Visita al Dragón.

807 154 37
                                    

Katsuki se quedó callado ante la pregunta de Eijirou, notando que el pelirrojo le miraba lleno de curiosidad y ansiedad. Por mucho que quisiera ignorarlo y mandarlo a la mierda, al ser su amigo y compañero, al no contestarle ya le estaría dando de por sí la respuesta.

Por lo tanto, prefirió darle una advertencia.

—Se lo llegas a decir a alguien y te mataré, Kirishima.

El de dientes puntiagudos abrió la boca asombrado, después sonrió y asintió con la cabeza unas cuantas veces. De su boca no saldría la menor palabra y el cenizo se relajo, le dijo que iría a visitar a Shoto en ese momento. Ya que como Denki todavía seguía en otra habitación, no estaría con él. Podía aprovechar para que no lo viera en su transformación.

Una vez se separaron el mayor tuvo que pasar por un lugar más alejado de dónde estaba antes. El Pasillo de Orquídeas era una residencia de planta baja que consistía en tres habitaciones para invitados —dos de ellas siendo usadas actualmente— una sala bastante grande para recibir a más personas, una biblioteca de tamaño considerable, una cocina, un jardín con una pequeña laguna artificial y la habitación principal que pertenecía a el futuro sucesor del clan del Zorro de la Luna roja. Podía parecer demasiado grande para que viviera únicamente una persona pero el cenizo contaba con muchos sirvientes que iban de aquí para allá en su residencia y con la presencia de unos cuantos amigos que pasaban bastante seguido a molestarlo. La mayoría del tiempo, era un lugar animado y ruidoso.

La habitación privada —porque, hasta que estuvieran casados, no podían compartir una cama— que tenía su prometido había sido preparada recientemente como un anexo a la suya. Mitsuki sugirió que fuera de esta forma, ya que sino las otras opciones eran ponerla al lado de las cocinas o en el exterior del Pasillo de las Orquídeas y eso se prestaría a malos entendidos, como que el cenizo no aceptaba a su prometido o que no lo quería cerca suyo. Como ninguno de los dos estaba seguro de la decoración —y tampoco eran muy buenos para eso— Masaru se hizo cargo de todo. Le pidió a unos cuantos informantes que le contarán sobre lo tradicional que se usaba en el clan del Dragón del Sol para sus habitantes y dió lo mejor para que fuera una habitación a gusto de su futuro yerno.

Todos habían esperado que a Shoto le gustará. El no saber su opinión era un poco decepcionante.

Cuando el cenizo llegó a la puerta se detuvo a ver los detalles en azul en ella, la madera era blanca con dibujos azulados de dragones y el pomo de color plateado con el emblema del clan de su prometido. Antes de entrar, respiro hondo y se transformó, quedando como un niño de unos siete años aproximadamente, sus orejas y colas de zorro estaban al descubierto, su cuerpo pequeño y bajito le daba un aspecto tierno y adorable pero sus ojos rojos mostraban un aire desafiante y arrogante. Miro hacia los costados para asegurarse de que nadie vio su cambio y comprobó que su ropa se hubiera adaptado a su nueva forma.

La ropa ajustada que traía fue reemplazada por un kimono de color blanco largo con un cinturón rojo, la ropa que usaba en su niñez y se encontraba descalzo contra el piso frío de madera. La transformación de la familia Bakugou tenía también el problema de que imitaba a la perfección todo lo que el miembro hubiera usado durante su infancia. No se podría cambiar por mucho que lo intentarán.

Bakugou no odiaba del todo el blanco. Era el color tradicional que llevaban los niños del clan a esa edad, para demostrar su pureza e inocencia. Pero estaba acostumbrado a la ropa negra y ajustada, así que, mostró una expresión de desagrado antes de abrir la puerta y finalmente pasar al interior.

Las mierdas que hago para ver a este tonto.

El primer pensamiento que cruzó por su cabeza vino acompañado por un aire frío y feroz. Preocupado y alerta, encendió las luces de la habitación y vio que acostado sobre un futón se encontraba la figura del bicolor, el cuál estaba sentado con los ojos abiertos, viéndole fijamente. Los bordes de sus ojos seguían algo rojos en señal de que el Gas de Tum estaba presente pero los cuernos y las marcas que tenía antes en su cuerpo habían desaparecido. El más bajo no tenía idea de cómo ocurrió eso, tal vez debido a que no estaba tan a la defensiva y se sentía más tranquilo porque el rubio estaba a salvo era que el dragón dejo de mostrarse en su faceta más peligrosa. Pero aún así su aura mágica seguía siendo poderosa, gritando claras y directas advertencias para quien se le acercará.

La pareja del líder [TodoBaku]Where stories live. Discover now