MARATÓN 2/2
Por las siguientes dos semanas ignoré a todos, incluso a Zabdiel y Joel. No fue tan difícil alejarme de Christopher, porque él estaba haciendo exactamente lo mismo. Caminaba a la escuela o a veces ni siquiera iba, no era que estuviera prestando atención en si iba o no.
Era más difícil alejarme de Erick, porque parecía que él y su amiga Malia se besaban cada vez que volteaba a verlos. No le hallaba lógica a todo esto, porque no sé si ella rompió con su novio o no. Tampoco entendía porque Erick tenía tanto problema antes con ser visto en público y ahora se estaba besando con una chica todo el tiempo. Eso me molestaba, pero estaba tratando de que no lo hiciera.
Termine de tomarme una ducha cuando escuché un ruido familiar de alguien tirando rocas a mi ventana, e inmediatamente sentí que se me salía el corazón del pecho. Corrí hacia la ventana y la abrí, mirando afuera para ver a Christopher parado ahí, llevaba un par de pantalones de chándal holgados y un suéter gigante.
— ¿Murphy? – Me llamó, con su voz quebrada ligeramente. Llevó su cigarro de vuelta a sus labios y tomó una última calada antes de tirarlo al suelo.
— Sube.– Asentí, dejando la ventana por un momento para ir a cerrar la puerta de mi habitación. Mis padres estarían en casa este fin de semana, por primera vez, y aunque me han estado ignorando los últimos días no quería tomar una oportunidad para que ellos entraran.
Unos minutos después Christopher cayó en mi habitación, tratando de no reírse de sí mismo porque su pie se atoró en la ventana. Se paró enfrente y se sacudió el polvo, sonrió inmediatamente cuando me paré frente a él.
— ¿Cómo estas? – Preguntó, tirando de las mangas para cubrir sus manos.
— ¿Honestamente? – Pregunté, y Christopher asintió. — Miserable.
— Yo también. – Suspiró Christopher, mirando hacia el suelo. Lo he extrañado mucho, sólo quería correr a él y abrazarlo y nunca dejarlo ir.
— Yo...
— Te he extrañado mucho, bebé. – Dijo Christopher con su voz sonando inestable, como si estuviera a punto de llorar.
— Yo también te extraño. – Asentí, caminando hacia Christopher. Estiró sus brazos y me envolvió en ellos, abrazándome fuerte hacia él.
— Lo siento mucho. – Susurró Christopher, presionando un beso sobre mi frente. Enterré mi cara en su pecho, queriendo quedarme lo más cerca de él que fuera posible, por el miedo de perderlo
otra vez.
— Lo siento, Chris , por todo lo que te dije. – Dije, mirando arriba a él. Las lágrimas amenazaban con salir de mis ojos, me sentía terrible, pero forcé a las lágrimas a retroceder. — No decía en serio nada de eso, lo siento, exageré.
— No, no, bebé, yo exageré. No debería importarme si hablas con Erick, es su decisión si te habla o no, no la tuya. No debí haberte culpado por eso. – Se disculpó Christopher. Agarró mi mano y me llevó hacia mi cama, sentándose con cuidado en el borde de esta. Me senté a lado de él, inclinando mi cabeza en su hombro.
— Pero te guarde un secreto y me siento mal, Chris.
Tenías razón, te prometí que te diría si alguna vez lo oía hablar. – Suspiré. Sabía que sólo debía dejar de hablar y dejar de disculparme, pero no podía detenerme. Me sentía muy mal por lo que le oculté a Christopher y quería que lo supiera.
— Te oculté cosas también, creo que estamos igual. – Christopher dijo incómodamente, haciéndome sentarme de nuevo. Lo mire mientras tragaba con fuerza, esperando a que me explicara de qué estaba hablando. — Hable con Zabdiel hace unos días.
— Oh – asentí.
— Me dijo que te explico todo. La historia completa. – Dijo Christopher, agarrando mi mano.
— Sí, lo hizo. – Dije, entrelazando nuestros dedos.
— ¿Estas enojada conmigo? – Preguntó, girando para verme. Sus grandes ojos se veian muy tristes, como si supiera que hizo algo mal, y su labio inferior
estaba tembloroso y parecía que iba a romper en
lágrimas en cualquier momento.
— No... – no estoy segura. Lo estaba, un poco, pero
estoy más confundida que nada. — ¿Por qué
mentiste? – Pregunté.
— Murphy, no quería...
— ¿Cómo que no querías, Christopher? – Susurré,
tratando de no molestarme con Christopher o que no se moleste conmigo.
— Quería decirte. – Dijo, soltando un gran suspiro.
Pasó su mano libre por su cabello, revolviéndolo
mas de lo que ya estaba.
— ¿Por qué no lo hiciste? – Pregunté. Christopher debería saber que lo voy a seguir queriendo no importa que pase, y eso nos hubiera ahorrado muchos problemas si me hubiera dicho la verdad desde el principio. El hecho de que yo sabía que me estaba mintiendo hace mucho tiempo lo hizo peor.
— Sé que estuvo mal que te mintiera así pero no sabía que más hacer. Cuando te conté la historia por primera vez fue antes de que empezáramos a salir y apenas nos estábamos conociendo, no quería abrumarte con las terribles cosas que he hecho.
Siempre quise decirte la historia completa pero...no lo hice. Lo siento mucho, Murph, me siento terrible. Enserio espero que me puedas perdonar. – Soltó, secando bajo sus ojos. No estaba segura si estaba llorando por la situación en la que estábamos o por los recuerdos del accidente, entonces no dije nada.— ¿Liv? Por favor responde. – Dijo Christopher silenciosamente, apretando mi mano. No me había dado cuenta que nos habíamos sentado en silencio por tanto tiempo, estaba tratando de procesar todo lo que estaba pasando.
— Christopher, claro que te perdono. – Susurré, inclinándome cerca de él.
— Lo siento mucho. – Christopher negó con la cabeza, secando sus ojos una vez más.
— Está bien. Entiendo por lo que estabas pasando y entiendo por qué lo hiciste. Está bien. – Dije finalmente. Tenía que perdonarlo, lo amo demasiado para no hacerlo.
— Gracias. – Susurró, inclinándose y dejando un corto beso en mis labios. También he extrañado sus besos. Hice mi mayor esfuerzo para no saltar encima de él en ese momento.
— Lo siento por lo que dije de Kenzie. – Dije antes de poder detenerme. Tenía que disculparme por eso ahora para sacarlo del camino.
— Liv, está bien, lo que dijiste era cierto. – Dijo Christopher, llevándome por sorpresa.
— ¿En serio? – Pregunté.
— En serio. – Asintió Christopher, — Tu eres mi novia, ella ya no. Debería estar pasando más tiempo contigo que en su tumba. Necesito dejarla ir.– Habló como si estuviera en un tipo de trance, como si hubiera practicado decir esto antes de venir.
— Christopher... – Mi voz se iba desvaneciendo, tratando de decidir si creía que estaba diciendo la verdad o no. Sabía que tenía que confiar en él, pero una parte de mi lo encontraba difícil de hacer, considerando la conversación que tuvimos de que él me había mentido.
— Shh, ven aquí. – Susurró Christopher, agarrando mi cintura y empujándome aún más cerca de él.
Presionó sus labios contra los míos, lo que inmediatamente me relajó suficiente para olvidar lo que estaba pensando.
Christopher inclino su cabeza a un lado, permitiéndome profundizar el beso. Me empujo más cerca de él, y ahora estaba sentada en su regazo mientras seguíamos besándonos. Sus manos comenzaron a subir por mi blusa, sus dedos me ponían la piel de gallina. Sentí que hace demasiado tiempo no lo besaba, no podía contener las mariposas en mi estómago cada vez que nuestros labios se tocaban.
— Te extrañaba mucho. – Dijo contra mis labios mientras yo pasaba mis manos por su cabello, haciendo que lance un pequeño gemido.
Sonreí en el beso y asentí, empujando un poco a Christopher para que cayera sobre la cama. Me arrastré encima de él, mientras dejaba besos por todo su cuello. Apretó su agarre a mi cintura y Christopher soltó una pequeña risita, causando que mi cuerpo entero se caliente por el sonido que no había escuchado en lo que parecía mucho tiempo.
Enserio lo amaba. Lo amaba suficiente para perdonarlo por todos los errores que ha cometido, no importa que tan grandes eran. Lo amaba demasiado que me hizo olvidar todo lo que ha hecho para hacerme enojar, aunque alguna veces las cosas se pusieran difíciles. Lo amaba, y sabía que probablemente sería por un muy largo, largo tiempo. Yo sólo deseaba que el sintiera lo mismo.
— Liv, bebé, – dijo Christopher, agarrando aire. Sacó la blusa fuera de mí, pero no lo cuestioné.
— ¿Sí? – Pregunté, llevando mis labios hacia él una vez más. Mis manos viajaron abajo hacia el pecho de Christopher y deslice mis manos por debajo del suéter de Christopher, sintiendo su estómago tonificado.
— Te amo. – Susurró Christopher, sus labios aún se movían lentamente contra los míos.
— ¿En serio? – Pregunté, mentalmente dándome bofetadas en la cara por no decir «te amo» de vuelta.
Me empuje de Christopher ligeramente sólo para ver su cara.
— Claro, nena. ¿Por qué mentiría? – Preguntó Chris, sus cejas se fruncieron.
— Yo también, te amo. – Sonreí, presionando mis labios contra los de Christopher otra vez. Él lentamente nos volteó para estar encima de nuevo y se sacó su suéter, tirándolo al piso atrás de nosotros antes de volver abajo, sus labios topándose con los míos otra vez.
Sabía lo que venía, pero esta vez no me quería apresurar como la última vez. Esta vez significaba mucho más, porque no estaba tratando de ocultar algo de Christopher o distraerlo y sabía que me amaba. Esto no era sólo algo que estábamos haciendo para no prestarle atención a algo más.
— Eres tan hermosa. – Dijo Christopher suavemente, dejando largos, y lentos besos por todo mi cuello. Sus manos bajaron hacia mis piernas acariciando mis muslos, quienes estaban desnudos debido por los pequeños shorts de pijama que llevaba puestos.
Christopher continuó besando abajo, deteniéndose cuando llego a mi pecho. Arqueé mi espalda y deje que sus manos fueran al broche de mi sostén, el cual pudo desabrochar sin algún problema esta vez.
Lo aventó al suelo detrás de él y empezó a besarme de nuevo, sus labios succionando gentilmente mi piel abajo hasta llegar a los shorts.
— ¿Tus padres están en casa, nena? – Susurró Christopher, deteniéndose por un segundo.
— No. – Mentí, sólo porque sabía que Christopher nos haría parar si le decía que sí.
Christopher asintió y sus dedos se engancharon en el borde de mi short gentilmente, lentamente deslizándolos abajo dejándome sólo en ropa interior. Sus fríos dedos pasaron por mis piernas de nuevo, mandando escalofríos a través de mi columna vertebral mientras yo llevaba mis manos al borde de sus pantalones, esperando por su aprobación para quitarlos.
— Dios, Dios, te extrañaba tanto. – Gimió Chris, ayudándome a bajar sus pantalones. Los pateó fuera de él, haciéndolos caer al piso junto con nuestra otra ropa.
Christopher bajó de nuevo y enterró su cara en el hueco de mi cuello, succionando suficientemente duro para dejar una profunda, marca morada ahí.
Enredé mis dedos en su cabello, lo que hizo que Christopher soltara un pequeño gemido en mi oído.
Besó abajo hasta mi pecho y mi estómago de nuevo, esta vez parando encima del dobladillo de mi ropa interior.
Lentamente los removió, prácticamente tirándolos al otro lado de la habitación con una sonrisa en su cara. Se inclinó hacia abajo y besó adentro de mis muslos antes de ir ahí completamente, llevando sus labios al área donde lo necesitaba más. Continué tirando de su cabello, empujando a Christopher a mi mientras su lengua se movía dentro de mí.
Deje de respirar no mucho después de esto, no necesitaba mucho la lengua y labios de Christopher para relajarme. Christopher miró arriba mientras yo respiraba pesadamente, todavía tratando de calmarme de lo excitada que estaba. Lamió sus labios e inocentemente me miro, con una sonrisa en su rostro.
— ¿Deberíamos continuar? – Preguntó, ladeando la cabeza hacia un lado.
Se arrastró a mí sobre la cama hasta que estaba arriba de mí de nuevo y yo asentí, llevando mis manos a la banda de sus boxers y lentamente deslizando mis dedos entre su ropa interior y su piel.
Christopher soltó un pequeño gemido mientras bajaba sus boxers por sus piernas, mordiendo mi labio al hacerlo. Una vez que ya no tenía ropa interior suspiró suavemente, poniéndose arriba de mí.
— Nena, te amo mucho. No importa que, solo no lo olvides.
Espero que les haya gustado esta pequeña maratón, y disculpen lo desaparecida, intentaré subir capítulos más seguidos ❤️
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