Narra Emily
Abrí los ojos de golpe, ahogado por las sombras de mis propias pesadillas. Desde que encendí mi humanidad, los fantasmas del pasado me acosaban cruelmente en mis sueños, recordándome sin piedad los actos oscuros que cometí cuando mi humanidad estaba apagada.
Miré el reloj y vi que eran las 2:00 de la madrugada. Incapaz de conciliar el sueño, decidí abandonar la seguridad de mi cama y aventurarme a las silenciosas calles de la ciudad. Desde que llegué a la casa Mikaelson, todo se había vuelto un caos. Nuestros planes se estancaban debido a la constante discordia con Klaus, quien se resistía a cualquier idea que no fuera de su propia autoría. Elijah intervenía para mantener la paz, pero la tensión era palpable.
Caminaba entre sombras en un parque cuando la inconfundible sensación de ser seguida me puso en alerta. Aceleré mi paso, regresando al recinto de la mansión, pero antes de llegar, un grupo de brujas emergió de las sombras para interceptarme.
- ¿Qué es lo que quieren? ¿Se les perdió algo? - pregunté, pero ellas no respondieron solo levantaron sus manos al mismo tiempo y me atacaron. Trate de luchar y mate todas las que pude, pero eran demasiadas así que después de estar peleando por un rato quedé inconsciente.
°°°♥°°°
Cuando recobré la conciencia, me vi envuelta en la confusión de un entorno desconocido, con cadenas que aprisionaban mis manos. Instintivamente, intenté romperlas, pero no pude porque eran esposas anti-magia. La frustración se apoderó de mí; estas cadenas, una vez más, se interponían en mi camino.
- Por fin despiertas - comentó alguien acercándose.
- ¿Dónde demonios estoy? ¿Qué quieren de mí? - pregunte inmediatamente.
- Antes que nada, permíteme presentarme. Soy Aya Al-Rashid, miembro de los Strix, y tengo una propuesta para ti.
- Mis disculpas, pero mi respuesta es no a cualquier propuesta. Si no tienes algo más que decir, estoy lista para irme - respondí, irritada.
- Lamentablemente, el aquelarre que lidero tiene órdenes de no liberarte hasta que accedas a escuchar mi propuesta - advirtió.
- Entonces, habla rápido, tengo asuntos más importantes que atender - expresé con mal humor.
- Mi propuesta es simple. Queremos que te unas a nosotros para derrotar a los Mikaelson. Eres un ser sobrenatural poderoso, y con tu ayuda, podríamos lograrlo - explicó Aya.
- Lamento informarte que ya he elegido mi bando, y es el de ellos. Buena suerte para la próxima, no tienen nada que pueda persuadirme - afirmé con firmeza.
- Creo que cambiarás de opinión cuando veas esto - dijo dirigiéndose a alguien a sus espaldas. Apareció una joven esbelta, de rostro pálido, con ojos azules brillantes y largo cabello rubio platino. Aya la presentó como Ariane, una integrante del personal de los Strix. Sin pronunciar palabra, Ariane se acercó y, al tocar mis hombros, inició una visión que se desplegó ante mis ojos.
Me encontraba en un lugar desconocido, ajena a todo lo que lo rodeaba. Mi paseo por aquel sitio desconocido me llevó a presenciar la llegada de Klaus con una mujer cuyo rostro permanecía oculto. La expresión de felicidad en el semblante de Klaus, inusual hasta entonces, despertó mi curiosidad, y me quedé inmóvil. Cuando finalmente logré ver a la mujer, la sorpresa me dejó paralizada: era idéntica a mí, pero no era yo. En un instante, el caos se desató a mi alrededor, pero mi estado de shock persistía. Solo pude reaccionar al contemplar a Klaus en el suelo, sosteniendo el cuerpo sin vida de la mujer entre sus brazos mientras lloraba.
Al concluir la visión, aún me hallaba en estado de shock, incapaz de procesar todo lo que acababa de presenciar. La confusión se apoderaba de mi mente.
- Gracias Ariane - escuché que Aya le dijo a la joven mientras esta se retiraba.
- ¿Qué acaba de ocurrir? ¿Qué significa lo que vi? - pregunté aturdida, saliendo lentamente de mi estado de shock.
- Lo que presenciaste es una antigua profecía que ha perdurado durante muchos años. Eres una doppelgänger destinada a cruzar caminos con Klaus Mikaelson. La profecía señala que cada 300 años nacerá una doppelgänger destinada a conocer a Klaus, pero solo una de ellas será su alma gemela. A lo largo de 1000 años, Klaus ha estado vinculado con varias de estas doppelgängers, pero lamentablemente, todas ellas han perdido la vida de maneras trágicas al ser humanas. Sin embargo, tú eres única; eres la única doppelgänger que, como ser sobrenatural, ha sobrevivido tanto tiempo. Eres su alma gemela.
- ¿Cómo piensas que eso me hará cambiar de opinión? ¿Por qué debería aceptar tu propuesta y no correr a contarle todo a los Mikaelson? Después de todo, soy el alma gemela de Klaus - repliqué, tratando de comprender el alcance de lo revelado.
- Considera la injusticia de esta profecía. Todas esas doppelgängers han perecido a manos de alguien egoísta. Tu vida misma ha sido trastornada por el egoísmo de Klaus, quien ha buscado tener a alguien a su lado. Además, los Mikaelson también eran conscientes de esto y lo han ocultado todo este tiempo - prosiguió Aya - Mi propuesta es una oportunidad para vengarte de todo el sufrimiento que has soportado durante este tiempo. ¿Aceptarás mi oferta? - preguntó, extendiéndome la mano.
- Necesito pensarlo
- Tomate todo el tiempo que necesites querida, tarde o temprano aceptaras - me dijo mientras se acercaba para quitarme las cadenas para después irse sin decir nada más.
°°°♥°°°
Deambulé sin un destino fijo durante horas, mi mente abrumada por la incapacidad de procesar la complejidad de lo que estaba ocurriendo y los sentimientos encontrados que me invadían. Sin percatarme, regresé al recinto, y al alzar la mirada, observé a todos sentados en la sala. Se levantaron al instante al notar mi presencia.
- Emily, ¿dónde has estado? ¿Qué te sucedió? - inquirió Elijah, aproximándose hacia mí, pero retrocedí.
- ¿Por qué? - murmuré.
- ¿Por que qué? Emily, nos estás asustando - mencionó Klaus, intentando acercarse para tomar mi brazo, pero le di un manotazo antes de que pudiera hacerlo.
- ¿Porque lo hicieron? ¿Porque me mintieron? - dije hablando un poco más alto.
- Emily no estoy entendiendo nada, ¿sobre qué te mentimos? - preguntó Klaus.
- Ustedes saben perfectamente lo que hicieron. Me han ocultado la verdad todo este tiempo. ¿Cuándo pensaban revelarme la maldita profecía en la que estoy involucrada? - grite esta vez - ¡Estoy cansada de que me escondan cosas! Han arruinado mi vida por una profecía y aun así se atreven a negarlo. Fui demasiado ingenua al creer que lo que sentía por ti era real. Ahora entiendo por qué su madre decía que era la elegida perfecta; todos lo sabían y me lo ocultaron. ¿Por eso regresaste, Elijah? - le pregunté - Era la venganza perfecta. ¿Cómo no lo vi venir? Si me adoptabas, podrías ocultarme de Klaus hasta su muerte, y él perdería para siempre a su alma gemela.
- Emily, por favor, déjanos explicarte. Las cosas no son como piensas - intentó acercarse más, pero retrocedí nuevamente.
- Estoy harta de las explicaciones. Estoy aquí como una idiota ayudándolos mientras siguen guardando secretos. Pero ya no más, me voy ahora mismo - declaré mientras caminaba hacia donde estaba Maya - Vámonos, May. No quiero pasar ni un minuto más aquí - la tomé de la mano mientras nos dirigíamos hacia la salida.
- ¡Emily! ¡Regresa aquí, no puedes irte así! - gritó Klaus acercándose hacia mí.
- Pues mira, parece que sí puedo hacerlo - respondí sin detenerme.
- Por si no lo recuerdas, si Maya sale de aquí, se quemará inmediatamente con el sol - dijo con una sonrisa triunfante.
- No si tiene anillo solar - dije mostrando su mano.
- Eso no funciona aquí, hay un hechizo que lo inhabilita, cortesía de Jennifer - dijo sin quitar su sonrisa arrogante.
- No, si mato a la bruja que hizo el hechizo primero - afirmé, deteniéndome para mirarlo.
- No te atreverías a matar de nuevo a Jennifer - desafió.
- No necesito matarla de manera definitiva, solo necesito eliminarla temporalmente para que el hechizo se rompa - expresé. Con un solo movimiento, le rompí el cuello a Jen y luego di media vuelta para seguir mi camino, pero Klaus ya estaba frente a mí.
- Emily, por favor, déjame explicarte. No sé quién te lo dijo, pero te juro que no es lo que tú piensas - dijo, tomando mis brazos mientras me rogaba con la mirada. Por un momento dudé; solo quería quedarme con él y escuchar su versión, pero estaba tan cegada por la ira que lo empujé, le rompí el cuello para que no me siguiera y me alejé a gran velocidad vampírica junto a Maya.
Después de un rato llegue al lugar en donde había estado con Aya anteriormente.
- Espérame aquí, regreso en un momento - Le dije a May antes entrar en el lugar.
- Miren quien regreso - dijo Aya al verme.
- Acepto tu trato.