Todo lo que hago es por amor...

By nharukii

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Este es un borrador - versión antigua de ghost boy, resubo el fanfic para aquellos que no pudieron leer esta... More

1 ! Un comienzo es un buen paso.
2 ! Un olor familiar.
3 ! Te odio.
4 ! Es un capricho.
5 ! Una primera vez.
6 ! Detente.
7 ! El amor duele.
8 ! La obsesión.
9 ! Te amo.
10 ! Tóxico.
11 ! Auron.
12 ! Perdoname.
13 ! 5 meses.
14 ! la letra pequeña.
15 ! Un golpe por una promesa.
16 ! El ciclo.
18 ! Un plan.
19 ! Lo viví.
20 ! Wilbur.
21 ! Excusas.
22 ! El justiciero.
23 ! No sé qué hacer sin ti.
24 ! Como un verdadero policía.
25 ! infinito.
26 ! lo hago por él.
27 ! Sera un adiós?
28 ! Tengo miedo.
29 ! Enamorado del capricho.
30 ! Un beso 0 romántico.
31 ! Tu pequeño secreto.
32 ! una boda en traje de rojo.
33 ! la liberación de Satán.
34 ! Maravilloso.
35 ! La verdad.
36 ! El orígen.
37 ! la familia.
38 ! Mamá, no quiero morir.
39 ! El reencuentro.
40 ! Mi turno.
41 ! Te ayudaré.
42 ! La revelación.
43 ! Eres egoísta.
44 ! Huye de aquí.
45 ! La tinta de mi corazón.
46 ! Eres fuerte.
47 ! El calor del cuerpo.
48 ! El cerdo escapando de la celda.
49 ! Porque si yo cargo con la pena.
50 ! Desquitate con mi cuerpo.
51 ! La muerte nos separó.
52 ! Creo que te extrañare por siempre.
53 ! Es tu decisión.
55 ! Piensa en ti.
56 ! Un eclipse.
57 ! El karma.
58 ! Para ustedes. ( 5 meses )
59 ! La respuesta. ( 8 años )
60 ! Tu belleza nunca me asustó.
61 ! ¿Eran algo?
62 ! Pijama de ositos.
63 ! Oh, ¿quien es él?
64 ! No tienes perdón.
65 ! El gorro.
66 ! No puedo odiarte.
67 ! La llamada.
68 ! Llegó tu hora.
69 ! Sé fuerte.
70 ! Fue lo que querías.
71 ! Veredicto final.
72 ! Los amo.
73 ! Bienvenido.
74 ! No te encierres.
75 ! Es el último regalo.
76 ! No te define.
77 ! Cereza.
78 ! Sí lo amas, déjalo ser feliz.
79 ! Te esperare.
80 ! Empieza un segundo paso.
Epílogo.
Todo lo que hago es por amor.
Extra. I
Extra. II
Extra. III
Feliz Navidad 2023 !

54 ! Cupido, cómo puedes ser tan cruel?

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By nharukii

Jadeó fuerte, el pecho dolía y su corazón también, pusó entre los dedos de sus pies un par de calcetines oscuros, estableció un par de botas sobre los mismos.

— ¿Listo? — Luzu preguntó desde el marco de la puerta viendo como quackity vestía sus últimas prendas, claro que no vio su piel en ningún momento, habían establecido reglas.

— Sip. — asintió con la cabeza baja, sus ojos estaban más que agotados. Partió el camino usando en su hombro una pequeña mochila azul con estampados amarillos de pequeños patos, cosa que le había regalado su padre hace años.

Comenzaron a caminar sobre aquellas calles pamimentadas, forzandose a mantener aquella distancia que sería fundamental, al menos un metro de distancia llevaban de lo nerviosos que estaban.

Sonrió una vez llegar al establecimiento, era una parecida clínica pero veía a su amigo temblar al casi pisar el pavimento, era obvio que quackity estaba asustado, más que cualquiera en ese momento.

— Tranquilizate. — luzu no podía evitar sentir ese impulso de querer mecerlo como un bebé, o querer unir sus labios para calmarlo, pero no podía, porque después de todo no era la persona correcta.

— Ven. — acarició su hombro con una sonrisa amigable señalandole la entrada al edificio plomo. Quackity suspiro y entre sus dientes salió un pequeño gemido de los nervios al pisar más pasos.

Estaba desorientado, pero su orgullo no le permitía expresarlo, aunque era bastante claro por la forma en la que se baleanceaba de forma oscilar.

— Si, disculpe, tenemos cita con ellos...— le entregó unas dos tarjetas a la encargada de recepción sonriendo ansiosamente mientras el rostro de la señora parecía inconcluso.

— Ya veo, Williams Luzu y Wembley Quackity...nombres extranjeros. — dijo indiferente, pero antes de poder darse cuenta ya les habían dado el paso a las dos salas separadas.

— Te espero después. — murmuró luzu dándole palmadas en la espalda contraria, pero quackity no aceptó el afecto, apresuró el paso.

— ...adiós. — dijo luzu para si mismo antes de escuchar aquel portazo, al menos agradecía que la molestia hiciera que quackity se alejara más rápido, sin más dio más pasos a su destino.

(Pov Quackity.)

Había entrado en aquella habitación sin pensar, se encontraba con un hombre poco mayor que él, tenía una etiqueta sobre su pecho que marcaba el nombre "Juan".

— Uhm...¿Wembley? — susurró el chico tosiendo levemente por aquel té que había tomado de la figura.

— Ah, sí. — comenzó a entrar en pánico, estaba dentro una habitación solo con un hombre mayor a él, pero rápidamente el ambiente cambió.

— ¡Buenas, mi nombre es Juan! Hace un tiempo que no tengo pacientes nuevos, así que bueno, vamos a empezar, ¿te parece? — quackity no estaba seguro, estaba torciendo la manilla de la puerta con terror antes de tratar de sentarse en aquel sillón.

— Hey, está bien, señor Wembley, usted me puede decir cuando se sienta cómodo. — estaba dudando realmente, temblaba y sudor salía de su piel, no sabía si podría contener aquellas lágrimas de dolor pero finalmente decidió tomar asiento.

— ...buenas tardes. — respondió en voz baja a lo que Juan sonrió.

— ¿Quiere presentarse, señor Wembley? — Juan posicionó sus dedos sobre un cuaderno antiguo sujetando en su otra mano un par de lápices a tinta.

— ...mi nombre es Quackity Wembley, tengo 19 y me gustan los patos. — su voz era bastante baja, su garganta dolía y su vista permanecía sobre el suelo con sus pupilas desaparecidas.

— Ya veo, Señor Wembley, ¿no tiene más que decir? — empezaba a titubear con nervios en su corazón, se estaba equivocando incluso empezando una sesión de terapia.

— Uhm, yo...me gusta cantar. — sus ojos se estaban poniendo aguados a lo que Juan reaccionó con una sonrisa.

— No tiene que sentir miedo, señor Wembley, si no quiere abrirse no tiene que forzarse. — comenzó a abrir alguna pauta sobre la hoja.

— ¿Cómo se siente últimamente, señor Wembley? — quackity se abrazó así mismo presionando su estómago que ardía como el infierno.

— ...bien. — "Estúpido" pensaba cada vez que decía esa basura, porque se estaba torturando una y otra vez escondiendo la mierda que le había estado pasando.

— ¡no! Uhm, perdón. — se retractó, por un segundo su garganta se llenó de saliva.

— Está bien, tenemos mucho tiempo, señor Wembley. — no quería abrir su boca, pero habían dos partes de él rotas que parecían tener una guerra interna, se sentía fragmentado en piezas.

— ...no lo sé, no sé cómo me siento. —

— ¿Ha hecho algo que lo puso feliz está semana, señor Wembley? — tragó saliva viendo aquella expresión cálida.

— ...pasé tiempo con luzu. —

— ¿Luzu? ¿Quien es? — anotaba sobre el papel torcido aquella respuesta, pero quackity no lo había notado.

— El chico que me gusta, uhm, creo que éramos algo antes pero me terminó. —

— ¿La pasaron bien en su momento? — quackity comenzó a botar aire.

— Se mudó a mi edificio, así que pasamos la noche y día juntos, cocinamos juntos, me hizo leche caliente y leímos algunos de mis libros juntos. — Juan empezaba a mover la muñeca de su mano anotando lo que sea que pintara aquella tinta.

— Se oye como un buen chico, ¿me equívoco? —

— Heh, no, no se equivoca, es un...chico maravilloso. — antes de poder responder una confianza rompió el silencio interno.

— Es solo que a veces me da mucho miedo estar con él a solas. — Juan cambió su expresión a una comprensiva, abrió sus oídos como platos hondos.

— ¿Por qué? — su tono y voz eran suaves como una nube.

— ...uhm, es...yo hace un tiempo. — no podía hablar, había captado la entrada forzosa de sus palabras que lo llevaron a un barranca, pero no podía detenerse, empezó a respirar de más.

— Trate de inhalar y exhalar. — quackity siguió aquellas instrucciones con temor, hasta que logró reponerse.

— Cuando me mude a mi departamento, era compartido como cualquier otro cliché...fue cuando conocí a Rubén Brown. — Juan se sorprendió, sabía que estaba lideando con un caso fuerte en su lista de pacientes pero no había especulado que Quackity sería aquel.

— Me obligó a hacer cosas...bueno, la mayoría dice que él me violó, pero no puedo dejar de pensar que fue mi culpa. —

— No era débil físicamente, sé pelear y tenía toda oportunidad de escapar en cualquier momento, duele tanto que en ningún momento haya pensado que fue culpa de Rubén que me hiciera ese terrible daño...si tan fuerte soy como todos dicen, ¿por qué no me pude defender desde antes? Quizás solo estaba tan solo que necesitaba algo que me diera un propósito, y el estar con él entregándole cada pedazo de mi cuerpo hizo que por dentro me pusiera feliz. —

— No es justo todo lo que hice, no es justo todas las vidas que quité por mi responsabilidad, ni siquiera ahora puedo decir que no lo extraño, que en parte no extraño lo mucho que odiaba amarlo. —

— Se siente estúpido ser tachado de víctima cuando pude haberme ido en cualquier momento, que pude hablar siempre pero me callé, y lo peor es que perdí la oportunidad de tener un novio como luzu por la culpa del cupido porque decidió hacerme sufrir como ser feliz de la peor forma, ¿¡por qué tuve que aguantar todo?! —

— Porque tenías miedo. — respondió Juan terminando de poner la hoja en su cuaderno amarrado con el lápiz rodante.

— ¿uh...? — tragó aire.

— Los violadores siempre tendrán una característica que resaltar y es la manipulación, el poder de sujetar un objeto y moldearlo hasta crear una fantasía perfecta, espléndida que atrapa a cualquiera, llegan a formar un sentimiento. — agarró desde su bolso un pedazo de masa moldeable, mostrándole gráficamente aquella metáfora.

— Esta masa representa tu percepción del amor y de la felicidad, y mi mano representa la de Rubén. — comenzó a formar un pequeño y fino delfín.

— Te convenció que este adorable y lindo animal era el ser más hermoso del mundo, pero cuando le dejas el tiempo suficiente en reposo éste se endurece como piedra. — dejó la figura en la mesa de cristal.

— Pero los delfines poco y nada se distinguen de los humanos, son animales violentos que pueden usarte por la espalda con la idea de cautivarte, Rubén hizo que su forma de "amar" se viera como una figura tierna sobre tu cabeza. —

— y esa forma termina siendo una farsa, una fantasía que pretendía hacer eso; engañarte por completo, y lo logró porque eres un ser humano, señor Wembley. —

— No importa si alguien es físicamente musculoso, tal vez se baña en el gym y su habilidad es maravillosa, porque si es débil...aquí. — apuntó a su cabeza.

— Entonces no hay razones para defenderse, porque alguien más te manipuló dejandote caer en un risco peligroso lleno de espinas bajo el suelo. —

— Lo que quiero decir, Wembley, es que tú no estas solo, no eres estúpido por pensar de tal forma, no podías protegerte en ese estado, es algo normal y común en las personas y jamás deberías sentirte culpable de reaccionar como una víctima. — sujetó la figura del delfín y la entrelazó con la mano de quackity que estaba fría por el ambiente.

— Este va a ser la percepción que tienes ahora sobre el amor, y cuando estés listo, vas a aplastar aquel delfín. — quackity sonrió limpiando las lágrimas saladas sobre sus mejillas, sujetaba la figura con sus dedos temblando.

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