La pareja del líder [TodoBaku]

Door AgostinaRocy

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Durante generaciones, el clan de los Zorros de la Luna Roja y los Dragones del Sol habían convivido en armoní... Meer

Prólogo.
Cuestiones Políticas.
El Pueblo de Rinji
Pequeña Notita
Mirio e Izuku.
Intoxicación.
Gradual Recuperación
Lecciones compartidas.
Keigo y Tenya
Siempre es mejor decir la verdad.
Un pequeño paseo.
Una persona muy directa.
Obligaciones y apoyo
El Festival de la Luna
Sentimientos.
La Hora de las Luces.
La Luna como testigo.
Preocupaciones y Miedos.
Una sorpresa no tan sorpresa.
Medidas preventivas.
La llegada del invierno.
Cada vez más cerca
La pareja del líder
La estrella blanca.
Agradecimientos y Curiosidades

Visita al Dragón.

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Door AgostinaRocy

Katsuki se quedó callado ante la pregunta de Eijirou, notando que el pelirrojo le miraba lleno de curiosidad y ansiedad. Por mucho que quisiera ignorarlo y mandarlo a la mierda, al ser su amigo y compañero, al no contestarle ya le estaría dando de por sí la respuesta.

Por lo tanto, prefirió darle una advertencia.

—Se lo llegas a decir a alguien y te mataré, Kirishima.

El de dientes puntiagudos abrió la boca asombrado, después sonrió y asintió con la cabeza unas cuantas veces. De su boca no saldría la menor palabra y el cenizo se relajo, le dijo que iría a visitar a Shoto en ese momento. Ya que como Denki todavía seguía en otra habitación, no estaría con él. Podía aprovechar para que no lo viera en su transformación.

Una vez se separaron el mayor tuvo que pasar por un lugar más alejado de dónde estaba antes. El Pasillo de Orquídeas era una residencia de planta baja que consistía en tres habitaciones para invitados —dos de ellas siendo usadas actualmente— una sala bastante grande para recibir a más personas, una biblioteca de tamaño considerable, una cocina, un jardín con una pequeña laguna artificial y la habitación principal que pertenecía a el futuro sucesor del clan del Zorro de la Luna roja. Podía parecer demasiado grande para que viviera únicamente una persona pero el cenizo contaba con muchos sirvientes que iban de aquí para allá en su residencia y con la presencia de unos cuantos amigos que pasaban bastante seguido a molestarlo. La mayoría del tiempo, era un lugar animado y ruidoso.

La habitación privada —porque, hasta que estuvieran casados, no podían compartir una cama— que tenía su prometido había sido preparada recientemente como un anexo a la suya. Mitsuki sugirió que fuera de esta forma, ya que sino las otras opciones eran ponerla al lado de las cocinas o en el exterior del Pasillo de las Orquídeas y eso se prestaría a malos entendidos, como que el cenizo no aceptaba a su prometido o que no lo quería cerca suyo. Como ninguno de los dos estaba seguro de la decoración —y tampoco eran muy buenos para eso— Masaru se hizo cargo de todo. Le pidió a unos cuantos informantes que le contarán sobre lo tradicional que se usaba en el clan del Dragón del Sol para sus habitantes y dió lo mejor para que fuera una habitación a gusto de su futuro yerno.

Todos habían esperado que a Shoto le gustará. El no saber su opinión era un poco decepcionante.

Cuando el cenizo llegó a la puerta se detuvo a ver los detalles en azul en ella, la madera era blanca con dibujos azulados de dragones y el pomo de color plateado con el emblema del clan de su prometido. Antes de entrar, respiro hondo y se transformó, quedando como un niño de unos siete años aproximadamente, sus orejas y colas de zorro estaban al descubierto, su cuerpo pequeño y bajito le daba un aspecto tierno y adorable pero sus ojos rojos mostraban un aire desafiante y arrogante. Miro hacia los costados para asegurarse de que nadie vio su cambio y comprobó que su ropa se hubiera adaptado a su nueva forma.

La ropa ajustada que traía fue reemplazada por un kimono de color blanco largo con un cinturón rojo, la ropa que usaba en su niñez y se encontraba descalzo contra el piso frío de madera. La transformación de la familia Bakugou tenía también el problema de que imitaba a la perfección todo lo que el miembro hubiera usado durante su infancia. No se podría cambiar por mucho que lo intentarán.

Bakugou no odiaba del todo el blanco. Era el color tradicional que llevaban los niños del clan a esa edad, para demostrar su pureza e inocencia. Pero estaba acostumbrado a la ropa negra y ajustada, así que, mostró una expresión de desagrado antes de abrir la puerta y finalmente pasar al interior.

Las mierdas que hago para ver a este tonto.

El primer pensamiento que cruzó por su cabeza vino acompañado por un aire frío y feroz. Preocupado y alerta, encendió las luces de la habitación y vio que acostado sobre un futón se encontraba la figura del bicolor, el cuál estaba sentado con los ojos abiertos, viéndole fijamente. Los bordes de sus ojos seguían algo rojos en señal de que el Gas de Tum estaba presente pero los cuernos y las marcas que tenía antes en su cuerpo habían desaparecido. El más bajo no tenía idea de cómo ocurrió eso, tal vez debido a que no estaba tan a la defensiva y se sentía más tranquilo porque el rubio estaba a salvo era que el dragón dejo de mostrarse en su faceta más peligrosa. Pero aún así su aura mágica seguía siendo poderosa, gritando claras y directas advertencias para quien se le acercará.

Sin embargo, el más bajo no tenía miedo. No lo tuvo cuando lo vio como dragón, mucho menos lo tendría cuando se veía casi como un humano promedio, si no fuera por esos pequeños cuernitos que quedaban en su frente todavía . Al de ojos rojos solo le preocupaba la reacción que podría tener el bicolor con él. No quería que se repitiera el accidente de la Cueva de Cristal.

Espero un minuto entero en el cuál Todoroki no se movió del futón ni hizo el intento de hablarle, tampoco volvieron sus marcas o sus cuernos se volvieron más grandes en señal de agresividad. El niño entró por fin a la habitación por completo y cerro la puerta detrás de su espalda. Su lindo aspecto no logro que el dragón bajara la guardia y eso le hizo suspirar. Mataría a su prometido si mencionaba esto cuando estuviera mejor.

— ¿Cómo te sientes? —odiando el tono infantil de su voz se forzó a seguir hablando — ¿Sabes quién soy no?

Muy lentamente, el menor asintió con la cabeza y el cenizo se sintió lo bastante tranquilo para bajar la guardia aunque sea un poco. El lugar donde estaba el futón se encontraba elevado por unos veinte centímetros del suelo, el pequeño escalón fue pasado por el niño y cuando el otro no hizo el intento de atacarlo, se arrodilló a su lado. Dando un rápido análisis, vio que tenía la piel pálida y los bordes de los ojos con ojeras, también que le temblaban un poco las manos.

Por mucho que lo negara, se sintió preocupado. Tendría que preguntarle más detalles a Denki acerca de cómo afectaba el Gas de Tum a su prometido, para así cuidarlo mejor y conseguirle medicina de ser necesario.

— ¿Cómo...?

El cenizo sintió un escalofrío cuando escucho la voz de su prometido por primera vez. Era baja, ronca y muy grave. Carente de emociones pero tranquilizante.

Le dió su atención de inmediato y sus orejitas se movieron en consecuencias, junto con sus colas que se agitaron detrás de su espalda en señal de atención y curiosidad. No podía ocultar esas características en su forma infantil —como podía hacerlo en su forma normal— y se sentía avergonzado por ello, pero siguió con la mirada fija en el contrario. El joven dragón pareció estar batallando para continuar hablando, sus manos apretaron las sábanas del futón y sus ojos se volvieron más brillantes, como si estuviera luchando contra algo. No se mostró impaciente, espero hasta que el dragón tosió y pudo ver sangre en su mano.

— ¡Mierda! ¡No hables si no puedes hacerlo, tonto! —lo regaño, a la vez que le daba unas palmaditas en la espalda e iba en busca de agua y servilletas —Carajo, eres un...

Bakugou se quedó sin palabras cuando Todoroki lo atrajo hasta sus brazos y lo abrazo muy pero muy fuerte, dejando que su espalda quedará apoyada contra el pecho frío del otro joven. Sus mejillas se calentaron y su corazón se estremeció cuando percibió el aroma a menta que venía del dragón y quiso golpearlo para que le soltará. Sin embargo, recordando que acababa de toser sangre, se abstuvo de hacerlo.

—Tu jodida suerte es buena, bastardo. No te estoy dando una paliza en este momento porque estás débil —murmuro de mal humor, tocando los dos brazos que se mostraban reacios a soltarlo y sintió el aliento cálido del dragón en su nuca — ¿Qué te pasa, eh? ¿Estás enojado porque no puedes hablar?

Con un débil asentimiento de cabeza, el cenizo conoció la respuesta. Shoto estaba frustrado a un punto que no podía imaginarse y se sentía terrible. Aparte de eso, como tampoco era muy bueno explicando sus emociones, solo se le ocurrió abrazar al pequeño niño —extremadamente adorable a su parecer— para que no se fuera.

Sin embargo, el tiempo que podía mantenerse despierto se le estaba agotando al dragón y su cuerpo empezó a mostrar indicios de cansancio. El cenizo podía sentir como los brazos que lo agarraron tan fuerte y lo sostuvieron perdían fuerza, dándole la oportunidad de girarse y enfrentar al otro chico.

Lo primero que pasó por su cabeza era que su prometido era injustamente bonito en cualquiera de sus formas. El cabello de dos colores, los ojos diferentes, la cicatriz, la nariz, la boca, todo parecía hecho perfectamente, dándole el aspecto encantador y hermoso de una criatura legendaria como lo eran los dragones. A él nunca le habían importado muchas las apariencias pero, ¿quien no podría verse atraído por semejante criatura dotada de belleza?

Katsuki sentía que era simplemente injusto. Irónicamente, la persona de la que menos debería enamorarse era tan jodidamente atractiva. Esperaba de todo corazón de que cuando estuviera bien fuera un imbécil. Así, en el momento en que tuviera que dejarlo ir, no se sentiría tan mal.

—Te...—intentó hablar nuevamente el bicolor al tener al niño tan cerca — ¿Co...?

—No uses tu voz innecesariamente —le tapó la boca el cenizo con sus pequeñas manos y luego, dándole una mirada sería al otro, le mostró la palma de su mano —Si querías decirme algo, escribe aquí. En esta habitación no hay papeles y para cuando los traiga estarás dormido. Está es la solución más rápida.

El dragón asintió rápidamente en acuerdo, ya sintiendo como su cuerpo empezaba a traicionarlo. Agarro la pequeña mano de su futuro esposo y escribió una sola pregunta "¿cómo puedo llamarte?"

Al ver los ojos azul y gris del dragón brillando con expectativas, el cenizo no tuvo dudas que era lo que más le intrigaba al dragón de su relación. Honestamente, él no pensó en esto hasta ahora y no sabía bien qué decirle.

Tampoco sabía cómo se sentiría él mismo según la forma en la que lo llamara su prometido.

—...Por mi apellido —terminó diciendo notando que el dragón se mostró un poco decaído —Apenas nos conocemos. Que uses mi nombre de pila es incómodo. Más adelante...quizás puedas hacerlo.

Cuando dijo eso, el dragón mostró por primera vez el indicio de una sonrisa, una muy pequeña pero bastante bonita. Después, como si su cuerpo no pudiera tolerarlo más, se balanceo y casi se cayó de costado si no fuera por la intervención del cenizo. Lo ayudo a acostarse en la cama y espero hasta que el dragón se quedó profundamente dormido.

Después de eso, —y de contemplar el rostro dormido de su prometido— Bakugou abandonó la habitación y dejo las luces apagadas para que el menor tuviera un buen descanso. Deshizo su transformación y al ver el cielo nocturno, supo que sus padres debían estarlo esperando para la cena. Se dirigió hasta el Palacio de Plata para ir al comedor principal, viendo que los sirvientes apenas estaban poniendo la mesa y que no había señales de su padre, aprovecho para salir a los patios por un momento.

Su madre era muy quisquillosa con su patio, lo cuidaba ella misma y siempre debía estar en perfectas condiciones. Las flores eran hermosas en ese lugar y las luciérnagas lograban que todo tuviera un brillo especial. Pensó en relajarse moviéndose un poco por ahí cuando se encontró con que su padre estaba de pie en el medio del patio, usando un yukata azul y con las manos detrás de la espalda. Parecía perdido en sus pensamientos pero, aún así, al sentirlo cerca el mayor se volteo a verlo, revelando dos ojos de color café y un rostro muy amable y sereno.

—Katsuki, buenas noches —lo saludo el castaño con una leve sonrisa — ¿Querías dar un paseo antes de la cena?

—Algo así —bufo el cenizo caminando hasta su padre y poniéndose de su lado — ¿Por qué no estás con la bruja?

Mitsuki estaba muy ocupada a diario y tenía solamente el tiempo de la cena para estar con ellos. Había veces en las que el cenizo había visto a Masaru deprimido por eso. Las parejas de los líderes del clan del Zorro de la Luna Roja no tenían muchas tareas, a no ser que estuvieran especializados en algún área que pudiera ser útil al clan. El castaño se encargaba de las ceremonias, los banquetes, las cenas y de dirigir la administración del clan, podía parecer una carga importante de trabajo pero tenía bastante tiempo libre. Usaba ese tiempo para buscar algo que hacer en el Palacio de Plata, si faltaba una renovación, pintar, arreglar un mueble, tapar un agujero, lo hacían él y unos cuantos sirvientes. También buscaba las maneras de que su esposa se dejará ayudar cuando tenía demasiado trabajo, no obstante, era una tarea muy complicada.

El cenizo paso gran parte de su infancia preguntado a su padre si se arrepentía del matrimonio con su madre. Y siempre recibía la misma respuesta, no.

La amaba y quería estar con ella. Sin importar el tiempo que fuera eso, Masaru quería estar ahí para Mitsuki y para él. No se arrepentía de nada.

Katsuki a veces no creía que fuera cierto pero la verdad era que tampoco su padre le había dado razones para dudar de su palabra.

—La he encontrado dormida en su escritorio hace unos minutos. Me pareció cruel despertarla —sonrió el mayor con un aire amable y cariñoso —Les he dicho a los sirvientes que retrasen la cena media hora para que pudiera descansar. Espero que no te moleste hijo.

—Ni que estuviera tan hambriento —gruño el de ojos rojos pero su padre entendió que era la manera de decirle que no le importaba esperar a su madre — ¿Te has enterado que mi prometido está en el Pasillo de Orquídeas?

—Lo he escuchado —afirmó el castaño —Pero como son tus asuntos, he esperado que me vengas a hablar de ellos por tu cuenta.

Katsuki soltó un pequeño bufido. Realmente, la amabilidad y la compresión de su progenitor no conocían límites. Debido a que solo su madre tenía la autoridad para hablarle sobre su matrimonio, su padre se había mantenido al margen, aunque estaba atento a él y siempre le recordaba que podía pedirle su consejo. En verdad era una persona demasiado bondadosa para su propio bien.

—Esta enfermo —dijo sin saber qué tanto podía revelarle a su padre sin preocuparle —Con Gas de Tum. Según la persona con la cual vino, debería estar bien en tres meses.

Al ver que el mayor frunció ligeramente el ceño, el más bajo se preguntó si había algo mal con lo que dijo. No fue hasta que escucho su explicación que logró comprenderlo.

—Generalmente, el Gas de Tum no es posible de curar por completo del sistema de los dragones. Es altamente dañino para ellos, en especial por la garganta y la nariz que son sensibles a ese tipo de intoxicación en el aire —dijo el castaño —Tu prometido debe ser bastante fuerte como para estar mejor en solo tres meses. Se necesitaría de más años para una recuperación óptima.

— ¿Incluso con la Cueva de Cristal de por medio? —cuestiono el de ojos rojos, elevando una ceja y pensando los beneficios místicos de ese lugar.

—Es debido a la raza, la Cueva de Cristal no puede cambiar la composición de una criatura mágica y antigua como los dragones —le aclaro el castaño —A lo sumo, puede ayudar a que la recuperación sea menos dolorosa.

El cenizo trago saliva, no espero que la recuperación de su prometido fuera tan delicada. En verdad, necesitaba mucha información para estar preparado e interrogar a Denki nuevamente para que le dijera todo lo que sabía. Aunque considerando que el mismo rubio le dijo que descuido sus tareas como sirviente por bastante tiempo, tal vez sería mejor que él investigará por su cuenta.

Al notar que su hijo se encontraba perdido en sus pensamientos, el castaño le tocó el hombro y decidió hacerle un propuesta.

—Katsuki, ¿quieres aprender un poco de magia curativa con tu padre?

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