesado en ella, no en ese modo que ella quería —romántico—, sus correos electrónicos e insistentes llamadas la confundieron otra vez, dejándola en el punto de partida.

—¿Todo está bien? —preguntó Joseph, ingresando a la habitación con toallas limpias en las manos.

"No, claro que no, tu bipolaridad me confunde. ¿Qué quieres de mí?". —Interrumpió su conciencia.

Era claro que ambas necesitaban una explicación.

—Sí, todo bien —mintió Lexy y suspiró con los ojos fijos en la pantalla de su teléfono—. Gracias por las toallas, voy a tomar una ducha.

Cogió las toallas y marchó, cerrando la puerta detrás de ella, marcando una fría distancia entre ellos, una distancia que dejó a Joseph confundido, y es que una hora antes todo estaba bien.

Habían charlado con naturalidad y habían reído de todas sus bromas. ¿Qué había cambiado entonces?

"¿Por qué tan mentirosa? ¿Por qué no le dijiste que su bipolaridad nos confunde?" —Su conciencia le hizo frente y no la dejó asearse tranquila.

"Porque no me interesa". —Respondió ella de mala gana.

"Sí te interesa, pero te da miedo seguir arruinándolo todo". —siguió.

Y siguió:

"¿Por qué no le respondes uno de sus correos?"

"¿O por qué no intentas ir más allá?"

"¿A qué le temes? ¿Al rechazo? ¿A qué te diga que Anne Fave es mejor?"

"¡Cállate!". —Gritó enrabiada y luchó con el pijama que Emma le había facilitado para que durmiera mejor.

No pudo ponérsela y, por más que intentó, tenía los brazos tan lastimados y doloridos que, los golpes de Esteban le impedían incluso vestirse.

Se acomodó la toalla por encima del pecho y agarró la prenda de Emma entre sus manos, lista para correr por la casa y pedir ayuda, pero en cuanto abrió la puerta, sus ojos se encontraron con Joseph, quien estaba sentado frente a la puerta y en plena oscuridad.

—¡Por dios, estás loco! —chilló asustada y sacudió la prenda de Emma en el aire, atemorizada.

—¿Estás bien? —preguntó él.

—No, estoy cabreada de todo esto. —Ella se soltó y Joseph la miró con temor—. Estoy confundida y tengo miedo de preguntarte qué te pasa, porque cuando intento acercarme, me ilusionas, me tratas bien, me mimas. ¡Si hasta me coqueteas! Y después me alejas con tus problemas... no te entiendo y no estoy segura si quiero verte otra vez... —jadeó por la falta de aire y se sintió más liviana.

—¿Quieres qué te lleve a casa? —preguntó él, rendido y sin mirarla.

—No.

—¿Entonces dime qué quieres? —inquirió Joseph.

—¡No, tú dime qué quieres! —demandó rabiosa y regresó al baño para buscar su teléfono móvil—. Me llamaste más que mi padre y entiendo que se relaciona al trabajo, pero también me enviaste cinco correos y no estás siendo un jefe ofuscado en ellos, esas siendo un... estás siendo tu...

—¿De verdad quieres qué te diga lo que quiero? —investigó Joseph con los ojos oscuros.

—Sí, por favor, evitemos todo este drama y seamos sinceros —pidió ella.

—Quiero follarte, Lexy —reveló sin nada de vergüenza. Lexy se quedó boquiabierta y sus ojos se desviaron pocos segundos a la cama frente a ellos—. No, no aquí, quiero follarte encima de mi escritorio y en cuatro patas, quiero follarte en la alfombra que ensuciaste con café y en la sala de conferencias que te entrevisté.

—Yo...

—Pero yo no voy a darte rosas, ni caricias, ni risas después del sexo, solo voy a hacerte mía y ya —confesó Storni.

"Mentira, le compraste rosas para que te perdonara". —Le recordó su conciencia y Joseph se mordió la lengua.

—Sí quiero —dijo ella y Joseph se levantó desde su posición para acercarse. Estaba ansioso y hambriento—, pero no-no puedo —respondió, intentando mantenerse fuerte, cuando en verdad la entrepierna se le humedecía y su cuerpo temblaba solo al imaginar todo lo que el hombre le había dicho.

Joseph se quedó a medio camino, defraudado por lo que Lexy acababa de decirle.

"Golpe bajo, hermano". —Se rio su conciencia y Joseph apretó los puños con rabia.

Respiró profundo y se contuvo.

Tenía muchas cosas que decirle. Quería confesarle que le había comprado rosas y que no había dormido nada la noche anterior pensando en ella, pero se tragó sus palabras, porque sabía que eso iba a sonar como un grito desesperado para tenerla en su cama y, aunque lo practicaba con otras mujeres y las lastimaba después de desecharlas, su conciencia, a la que empezaba a agradarle Lexy, no lo dejó continuar.

—Debes estar cansada, te voy a dejar dormir —musitó dolido. Jamás lo habían rechazado con tanta determinación—. ¿Necesitas algo más?

—Sí —reveló ella y le extendió el pijama de Emma—. No puedo mover muy bien los brazos y no puedo vestirme...

Joseph asintió, ignorante de la solicitud de la joven.

Cogió la prenda que antes le había ofrecido y la miró con poco interés. Ante él, Lexy volteó y se quedó helado cuando la chiquilla se quitó la toalla sin nada de vergüenza, mostrándole todo su cuerpo, desnudo y demasiado apetecible para ser real.

Se cubrió el rostro con las manos y deslizó las mismas por toda su cara, donde ahogó un suspiro desesperado. Estaba completamente desnuda a menos de medio metro de su cuerpo y no estaba muy seguro si iba a poder contenerse.

"Enciende la luz". —Exigió su conciencia y Joseph esbozó una juguetona sonrisa.

—No tengo las caderas de la señorita Fave, lo siento —interrumpió Lexy y Joseph bufó de mala gana.

Ignoró sus referencias y se arrodilló a su lado para ayudarle con la prenda y, aunque estaba siendo maduro al respecto y se estaba tomando con humor la incómoda situación en la que Lexy lo tenía, rozó de casualidad su tibia piel y solo ello fue el detonante para olvidarse de su madurez y sensatez.

Acomodó la prenda en el suelo alfombrado y desvió su mirada para admirarla a ella. Sus ojos subieron por sus pantorrillas, muslos y se quedó embrujado en su trasero.

En su posición, se manoseó su miembro y cerró los ojos, acorde subió la ajustada camisola por las caderas de la muchacha, mirándola con detalle y grabando su cuerpo con entusiasmo.

Acomodó la prenda por sus brazos y delicados hombros; la abotonó en el pecho y rozó sus simétricos senos. Cuando vio que todo estuvo bien, le tocó el mentón con la punta de los dedos y la descubrió tan exaltada como él.

Estaba respirando rápido y sonoramente y, si bien, ella buscaba controlarse, la cercanía y delicadeza con la que Joseph la trataba lo empeoraba todo, descontrolando cada célula en ella, cada nervio y cada pulsación de su corazón.

—Lo siento mucho, Lexy —musitó y se acercó a ella para intimidarla aún más.

—¿Por qué lo-lo sientes? —titubeó alarmada, pero no retrocedió.

Se mantuvo firme y ansiosa por tocarlo, por sentirlo otra vez.

De pronto y en poco tiempo, se convertía en una adicta a él, como esos vicios que empiezan de la nada y se quedan para siempre.

—Porque no voy a contenerme...

Continue Reading

You'll Also Like

133K 6.5K 28
Cuando Allison, una decoradora de interiores y Chris, un abogado, se encuentran esa noche en el bar jamás habrían pensado que terminarían unidos de p...
13.7K 1.3K 50
Cuatro años después de la gran tragedia, Madison vuelve más fuerte que nunca en busca de venganza. Las cosas se complican para ella cuando al regres...
2.3M 136K 100
*Historia ganadora de los WOWAwards 2017* -¿Has infringido alguna norma desde que trabajas aquí? - preguntó él, deteniendo mi plan de huida. -No. -¿P...
160K 9.1K 22
Obra registrada: 1806067323071 Venus sabe lo que quiere. Tiene nombre y apellidos. Su mayor pesadilla está a punto de esfumarse, pero escapar trae su...