Un chico fuera de este mundo

By I_KaLi_

10.9K 1.4K 2.7K

La vida de Madeline da un giro de 180° grados en cuanto aquella pregunta llega a sus oídos: ¿Cómo sería su ch... More

Playlist
Créditos
Prólogo
Epígrafe
Capítulo 1| ¿Será real?
Capítulo 2|Segundo encuentro
Capítulo 3|Parque de atracciones
Capítulo 4 |La cena
Capítulo 5| Confrontaciones
Capítulo 6|Señales del corazón
Capítulo 7| Un favor inesperado
Capítulo 8| Intenciones
Capítulo 9| Indecisión
Capítulo 10| Dejando las cosas claras
Capítulo 11 (1/2)|Momentos preciados
Capítulo 11 (2/2)| Momentos preciados
Capítulo 12| Ausencia
Capítulo 13|¿Qué haces aquí, Evans?
Capítulo 14| ¿Quién demonios es?
Capítulo 15| Leonel Evans
Capítulo 16| Rendirse
Capítulo 17| Fiebre de Logan
Capítulo 18| Afrontando mis sentimientos
Capítulo 19|Tomando una decisión
Capítulo 20|Morir y llegar al cielo.
Capítulo 21| Abdiel siendo Abdiel
Capítulo 22| Pasado
Capítulo 23|Lo prometo
Capítulo 24| ¿Secretos?
Capítulo 25| Honesto, ¿o no?
Capítulo 26| Intento fallido
Capítulo 27| ¿Accidente?
Capítulo 28| Conociéndonos (1/2)
Capítulo 28| Conociéndonos (2/2)
Capítulo 29| La verdad es dura
Capítulo 30| Llenos de secretos
Capítulo 31| ¿Verdadera personalidad?
Capítulo 32| ¿Esto es un adiós?
Capítulo 33| ¿Seguir sin ti?
Capítulo 34| ¿Estar alejados sería lo mejor?
Capítulo 35| De mal en peor
Capítulo 36|Compras (2/2)
Capítulo 37| Impotencia
Capítulo 38| No lo pienses demasiado
Capítulo 39| Ayúdame
Capítulo 40| Partida difícil
Capítulo 41| Reflexión
Capítulo 42| Graduación (1/2)
Capítulo 42|Graduación (2/2)
Epílogo

Capítulo 36| Compras (1/2)

139 19 12
By I_KaLi_

Paseo mi vista por mi habitación completamente desordenada, no puedo ni recostarme en mi cama ya que se encuentra totalmente cubierta por mis libros y hojas de investigación. Me parece muy poco el tiempo que la profesora nos dio, aunque es bueno mantener ocupada mi mente en algo.

Es tarde. El tiempo pasó demasiado rápido.

Miro de soslayo el calendario que cuelga a un lado de la ventana, últimamente todo me parece aburrido además con la graduación cerca mis compañeros de la escuela no parecen tener otro tema de conversación. Los profesores nos remarcan que es un día con suma importancia, aunque ahora lo que ocupa mi vida son mis estudios y lograr pasar el examen de admisión.

Me estiro para tomar los libros regados sobre mi cama, hace tan solo un rato me encontraba trabajando en el proyecto con mi compañera, aunque sentía que con cualquier movimiento en falso me mataría. Se nos fue toda la tarde en ello. Que presión.

Suelto un suspiro de alivio al revisar la hora en mi teléfono, estoy a tiempo de llegar al centro comercial y encontrarme con Katherine y Adelaida. Hora de comprar el vestido.

Que responsable, Madeline.

Tocan la puerta de mi habitación fuertemente, sé que se trata de Leandro cuando escucho su apurada y molesta voz.

Giro los ojos antes de gritarle.

—¡Voy!

Lo único que obtengo como señal de que ha escuchado es que los golpes se detienen, entonces me acerco a tomar mi bolso tendido sobre mi mesita de noche, guardo el teléfono y me aseguro de llevar dinero. Bueno, el poco que tengo.

Llevo ahorrando desde que tengo memoria, bueno, tampoco tan exageradamente pero sí que guardaba cada vez que podía. Mi mamá insistió en acompañarme, pero simplemente prefería ir con mis amigas.

Cuando abro la puerta tengo que alzar la mirada para ver el rostro apurado de Leandro, él me llevará, pero parece que tiene mucho más que hacer.

Cuando bajamos apresuradamente las escaleras mis padres nos despiden, diciéndole a Leandro que tenga cuidado al conducir y a mí que me cuide y que llame si necesito algo. Puede que no estén de acuerdo con mi decisión, pero sé que al final todo pasa y seguirán apoyándome.

—Tardas demasiado.

Hago una mueca, restándole importancia a sus palabras.

—No te quejes, sabes bien que estuve ocupada.

Asiente levemente con la cabeza antes de abrirme la puerta del vehículo, tomo asiento del lado del copiloto y entonces cierra la puerta para apresurarse a rodear el vehículo y abrir la puerta antes de tomar asiento.

—¿Tienes planes? —pregunto curiosa, pues no es normal en mi hermano salir a menos claro que sea necesario o vaya a ver a su novia.

Se coloca el cinturón de seguridad demasiado apurado, lo que me descoloca es cuando su mirada seria bajo su ceño hundido se posa en mí.

—¿Qué? —Giro mi cabeza en todas las direcciones posibles sin comprender.

Me mira como si estuviera aguantando la tentadora idea de golpearme.

—El cinturón de seguridad.

Me lo coloco casi de inmediato, entonces se voltea ignorando mi pregunta y enciende el auto para comenzar a conducir.

Recargo mi cabeza en la ventana con la tentadora idea de dejarme llevar por los brazos de Morfeo.

—No te duermas.

Pestañeó extrañada, pero me recompongo para replicar negándolo todo.

—No iba hacerlo.

Gira en una esquina, soltando un sonoro resoplido como si realmente las palabras «no tengo ganas de hacer nada» estuvieran escritas en su frente con plumón permanente.

—Cuando termines puedes llamarme y vendré a recogerte —habla entre dientes no muy convencido, diciéndolo más a fuerzas que de ganas.

Arqueo una ceja, aguantando las ganas de reprocharle su comportamiento.

—No tengo que aguantar tu mal humor —suelto de forma brusca casi sin pensar, aunque en cierta parte tenía razón.

Parece entrar en razón y asiente levemente como un cachorro regañado, ya me parecía raro su comportamiento, como si hubiesen interrumpido su siesta.

—Lo siento —Parece mortificado, él no es quien se molesta por cualquier cosa—. Evelyn ha estado distante y no sé si hice algo malo.

Claramente a Leandro le importa mucho su relación con Evelyn y eso lo he notado por su esfuerzo en cada detalle, puede que no me lleve bien con ella, pero al fin y al cabo hace feliz a mi hermano. Ni como quejarme. Lo que me preocupa es que llegue a depender mucho de ella.

Entiendo su preocupación, pero no debería desquitarse con los demás.

Estuve a nada de abrir la boca, pero decidí no hacerlo y centrar mi vista en el camino. No puedo aconsejarle ahora cuando mi cabeza también está hecha un revoltijo.

Me gustaría decir que hablamos durante el camino, pero no fue así, parecía agobiado por sus problemas así que no pensé que mis palabras fueran de gran ayuda. Además, mi mente estaba completamente en blanco.

No sé si fue mi imaginación, pero tan solo voltear al cielo me hacía ver a todas las personas que pasaban apagadas, como si de hecho un aura triste se encontrara asechando a todos. Que ideas las tuyas Madeline. No es más que mi imaginación, es probable, no he pasado por cosas buenas últimamente.

Leandro toma un lugar en el estacionamiento del centro comercial, aunque sea tarde el lugar parece estar prácticamente lleno. Apenas había lugares disponibles.

Me despido de mi hermano con una sonrisa, cualquiera que me viera salir casi corriendo del vehículo diría que tengo algo bastante urgente que atenderme, pero no, es simplemente el calor que me llevaba asfixiando durante todo el recorrido. Suelto un suspiro de satisfacción al sentir el fresco aire golpear contra mi cara, pareciera que había corrido un maratón. Ni siquiera puedo correr pocos minutos sin comenzar a morirme y suplicar por un descanso.

—Te cuidas, Madeline —Volteo a verlo para dedicarle una sonrisa de oreja a oreja ladeando la cabeza levemente, para después hacer el ademán de despedirme.

No le doy una respuesta, simplemente cierro la puerta del vehículo para después permanecer fija en mi lugar hasta que lo veo irse en el auto no muy convencido de dejarme aquí. Me alegra que se preocupe por mí cada que salgo, porque yo igual me preocupo por todo. Si un día me pierdo ya sé quien me buscaría.

Cuando entro al centro comercial lo primero que llama mi atención son las escaleras eléctricas que están justamente frente a la entrada, donde sería nuestro punto de encuentro. El lugar está completamente lleno, a cualquier dirección que vea una multitud de gente ocupa mi campo de visión. El lugar es enorme. El azulejo brilla, las personas se amontonan en las escaleras y puedo ver pasar frente a mí a varias personas con sus compras.

Me sobresalto sobre mi lugar cuando siento una mano en mi hombro, pestañeo extrañada, pero en cuanto la dulce voz de Katherine llega a mis oídos me relajo.

—Creímos que no llegarías.

Me reciben todos con una sonrisa, bueno, casi todos.

—¿Qué hace aquí? —Lo señalo con mi dedo índice, soltando las palabras con un tono de voz arisco.

Sus cejas se alzan con sorpresa, pero no responde sin antes soltar una risa carente de gracia.

—Que grosera, ¿tus padres no te enseñaron modales?

Claro, entrar en la habitación de las personas entra dentro de lo que él llama «modales».

Siento un dolor soportable instalarse en mi mano, todo tras agitar mi brazo y golpearme con una máquina de peluches al lado de la entrada, hago una mueca de dolor que rápido cambio por una de indiferencia. No engañas a nadie.

Adelaida se ríe por lo bajo, divertida por mi tonta pelea de la cual claramente no entiende el trasfondo, y por lo claramente distraída que soy.

Katherine se aferra a mi brazo, dejando detrás de nosotros al par de tórtolos que, aunque no lo admitan se nota a millas que llegarían a tatuarse el nombre del otro. Los veo capaces, en especial a Darek.

—Conozco una tienda maravillosa —Miro por encima de mis hombros como los ojos de Adelaida deslumbran de emoción—. Seguro les gustará algo.

Algo que se debe saber de mí es que soy indecisa a más no poder, podría tardar horas incluso en decidir si comprarme unas galletas de chocolate o de vainilla.

Piso sobre un escalón de las escaleras eléctricas junto con Katherine, volviendo con la sensación de caerme como cada vez que me subo a una de estas cosas. Ni se diga en la bajada.

—No tengo ganas de asistir a esa fiesta —murmuro, sincera. Prefiero quedarme en mi casa como cualquier otro día.

Al llegar a la cima me veo empujada al frente por Adelaida, que ya nos tiene sujetas a mí y Katherine por los hombros.

—Nos divertiremos juntas.

Katherine mira de soslayo al chico detrás de nosotros, después dándole una mirada a nuestra amiga sin creerse sus palabras.

—Te la vas a pasar con él.

Mágicamente él parece totalmente interesado en nuestra conversación.

—Exacto. Te la pasarás con aquel chico metalero y grosero —Alzo la voz para asegurarme de que me escuche. Rápidamente siento ganas de huir cuando se nos une, con una sonrisa tan falsa como las copias de Batman.

Me da unas palmadas en la cabeza, cada una más fuerte que la anterior, dejándome peor que escoba vieja. Eso fue suficiente para soltarle un golpe en la mano, alejándolo de mí.

—¿¡Acaso me quieres descalabrar!?, ¿no sabes qué en esta cabecita hay demasiadas ideas brillantes?

Arquea una ceja luciendo escéptico, en sus ojos se asoma la burla y su sonrisa altiva me hace querer dejarle en su fea cara la marca de mi puño.

Acerca aún más su rostro a Adelaida, tal vez no con las intenciones que pienso, pero sí que la ha puesto nerviosa. Está más roja que la nariz de un payaso.

—En esa «cabecita» no hay nada que rescatar —Sus ojos deslumbran victoria y un halo de seguridad lo rodea continuamente.

Es de ese tipo de personas que se hacen notar, que desprenden aires de grandeza.

Analizo sus palabras hasta caer en cuenta de algo, me aparto bruscamente del extraño abrazo que había comenzado a tornarse incómodo y asfixiante.

—¿Me dijo cabezona? —No puedo evitar señalarlo de nuevo de forma acusatoria, pero esta vez hace caso omiso a mis acusaciones.

La mirada de Katherine destella aburrimiento, cuando se cruza de brazos sé que va en serio en cuanto nuestras tontas discusiones, que claro, son peores que las de un niño de preescolar.

—Él ni siquiera asiste a nuestra escuela —explica Adelaida en un tono avergonzado, ¿por qué? Porque yo y Katherine no dejamos de verla como una madre a su hija en una de sus peleas.

—Eso no te ha detenido antes —Recuerdo todas las locuras que ha hecho, sonriendo inconscientemente antes de seguir—. Encontrarán una forma de infiltrarse.

He tenido tiempo queriendo preguntarle por Matthew, si bien él es un gran chico es cierto que se nota demasiado que a Adelaida le interesa Darek. Pero ha salido con Matthew antes y me extraña que no lo haya mencionado para nada.

Mientras avanzamos a una de las tantas tiendas de ropa puedo ver que todos vienen al centro comercial súper arreglados, doy una rápida revisión a mi vestimenta que se basa en un pantalón azul de mezclilla y mi blusa favorita de color blanco con un estampado de perritos. Como si no fuera suficiente me coloqué un par de tenis que tienen más años que mi casa. Bueno, tampoco hay que exagerar. Pero incluso Katherine y Adelaida van mucho más arregladas que yo.

Comienzo a sentirme incómoda cada que veo personas pasar como si fueran a un lugar súper importante, comienzo a mirar en todas direcciones sintiendo que todas las miradas caen en mí. Debí arreglarme más. No paro de jugar con mis manos, incluso comienzo a sentir como si caminara raro.

Una persona se coloca a un lado de mí, no le doy importancia, pero cuando observo bien de quien se trata no es más que el chico problemático. Me mira con los ojos entrecerrados, pero es casi como si tratara de descifrar un acertijo.

—¿Qué? —Miro hacia el frente, entonces noto que vamos muy atrasados. Esas dos van casi corriendo hacia la tienda.

—Nada.

Esa respuesta fue demasiado cortante y para mí nada convincente.

—¿Vas ayudarme? —Su pregunta me hace quedarme estática, rápidamente lo disimulo lo más que me es posible.

Evado la pregunta, porque no tengo una respuesta.

—¿No decías qué no pasaba «nada»?

Mete ambas manos en los bolsillos de su oscuro pantalón. Parece pensativo, como si tuviera demasiadas cosas en la cabeza las cuales debe ordenar. Frente a nosotros las chicas ríen y hablan sin parar, no las culpo, nos hacía falta salir juntas otra vez.

Visualizo la tienda de ropa, no tendría nada en especial, pero es una de las favoritas de Adelaida. Puedes encontrar ropa de todo tipo, tanto de hombres como para mujeres, aunque normalmente son chicas las que asisten por sus maravillosas ofertas.

—¿Es un no? —Se escucha decepcionado, pero es como si a la vez comprendiera lo que sucede. En este corto tiempo nunca había escuchado su voz tan tranquila.

Aprieto los labios con la vista en el suelo.

—Después de la graduación me enfocaré en mis estudios, y en serio no me apetece seguir indagando en ese tema.

Si bien mi curiosidad me mataba por dentro y me gritaba averiguar más, mi parte racional me suplicaba por no hacerlo. Y esta vez debo hacerle caso.

—Me iré de aquí.

Mis pestañas revolotean extrañadas y confusas, esta vez a quien ve es a una chica en especial. Adelaida ya se encuentra escogiendo ropa mientras que nosotros permanecemos estáticos en la puerta del establecimiento.

Hay tristeza, confusión e ira. Él más que nadie sabe que no es el momento indicado, se aferra al pasado y creo que todos saben o aprenden en algún momento que eso nunca ayuda en nada. Menos si se trata de venganza.

—¿No eres de aquí?

Pasan varios minutos y no hay más que silencio entre ambos, estoy a punto de rendirme y entrar en la tienda cuando me responde dudoso, como si estuviera inconforme con todas las decisiones que ha tomado.

—Solo vine porque mamá pensó que cambiar de aires sería bueno para mí —Él avanza disfrazando todo con una sonrisa, entrando en el lugar para no hacer que las chicas se preocupen—. Causé muchos problemas. Mis maestros estuvieron de acuerdo en que lo mejor por ahora sería que siguiera con mis actividades en casa, pero tengo que volver porque el período de tiempo que se me otorgó termina en unos días.

Lo dice con tal tranquilidad que me abruma, no puedo evitar buscar a Adelaida con la mirada.

—¿No la acompañarás a la graduación cierto? —mi pregunta sale en un pequeño murmullo. Adelaida está muy ilusionada con la fiesta.

—Lo haré —Hace una pequeña pausa—. Pero después de la fiesta tengo que regresar a casa.

Él ni siquiera se cree sus palabras, sus palabras ya no se escuchan seguras, en cambio me parecen dudosas. Creo que lo juzgué demasiado pronto.

—Habla con ella.

Nos llaman a gritos interrumpiendo la conversación, él parece más aliviado que molesto y acude sonriente a una de mis mejores amigas. Permanezco en mi lugar con la boca seca, y por alguna razón con una extraña y asfixiante sensación en mi pecho.

Continue Reading

You'll Also Like

62K 8.2K 54
Marcus juró que nunca volvería a amar. Luego de regresar a Nueva York por petición de su padre, Marcus intenta retomar su vida, intentando ignorar la...
2.7K 657 22
Lilah perdió a su familia a una edad temprana y es criada por su padrastro; un hombre que la maltrata, le encanta beber y apostar. A cambio del perd...
3.2M 341K 64
Sinónimo de "Luce Webber" 1- Desafortunada. 2- Violenta. 3- Sarcastica. 4- Verborreica. ¿Quien diría que trabajo y diversión no van de la mano? Final...
38.7K 1.5K 24
¿Que pasaría si te sintieras completamente atraída por la prima de tu nueva compañera de trabajo? Descubre la historia de Chiara una artista emergent...