4 ! Es un capricho.

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— Mierda rubius, ¿¡qué le has hecho?! —

— Tuvimos sexo y ahora es mi novio, ¿cúal es el problema? —

— El problema es qué te conozco, sé cuando me mientes, y por su estado estoy seguro que eso no fue consensuado. —

La cara de rubius cambió a una fastidiada.

— ¿Pretendes que soy un mounstro que viola a su compañero de departamento? No seas gilipollas, pensé que eras más inteligente. —

— Si me entero que le haces algo le diré a la jodida policía, me importa una mierda si me llevan también a mi por ser un drogadicto. —

Fue cuando la discusión terminó, Alexis apenas podía respirar con naturalidad.

(...)

Alexis era un chico común, buena familia y humilde entorno, pero a veces se lamentaba de no poder entender lo que era vivir mal como sus amigos.

Especialmente rubius, nunca pudo hablar directamente de su pasado, pero los rumores afirmaban que había sufrido mucho, y estar así de conectados le hacía sentir lastima.

Ellos eran como hermanos, siempre estaban juntos, incluso desde los 13 años, claro que rubius había repetido curso un par de veces pero unos 2 años no es mucho, pensaba Alexis.

Lo estuvo acompañando en sus tareas, en sus labores, en sus castigos, y sobre todo la primera vez que tuvo que decirle a su familia que era parte de la comunidad "LGBT+".

Él estaba ahí, lo apoyo más que nadie en el mundo y por ello lo conocía, lo quería y amaba como si fuera su familia.

"Pero por mucho que ames a alguien no puedes sacar créditos a sus acciones" decía Alexis cada que regañaba a rubius y lo visitaba en la cárcel.

Sabía que su hermano era un mal chico, era alguien quien bebía, drogaba, peleaba, y muchas veces escuchaba que se acostaba con cualquier persona que fuera sumamente débil emocionalmente.

No sabía ni quería creer que él haría algo como abusar de alguien así que nunca lo pensó hasta que conoció a Quackity.

Por primera vez conoció a una víctima de su "hermano" pero esta vez tenía que averiguar lo que sucedería.

— " Necesito un trago. " — Pensó Alexis mientras salía del departamento de rubius.

(...)

— ¡lusu! — gritó el chico viendo como la puerta del departamento se abría.

— ¡Quackity! — respondió el chico sacando su abrigo negro que cubría parte de su cabeza.

— No era necesario venir. — dijo de forma modesta.

— Está bien, no tengo nada que hacer. — sonrió.

Pero en ese momento luzu pudo ver cómo los ojos de quackity estaban perdidos y borrosos, sus ojeras crecieron demasiado rápido, podía ver cómo el color de estos marcaban que había estado llorando, tenía el pelo despeinado y estaba en pijamas, menos por la camisa que estaba seguro que era de rubius.

Pero eso no importaba, le importaba el cómo se sentía.

— ¿Estas bien? — susurró precavidamente para evitar que se asustara, y el de pelo negro al notarlo sonrió, era la primera vez que hacían eso por él.

— Si, noche difícil. — respondió en voz baja.

— Lo entiendo. —

Rubius se acercó tomando de la cintura a Quackity con tan poco cuidado que hizo que el mismo soltara un quejido, desconcertando a luzu.

Todo lo que hago es por amor (Borrador) Where stories live. Discover now