La pareja del líder [TodoBaku]

Від AgostinaRocy

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Durante generaciones, el clan de los Zorros de la Luna Roja y los Dragones del Sol habían convivido en armoní... Більше

Prólogo.
Cuestiones Políticas.
Pequeña Notita
Mirio e Izuku.
Intoxicación.
Gradual Recuperación
Visita al Dragón.
Lecciones compartidas.
Keigo y Tenya
Siempre es mejor decir la verdad.
Un pequeño paseo.
Una persona muy directa.
Obligaciones y apoyo
El Festival de la Luna
Sentimientos.
La Hora de las Luces.
La Luna como testigo.
Preocupaciones y Miedos.
Una sorpresa no tan sorpresa.
Medidas preventivas.
La llegada del invierno.
Cada vez más cerca
La pareja del líder
La estrella blanca.
Agradecimientos y Curiosidades

El Pueblo de Rinji

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Від AgostinaRocy

El clan del Zorro de la Luna Roja tenía un territorio enorme. Desde una cordillera montañosa que se extendía por el lado oeste antes de llegar a el Abismo —el terreno de los demonios— hasta el más hermoso océano del lado Atlántico. Aún con la familia Bakugou llevando las riendas del clan, los miembros del mismo vivían en libertad en distintos pueblos dónde solo tenían que responder delante del Consejo y el Guía que hubiera ahí. El Consejo era conformado por la familia de confianza de los Bakugou desde hacia miles de años y el Guía era elegido por el pueblo dentro de periodos de tiempo de diez años.

El Consejo administraba al pueblo y el Guía escuchaba las quejas del pueblo. La relación entre ambas partes era siempre pacífica en todos los pueblos. Lo único que ocasionaba dispuestas cada tanto años era la elección del Oculto.

El Oculto era un espíritu zorro encargado de las barreras de ilusión menores en los pueblos. No tenía que ser demasiado poderoso y tampoco requería un nivel de habilidad elevado. Así que, las disputas del Consejo y el Guía venían de la elección de esta persona. El Consejo prefería que fuera alguien de la familia mientras que el Guía quería escoger a alguien del pueblo e incluso a sí mismo para tal tarea.

En el Pueblo de Rinji, este tipo de evento sucedió hace menos de dos años cuando el Consejo de la familia Yagi eligió al espíritu zorro, Izuku Midoriya, como el Oculto. Midoriya era el hijastro del actual líder del clan, Yagi Toshinori e hijo de la anterior Oculto, Inko Midoriya. El Guía, Mirai Sasaki, se opuso a esta decisión sentimental —quería que el Oculto fuera un muchacho del pueblo con grandes dotes y magia— por parte del Consejo pero, al final, se hizo una competencia entre el oponente y el chico.

Como termino ganando Izuku, Mirai no hizo más comentarios y lo termino aceptando, pese a que todavía no le daba su aprobación.

Katsuki era amigo de Izuku desde hacia mucho tiempo. Inko Midoriya se llevaba muy bien con su madre y era invitada regularmente a visitar su hogar. Por lo tanto, paso mucho tiempo jugando con Deku el cuál, como su apodo indicaba, era inútil para usar la magia ilusoria innata de su especie. Con el paso de los años, tal vez por su relación, el núcleo mágico del pequeño zorrito de cabello verde se volvió más fuerte y termino consiguiendo un nivel de poder decente que le permitió seguir los pasos de su madre. Cuando se enteró que sería el siguiente Oculto, estuvo bastante feliz por su logro.

Aunque, claro, no se lo demostró. No quería que al tonto se le subiera a la cabeza que valoraba un poquito todos esos años de amistad.

En lo que se preparaba para el viaje —no tenía que ir muy lejos pero si iba precavido, mejor— el cenizo escucho el sonido de unas pisadas y, posteriormente, que tocaban su puerta. Sabiendo de quién se trataba, solo dejo pasar el silencio y la puerta se abrió sola.

Kirishima Eijirou, su amigo y compañero, un zorro poderoso de un clan subordinado, entro con una sonrisa pequeña y usando su traje rojo de cacería.

—Me mandaste a llamar —se metió dentro de la habitación y cerro la puerta — ¿Tiene que ver con la desaparición de tu pareja, Blasty?

El cenizo ya ni se quejaba del apodo o de que el pelirrojo se tirará sobre su cama como si fuera suya. Le vio mal pero la sonrisa de inocencia del contrario hacia que se olvidará el asunto con facilidad.

—Sí. Según los informantes, su última ubicación fue en el Pueblo de Rinji —confirmó el mayor —Iremos a buscar pruebas y a hablar con Deku. Como Oculto debe saber si algo raro sucedió en su territorio.

—A la señora Mitsuki no parece gustarle que te alejes, Blasty —comentó el más alto, dejando a la vista unos dientes puntiagudos y chiquitos — ¿Nos dió un tiempo límite?

—Dos semanas —volvió a confimar. Realmente, su amigo era muy asertivo cuando quería serlo.

Eijirou asintió con la cabeza, se bajó de su cama y dió un giro en la habitación, los collares de perlas rojas en su cuello hicieron ruido con esa acción. A diferencia de otros espíritu zorro, el pelirrojo no tenía poderes ilusorios. Era bastante débil en ese sentido, pero su magia se empleaba de otras formas.

Por ejemplo, el pelirrojo podía hacer que su piel se volviera dura como las piedras y lograba correr distancias muy largas en un periodo de tiempo mínimo. Esas eran algunas de las razones por las que el cenizo lo eligió como su compañero cuando inició su entrenamiento de barreras ilusorias. Para que el más alto pudiera verlas, le dió collares con su sangre. Al mismo tiempo que él entrenaba la forma de diferenciar la ilusión de la realidad, el futuro líder del clan practicaba la manera de crear ilusiones más complejas.

—Será un largo viaje —se estiró el pelirrojo y dando una mirada a su amigo que parecía tan tranquilo, pregunto —Bakugou, ¿por qué estás haciendo esto? Pensé...que el matrimonio no te importaba.

Katsuki se quedó un segundo en silencio, el matrimonio con Shoto nunca le importó demasiado. Imagino que si se llevaban bien, sería bueno y si no era así, pues a la mierda. Luego de que tuviera su bebé, el menor podría volver al clan del Dragón del Sol con su familia y tener un matrimonio mucho mejor. No tenían porqué estar juntos toda la vida si se disgustaban. Con que el cenizo tuviera al bebé era suficiente.

Sin embargo, cuando el cenizo miro hacia el pequeño baúl lleno de todos los regalos que le mando el joven dragón en los últimos meses, algo dentro suyo se removió e hizo que le respondiera al pelirrojo lo siguiente.

—A él sí le importaba. Por eso, no creo nada de esa mierda de que huyó de mí.

Tal vez, porque a ese chico desconocido le importo aunque sea un poco establecer un relación con él, quería demostrarle que sus intentos no fueron en vano y que algo muy pequeño sí le llegó. No era amor, pero era un inicio.

Bakugou no quería enamorarse de alguien a quien tuviera que renunciar.

Kirishima no pregunto nada más. Aviso que iría a empacar y que iba a preparar unos caballos.

Para conectar un pueblo con otro en un enorme territorio el primer antepasado de los Bakugou, el Gran Zorro Lunar, instalo los Túneles de Arcoiris. Eran pasajes que únicamente los del clan podrían usar, siendo indetectables para otras especies y demonios. Acortaban las distintas entre los distintos pueblos y facilitaban mucho el comercio.

Un viaje que debería tomar días o semanas con los Túneles de Arcoiris duraba simplemente unas cuantas horas. La única desventaja para Bakugou era lidiar con Kirishima que se mareaba con facilidad entre esos túneles. Si lo perdía de vista, el pelirrojo era capaz de irse de su lado y terminar en un pueblo del extremo norte por casualidad.

—Nunca he entendido estos túneles —miró con atención las alineaciones de colores que brillaban a su alrededor — ¿Cómo se supone que sepa si el amarillo va del este a oeste y el rojo de sur a noroeste?

—Lo sabrías si prestarás atención, idiota.

Los Túneles de Arcoiris empezaban en cuevas oscuras que parecían no tener un final. Una vez que se llegaba a la oscuridad total, del suelo empezaban a salir los colores azul, rojo, amarillo y verde. Iban respectivamente al norte, sur, este y oeste. Cada degradación del color indicaba la cercanía con un pueblo y cuando el color se volvía más intenso, se trataba de que se estaban desviando a otra dirección.

Eran tanto maravillosos como aterradores. Los colores se fusionaban cada tanto y giraban alrededor de los viajeros, si no se prestaba la suficiente atención, los caballos pasaban de estar pisando un color a caer en los bordes de otro y llevando a sus dueños a un lugar opuesto al que querían ir.

Aunque Katsuki dijera que a Eijirou solo le faltaba prestar atención, en realidad, incontables personas se terminaban perdiendo en los Túneles de Arcoiris. El Gran Zorro Lunar no pensó que fuera un laberinto tan complejo cuando lo creo y solamente aquellos con su sangre, es decir, la familia Bakugou, sabrían exactamente cómo moverse ahí dentro.

El cenizo le indico a el de dientes puntiagudos que se moviera a la derecha cuando el color azul donde estaban se volvió más intenso, después, lo llevo unos centímetros más a la derecha hasta que finalmente abandonaron ese color y volvieron a la oscuridad. El pelirrojo se quedó callado y no suspiro con alivio hasta que el canto de las aves se escuchó en el eco de una cueva. De haber errado en el viaje, hubieran terminado escuchando el ruido de las olas rompiendo en el mar.

— ¿Tan preocupado estabas, idiota? —chasqueo la lengua el cenizo —Ya hemos pasado por esto.

—Sigo sin olvidar esa vez en que termine en las playas. Tarde un mes en volver —se quejo el pelirrojo —Caminando treinta días.

—A alguien promedio le tomaría sesenta días —le recordó —Agradece tu jodida suerte.

—Ese no es el punto —hizo un puchero el pelirrojo.

—Deja de quejarte —bufo el mayor, usando una mano para cubrirse la cara cuando salieron al sol —Por fin.

La cueva por la cuál salieron daba con un tradicional camino de tierra, ambos guiaron a los caballos por ese lugar y siguieron derecho. A menos de cien metros, las primeras casas empezaron a verse. El Pueblo de Rinji estaba animado como de costumbre, lleno de espíritus zorro y otras criaturas que iban y venían por las calles de tierra. El cielo era de un color celeste precioso y parecía ser que no pasaba del mediodía. El cenizo continúo por el camino de tierra hasta que las casas se volvieron más complejas, de materiales más finos y el mercado más ruidoso. Se detuvo solamente al llegar a un edificio de dos pisos, de color blanco, con dibujos celestes. Bajo del caballo e indico a Eijirou que le esperará afuera.

Ese tipo de edificio se le llamaba Almesy. En ese lugar se reunían diariamente el Consejo, el Guía y algunos miembros del pueblo. Funcionaba con salas abiertas bastantes grandes, cómodas y con cojines para que las personas se instalarán a lo largo del día.

Al llegar a Almesy, usando una remera negra apretada y pantalones holgados del mismo color, junto con aros de color rubí y collares de tono blanco, Bakugou llamo la atención de unas cuantas personas. El color negro y rojo era característico del clan que lideraba a los Zorros de la Luna Roja. Unas personas susurraban a su alrededor y le miraban con interés.

— ¿Joven Katsuki?

Una voz suave pero masculina le llamo la atención antes de que pudiera entrar a la sala principal. El cenizo giro la cabeza, quedando frente a un hombre alto de cabello rubio y ojos claros, que usaba un traje azul marino largo con un cinturón color oro.

Yagi Toshinori se veía como un hombre sano, fuerte y poderoso. A Katsuki no le quedaba dudas de porqué a Mirai no le caía en gracia que ese tipo de hombre dejara una tarea tan grande a su hijastro. Debía ser por el respeto y admiración que le tenía, que fue tirado por la borda cuando el rubio eligió a alguien tan joven y sin el nivel adecuado.

—Yagi-san —lo llamo con respeto —Lo estaba buscando.

—Puedo imaginar a qué se debe —se dió la vuelta el mayor —Vayamos a un lugar más tranquilo para conversar. Le pediré a Izuku un poco de té dulce.

El cenizo se mordió el labio inferior cuando escucho lo último. Izuku no tomaba té dulce, ni él tampoco y por la forma en que Toshinori se dió la vuelta tan rápido e inicio su camino, debía querer explicarle el motivo detrás de una frase tan rara.

Pero no quería hacerlo en público

Algo jodido sucedió aquí. Algo que ni siquiera los informantes de la vieja descubrieron.

El menor siguió a Yagi hasta una de las salas de descanso que eran exclusivas del Consejo. La sala tenía paredes blancas, una ventana con forma ovalada y estaba perfumada, el rubio le pidió que se acomodara en unos cojines en el suelo alrededor de la mesa de madera oscura. Una vez se sentó, noto que a su izquierda detrás de una separación de bambú se encontraba otra persona. En el momento en que el mayor dejo la taza en la mesa y él la recogió, pudo sentir un aura mágica familiar.

— ¿El Guía Sasaki no sabe que es de mala educación no saludar a el hijo del líder del clan? —preguntó en voz alta notando que el rubio le daba una pequeña sonrisa en lo que se sentaba delante suyo — ¿O acaso quería probar si no era capaz de ver a través de su maldita ilusión?

Luego de sus palabras, la separación de bambú se movió lentamente, revelando a un hombre de cabello azabache con mechones rubios, ojos dorados cubiertos por gafas de marco blanco y usando un kimono del mismo color. El hombre tomó lugar a un lado de Toshinori, el cuál le sirvió una taza de té también y sin ocultar un poco de diversión en su voz, dijo.

—Te advertí que el nivel del joven Katsuki estaba bastante fuera de tus expectativas, amigo mío.

El cenizo tomó un sorbo de su té, disfrutando la mirada de desdén que el Oculto, Mirai Sasaki, le dedicó a el rubio. Aunque después, al mirar hacia donde estaba él, su actitud cambio. Mostró ese aspecto frío, elegante y directo que lo caracterizaba. En el pueblo también se le conocía con el nombre de Sir Nighteye, ya que parecía que podía predecir los movimientos de las personas y sus acciones o reacciones a lo que hacia.

Pero eso a él no se aplicaba.

—No era mi intención ser grosero, Katsuki-san. Ha pasado un largo tiempo desde la última vez que estuviste aquí y pensé que sería bueno probar tus habilidades —se expresó con sinceridad —Mis disculpas si te he ofendido.

Bakugou bufó pero lo dejo pasar. No quería armar un escándalo por algo tan pequeño y que después su madre lo molestará con que necesitaba ser más tolerante. Dejo su taza en la mesa y miro con agudeza a ambos mayores.

—El té es bastante amargo, Yagi-san —mencionó a la vez que sus ojos rojos soltaban un brillo ligeramente amenazante —Y no veo a Deku por ninguna parte, ¿pueden decirme claramente y de una vez qué sucede aquí?

El rubio y el azabache intercambiaron una mirada. Cuando el menor sintió que juntaban sus auras mágicas para crear una ilusión no se asusto, porque podría romperla con facilidad de necesitarlo. Además, confiaba en que ambos mayores no buscaban lastimarlo, solo mantener fuera a algún curioso que quisiera escuchar su conversación.

Sin embargo, cuando la ilusión tomó la forma de un bosque oscuro, sombrío, dónde la tierra era de color negro y el cielo rojo, su corazón entro en conflicto.

¿Qué buscaban los mayores al mostrarle una ilusión del Abismo?

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