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|Sajin Komamura x Lector|
Hacia un frío de locos el día de hoy en la sociedad de almas, el viento era intenso y algunos granizos comenzaron a caer con tanta intensidad que parecía una locura mayor razón para quedarse donde estaba almorzando durante su hora libre mirando las personas huir de tal tormenta. Mientras pensaba soltó un suspiro mirando con atención el té que estaba tomando perdiéndose en el color de sus propios ojos grises porque por alguna razón el día de hoy estaba divagando demasiado, pensaba en aquélla guerra que hubo, la última guerra contra los quincy hace como seis años aproximadamente de pura paz y tranquilidad, algo que personalmente le aburría al chico sin mas que poder hacer , entonces como siempre cuándo estaba solo sin nada que hacer pensó en su capitán, odiaba cuando eso ocurría. Cerró los ojos de brazos cruzados soltando un chasquido con su boca en señal de fastidio, su uniforme Shinigami sin mangas dejando ver su musculatura perfecta al cruzar los brazos, su cabello castaño reflejándose la tenue luz del local , soltó otro suspiro.
— Maldición, Sajin —. Susurró entre dientes mirando el lugar. Había durado días sin hablarle apenas mirarle y a él le parecía importarle una mierda, incluso pidió cambio de escuadrón pese a ser el puesto número tres y no se atrevió a preguntarle el porque solo se lo concedió ¿Era enserio? —, eres un imbecil.
No recuerda como empezó todo pero sí cuando terminó, porque fue hace una semana. Soltó un suspiro pesado, cada que soltaba un suspiro era como perder un pedazo de vida como expulsando sus penas, su aliento de vida en pequeñas dosis resultando en una muerte lenta. Cuándo terminó la guerra con tantos muertos irremplazables fue un caos, Sajin Komamura pese a dar su corazón para adquirir fuerzas logró sobrevivir pero no volvió a su forma original (lo cual no era tan malo) además de tardar mucho tiempo en recuperarse, no recuerda realmente como quedó vivo él siendo un tercer puesto y sin un rasguño, pero lo logró. Terminó cuidando a su capitán día y noche con semejante herida mortal y ésas atenciones fueron lo que salvó a su capitán, sí, su querido capitán que tanto quiso desde siempre, se volvieron unidos... Demasiado. Por eso no recuerda cuando comenzaron su relación: los besos, las salidas, las caricias, todo. Después de una vida miserable lo tenía todo en Sajin Komamura, él quién era huérfano con un carácter de mierda que nunca tuvo nada pensó qué no merecía algo así, tenía razón, porque lo arruinó, hace una semana.
— Soy un idiota —. Susurró pegando la cara de la mesa perdido en él mismo, aguantando las ganas de llorar y correr a él pidiéndole perdón, que no importaba. Se mordió la lengua para no gritar mientras olvidaba por completo que su hora había terminado hace bastante y se había agarrado casi dos horas en el almuerzo, pero le importaba poco. Fue una discusión estúpida que no recuerda porqué inicio, sí fue culpa como tal de Sajin pero él fue quien exageró y terminó con él porque estaba muy enojado.
Pensó que después todo se solucionaría, pero mientras mas lo ignoraba el contrario hacia lo mismo y terminaron como dos extraños, pese a que se moría por dentro quería estar con él pero un pensamiento lo detuvo para no buscarlo : ¿Y si Sajin estaba mejor sin él? Después de todo fue él mismo, no Sajin quién se confesó desde un principio hace seis años entonces ¿Y Si él solo aceptó por agradecimiento? ¿Si ya no lo quería como pareja? ¿Si era feliz sin él y por eso no lo había buscado? Conocía a Sajin, era bueno, tanto cómo para no herirlo y estar con él ignorando sus propios pensamientos así que decidió pedirle transferencia a otros escuadrón, sí lo detenía entonces quería que estuviera con él, si aceptaba, entonces no quería estar con él.
Y acepto la transferencia.
Eso dolió mucho, más considerando que fue hace una hora. ¡Cómo si quisiera estar con él aburrido de Kuchiki y Renji en el escuadrón seis! Una parte de él pensó que tal vez no entendió la indirecta o la entendió mal, pero fuese como fuese lo dejó alejarse de él.
— Imbecil Sajin, Imbecil yo mismo —, susurró entre dientes con la cara contra la mesa mientras una lágrima corrió por su mejilla limpiando enseguida, volvió a pegar la cara contra la mesa ante la mirada y cuchicheo de los demás.
Estuvo así por dos horas más, sin lágrimas, no tenía fuerzas para llorar, solo pensar en lo imbecil que era él y todo el maldito mundo mientras se destruía por dentro. Todo hubiese sido mejor si nunca se hubiera enamorado.
Tal vez fue porque estaba divagando que no se fijó cuando alguien tomo asiento frente suyo.
— Takeshi —. Sorprendido no por escuchar su apellido sino por escuchar la voz que más quería oír, frunció el entrecejo ligeramente porqué su imaginación era una porquería en este momento incluso hace unos segundos se imaginado hasta su muerte — ¿Acaso estás llorando? —, está vez frunció el entrecejo ¿El llorando? No es que no lo hizo hace poco pero no lo estaba haciendo, alzó su mirada roja por estar presionando contra la mesa sin rastro de una lágrima y tan frío como el hielo. Así solia mirar a todo el mundo, menos a Komamura.
Y eso le dolió mucho que le mirase así toda una semana entera, pero volviendo al tema de buscarlo porque literalmente se perdió cuatro horas frunció el entrecejo de igual manera. Miradas frías que eran aterradoras.
Sajin nunca miraba así a nadie que no fuera su enemigo y eso le dolió muchísimo, también que le llame por el mendigo apellido que sabe que no le gusta.
— Capitán —, su voz ronca dirigiéndose a él — ¿Desea algo?
— Desde luego, deseo que me expliques ¿Porqué faltaste cuatro horas enteras escapando del trabajo? —. Se sorprendió al escuchar las horas exactas — ¿Y bien? Dime.
— Eso a usted no le importa ahora, porque aceptaste mi transferencia —. Dijo en voz firme, como si fuese una buena defensa cuando obviamente era mala.
Komamura parpadeo una, dos , tres veces antes de responder la locura que escuchó.
— ¡Tu pediste transferencia! —, exclamó, le estaba gritando. Él nunca le gritaba a nadie a menos que estuviera molesto.
— ¡Pensé que me detendría! —, gritó casi sin voz, causando sorpresa en el contrario. No obstante soltó una sonrisa respirando profundo —, pensé por un momento que quería estar conmigo —, mirando el té que tenía horas ahí sin haberlo probado le miró a los ojos —. Pero puedes irte al diablo, Sajin.
Casi que corriendo se fue pero fue sujetado con tanta fuerza que casi rompe la mesa. Aún así estaba de espalda, no quería verlo. Podía sentir su mano después de tanto tiempo y se sintió tan débil, tan vulnerable que quería desmayarse en sus brazos por siempre.
— Ya no estás hablando de trabajo ¿No es así? —, se escuchó su voz suave — (t/n) —, mencionó su nombre y casi desfallece.
— Yo... —, sintió todas las miradas sobre él y quiso escapar —... Lo siento—, fue lo que dijo casi ahogándose —, creí que si me iba me detendrias. Pero está bien sí no es así —, finalmente se soltó de su agarre —, siempre y cuando tú estés bien, no importa —, entonces se fue casi que corriendo del lugar.
Komamura seguía ahí, estático y sorprendido por eso pero fue tan rápido que no pudo responderle porqué se estaba yendo del lugar en plena tormenta de nieve.
Hacia frío, congelaba todo y apenas había avanzado un largo tramo cuándo se estaba literalmente congelando. Quería llorar hasta gastar sus lágrimas pero no lo hizo evitando caer en el impulso, solo caminó y caminó ignorando el frío incluso los gritos lejanos de alguien que gritaba su apellido escuchandose cada vez más cercano el sonido pero lo fue ignorando cada vez más.
— ¡Takeshi! —, la voz era de Komamura pero no lo notó hasta que esté último tocó su hombro girando su cuerpo para mirarle.
Estaba jadeando de tanto perseguirlo, su cabello húmedo por la nieve, su cara roja por el frío mientras con cada jadeo una niebla espesa salía de su boca. Tenía que tener la vista un poco alzada porque era más alto que él, no es como que su estatura sea baja, es más era todo lo contrario, pero Sajin Komamura era tan alto que ya no importaba si él era alto.
— ¿Qué? —, preguntó de mala gana mirandole a los ojos brillantes que tiene. Takeshi tenia la misma imagen, su cabello empapado por la nieve, las mejillas rojas ante el frío pero su rostro más frío que el ambiente intimidó por un instante a Sajin más por su respuesta —, estoy ocupado. Quiero irme.
— ¿Específicamente a donde si tú escuadrón está hacia otro lado? ¿A dónde pensabas ir? —, preguntó bastante serio y este rodó los ojos al notar su tono de preocupación.
— No te preocupes, no tengo problemas mentales como para suicidarme por ti si es lo que piensas —, dijo con firmeza —, solo me siento indispuesto, capitan Komamura —, esto último lo dijo tedioso, recalcando que solo era su capitan.
— Creo que estás teniendo una actitud infantil por gusto —, recalcó haciendo enojar al contrario.
— Bien, lo mismo digo ya qué me detienes en medio de una tormenta de nieve para decírmelo —, agregó —, por si no lo notas a diferencia de ti yo me estoy muriendo de frío, no todos aguantamos el frío por el hecho de ser una especie de hombre lobo.
Komamura soltó un suspiro mirándolo con atención, ese carácter tan complicado era un problema a la hora de hablar porqué era bastante cambiante, parecía que tenía un trastorno bipolar o algo pero no era el caso, solo estaba muy enojado con él. Las palabras no lo convencerán, porque no quería escuchar. La verdad es que se estaba muriendo por estar con él, quería tomarlo y nunca soltarlo de hecho esa fue su idea inicial al detenerlo pero terminaron discutiendo, otra vez, nunca pensó en verdad enamorarse de él por muchas razones como que no eran muy unidos hasta el día en que atendió sus heridas por un tiempo prolongado donde forjaron un vínculo inquebrantable que se forzó cuando el más bajo reveló sus sentimientos que él correspondió desde el primer instante que entablaron una conversación profunda. Takeshi tan frío, cambiante, temperamental y bastante frío de mente en batalla y él tan justo, firme, fácil de dejarse llevar por las emociones. Aún así lo amaba, lo quería tanto que no podía soportar un momento más sin él.
— (T/N) —, el mencionado mostró un brillo de felicidad en sus ojos cuando escuchó su nombre de parte de él después de tanto tiempo que se quedó paralizado, únicamente asintió a modo de escucharlo pero no sabe cómo lo hizo si apenas podía concentrarse —, No te vayas. No te alejes de mí.
Takeshi estuvo a punto de responder algo pero cerró la boca porque se perdió lo que iba a decir al verse extraviado en el brillo de sus ojos más cuando le tomó de los hombros con algo de fuerza que lo hizo traer a la realidad, fue arrimado hacia él como si nada chocando contra sus labios que tenía tiempo sin probar.
Cerró los ojos al sentir la sensación, sus manos se alzaron a su cabello enredando en sus mechones largos uniéndose más en el beso hasta quedarse sin aire.
— Esa era lo que quería escuchar —, dijo con una sonrisa encontrándose atrapado en los brazos fuertes de Komamura rodeando también con sus brazos al contrario —, pero... sigo teniendo frío en verdad aún con el abrazo.
Komamura rectificó que era cierro porqué temblaba ligeramente y escuchó como soltó un pequeño estornudo que seguro es señal de un gran resfriado.
— Entonces regresemos —, agregó el capitán con una sonrisa acariciando su cabello, el contrario sólo asintió regresando de vuelta al escuadrón.
La noche cayó de golpe algo que le agradó mucho a ambos en este instante porqué tenían tiempo sin estar juntos cómo ahora. Takeshi soltó un gruñido cuando Komamura mordió su cuello con brusquedad, sintiendo el calor subirse por todas partes mientras sin perder el tiempo él le arranca la yukata que traía Komamura de una manera tan desesperante que el capitán sonrió ante el acto de su pareja más cuando con sus callosas manos, producto de un largo entrenamiento acariciaba los contornos de su espalda sabiéndose esos trazos de memoria. Sajin siguió besando, mordiendo su piel con tanto detalle que sentía iba a desmayar únicamente con sus labios sintiendo desesperación más como con lentitud, sus manos empezaron a bajar su Yukata.
— Házlo de una vez ¿Quieres? —, gruñó molesto entonces.
— ¿No estás muy apresurado? —, preguntó con una ceja alzada Sajin —, Tenemos toda la noche —, le sonrió de una manera tan sensual que solo con eso podría correrse y tragando grueso intentó no desfallecer.
— ¡Me da igual si tenemos toda la noche solo haz... —, sin previo aviso le arrancó la Yukata interrumpiendo su diálogo al soltar un gemido por tal acción, su miembro erecto fue liberado en el proceso, tragando grueso cuando sintió sin avisar si quiera que era llenado de el, embistiendo con facilidad al muchacho tal como él lo había pedido con desesperación. Una lágrima de placer cayó de sus ojos sintiendo como entraba y salía de él su pareja, cerró sus ojos afincando de su hombro para sentir mejor la sensación, gruñendo con fueras importandole nada hacer ruido — Sajin —, enredando sus dedos en el cabello gimió su nombre una y otra vez como si fuese lo único que sabía decir con cada embestida más y más rápida hasta que finalmente ambos se corrieron al mismo tiempo.
Jadeante se aferró a él quien era tan alto, cerrando sus ojos casi que a punto de desmayarse pero alzando un poco su mirada de encontró con la de su capitan.
— Creí que no querías verme y por eso pediste cambio —, dijo acariciando la espalda del chico quien se estremeció al sentir su mano gigante sobre su cuerpo.
— Tal vez no fue muy clara mi indirecta —, susurró perdido escondiendose en el pecho de Komamura sintiendo el olor de su sudor —. Oye, dijiste que teníamos toda la noche ¿no? —, preguntó con una sonrisa.
— Si, lo dije —, aseguró Komamura antes de ponerlos boca abajo acercándose lentamente hacia su oído — estaremos toda la noche reconciliandonos —,lo dijo lento haciendo que el contrarios sintieras cada parte de su ser estremecerse con tal confesión.
Si así sería entonces mejor pelearía con el más seguido porque le gustaba está manera de reconciliarse.
Bien, me costó hacer este pedido así que espero lo disfrute. Me costó mucho pero estoy satisfecha con mi trabajo espero que lo disfrute personita que me lo pidió y perdón la tardanza, no te menciono porque no tengo mucho tiempo ahora, pero igual espero lo leas y te guste el pedido que enviaste.
A los demás y gracias por leer y perturbarse un poquito.