-Por cierto Vane, dejé lo mejor para el final. No sólo han encontrado que se mete en aplicaciones para follar a lo bestia, también han encontrado páginas donde él buscaba información relacionada con el Gore*.
-¿Qué? Joder, normal si el tío es un puto sádico. Con eso ya contábamos. Pero sólo con Pilar se pasó de la raya cuando le desfiguró el rostro a base de golpes.
-Sí, pero no olvides que a Isabel la debió de violar ya muerta, según lo que te dijo Olivia, así que le va también la necrofilia, ¿no? Además la mató rápido y corriendo en el bosque, no le dio tiempo a ensañarse con ella más de la cuenta.
-Sí, García, sabes, eso significa una cosa, que va a seguir matando y va a recrudecer gradualmente las agresiones conforme vaya matando. Más si su objetivo, además de disfrutar, es vender videos de ese tipo.
-Mecagüen la puta, Vanesa. Esto se está poniendo feo feo. Lo que nos faltaba, que hubiera vídeos gore de por medio.
-Lo bueno es que estamos confirmando que Álvaro es lo que es. Y lo malo es que tenemos a un sádico capaz de practicar gore suelto por las calles de Madrid. No se puede filtrar esta información a la prensa, tengamos cuidado con ello, ¿Vale?
-Claro, lo tendremos.
Los policías se tomaron el café más o menos rápido y salieron de la cantina para comenzar la dura jornada que les esperaba. Quedaron en ir juntos en el coche de García.
García y Vanesa se dirigieron a la primera vivienda que querían visitar. Por suerte, las dos chicas con las que chateaba vivían en Madrid, lo cual también era lógico si Álvaro no tenía coche, ya que eso le dificultaría la movilidad por fuera de Madrid. Además no vivían muy lejos de Álvaro.
La primera chica vivía en unos apartamentos algo viejos y mal cuidados. Cuando bajaron del coche, fueron directamente a tocar al timbre.
Les abrió una mujer que rondaría los treinta años, aunque a decir verdad, aparentaba menos. Era rubia y bastante atractiva. Iba vestida con la ropa de trabajo, por lo que Vanesa se percató de que trabajaba de camarera, por el logo que llevaba en la camisa. Y una de dos, o acababa de llegar a casa, o estaba lista para marcharse a trabajar.
-Hola...¿Les puedo ayudar en algo?- Preguntó la mujer algo sorprendida. No esperaba ninguna visita a esas horas.
-Hola, señorita, buenos días. ¿Usted se hace llamar en una aplicación de internet "lamassumisa"?
La mujer se quedó petrificada en el sitio. No esperaba que la reconocieran y supieran dónde vivía.
-Eh...Sí, soy yo. Bueno, me llamo María, pero en esa aplicación me puse ese apodo.
-¿Podemos hablar con usted unos minutos? ¿Sale ahora a trabajar? Somos policías, él es el inspector García, yo la inspectora Ramírez - dijo Vanesa enseñando la placa de policía.
-Sí, salgo ahora. Pero si van a ser breves les puedo atender, hoy voy con bastante tiempo de sobra al trabajo.
-Estupendo, no le robaremos mucho tiempo entonces - contestó Vanesa sin retirar la mirada de esa extraña pero llamativa mujer.
La mujer les dejó pasar a los policías y les guió para que fueran directamente al comedor. Mientras tanto, tanto García como Vanesa se fijaron en todo lo que había ante sus ojos. Tenía la pinta de ser un apartamento muy pequeño y con apenas nada de decoración. Esa vivienda era algo fría, y no por el frío que hacía y lo helada que estaba, sino por la falta de calidez que daba la ausencia de adornos o de decoración. Seguramente esa mujer viviría sola y debía de ser una mujer práctica y sin ningún apego familiar, porque no tenía ni una sola fotografía de alguien.
-Siéntense, por favor - les pidió la joven.
Los policías se sentaron. El comedor debía tener unos siete metros. Era muy pequeño y además sólo tenía un sofá de dos plazas, una mesa y dos sillas.
-Ustedes dirán.
-¿Cuánto tiempo lleva usted viviendo en este apartamento? Está de alquiler, ¿Verdad?
-Sí, llevo poco, un mes y medio más o menos. Como pueden ver, aún no se me ha dado por decorarlo. Ni lo haré.
-¿Usted de dónde es?¿Cuánto tiempo lleva en Madrid?- Le preguntó Vanesa. Estaba claro para la inspectora que esa mujer llevaba poco tiempo viviendo en Madrid.
-Pues me vine buscando trabajo. Saben, tengo veinticinco años y quería alejarme de mi casa. Llevo ya unos meses en Madrid.
-¿Por qué ha querido alejarse?
María miró a los ojos a Vanesa. Esa mirada dejó helada a la inspectora. Ya se esperaba algo parecido a lo que iba a escuchar en ese momento de boca de la mujer.
-Malos tratos en casa. De mi padre a mi madre. Llevo toda mi vida viendo a mi padre pegar y humillar a mi madre. Así que al final me armé de valor y decidí irme de mi ciudad. Mi madre ya lo tenía más que asumido, yo no. Necesito empezar de cero, y mejor en una ciudad donde nadie me conozca. Así que he cambiado de comunidad autónoma. Yo soy de Badajoz. Por cierto, pueden tutearme, aún soy joven.
-Bien, María, ¿Tiene algo que ver que hayas visto esos malos tratos en casa para que tú tengas relaciones sexuales donde dejas que te dominen?
Ahora la mirada de María denotaba rabia.
-Perdone inspectora, pero...¿Por qué cojones relaciona una cosa con la otra?
-Dímelo tú, María. Yo sólo he preguntado. Porque por lo que sabemos, estás metida en aplicaciones en internet para mantener sexo ocasional con desconocidos, y además sexo duro.
María dejó de mirar a Vanesa para mirar directamente al suelo. Estaba muy avergonzada por haber sido descubierta. Y sí, ella sabía que en realidad sí tenía que ver el haber visto siempre a su madre en una actitud sumisa con su padre, con que ahora que era mayor de edad, ella inconscientemente hubiera copiado la misma actitud que su madre ante situaciones de malos tratos o de abuso. Era lo que había visto en casa, y sin ella quererlo, había copiado los mismos comportamientos de su madre cuando a ésta la maltrataba su marido. Pero ella lo negaba, y así misma se engañaba pensando que disfrutaba cuando la dominaban. Y la realidad era bien distinta. Siempre que tenía sexo duro con alguien, luego llegaba a casa llorando y lo primero que hacía era pegarse una hora en la ducha para quitarse de encima el asco que se tenía así misma.
-Bueno...Inspectora. En realidad sí me gusta que me dominen en la cama. No hay nada de malo en ello, ¿No?- Mintió la mujer porque se vio acorralada por Vanesa.
-No, tienes razón, perdona. ¿Tú has llegado a acostarte con un hombre cuyo apodo es "eldepredador"?- Además de preguntarle directamente por el nick que usaba Álvaro, sacó de su cartera la foto que le dio Álvaro padre de su hijo y se la mostró a María.
-Sí, me he acostado con él un par de veces. ¿Por qué me lo preguntan?
-¿Hace mucho de eso?¿O hace poco?-Si hacía poco tiempo que habían intimado, y si encima había sido en ese domicilio, quizás podrían sacar alguna prueba de Álvaro de ADN.
-No, hace ya tiempo que no intimamos. Además...Yo me acuesto con más hombres, no sólo con él.
Ahora fue Vanesa la que la miró sorprendida. Para la inspectora, esa chica necesitaba una buena terapia para quererse así misma y hacerse valer.
-Muy bien. ¿Nos puede hablar de él?
-¿Qué quieren saber?
-¿Cómo es él de trato? ¿Cómo es en la cama?
-Él es un hombre muy inteligente. Es guapo para mi gusto. Pero me llama la atención que no hablaba mucho. Era parco en palabras. Pero lo guapo que es suplía que hablara tan poco. Y bueno, aún viendo que no era un hombre de hablar mucho, se veía que es listo. Pero me llamó la atención que cuando comenzamos a chatear, me preguntó de qué color tenía el pelo. Se ve que le gustan rubias, ya ven.
Vanesa y García se miraron sorpresivamente. Ellos ya sabían que Álvaro sólo quería intimar con mujeres rubias, como lo era su madre, para hacerles pagar a ellas todo el odio que sentía por ella.
-¿Y en la cama?¿Cómo era?
-En la cama, joder, el tipo se transformaba. Sus ojos eran aterradores cuando me miraban. En la vida había visto una mirada tan gélida y vacía como la de ese hombre. Saben, lo hicimos un par de veces. Pero él se metía tanto en el papel de dominante que la última vez llegué a temer por mi vida. Cuando estábamos en la cama, desnudos, me quiso poner unas bridas en las muñecas y un pañuelo en el cuello. A lo de las bridas me negué. Y bueno, con el pañuelo, estuve a punto de perder el conocimiento, sino llega a ser por mi vecina que justo tocó al timbre para devolverme una chaqueta que le presté. Joder, me pegué un buen rato tosiendo. Me costó recuperar la respiración. A raíz de eso ya no volví a quedar más con él. Tuve mucho miedo. Creo que si no hubiera sido por mi vecina, ahora no estaría aquí hablando con ustedes.
García y Vanesa se quedaron bloqueados cuando María reconoció que Álvaro estuvo a punto de matarla. Además había usado con ella bridas, como lo hizo con Pilar.
-Tuviste suerte, María, mucha suerte. Álvaro está en busca y captura por haber asesinado a dos chicas. ¿No has visto su foto publicada por todos los medios de comunicación?
-No, ni veo la televisión ni leo el periódico. Nada. De hecho, como pueden ver no tengo televisión.Trabajo en una cafetería todo el santo día. Y cuando llego a casa estoy muy cansada. Llevo poco tiempo trabajando aquí. ¿Y dicen que se llama Álvaro? Él nunca me dijo cómo se llamaba, yo tampoco lo hice. Mejor así. Pero, joder, esperen, ¿Ha matado a dos mujeres?
-¿Y no sabes más o menos cuándo fue la última vez que intimaste con él?
-Pues quizás hace cuatro meses. Pero lo conocí creo hace unos siete u ocho meses. La primera vez que nos acostamos juntos sería hace siete meses.
Vanesa comenzó a pensar. Si fue hacia siete meses, podría haber practicado la dominación con mujeres de la aplicación de citas, y luego al mes lo quiso llevar a cabo con Pilar. Eso sí encajaba.
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El cine splatter o Gore es el subgénero del cine de terror y cine de explotación el cual se enfoca en la violencia gráfica en extremo tornándose visceral y sanguinario, donde se teatraliza la mutilación.