43 ! Eres egoísta.

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Willy estaba ansioso, Fargan mantenía la distancia lidiando con el caso como pudiera incluso siendo que Will le dijera directamente que quería ayudar.

— Quiero ayudar, realmente quiero ayudar. — dijo el rubio con expresión deprimente, Fargan entendía la desesperación pero sin más sujetó uno de sus hombros con los dedos de sus manos.

— Mira, te avisare cualquier cosa, pero ya les he metido bastante mierda últimamente, déjenmelo a mí personalmente. — sonrió pero eso no convenció a su amigo.

— ¿Cómo va la investigación? — fargan rodó los ojos.

— Es confidencial. —

— Me lo debes después de ilusionarme. — suspiró, era verdad que le hizo muchas expectativas con el tema de cooperar sobre el caso.

— Estamos revisando la hora y lugar de salida de Quackity, las cámaras de la recepción y de algunas cuadras siguientes lo captaron corriendo del lugar. — susurró.

— Y donde llegó? —

— No tenemos aún todas las órdenes, sospechamos que llegó muy lejos. — suspiraron los dos, si era así tenían mucho que retirar, los vecinos se negaban a cooperar sin una orden y este caso estaba estresando a todos por completo. Willy se había estado quedando sobre el departamento de luzu y Quackity hasta entonces.

— Yo quiero.. —

— Ni hablar, Willy, tienes que vigilar a luzu, por favor. — Willy suspiró, era verdad, luzu estaba más que inestable por la desaparición del menor, tenía que consolar aquellas penas hasta que pudiera hacer algo en grande.

— Sí, pero por favor llamame cuando tengan la maldita dirección. — Fargan asintió de mala gana, no quería exponer a nadie pero si quería ganar, necesitaba más que refuerzos.

(...)

Luzu estaba sobre el suelo de la cocina, se había levantado para ir a buscar algo de agua, pero de inmediato recordar lo sucedido hizo que entrara en pánico. Había revolcado el vaso roto sobre el suelo, de hecho parte de sus rodillas estaban cortadas.

Estaba con algunas pequeñas heridas incrustadas en su piel que sangraba, eso lo empezaba a molestar cada vez que tomaba un vidrio y lo dejaba sobre el basurero.

La ausencia se Quackity era algo presente hasta cuando respiraba; no soportaba no verlo. Quizás ya había aceptado que solo podía ser feliz si tenía al menor para si solo.

Pero no podía hacer nada para cambiarlo, no tenía ganas de hacer nada en ese estado tan patético como la crisis. Ver los vidrios pegados en el suelo de la cocina le parecía curioso, porque así se sentía su mente a ese punto.

Cuando tocó uno su dedo sangró provocando un chillido, pero lo dejó pasar. Le había dado una idea, porque si quackity no estaba allí, no tenía nada por lo que vivir.

— Perdón. — dijo para si mismo antes de sujetar el mango de un cuchillo de cocina que se encontraba en la mesa de centro de la mencionada. Lo sujetó en el aire antes de caer sobre arriba de su muñeca, apuntaba a una de las venas que se notaban ante la palidez de su piel.

Estaba cortando de forma fría mientras caían gotas de sangre al suelo, empezaba a llorar y a quejarse del dolor; pero no era el dolor de los cortes que le dolían, era el emocional. Hasta que la puerta lo interrumpió a medio camino, Willy había encontrado la escena de sangre sobre la ropa y piel de luzu.

— ¡Dame eso! — Estaba en pánico, le arrebató el arma de cocina sobre las manos de luzu dejándolo lejos de aquel alcance.

— Dios mío, estas sangrando...— lágrimas empezaron a caer sobre las mejillas de Willy, se sentía aún más inútil ver a uno de sus mejores amigos querer hacerse daño por su incompetencia. Agarró su muñeca llevándolo al baño con cuidado.

Todo lo que hago es por amor (Borrador) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora