Narra Emily
- Conozco esa sonrisa, la he visto muchas veces - acusó mi padre a Nik con tono serio.
- ay, perdón, no sé de qué estás hablando - respondió Nik, tratando de parecer despreocupado.
- Jackson se casó con la madre de tu hija, en nuestro hogar afianzando su reino sobre los lobos que alguna vez tú controlaste, háblame - insistió mi padre.
- que Jackson se quede con Hayley, aunque no esté listo para liderar un ejército para cuidar a mi hija... su reinado será uno muy corto - dijo Nik, dejando de sonreír, visiblemente molesto.
- ¿Crees que te permitiré atacar a Jackson y a Hayley impunemente? - preguntó mi padre de manera firme.
- Él no es uno de nosotros, Elijah. Es mortal y los mortales, mueren - respondió Nik de manera simple, intentando alejarse de mi padre sin mucho éxito.
- ¿Qué estás tramando? - le preguntó, tomando su brazo.
- Confía en mí, hermano, ¿cómo te sientes cuando Hayley lo mira? - dijo Niklaus, deteniéndose y desviando la conversación.
- Niklaus basta - le reproché molesta al ver hacia dónde dirigía la charla.
- Enfrenta a la verdad, te esfuerzas tanto en negarlo. Tú quieres que Jackson muera... lo mismo quiero yo. De hecho, creo que tú lo esperas más - afirmó, continuando su camino.
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- ¿Serán mis chaperones toda la noche? - preguntó Nik, sin apartar la vista del desfile en honor a los recién casados.
- Chaperones, cuidadores, tú decides el término solo quiero ayudarte hermano. Eres bienvenido a hacer lo que quieras con quien quieras. Solo te pido que te alejes de tu conducta homicida - dijo papá mientras nos acercábamos.
- En el pasado tu satisficiste tus instintos de irritación familiar - respondió Nik.
- Quiero dejarlo en claro Niklaus. Siempre que Jackson le dé la más mínima felicidad a Hayley no podrás acercarte - advirtió papá.
- Me sorprende escucharte defendiendo al hombre que se casó con la mujer que amas, pero siempre lo haces con las cosas que no puedes tener - replicó Nik, molesto, mientras se alejaba del balcón y regresaba a la habitación.
- Escúchate, estás lleno de delirios de persecución. Piénsalo Niklaus, los lobos caerán en el caos. Actúas por miedo aterrado de que Jackson sea mejor padre para Hope - comenzó a decir mi padre.
- No metas a la niña en esto - le reproché molesta, pero fui ignorada, como siempre sucede cuando pelean.
- Tu hija regresó hoy; su seguridad depende de que esos lobos la defiendan, y tú quieres romper esa alianza. Niklaus, tú mismo mencionaste que si hubieras crecido con Ansel, serías una mejor persona ahora. Tal vez un mejor hombre ha entrado en la vida de Hope, y al saberlo, tiemblas hasta la raíz.
- ¿Tienes el descaro de analizarme? - preguntó molesto - Eso sí es ambicioso considerando tus deficiencias psicológicas. Dime ¿cómo te fue con mi terapeuta? ¿te ayudo? porque fue un gran riesgo dejarte con ella. En estos días, quién sabe que le puedas hacer - reprochó el híbrido.
- He estado a tu lado y te he defendido desde que tengo recuerdo. Pero en nombre de tu hija y su madre, no te permitiré... matar a nadie en absoluto.
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Después del desfile, los invitados regresaron al recinto. Mi padre aún estaba molesto por su discusión con Nik, así que, para distraerlo, lo saqué a bailar.
- Te ves hermosa - elogió mi padre mientras bailábamos.
- Tú no te quedas atrás - respondí, apoyando mi cabeza en su hombro; estar cerca de él siempre me daba paz.
- Damas y caballeros, ¿Pueden prestarme atención, por favor? - anunció Nik, apareciendo con Hope en brazos - Hayley ¿me acompañas? Me gustaría proponer un brindis - dijo en voz alta. Hayley lo miró confusa, pero se acercó a él y tomó a Hope en brazos - Sean bienvenido. Como saben, la primavera pasada, Hayley y yo tuvimos una hija. Debido a trágicas circunstancias, se perdió. Ahora, ha vuelto a casa. Su nombre es Hope, y vivirá aquí, entre ustedes. Su manada. Su familia - anunció Klaus, desencadenando un grito colectivo que resonó en todo el patio mientras los invitados murmuraban entre ellos sobre la nueva revelación - Les imploramos qué protejan a nuestra hija. Edúquenla, ámenla como una de ustedes - sonrió maliciosamente hacia mi padre antes de continuar - Jackson, los invito a ti y a tu esposa a vivir aquí, uniendo a tu grande y noble pueblo en paz... Bienvenido a la familia, amigo - El híbrido sonrió, asintiendo al alfa, que respondió con un gesto de cabeza mientras Klaus tomaba una copa de champán de una bandeja cercana - Por Jackson y Hayley - brindó el original, sosteniendo su copa hacia la pareja recién casada mientras le sonreían. Mi papá se retiró sin decir una palabra, mientras yo ardía de rabia, mirando molesta a Klaus.
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En la guardería, observaba a Hope, que acababa de quedarse dormida cuando Klaus entró.
- Es hermosa, ¿verdad? - preguntó, mientras lo miraba molesta.
- No pienso hablar contigo - dije sin apartar la vista de Hope.
- Lo siento - dijo después de un rato de silencio.
- Un simple "lo siento" no es suficiente - exclamé molesta, cuidando de no levantar la voz - y no es conmigo con quien debes disculparte - Estaba a punto de decir algo más cuando Elijah y Rebekah aparecieron en la habitación. Todavía no me acostumbraba a ver a Rebekah en su nuevo cuerpo. Klaus suspiró molesto mientras apartaba la vista de su hija hacia sus hermanos, mientras yo fruncía el ceño, preocupada.
- ¿Debes interrumpir todo el tiempo? - El híbrido se quebró en la exasperación. Papá suspiró.
- No estoy aquí para pelear, hermano - dijo el mayor Mikaelson, mientras Rebekah nos miraba desesperadamente.
- Es Kol. No pude ayudarlo - informó, causando que la cara de Klaus se contorsionara en una de conmoción, mientras mi ceño fruncido se profundizaba, sin entender de qué estaban hablando - No va a pasar la noche - admitió Rebekah tristemente, mientras mis ojos se abrían de par en par en la tristeza, miedo y confusión.
Acababa de reencontrarme con él. Kol finalmente había encontrado la felicidad y estaba siendo arrancado de ella. Mi corazón se rompió al pensarlo. Sin perder un momento más, salimos corriendo mientras nos dirigimos al cementerio para ir a despedirnos.
Cuando llegamos al cementerio encontramos a Kol bailando con una chica castaña qué lloraba mientras él trataba de mantenerse tranquilo. De repente Kol se dobló en un ataque de tos, causando que la chicha entrara en pánico.
- ¿Estás bien? - preguntó preocupada mientras levantaba su cabeza causando que Kol sonriera.
- Sí - la chica le sonrió débilmente mientras le tomaba la mano, besándola mientras él le devolvía la sonrisa débilmente - Creo que quiero estar solo durante este tiempo - Kol continuó tosiendo mientras se alejaba de la chica y se dirigía hacia una de las tumbas, sin embargo, se detuvo cuando escuchó nuestros pasos que se acercaban por detrás de él.
- Me temo que no es una opción - le dijo Nik cuando Kol se giró para encontrarnos de pie delante de él - Siempre y para siempre no es algo que se olvida hermano - Klaus le sonrió a su hermano menor mientras yo le tomaba la mano, sonriendo a Kol con ojos llorosos. Kol miró a sus hermanos con sorpresa antes de que una débil sonrisa apareciera en sus labios.
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Habíamos trasladado a Kol a la tumba donde Esther alguna vez encarceló a papá, rodeándola de velas. La chica, ahora identificada como Davina, estaba sentada a unos metros de distancia, susurrando un hechizo sobre un collar que sostenía con fuerza en sus manos. Velas encendidas estaban esparcidas por toda la habitación donde Kol yacía en el suelo, acompañado por sus dos hermanos, Rebekah y yo. La nariz y la boca de Kol sangraban mientras gemía de dolor.
- Toda mi vida... lo único que quería era importarles - admitió el hermano menor de los Mikaelson a través de ojos llorosos, tomando la solapa del abrigo de Klaus. Klaus luchaba por contener sus lágrimas mientras yo tomaba su mano con fuerza, dejando que las lágrimas cayeran libremente de mis ojos.
De repente, otro ataque de tos asustó un poco a Rebekah. La menor de los Mikaelson suspiró con tristeza y se sentó en el suelo detrás de su hermano, mientras yo me sentaba a su lado, frotando la espalda de Kol mientras tosía. Luego, lo incliné hacia atrás para que pudiera descansar en el regazo de Rebekah. Resoplé con tristeza mientras agarraba con fuerza la mano del brujo, haciendo que Kol sonriera débilmente y apretara la mano hacia atrás.
- Sabes Wolfie, eres la única persona que nunca me ha juzgado. Siempre estuviste a mi lado, incluso cuando estaba siendo un idiota arrogante. Puede que no seas de nuestra sangre, pero siempre serás una Mikaelson. Gracias por ser mi primera amiga de verdad, hermana - dijo Kol débilmente, tosiendo de vez en cuando mientras tomaba con más fuerza mi mano. Sollozaba con fuerza mientras me aferraba a la mano del brujo. Nik puso una mano cariñosa en mi hombro mientras miraba con ojos llorosos a su hermano.
- Kol, escúchame. Ya casi es hora, morirás - dijo Rebekah mientras apartaba un mechón de cabello de su frente. Incapaz de contener las lágrimas, Kol comenzó a sollozar, agarrando mi mano con más fuerza por el miedo - Pero morirás como un brujo, y consagraremos tu cuerpo. Te unirás a los ancestros del Barrio Francés, y esos espíritus podrán ser traídos de vuelta. Y te prometo hermano, que no dejaré este cuerpo hasta que encuentre la forma de traerte a casa - prometió Rebekah, mirándolo con determinación mientras Kol le devolvía una débil sonrisa a pesar de su dolor, antes de que empezara a toser con más fuerza. Davina, finalizando su hechizo, se acercó a Kol para entregarle el collar.
- Intenté un hechizo diferente - le dijo frenéticamente la bruja, con lágrimas saliendo de sus ojos mientras Kol sacudía la cabeza. Dejando caer mi mano, Kol tomó la de Davina, apretándola mientras le sonreía débilmente.
- Está bien. No temas Davina - La bruja hizo todo lo posible por sonreírle a través de sus lágrimas, mientras Kol lograba una última risa antes de morir en los brazos de Rebekah, y Davina se derrumbaba en sollozos.
Al ver a su hermano, Klaus y papá comenzaron a llorar libremente, lamentando la muerte del hermano que nunca creyó ser amado. Salí rápidamente del lugar al sentirme asfixiada; no podía creer que Kol había muerto. Caminé rápidamente hasta la salida del cementerio y no me detuve hasta llegar a mi departamento. Una vez dentro, cerré la puerta y me recargué en ella. Estuve largo rato llorando, sin darme cuenta de que había terminado en el suelo.